Partida Rol por web

Seguían sucediendose las llegadas de nobles damas y caballeros a la cena.  A buen seguro ninguna causaría tanto revuelo como lo hicieran la de sus Majestades pero era notable ver como el torneo había reunido a lo más florido de Poniente bajo un mismo techo. A lo más florido y a los más peligroso pues nadie podía engañarse en ignorar que cada sonrisa escondía un puñal.

La comida y la bebida eran espléndidas. Todo se había presentado de una manera magnífica. Habría que felicitar al cocinero. La música también sonaba melodiosa y alegre. A mi alrededor, grandes señores y damas de la corte. Y enfrente, a los mismísimos reyes de Poniente. Todo era de fábula, pero en mi interior estaba triste. Mi único deseo de este torneo iba a ser estar al lado de Lord Renly, y no había aparecido. Mi corazón estaba preocupado por si le había sucedido algo. Si yo fuera nombrada caballero y estuviera bajo su servicio, nadie le pondría nunca un dedo encima.

Miré a Ser Jorah. Para quitarme un poco la desazón, intenté mantener una pequeña charla.

-"Ser Jorah, ¿cree que tiene opciones de ganar alguna de las dos modalidades del torneo? Si gana alguna, ¿qué hará?"

Las personalidades seguían haciendo acto de presencia, y a cada anuncio le acompañaba cierto protocolo por parte de los comensales.  Jorah volvió a levantarse para mostrar respeto por lo nuevo invitados para volver a la cena una vez se hubieran acomodado.

Aquí hay grandes luchadores y mis tiempos de grandeza ya pasaron me temo.  He ganado varios torneos, pero me temo que ya no soy tan agil como antes.  ¿Ganar? quizá en un combate real, sin las reglas de un duelo como este sería diferente... me conformo con disfrutar del espectaculo y con no hacer un buen papel.

Sin duda, vos aún contáis con la juventud de vuestro lado, contener los nervios del escenario y seguro que os irá bien.

Miré entretenida a mi contertulio.

-"Sí, es verdad que un combate real es más diferente que un torneo. En uno arriesgas la vida en cada segundo, por lo que la adrenalina recorre tu cuerpo, haciéndote más fuerte y resistente. Por contra, en un torneo, aunque puedes perder la vida, no tienes ese subidón de adrenalina, o por lo menos no tan fuerte."

Bebo un pequeño sorbo de vino.

-"Sí, espero hacer un buen papel, al igual que vos. Los nervios se van en cuanto siento el frío metal en mis manos."

En ese momento Arya aparece frente a Brienne y Jorah, sentándose en el lugar opuesto de la mesa. Su mirada brillaba con cientos de preguntas pero esperó a que la conversación entre ellos hiciera una pausa para interrumpir. Al fin y al cabo, podía notar la mirada de su madre siguéndola allá donde fuera:

-​​​​​​-Hola, soy Arya y vos sois Brienne ¿Verdad? ¿Y vos? Vos sois Jorah Mormont ¿No? Padre dice que antes erais ser. También dice que si os ve fuera de este torneo tendría que mataros ¿Por qué? Padre no quiere decirmelo. -​​​​​​-sin dar tiempo a que Jorah conteste ya empieza a acallar a preguntas a Brienne mientras la chica mastica un trozo de pollo con las manos- ¿Donde está la Isla de Tarth? ¿Es bonita? ¿Hay zafiros allí? ¿Porque decidiste hacerte mujer caballero? Padre aún no me deja ponerme una armadura y madre siempre me regaña cuando me ve practicando con los guardias.

La pequeña de los Stark se acercó a mi. Era una jovencita muy vivaz y con gran curiosidad. Sus ojos eran suspicaces y su lengua afilada.

-"En efecto, soy Brienne de Tarth. Encantada de conocerla lady Arya. La isla de Tarth se encuentra en la Bahía de los Naufragios, en el Mar Angosto; justo enfrente de Bastión de Tormentas. La ciudad principal es Castillo del Atardecer, donde vive mi familia. En general es un sitio precioso, la joya de la corona. Si las historias dicen que está llena de zafiros, no seré yo quien lo niegue." Dije guiñándola un ojo.

-"Me temo que aún no soy caballero, pero espero serlo algún día. Si tu sueño es ese, ve a por él y que nadie te diga que no puedes serlo. Mi padre comprendió que lo que yo quería era ser independiente, no una mujer florero. A lo primero intentó casarme, pero decliné a todos... bueno... más bien perdieron en liza contra mi. Era la condición que puse: el que me venciera en combate, sería mi marido. Pronto dejaron de llegar pretendientes a Tarth y mi padre dejó que me instruyera para ser lo que amaba: ser caballero. Así que ya sabes, las mujeres no tenemos que ser serviles, ni solo servimos para procrear y cuidar de la prole. Si tu sueño es llevar armadura y empuñar una espada, adelante con ello."

No hablé muy alto, para que su madre no me escuchara. Sino, seguro que me llevaría una buena reprimenda por su parte, al meterla ideas que no iban con su credo.

Las palabras de Arya resultan directas y sinceras como de un niño solo pueden brotar.

​​​​​​Eso me temo, vuestro padre es un buen hombre como yo lo fui una vez, pero tome las decisiones equivocadas por amor y no por maldad.  Pero la justicia no entiende del color de los pecados me temo.

A​AAl igual que Arya Momornt sonaba sincero, sabía que tenía una deuda pendiente pero también lo dió todo por el que luego no le dio nada.

Arya escucha las respuestas de ambos contendientes mientras sigue tomando comida de aquí y de allá, disfrutando de no estar bajo vigilancia materna que la obligaría a comer "como una señorita".

-¿Y qué harás cuando seáis caballero, Lady Brienne? ¿Te gustaría servir en la guardia real?- pregunta muy interesada- ¿Ahora sirves a algún señor o señora? ¿A quien? ¿Y no se burlan de vos por ser mujer? Apuesto que podrías aplastar sus cabezas con una sola de tus manos.

Se gira a Jorah y vuelve a soltar su cascada de preguntas

-¿Decisiones equivocadas por amor? Vaya pensé que eso solo le pasaba a las niñas tontas como Sansa...

Mirando a la pequeña, sonríe. Un pequeño rubor empieza a maquillar las mejillas sonrosadas de Brienne.

-"Entrar en la Guardia Real es el mayor honor al que puede aspirar un caballero. Y no, no sirvo a nadie, solo a mi misma. Aunque espero que eso cambie a partir de este torneo." Digo, mirando de reojo hacia la puerta de entrada al salón. Imaginaba la silueta de Lord Renly entrar por ella y yo justo detrás yendo de guardaespaldas.

-"Sí, todo el mundo se burla, pero un buen caballero tiene que hacer oídos sordos a esas palabras necias. Además, ¡tampoco podría ir por ahí a todas horas rompiendo cabezas!" La dije sonriéndola y alborotándole un poco el cabello.

Me caía muy bien esta chiquilla. Seguramente tenía el mismo corazón indómito y la misma fuerza de voluntad que tenía yo.

Los efectos del vino ya comenzaban a hacer su prodigioso efecto en la cabeza de Ser Jaime Lannister, el amor y la lujuria son dos elementos que combinados surten un peligroso efecto mortal para unos, adictivo para otros.

Jaime un tanto hastiado de las diferentes conversaciones y en especial de las mil y una preguntas de la cachorra Stark que lanzaba indiscriminadamente sobre Brienne de Tarth, decide levantarse tomando su copa para hacer una breve reverencia con toda la intención de despedirse.

Levanta su copa a la pareja real en señal de saludo y bebe todo el contenido. luego deja su copa sobra la mesa y agrega.

-Señores, mi lady -a Brienne- les ruego no se desvelen tanto, guarden fuerzas para el enfrentamiento de mañana que yo mismo me encargaré de que todos muerdan el polvo... con su permiso.- Jaime hace una caravana de despedida y sale del salón con una engreída media sonrisa en el rostro sujetando su capa con el antebrazo.

Una vez afuera del salón se las arregla para escabullirse hasta una de las mas discretas habitaciones las cuáles a preparado con antelación para un encuentro furtivo con la misma reina Cercei Lannister.

Jorah sonrió ante el mordiente comentado de la niña Stark, todavía era joven y su inocencia aún estaba marcada aunque la determinación de sus palabras dejaban ver algo fuera de lo común.

Durante siglos muchas guerras se han librado por amor me temo joven Arya.  Quien sabe quizá algún día algún señor libre una guerra por vos.