Partida Rol por web

El primer número es el de la puerta que acabáis de atravesar. Lo que está entre paréntesis indica los números que véis en las puertas de arriba, abajo / laterales)

Te despiertas. Impresionado, abres los ojos como platos. Estás en una sala cúbica, compuesta por paneles cuadrados traslúcidos que emiten una molesta luz roja. En el centro de cada una de las paredes, incluyendo suelo y techo, hay una especie de compuerta con una manivela en el centro y un número grabado (los del título de la escena)*. Te miras. Llevas un mono gris sin bolsillos y unas botas baratas negras. En el lugar donde debería estar el bolsillo de la camisa hay bordado un escueto "John". Estás algo aturdido, te duele la cabeza y te cuesta enfocar.

Muero de sueño y no puedo dejar de pensar en ti. No quiero dormir porque es una sensación placentera pero, podría existir una posibilidad de soñar contigo si me quedo dormido. Estoy en una encrucijada. Si hay algo que me brinda el dormir es paz a mi mente, pero existen algunos minutos en donde no se si estoy despierto, dormido o existo y son esos momentos donde me lleno de angustia, te me escapas antes de soñarte. ¿Es que acaso mi mente no puede vivir sin ti? ¿O es que no quiere?

-¡¡Susan!!-

Me despierto sobresaltado de lo que supongo que es una pesadilla. Sudado y conmocionado. No se si estoy vivo o muerto ni el tiempo que llevo encerrado entre paredes. Miro a mi alrededor tras recuperar un poco de cordura y gracias al apoyo de la pared consigo levantarme. Al dar los primeros pasos me doy cuenta de que aún no estoy vivo y tengo ligeros recuerdos de lo ocurrido.

Palpando la pared con mis manos trato de ubicar algún punto hueco en ella. Eso me indicará que se puede romper y se podría escapar. Aún que lo que no se es como...

-¿Que coño es todo esto?. ¡¡EH ME OYE ALGUIEN!! ¿!!HAY ALGUIEN AHÍ!!?- Lo único que veo son varias compuertas cerradas y con un número gravado en cada una de ellas. No entiendo nada. Así que abro la compuerta que está abajo.

La compuerta se abre cuando giras la manivela. Sin que hagas ningún esfuerzo más, suena ruido de descompresión y la compuerta se mueve unos milímetros hacia arriba y luego hacia un lado. Debajo, tras unos centímetros de "pasillo" (1 m x 1 m x 30 centímetros de profundidad) hay un muro negro, quizás de mineral. Está frío.

Apenas han pasado unos segundos, y la compuerta del suelo se cierra. Se abre una de las laterales, observas un 13 en ella y, detrás, aparece un hombre alto y fuerte, con aspecto de ser el hombre con más seguridad en sí mismo que existe en el planeta tierra. Lleva el mismo mono y las mismas botas que tú, y otro nombre bordado en su ropa, "Jack Hammer". Detrás, se entrevén dos figuras, un hombre y una mujer, también vestidos igual, que te miran algo preocupados.

Cita:

Te tiende su musculoso brazo invitándote a entrar en la sala en la que están,

Cita:

Habla con tanta seguridad que crees que podrías seguirle hasta el fin del mundo. Permanece con su brazo extendido, sin que le tiemble ni un ápice, mirándote fijamente.

Cuando se abre la compuerta, me echo un paso atrás por instinto, un tanto asustado por la reacción tan peculiar que tiene al abrirse. Pero eso no es todo, esperaba encontrarme con un lugar verde y con flores, deseando que todo esto  fuera una broma amarga, por desgracia no es así. En su lugar, hay un muro de color azabache como si me invitara a tocarlo con mis manos, de momento prefiero no hacerlo.

De pronto se cierra, para dar paso a otra de sus amigas. Al menos tras esta acompuerta aparece algo mas común. Algo atemorizado digo:

-Pues no, ni me encuentro bien y ni se dónde estoy. Así que, como comprenderás no estoy bien. Voy a lanzarme con una seria de preguntas, la primera de ellas es si está solo pero rápidamente se la respuestas así que me olvido de ella, la siguiente es algo mas estúpida. Alto alto alto, ¿has dicho que tenenos que encontrar la forma de salir de aquí?. Joder, esto si que tiene gracia, a pesar de que pueda parecer que quiera resitirme para andar solo por estas compuerta y no acercarme al sargento, ya estoy colándome por el interior del agujero al mismo tiempo que hablo, utilizando su brazo como apoyo. Pues creo que estamos un poco jodidos ¿no creéis?-

-¿Alguien puede explicarme de que va todo esto?- Pregunto claro y conciso nada más tocar piso nuevo.

Estáis en la sala donde despertó John. Está vacía e impoluta, como las anteriores.

Woody, Helena y Jack, empezás a notar un poco de hambre, vuestros estómagos rugen pidiendo algo que os dé fuerzas después de tanto cruzar de sala en sala. De hecho, las tripas de Jack en algún momento suenan tan fuertes que os hacen sentir incómodos. Lo curioso es que no sentis sed, sólo hambre.

Cuando termino de pasar a la siguiente sala, compruebo aliviada cómo no sucede nada extraño...excepto en mi estómago. Carraspeo un poco, intentando disimular lo que adivino que es un ruído de protesta por su parte, o un grito de alarma. En todas las salas, aunque no son muchas, no hemos encontrado comida, lo que indicaría que al menos no quieren que muramos por causas ajenas a...bueno, al cubo. Para no pensar en esa situación, me dirijo a otra escotilla a comprobar el número.

-Vale, entonces la 43.

Me acerco hasta la trampilla, mirándo una vez más a John, lo cierto es que era rarisimo que hubiera dado con la tecla tan rápido, quizá fuera parte del experimento, esos hijos de la grandisima puta no podían ser tan malos como habíamos imaginado, no dejarían que nos pudriésemos aquí, a lo mejor lo enviaban para sacarnos de aquí de una vez por todas. Al fin y al cabo no ha muerto nadie.

Abro la compuerta de la 43, que me recibe con su caracteristico sonido de descompresión, y arrojo a la otra sala la maltrecha bota. Empiezo a tener mucha, mucha hambre. Cosa que era rarisima, en condiciones extremas lo primero que empieza a notarse es sed, de hecho puede pasarse sin comida muchos dias, pero no demasiados sin agua. Rarisimo...

La bota regresa impecable... o al menos, igual que antes. No ocurre nada en la sala, que tiene las paredes amarillas.

Nuevamente dejo espacio a Jack para que sea él quien abra la compuerta. Mientras la abre, y comprueba si es una sala peligrosa, me acerco hacia la profesora por detrás. -Hey, digo despertándola de su concentración con una mano sobre su hombro para que se gire, Jack parece que ya ha abierto la compuerta, deberíamos seguir- Le indico la compuerta y hay que continuar.

Se que yo he sido el que más reciente ha despertado entre estos muros, y por tanto aún puedo sentir todos mis músculos. Por suerte no tengo hambre ni siento frío o calor, al contrario que mis compañeros, que puedo notar como el peso de la ansiedad les está intentando chafar uno a uno.

-Venga- Digo ánimado como si esto fuera un simple parque de atracciones y ahora mismo estuvieramos en su más peligrosa montaña rusa.

Me agacho y me cuelo por el pasillo estrecho que deja la compuerta al abrirse, invitándolo a ser exáminado. De rodillas me arrastro por el mientras comento. -¿Sabéis que es lo que he estado pensando?. He estado pensando en eso de los colores, quizá solo sea como un aviso en caso de que la sala contenga trampas. Por ejemplo; El amarillo o el naranja para las llamas, el azul para el hielo ¿os habéis encontrado alguna sala con hielo, granizo o escarcha? sigo avanzando sin dar tiempo a que me respondan, luego el azul, podría ser signo de electricidad. Vah, creo que es lo más estúpido que he dicho en mi vida... Tratando de que se olvide rápido, intento cambiar de tema. Eh, Jack ¿como va por ahí delante?-

Me detengo un segundo antes de saltar hacia la sala 43, escuchándo a mi espalda las palabras de Johny. Colores... y trampas... no tiene sentido, almenos esta sala es amarilla y parece segura.

-Nos hemos cruzado con trampas de fuego, de hielo, otra que era una especie de ultrasonido, ácido, incluso una en la que lanzaban punzones metálicos.

Señalo los virotes metálicos que llevo clavados en el mono por si debo usarlos como arma, nunca se sabe. Tiro del cordón de la maltrecha bota para recuperarla, derretida y agujerada por todos lados. Una persona hubiera acabado como queso gruyere...

-Además según tu teoría de los números eso no es posible, ¿que pasaría si la sala por la que tenemos que pasar tiene trampa? Supongo que el número último que obtenemos indica una sala segura... ¿no?.

Me encojo de hombros, y me descuelgo hasta la siguiente sala. Amarillo...

Mantuve silencio, observando a todos por igual sin hacer verdadero hincapié en John. El joven se desenvuelve muy bien, pero hay pequeñas lagunas en su explicación. Si no se había movido por las salas, deducir aquello por simple lógica era demasiado...forzado, y aunque habla con cierta inseguridad, su tormenta de ideas sólo se desmorona al hablar de los colores. Demasiado fácil.

 Con una sonrisa en el rostro sigo caminando cerca de Jack, con cierto aspecto de permanecer pensativo.

Al menos, tendría más sentido.. La idea de los colores como aviso me resulta extraña, pero plausible. Qué mezcla más retorcida: números propios de un genio matemático y simbolos cromáticos, como los de los niños pequeños..Me pregunto si estos irán por nosotros dos. Pienso en Woody, en mí y en su primera teoría de los colores.

Me dirijo a mirar las otras salas, solo para asegurarme de los colores que traen. John me intriga cada vez más. Un chico que casi no está en edad de afeitarse es capaz de llevar hacia delante a un soldado y dos "señores académidos" con una teoría formulada casi de casualidad. Y ni él mismo parece darse cuenta de la complejidad de esta...

Cuando me dirijo hacia una de las escotillas, me paro en seco. Recuerdo cómo teníamos que esperar ordenadamente a que cada uno abriera una puerta..eso significaría cerrar la sala donde están Jack y John..

- ¿Nos vamos? - Le digo a Woody. Empiezo a sentirme cansada de seguir en pie, y todavía me preocupa que alguien pueda desaparecer por no estar a tento. Haciéndo un gesto para que me acompañe, me dirijo a la sala 43.