Fenrir había madrugado como de costumbre para realizar sus rituales y desayunar frugalmente. Su comida diurna consistía en una ración de frutos secos y raíces seleccionadas de la propia huerta que sus discípulos mantenían en una parcela del templo.
Una vez estubo listo y satisfecho con lo ingerido, salió de su habitación de camino a encontrarse con la partida de caza que ya debía estar bastante nutrida a esas horas de la mañana. El monje pasaba entre la gente saludando uno por uno, a conocidos y extraños por igual. Se le veía animado, aunque de momento no soltaba ninguna de sus habituales predicas.
- Bienaventurados sean, cazadores diurnos. Los dioses se complacen desde lo alto...
Knut empezaba a ponerse nervioso. Había acudido quizás demasiado temprano y la visión de aquel infame le estaba retorciendo las tripas. Sólo pensaba en coger el hacha y partirle el cráneo en dos, para después coger sus sesos y comérselos poco hechos.
Decidió que lo mejor para calmar su imperiosa necesidad de sangre.. era beber un poco de la petaca. Estaba sólo, ninguno de sus compañeros de viaje se le acercaba .. y los veía reunirse y cuchichear - valiente forma de disimular tenían - , algo que no ayudaba en absoluto a distraerse y pensar en otros menesteres.
El trago fue largo y amargo, pero complaciente. Había sido una buena idea llevarla encima, calmaría su ira.
Ante el consentimiento de su prometido, Halldora se lo llevó ligeramente aparte, pues sabia que lo que le iba a plantear no debia hacerlo en publico... No se miraria con buenos ojos que contradijese a su futuro esposo de esa forma. En su rostro se adivinaba una ansiedad que no tardó en poner en palabras, con un tono de voz que sonaba a suplica y temor.
Sieg, querido... Se que acordasteis que yo me quedaría aqui, pero lo he consultado con la almohada y no desearía alejarme de ti dadas las circunstancias. Sabes que soy buena con el arco y que disfruto con la caza, dejame acompañarte y para estar a tu lado si llegases a necesitarme.
Halldora se llevó a Siegrfried aparte unos momentos para hablar. Mientras al otro lado podian ver cómo ella le hablaba, Ragnar, con su caballo ya ensillado y listo, vistiendo ropas de cuero cómodas y poco vistosas (muy apropiadas para una cacería donde el agua o las ramas podían estropear una buena prenda), alzó su voz para dirigirse a todos los demás.
¡¿Todos listos?! ¡El venado no se caza solo!
Un coro de carcajadas acogió sus palabras, mientras otros se limitaban a sonreir. La mayoría asintieron y comenzaron a dirigirse a sus monturas. Mientras, el joven comenzó a dar instrucciones.
Bien, los Alberick, Lord Vidgis y mis dos espadas juramentadas batiremos el bosque norte, Herr Draangar - un fornido caballero que debía ser el maestro de armas del clan asintió al escuchar su nombre - dirigirá otra partida hacia el oeste...
Continuó distribullendo a los hombres de su clan para que actuasen como guias de los distintos grupos en que dividió a los cazadores. El joven se mostraba bastante inteligente con esa acción, pues la caza no era una tarea facil de realizar en grupos demasiado nutridos que podian espantar a las presas.
Knut lamentó el cruel requiebro del destino. Que se dividieran en grupos y le tocase justamente con Lord Vidgis era lo peor que podía ocurrir. Lo iba a matar en un despiste, le clavaría el dorso del hacha en la nuca y tiraría para sacarle todo el esqueleto.
De nuevo la ira podía nublar sus entendederas, dio otro trago al licor e intentó pensar en otra cosa. Quizás si degollaba o sacrificaba algún animal se tranquilizaría.
El viejo cazador deberia estar encantado por la posiblidad de ir de caza en esas tierras, que seguramente serian un reto mayor a sus propias tierras que conocia como las palmas de su mano,el pero el transfondo de cuando estaba sucediendo y el enconado odio de Knut por Vidgis lo tenian preocupado en demasia. Su compañero no era conocido por su paciencia y mucho menos por su sobriedad y sin Markus para intentar ponerle un freno no sabia que podia pasar.
Se situo delante de la comitiva listo para ayudar a guiar la caceria Solo espero que los que seamos cazados no seamos nosotros.
Esta bien Halldora. De hecho me encantaria que me acompañases. Me siento mas tranquilo contigo a mi lado.
La sonrio ampliamente.
Aunque pueda sonar como un cumplido en realidad me sentaba mal dejarla alli, sobretodo despues de la mala experiencia que habia tenido hace no tanto.
Sigfried comenzo a preparar asi mismo su caballo, dispuesto para la caceria.
Todos se dispusieron al fin para la cacería. Para sorpresa de casi todos, sobre todo de Ragnar, Halldora pidió un caballo para ella y montó tras su prometido, ahora con una sonrisa radiante. Tras una orden del joven Bors todos se pusieron en marcha hacia la salida donde ya se dividirían las distintas partidas de caza.