Partida Rol por web

El primer número es el de la puerta que acabáis de atravesar. Lo que está entre paréntesis indica los números que véis en las puertas de arriba, abajo / laterales)

Te despiertas con un fuerte dolor de cabeza. Apenas puedes enfocar la vista. Una luz blanca cegadora hace que te cueste bastante darte cuenta de que estás en una habitación que no te resulta, en lo más mínimo, conocida. Parece completamente cuadrada, cúbica más bien. Cada pared está formada por paneles traslúcidos blancos, con un espacio con barrotes horizontales de aluminio entre ellos y, en el centro, una compuerta con un número grabado y una manivela. El suelo y el techo tienen la misma composición. Entonces percibes a otro hombre en la estancia. Aparenta unos 30 años, y duerme o... está inconsciente, no estás seguro. Llevas un mono gris y unas botas negras, ropa que nunca has tenido.

Me incorporo lentamente, aún mareado. Cuando me doy cuenta de la situación en la que estoy doy un respingo, abriendo los ojos de par en par, asombrado.

- Por Alá, ¿qui cliase de celda es esta?. (¿Este acento es apropiado para un Iraní? xD)

Deben haberme drogado y haberme traido aquí. Solo el Señor sabe por qué... ¿Algún nuevo método de interrogamiento agresivo?

Me estremezco. Observo alrededor y veo a otro preso inconsciente. No parece musulmán, ¿qué clase de terrorista será? Espero que no sea hostil, dejaré dormir al infiel por el momento...

Miro las compuertas a mi alrededor. Pronto la curiosidad me puede y abro una de ellas (27).

De hecho, ves en el muchacho ligeros rasgos parecidos a los tuyos.

Abres la compuerta girando 360 grados la manivela que está justó en el centro de la propia puerta, y ésta se separa unos milímetros de la pared y baja hacia abajo, dejando a la vista un pequeño pasillo de apenas unos 50 centímetros de largo y 1 metro de alto por 1 de ancho. Al otro lado, hay otra habitación igual, de paredes azules, completamente vacía.

¿Todo esto serán celdas iguales? Que extraño... aquí debe haber gato encerrado.

Una vez más despejado me vuelvo a fijar en el hombre tumbado en mi celda. Esta vez aprecio algunos rasgos árabes.

Vaya, creo que me equivoqué con el. Otro hermano de la Yihad encerrado...

Me acerco hacia el y lo sacudo un poco, tratando de despertarle. - Amigo, eh, amigo, despierta...

Poco a poco voy cobrando conciencia... ¿Uhm...?

Mi cuerpo despierta, pero mi mente parece ir tres pasos por atrás. Dios...

Noto que alguien me está sacudiendo... eso debe de haberme despertado. Lo hace con suavidad, pero en mi estado es como si estuviera un medio de un terremoto. "Uh... ya, ya..." alcanzo a susurrar.

Finalmente abro los ojos. Un hombre de rasgos a todas luces mediterráneos está inclinado sobre mí... "¿Quién cojo...?" pero la pregunta muere en mis labios cuando alcanzo ver lo que hay tras él. Sobre él, y alrededor de él. ¿Familiar? mmm... no, no...

Me levanto apresuradamente, venciendo las náuseas, aparto bruscamente a mi compañero y examino la habitación en la que me encuentro. "¿Qué mierda es esto?" digo para mí. Me llevo una mano a la cabeza "Joder... creo que es la primera vez que estoy borracho y de resaca al mismo tiempo. Creo..."

Detengo mis pensamientos. Por primera vez me fijo con detenimiento en el hombre que está frente a mí "Seas quien seas..." (oh, mi cabeza) "... ah... más te vale.. explicarme dónde estoy y de qué coño va esta mierda" le espeto de malos modos "y ahora."

Vaya, parece que me he equivocado... al fin y al cabo tenía razón, no era más que otro infiel.

Me incorporo con desinterés. - No se qui es esto. Alrededor de nuestra cielda hay otras cieldas iguales. Siupongo qui es otro miétodo de tortura...

Me acerco a otra de las puertas y la abro (31) para comprobar que, efectivamente, todas las celdas sean iguales.

Me acerco y estiro el cuello para ver el otro habitáculo tras la portilla que acaba de abrir el hombre. Vaya... todas iguales... Y un número: 31. Curioso.

"Un método de tortura..." musito. Me fijo en el árabe: lleva puestas las mismas ropas que yo*... y parece igual de desconcertado. Puede que estemos en la misma situación, después de todo.

Vale. Agito la cabeza, me despejo. No tengo del todo claro qué es esto... pero al menos no he despertado en un calabozo mugriento de la comisaría local, lo que sin duda ya es gran un avance. Al pensar en esto último, la palabra "local" hace que me venga otra pregunta a la cabeza... ¿dónde coño estará este sitio? O, más interesante: ¿dónde coño estaré yo? Uf...

Ya me ocuparé de averiguarlo. Mientras tanto...

Vuelvo a fijarme en mi compañero de "celda". "Bien, Mohamed..." comienzo "supongamos que te creo, supongamos que esto no es un puto reality show rancio, o algo por el estilo... has despertado antes que yo, me parece, así que... ¿has podido averiguar algo? Algo aparte de esa auténtica genialidad de que todas las habitaciones son iguales, quiero decir" concluyo con una sonrisita burlona.

- No soy Mohammed, mi niombre es Abdullah - respondo molesto. - No se niada más di este sitio, yo también acabo di despiertarme...

"Claro que sí" respondo con una amplia sonrisa "Eso lo explica todo. O debería."

Miro a mi alrededor, sopesando las palabras del hombre y lo que he comprobado en la habitación de al lado.

Iguales.

Veámoslo, pienso. Voy abriendo el resto de las portezuelas y echando un vistazo a los compartimentos tras ellas... tanto para confirmar que son, en efecto, iguales, como para ver si hay algún otro infeliz en nuestra situación. Al menos, reflexiono con cierta ironía, alguien que sepa un poco más que mi flamante nuevo amigo.

Mientras hago esto -abrir, ojear, maldecir- le digo a mi compañero, sin mirarle "Y bien... ¿has escuchado algo desde que te has despertado? Voces, gritos... cualquier cosa que indique que esto no es una especie de fiesta privada para dos" una pausa de un par de segundos "Sea lo que sea esta mierda."

Ayudo a mi compañero de celda en la tarea de comprobar las otras compuertas. Quizá haya más reclusos...

- No, pior ahora no he oido niada ni se si habrá alguien más aquí...

Las dos salas están vacías, y son de diferentes colores (amarilla y blanca respectivamente). Comprobáis que, cuando vais a abrir otra puerta, la primera se cierra sola, y ésta no puede abrirse hasta que la que se está cerrando termine de estar comprimida.

"Oh, genial" respondo "realmente genial".

Voy abriendo las puertas* y comprobando habitáculos... muchos números, muchos colorines, pero ninguna salida.

"Menudo arcoiris de habitaciones. Recuérdame que cuando salgamos de este agujero hagamos dos cosas: patearle el trasero a quienquiera que esté detrás de esta maldita gracia... y pedirle el número de su interiorista. Por favor." comento con sorna. Por alguna razón, la situación tiene bastante gracia. O algo así. 

Al abrir la 31 lateral, una mujer rubia y un hombre de mediana edad, con aspecto típico americano, os miran sorprendidos. Llevan el mismo mono y las mismas botas.

Les miro con expresión divertida "¡Vaya! Pasad, pasad... llegáis puntuales" entre la amargura y la ironía.

Esto empieza a ponerse realmente interesante.

Cita:

, dice la mujer rubia. Habla despacio, como si estuviera refiriéndose a retrasados*

Cita: