Partida Rol por web

El sol del mediodía caía a plomo esta vez sobre el encharcado campo de justas secando por completo el terreno de enfrentamiento después de la ligera llovizna de la noche anterior.

La blancura del hermoso destrero llamado Argento de Ser Jaime contrastaba con el color ocre oscuro del lodo el cuál parecía que nunca alcanzaría a manchar el niveo pelaje de aquel precioso caballo. Aún más reluciente la armadura pulida de Ser Jaime la cuál brilla destellante al momento de que el paje ayuda a montar al noble corcel.

Ser Jaime se ajusta el yelmo mientras que el escudero ajusta la rotonda de protección en su brazo en lo que el caballo bufa de vez en cuando esperando impaciente correr a todo galope aquella línea de combate.

Una vez terminados los ajustes Jaime Lannister hace girar a Argento haciendo gala de la magnifica pinta de aquel noble animal, luego solicita la lanza de combate mientras que con la visera alzada sobre su rostro, dirige a su corcel ante el palco real a paso elegante, al llegar frente a la pareja reinante, Jaime obliga a su caballo a inclinarse en soberbia caravana demostrando el intenso entrenamiento que ha recibido Argento.

 Al momento de levantarlo lo hace girar nuevamente y esta vez su mirada se dirige a su amada Cercei.

-Dedico este embate a la corona más grande y poderosa de todo poniente...- -Mi amada Cersei.- Ser Jaime asiente con la mirada para luego retomar su lugar pavoneándose ante la algarabía del público asistente.

Al llegar a la línea de salida Ser Jaime baja la visera de un enérgico movimiento y levanta la lanza saludando a su adversario para después preparar su arma acomodando el brazo para un mejor agarre mientras que con la otra mano sujeta firme la rienda de Argento.

Ser Jaime asiente con la cabeza y al escuchar la señal de salida espolea vigoroso a su poderoso destrero haciéndolo relinchar para emprender tremenda carrera en contra de Ser Barristan, apuntando como es de costumbre cuando quiere acabar rápido con alguna justa al rostro de su contrincante.

Ser Jaime aun estaba magullado despues de su épica justa con el Caballero de las Flores. Su viejo y maltrecho cuerpo, surcado por un mapa de cicatrices que era la historia de todas las escaramuzas y batallas de Poniento, no resistía ya tales castigos y tuvieron que ayudarle a subir al caballo.

Por si fuera poco esta última justa era probablemente contra el único otro hombre de Poniente a su altura: Jaime Lannister el Matarreyes. Muchos lo consideraban un afectado cachorro de león pero años junto a él en la Guardia habían permitido que el Lord Comandante percibiese que Jaime era más de lo que aparentaba. Ese hombre era uno de los guerreros más peligrosos de Poniente, a la altura de gigantes del pasado como Hightower o la Espada del Amanecer.

Dió un trago al odre de agua que le tendían los escuderos y sospesó la lanza. El Lannister hizo su entrada con el exhibicionismo habitual pero toda pretensión y afectación desapareció cuando ambos se lanzaron al galope. La lanza de Ser Jaime iba perfectamente dirigida e impactó con fuerza en su pecho burlando su defensa. Y aunque Ser Barristan pudo aguantar en la silla su golpe fue menos atinado y apenas golpeó el escudo del Lannister.

Mientras subía el calor del mediodía Ser Barristan temió que esta justa fuera a ser mucho más larga y peligrosa que cualquiera de las anteriores.

Ya al galope y envalentonado, Ser Jaime baja unos cuantos grados la punta de su lanza para apuntar al peto de Ser Barristan, mientras se aferra a su rienda y prepara el brazo donde va montado el escudo con el famoso emblema de su linaje.

El choque no se hace esperar y al primer impacto la lanza da de lleno sobre el pecho del antiguo caballero el cuál con amplia experiencia afloja el torso girándolo a un costado para que el golpe resbale e impida derribarlo, mientras que la lanza de Ser Barristan es también desviada por el escudo del embravecido Lannister, el léon rampante parece rugir cuando la punta de la lanza de Ser Barristan dibuja una fuerte muesca rayando aquel precioso emblema pintado con esmaltes de gules y oro.

Al llegar al otro extremo Jaime hace girar a Argento el cuál bufa y relincha ante las indicaciones que recibe desde la rienda y piernas del experimentado Lannister. Jaime se levanta la visera sonriendo a Ser Barristan, mientras regresa a su lugar haciendo bailar a su caballo, al cruzarse con el antiguo líder capablanca asiente con la barbilla sin dejar de sonreír mientras agrega. -Buen encuentro Ser Barristan, definamos esto de una vez.-

Ser Jaime Lannister se baja la visera de su yelmo nuevamente y solicita otra lanza, cuando el escudero se la proporciona, este la levanta en señal de saludo hacia el palco real y luego asiente con la cabeza y también levanta la lanza nuevamente hacia Ser Barristan en señal de respeto al adversario, la baja para apuntar y se aferra a su destrero, espera la señal para espolear al caballo y este arranque con bastante fuerza tensando toda su preciosa musculatura.

Esta vez Argento disminuye la velocidad notablemente cansado, el destrero saca espuma por la boca y trastabilla de último momento haciendo fallar el golpe de lanza de manera terrible, Jaime sabía perfectamente que Argento tenia un grave problema, su poderoso galope sólo duraba una ronda, luego la resistencia del caballo comenzaría a minar.

La primera lanza fue inconclusiva pero suficiente para despertar al publico amodorrado por la calor y el vino gratis que Robert insistía en regalar a todos los ociosos que acudían al torneo. Las lanzas impactaron y volaron las astillas pero ambos contendientes eran más que expertos y aguantaron en sus sillas.

Tomando la segunda lanza de la justa Ser Jaime la levantó en saludo a su contrincante. Habían pasado la primera lanza y salvado el honor, quedaba por ver cuantas deberían romper antes de que se alzara un vencedor. De nuevo ambos caballeros se lanzaron al galope lanzas en ristre.

Pero quizás fuera el calor, su montura o un lapsus lo que hizo que el temible Lannister fallara su golpe en esta ronda. La lanzada salío desviada y resbaló por el escudo de Ser Barristan. Este por su lado no cometió tal error si no que la punta del hasta de madera fue directa al centro de la pechera de Ser Jaime. De nuevo el estruendo de la madera quebrandose, las voces gritando y los animales relinchando inundó la palestra.

Ser Jaime aguanta firme ante el duro embate del líder capablanca, el golpe en el plexo solar del Lannister le saca el aire de los pulmones sin caer, la lanza enemiga hace tambalear su cuerpo y nublar la vista ante un minado destrero el cuál ya da síntomas también de cansancio bufando desesperadamente al llegar al final de la línea. Esta vez Jaime se alza la visera y ya no sonríe, en su rostro se le nota el agobio de aquella prueba, asiente la cabeza a su paso ante Ser Barristan para tomar de nueva cuenta posición para un nuevo embate, es la primera vez que en una justa se había demorado tanto en desmontar a su adversario.

Solicita a su escudero una nueva lanza pero antes acaricia el cuello a su querido Argento con el alma adolorida por exigirle de más a tan noble animal, Sin bajarse la visera dirige su mirada a su amada Cersei y asiente con la barbilla sabiendo que ella le devuelve la mirada, luego se baja la visera, y alza la lanza en señal de saludo a Ser Barristan, apunta al frente la lanza y espolea al caballo de combate, este ya no esta respondiendo como en la primera ronda.

Una tercera lanza. Una tercera embestida al galope entre el clamor de las multitudes.

El sudor escocía los ojos de Ser Barristan mientras sujetaba la larga lanza de torneo haciéndole entornar los ojos por lo que no pudo ver la lanza del Lannister y hubo de apuntar por instinto. Temió recibir el impacto que lo descabalgaría pero no fue asi. El Guerrero y el resto de los Siete lo guardaban pues la lanza de su rival de nuevo golpeó sin fuerza su escudo.

Pero mientras que Ser Jaime falló el veterano Lord Comandante levantó un extático rugido entre plebeyos y señores cuando su lanza se astilló con el crujir de un trueno contra el pecho de Ser Jaime.

Ser Jaime Lannister recibe de lleno el poderoso golpe de lanza en su pecho de Ser Barristan haciendo que miles de astillas vuelen en medio de la línea de la justa, el caballero del león rampante ya no alcanza a escuchar el griterío de asombro que los espectadores le brindan a aquella acción, Argento disminuye la velocidad al final de la línea con el Lannister inconsciente aún montado sobre aquel destrero que no deja de lanzar espuma por la boca, al final un escudero corre ipso facto a tomar las riendas del caballo de combate y ver como se encuentra su amo.

El choque del metal con la tierra se escucha estrepitoso cuando Ser Jaime Lannister cae al final de la línea derrotado, el escudero rápidamente suelta las riendas y se dirige a quitarle el yelmo, los rubios cabellos de Jaime se desbordan mientras que un hilillo de sangre corre por sus labios augurando alguna lesión interna debido al demoledor golpe de la lanza.

Jaime Lannister había perdido la justa en el último momento.

Ser Barristan fue ayudado a descabalgar entre los aplausos y vítores de la multitud. El triunfo había sido merecido y claramente disputado pero Ser Barristan con clara pena se dió cuenta de que no tenía a quien dedicarlo. Los lejanos días de su juventud ya habían pasado y este largo otoño era también el de sus días. Suspiró con pena imaginando que Lady Ashara Dane hubiera estado aquí para poder coronarla reina de la belleza. 

Quizás de haberla coronado hacía años en ese aciago torneo todos estos males se hubieran evitado.