Día6: Erik y Shannon

Tras el largo día, cada uno de los participantes se retira para pensar o para dedicar tiempo a su trabajo.

Es entonces cuando Erik busca un momento apartado con el que poder hablar con Shannon, esta vez sí, sin cámaras u otros invitados presentes.

El porche de la entrada se había convertido en un sitio donde poder hablar con al gente.

¿Porqué estaba allí si lo que quería ahora era estar mas bien sola? Soy una masoca. La tormenta del día había dejado paso a un tiempo algo regulero e inestable, frio quizá. Pero allí estaba, fumando uno de los últimos cigarrillos que me quedaban, exhalando el humo y el propio aire mientras pensaba en...tantas y tantas cosas....

Hasta que apareció Erik.

- Señor Akter.- Saludé dejando mi postura cómoda, apoyada en una de las maderas que sostenían el techado, para dejarle pasar.- ¿Ha venido a fumar? ¿Quiere uno? - Ofrecí.- C-creo que debo disculparme por la imagen que he dado esta mañana. D-disculpe. N-normalmente no soy tan directa. Ni tan replicante.- Le miré con amabilidad esperando que no se quedara callado.

El día había sido agotador. Era cierto que todos me habían parecido agotadores, pero en comparación con este, el resto había sido un paseito por el bosque. El campamento se acababa y todo empezaba a salir a la luz. La tarde de acusaciones, la decepción que había supuesto encontrar a Nadine -la abanderada del juego limpio- vertiendo bulos en las redes, sobres a Jesús, dimisiones, entre muchas otras cosas, no había dejado indiferente a nadie. Intentando despejarme la mente, salí al porche donde me encontré a Shannon. Dudé un poco en acercarme o no, puesto que aunque tenía intención de hablar con ella antes de que todos nos fuéramos a dormir, el día de hoy había sido muy duro y quizás prefiriera estar sola. Dubitativo, me acerqué y la miré, esperando que me echara a patadas de allí, se fuera o simplemente me ignorara. Sin embargo, al verme me saludó, se disculpó y me ofreció un cigarrillo. La situación me pareció tan inesperada que no pude hacer otra cosa que sonreír y aceptar el cigarro que me ofrecía. Es mucho más fuerte de lo que la mayoría piensa, en eso si que tiene razón Nadine.

-Creo que después de tantos días juntos, Shannon, puedes llamarme Erik -le contesté, jugueteando con el cigarro en la mano-. ¿Sabes? Dejé de fumar hace mucho. Ahora mismo sólo fumo el primer día del año, el día de mi cumpleaños y en ocasiones muy muy especiales. 

Tras lo cual me puse el cigarro en la boca y le pedí el mechero, con el que lo encendí. Di una calada bien profunda, notando cómo el humo entraba en mis pulmones y expulsándolo lentamente.

-Quizás ese sea uno de tus defectos, Shannon. No sueles ser directa ni replicante. Hoy has demostrado mucho ahí fuera, sinceramente, me ha sorprendido la entereza con la que lo has manejado todo. No hay duda de por qué tu e Itziar encabezáis el ranking. Diría que incluso tienes tú más merito. Me he fijado en tu desempeño en las pruebas, y lo has hecho en la mayoría casi tan mal como yo -bromeé-. Aun así, has despuntado y has superado a casi todos los demás. 

En ese momento recordé el momento en el que Itziar destapó las malas artes de Nadine, y suspiré.

-Sé que no es un consuelo demasiado bueno, pero si te sirve de algo, nos tenía engañados a todos. Jamás hubiera apostado por ella como una de las que jugaban sucio. Sé que para ti era importante, y seguramente me esté metiendo donde no me llaman, pero hace un par de noches me reuní con ella. Estuvimos charlando en el lago que hay aquí al lado, y me confesó que te había estado ayudando desde el principio. De hecho, teníamos el trato de que, si ella ganaba, se acordaría de mi una vez tuviera el hipotético puesto. Si ganaba yo, no sólo debía acordarme de que ella me había ayudado, sino que también debería tomarte a ti en consideración. Se negaba a cerrar el trato si tu no ibas dentro. 

Paré durante un segundo, mirando al cielo nocturno.

-No me malinterpretes, no quiero justificarla, es sólo que... todo este tiempo creo que ha estado haciendo lo que considera correcto para las dos. Claro que sin consultarte, y teniendo un extraño sentido de lo que es correcto y lo que no, a parte de la  hipocresía y...

No estaba ayudando. Sería mejor que me callara y lo dejara ahí.

-Olvídalo, no debería haber sacado el tema. 

-Si..- dejé escapar con un un hilillo de humo.- Soy un desastre en las pruebas... supongo.

Erik me explicó toda la actuación de Nadine, a su manera. Y yo miré al suelo, con fugaces escapadas de mi mirada para ver a Erik, sin decir nada. Sus gestos, su postura... me indicaban algo más, pero el mismo me dijo que había hablado con Nadine antes.

-Sigue siendo importante para mi, Erik. - Dije sin pensar.- Nadine para mi es mas que... un compañero de trabajo. Supongo que es evidente. - Admití encauzando la conversación a otro terreno.- Yo aposté por ella, porque pensaba que sería una buena lider. Pero... los lideres no hacen trampas. Es como si descubrieras que tu padre, el que te lee cuentos todas las noches, es un narco de la mafia. Que hace algo malo. No se, Erik...es difícil de asimilar.  Se que no ha matado a  nadie y eso, pero.. no se.

Alcé la vista para mira el cielo.

- Q-quizá no debería ser tan dura con ella. A fin de cuentas estaba... protegiéndome. Estoy confusa, Erik. N-nose como lidiar con estas cosas. Mi cabeza me dice que ... que... no es trigo limpio pero mi corazón..- no quise seguir. Bastante reparo me daba ya el hablar con la gente como para decir nada mas, y menos de mis sentimientos.

- Tranquilo, Erik. Todos tenemos mucho en lo que pensar. Mañana es el gran dia... -c-creo que debería irme a al cama.- resolví apagando el cigarrillo en el cenicero. - Gracias por la charla. Necesito descansar. - Suspiré cansada dedicándole una sonrisa cálida.

Odiaba ser tan cortante pero, mis conversaciones nunca eran demasiado productivas, aunque esta, me serviría esta noche para pensar mucho en las cosas.