Partida Rol por web

Despiertas de un pesado sueño. Antes de abrir los ojos aún tienes imágenes en la mente: camillas de hospital, inyecciones, drogas... "he tenido pesadillas". Notas que la superficie sobre la que descansas es más dura y fría de lo habitual, no parece tu cama...

"Un momento, ¡no estoy en mi cama!" El pulso se te acelera. Intentas buscar una explicación lógica: "¿estoy en el suelo de mi habitación? ¿me he desmayado en la cocina?" Empiezas a comprender que no era un sueño... no quieres comprender, no quieres creerlo, no quieres que sea verdad. Permaneces inmóvil por el miedo, te da miedo abrir los ojos y confirmar que esas pesadillas eran ciertas.

Aún en el suelo, poco a poco abres los ojos, una luz blanca lo invade todo. No recuerdas cómo has llegado hasta aquí, no reconoces este lugar. Tienes la visión algo borrosa. El lugar te parece demasiado extraño para ser real. Las drogas que aún recorren tus venas incrementan esa sensación de irrealidad. Estás solo.

"¿Dónde estoy?"

"¿Donde estoy?" Aquella pregunta invadió con fuerza su mente, mientras el pánico le forzaba a ponerse de píe e irse rápidamente hacía una de las esquinas (sin poder precisar a cual, pues todas eran iguales). El blanco que predominaba llenaba sus ojos, que se iban de punto a punto, de linea a linea, y de cruce a cruce de estas. 

Giró la cabeza a todos lados, pero no veía nada diferente. Cuando pasaron los primeros minutos, y se acostumbro al lugar (pero no al encierro), decidió moverse, y acercarse a lo que podía ser el centro de aquel cuarto cúbico. Observó hacía arriba, abajo, y cada uno de los lados de aquel cubo, para convencerse de que es lo que estaba viendo.

Phillip camina por el cubo describiendo un círculo y deteniéndose justo en el centro, sobre una plataforma cuadrada negra. En el mismo instante que la pisa (segundos de 0:28 a 0:32):

http://youtu.be/2m1aCPB_Ni8?t=28s

La compuerta se abre bajo sus pies. Esto le coge por sorpresa y no consigue asirse a nada, se golpea contra el marco de la compuerta y cae al vacío. Durante la caída, y por la impresión, Phillip suelta un fuerte grito.

Se golpea contra el suelo sobre el brazo izquierdo, cargando sobre él todo el peso de su cuerpo, haciendo palanca y partiéndose el húmero. El dolor es insoportable y grita de nuevo. - ¡Joder! (Pierdes un punto de Salud Física y no puedes usar el brazo izquierdo, el dolor va en aumento, debes hacer algo al respecto).

Cuando Phillip consigue orientarse, se toca con la mano derecha el brazo izquierdo y se percata de que lo tiene roto. Esta sala es blanca también. Igual que la de arriba. "La compuerta del techo se ha cerrado, ¿durante la caída?" Oyes un pequeño ruido que acaba de empezar en esta nueva sala, es un ruido como de tubería, a gas. Notas que algo no va bien, empiezas a notar algo de calor, tienes la sensación de que pesas más, el aire empieza a oprimirte. La presión en la sala está aumentando.

Sin embargo el tiempo pasa y no ocurre nada desagradable, sólo sientes un débil dolor en los oídos, que seguramente pasará en cuanto salgas de esta sala.

Sujeto mi brazo izquierdo con el derecho. Puedo sentir el dolor punzante de la fractura. No podía creer su mala suerte. Despertar en un lugar del cual no tenía ni las mínima idea de como llegó, y además, y ya se había roto el brazo. ¿Que mierda es todo esto? Escucha el pitido en los oídos, y el sonido de las tuberías. No le costó comprender que de alguna forma el lugar se estaba llenando de algún gas que le estaba ahogando. Había reparado cocinillas, y sabía bien lo que una fuga de gas podía hacer.

Observó hacía el techo. Trataba de respirar lento, y no agitarse para no absorber mucho gas, aunque era una tarea dificultosa por los nervios. Seguía mirando hacía arriba, cuando notó que al pararse en el cuadro del centro fue que cayo. Se acercó a uno de los laterales, el que tenía a su derecha, y extendiendo con cuidado su brazo sano presiono el cuadrado negro del centro.

Subes la escalerilla agarrándote con una sola mano. Tocas la placa negra y ante ti se abre una sala exactamente igual que la sala en la que estás. También blanca, aunque aparentemente en calma y sin ruidos de gases.

El brazo te duele muchísimo. El hueso roto se mueve rozando los músculos y los nervios. Sabes que puedes desmayarte del dolor. Y empiezas a marearte por la presión de la sala.

Pasa a la otra sala con el mayor cuidado que puede, pero es imposible. Cada movimiento que hace, por mínimo que sea, le recorre todo el cuerpo. A la respiración agitada se suma la sudoración fría del cuerpo. Apenas y puede no llorar, aunque las lagrimas l

Paso a la otra habitación con el mayor cuidado que puedo, tratando de no mover mucho el brazo, pero es imposible. Cada movimiento que hago, por mínimo que sea, produce una descarga de dolor que le recorre todo el cuerpo. A mi respiración agitada se sumaba la sudoración fría, y el debilitamiento general. Podía sentir la vista nublada. Tal era el dolor, que apenas y podía controlar que las lagrimas y los gritos escaparan de mi boca.

Observó a todos lados, no veo nada diferente, pero algo me empuja a seguir moviéndome. Me acerco a la sala inmediatamente a la derecha mía. Realizó el mismo procedimiento, para saber si es que puedo seguir moviéndome. 

Estás mareado por el dolor, pero mientras no muevas el brazo bruscamente puedes mantener un mísnimo de dignidad y concentración. Al entrar en la sala la compuerta se cierra. Notas una leve bajada de intensidad en las luces. Como eres mecánico piensas que algo debe estar consumiendo esa energía. Frente a ti uno de los perfiles metálicos de la pared se desprende y describe un giro sobre una bisagra. Es una cuchilla. Cuando termina de describir el semicírculo vuelve a su posición y se detiene. Ahora es otra la que hace el mismo movimiento, primero muy rápidamente, luego vuelve a su posición original lentamente. Los perfiles se van sucediendo sin un orden aparente, ahora del techo, ahora de la pared de la derecha... ¡uno ha estado cerca de alcanzarte!

Intentas adivinar el patrón que define qué perfil va a moverse, pero estás demasiado aturdido para conseguirlo. Sin embargo, consigues evitar las distintas cuchillas durante varios minutos, dando tumbos de un lado a otro de la sala, hasta que finalmente cesa su movimiento.

Ahora hay calma, las luces vuelven a iluminar la estancia en su máxima potencia. Silencio. Estás sudando por el esfuerzo, y el brazo te produce un fortísimo dolor. No puedes dejar de gritar.

Incapaz de seguir conteniendo las lagrimas por el dolor que me provoca el constante movimiento, me largo a llorar. La desesperación se ha apoderado de mi. Lo mismo hacen la confusión y la frustración. 

No me siento capaz de seguir moviéndome, por lo que trato de ponerme en una esquina, quizá el lugar más alejado para una cuchilla que se mueve circularmente. Me quedo allí, observando el lugar, mientras las lagrimas salen de mis ojos, y los gemidos adoloridos por mi boca. 

- ¿Q-qué mierda es este lugar?... -

Estás llorando, desamparado, acurrucado en un rincón del cubo. Un sonido de pistones que viene de arriba te hace abrir los ojos con pánico. Casi sin querer hacerlo miras hacia el techo, la compuerta está abierta, y ves a una joven morena asomar la cabeza y balbucear con voz débil y temblorosa:

-¿Hola...?