Partida Rol por web

El momento había llegado, allí estaba Lord Stark quien tanto tiempo le había perseguido.  Jorah había vertido sangre por él en varias ocasiones pero aquella lealtad no pareció suficiente al señor del norte cuando le despojo de todo cuando tenía ya todo perdido.

Jorah montó en su corcel y tomó la lanza, hacía tiempo que no sentía una de ellas en su mano y no pudo evitar que muchos recuerdos vinieran a su mente.  Los tiempos de gloria ya pasaron, pero la casa Momornt siempre había sido una casa de guerreros y Jorah tenía la oportunidad de recordarselo al mundo.

El mercenario espoleó su montura lanzandose al ataque, su movimiento preciso y rápido le permitió conectar un potenge golpe en el cuerpo de Stark.

Si ya participar en un torneo me da la impresión de que sea más cosas de juglares que de guerreros cuando uno de mis hombres me alarga la lanza de torneos avergonzado no puedo más que compartir sus sentimientos susurrándole. – Lo entiendo, no es una verdadera lanza de caballería.

Cuando los heraldos dan la señal hago avanzar a mi montura, logro impactar con la lanza en el escudo de Jorah notando como se deshace un instante antes de salir despedido de mi montura por el impacto de la suya.

Las lanzas se cruzaron justo al instante de golpear, Jorah pudo notar como la lanza de su contrincante estallaba contra su escudo con no demasiada fuerza al contrario que la suya que pareció estallar violentamente haciendo que el mismísimo Ned Stark perdiera la verticalidad y besara el suelo mientras Momornt se hacía fácilmente con su montura.

Jorah giró su caballo al final de la pista observando a su contrincante en el suelo.  No ganaría aquella justa pero aquello era algo más que una victoria para el.

Me cuesta unos segundos levantarme, más por el ridículo que he protagonizado que porque este herido, más allá del amor propio.

Una vez de pie me acerco al vencedor, mientras oigo a Roberth retorciendo el puñal en la herida. Prefiero hacer ver que no lo oigo ya que no seria nada cortés mi replica.

Una vez a su lado le hablo en un tono alto para ser oído entre el estruendo del público. – Ser Jorah, poneros en contacto con mi mayordomo. Él os hará entrega del rescate.

Giro dirigiéndome a mi pabellón para sacarme la armadura y beberme una jarra de cerveza del Norte.

Jorah bajo de su montura como mandaba el protocolo para interesarse por el estado de su contrincante, hubo un día en el que sin duda necesite de vuestro oro, más ese día ya paso pues nada que se pueda comprar anhelo.  Podéis quedaros con vuestra armadura, vuestra montura y vuestro oro.

 El caballero saludo a la tribuna como correspondía antes de retirarse tras el combate.