Día5: Shannon Y Nadine

Tras el largo día, cada uno de los participantes se retira para pensar o para dedicar tiempo a su trabajo.

Es entonces cuando Ximena busca un momento apartado con el que poder hablar con Víctor, sin cámaras u otros invitados presentes para poder continuar con esta conversación.

Le había asentado con la cabeza, cuando me dijo que se nos había pasado rápido el tiempo. Y si.

Parezco adolescente. ¿Pero no es buena la sensación? El tablón se desmorona y esto es un Juego de Tronos, pero creo que algo bueno he encontrado. Está Esta vez vuelvo a buscarle, con mayor seguridad en mi misma.

En lugar de un encuentro improvisado como la vez pasada, espero con un mantel y vino Merlot. Es lo que puse improvisar, pero considerando que tengo que buscar un lugar sin cámaras...

Me vi en el espejo de mi maquillaje en polvo, retocando mi labial y arreglando mi cabello. Lo guardé en el bolsillo de mi chamarra. No me dió tiempo al más esmerado de los arreglos, pero siempre tengo cuidado en mi imagen personal. De niña influyó mucho en mi la película Matilda (de verdad me sentia identificada) pero se me quedó grabada la frase de Dany DeVito, "siempre cuido mi imagen porque quien compra un auto me compra a mí".

Miré a todos lados, esperándolo llegar. Para mí deleite, no tardó. Lo saludé con un gesto de la mano y una sonrisa.

La cita estaba lista y hasta me había puesto una corbata distinta a la del resto del día.

¿Cita? No, quítate esas cosas de la cabeza...

Río un poco nervioso, estaba claro que probablemente quería hablar de algo relacionado con todo esto, sólo que no estaba muy habituado a que alguien con la presencia de ella le llamase para verse. Aún siendo negocios ¿seguía siendo una cita?

Lo que no podía esperarme era aquella botella de Merlot ¿de dónde la había sacado? Pero más llamativo que el carmesí vino era... ella. Entreabrí mi boca por un momento antes de sacudir la cabeza para no quedar como un idiota.

H-hola.

Sonrío con amabilidad antes de terminar de acercarme y mirar la silla, casi pidiendo permiso con la mirada.

- ¿Solo hola? - le saludo, bromeando. Con un par de palmaditas al suelo le indico donde sentarse.

- No sé a donde voy en esto, pero al menos no me iré sin divertirme. -  alcé la botella de vino, con una sonrisa ladina. De adolescente me metía a la cafetería de mi secundaria. No, eso no lo iba a confesar en voz alta, pero me dio, "habilidades". - Además, si vamos a hacer el cliché de vernos en el bosque, vamos a hacerlo bien. - le susurré, con los dedos extendidos cubriéndome la cara a modo dramático.

Esperé a que se sentara. De verdad esperaba que se sentara. Los últimos días fueron demoledores. No me quiero imaginar como será para el pobre desgraciado que gane. Pero estaba aquí no solo para subir de posición, sino aprender, y de paso, divertirme un poco.

- Sé que la vez pasada no fui muy... "comunicativa"... - tenía que empezar con eso...

Hola, Ximena.

Responde con una sonrisa más amable y mucho más tranquilo, animado por la broma de ella. Se sienta frente a ella, ladeando la cabeza con el gesto dramático que hace.

¿El sueño de una noche de Verano?

Pregunta, medio divertido, apoyando su cabeza sobre la mano antes de suspirar.

¿Poco comunicativa? Realmente estuvo bastante bien. Salvo que haya algo que quieras... comunicarme. Y no lo hayas hecho.

Toma la copa para chocar el cristal contra la de ella antes de tomar un trago y dejar que los matices de la madera y la uva llenen la boca y las fosas nasales.

- Mientras yo sea Titania y tú... - me quedé pensando unos segundos, con la mirada hacia arriba, a la derecha - ...mmm... ¿Oberón o Bottom?

Al sonido de las copas chocar le miro a los ojos, un poco a juego, un poco a saber qué tal. Bien, me buscó, y casi al mismo tiempo que lo busqué.

Jugué con mi cabello, cepillándolo un poco con los dedos, tratando de pensar lo que voy a decir. Esto va a ser complicado.

- Sé que tengo reputación de maneater, pero nada más lejos de la verdad. - hora de confesar. - Parezco muy... provocativa. Pero en realidad no hago esto mucho, y menos con compañeros de trabajo. No sé si es el agradable ambiente a Juego de Tronos o qué, pero creo que vale la pena tomar algunos riesgos.

Estaba diciendo todo y nada a la vez. Me tumbé sobre la hierba, mirando a las estrellas.

- ¿Que piensas de mí?

Y yo... ¿el sapo?

Pregunta, de nuevo con cierto tono juguetón. En realidad no se estaba tan mal y lo que él buscaba, una vida tranquila lejos de las complicaciones no era algo tan lejano. Aunque no sabía si ella comprendería el salto.

¿Maneater? -pregunta, realmente confuso, mientras se sienta al lado de ella para mirarla- Nada más lejos de la verdad. En realidad, ni siquiera he pensado nunca en ello. Quiero decir... tú eres tú ¿no?

Pregunta que precede a la de ella.

Por un lado, si esto fuese juego de tronos, me pido a Tyrion, es listo y sabe lo que quiere. Eso sí, en guapo -sonríe y la mira antes de suspirar y poner su mano sobre la de ella-. ¿Lo que describí de tí no es suficiente?

Se acerca a ella para susurrar al oído. Puede que fuese el único trago al vino, o que sencillamente estaba loco... o que la suerte ya estaba echada. Pero no se iba a detener.

Brillas y das calor, ayudas y te esfuerzas. Pero necesitas a tu entorno. Y más importante... estás titilando... de frío... por dentro.

Vale, se había pasado, pero había hablado sin pensar. Se aleja un poco y se esfuerza en dedicarle media sonrisa. Iba a complicarse mucho más de lo esperado aquello y se imaginaba que no se lo tomaría a bien, pero no era de los que dejase una pregunta sin responder, y menos cuando parecía importante para la otra persona. De hecho, cayendo en la cuenta de lo cerca que había estado cerca de ella se sonroja un poco -echaría la culpa al vino- y decide contraatacar y de paso tratar de deflectar un poco la atención.

¿Y tú de mí?

Me reí ante la idea del sapo.

- Bueno, Titania se enamoró de un hombre con cabeza de burro. Aunque sí que tu cara no tiene esos rasgos. - le acaricié la mejilla, con algo de juego. - Lo creas o no, a veces soy un poco insegura. Por eso pregunto tanto. Creeme, es mejor no ser tan bella a veces. Es la maldición de Jessica Rabbit... - digo, fingiendo un tono macabro y spooky de Goosebumps. - Pero Tyrion te queda. Yo me pido a Margaery, pero sin el fuego valyrio.

Siento un escalofrío al escucharlo susurrar en mi oído. Cierro los ojos, entregándome a esa deliciosa sensación. Después de que se aleja ahora soy yo quien se acerca, tanto que siento su aliento, con la nota a vino, en mi naríz. Lo miro a los ojos, levemente sonrojada. Sentía los latidos de mi corazón en las orejas. Era un salto de fé.

- Quizá... también lo haya dicho. Y quizá, valga la pena decirlo ahora con acciones.

Y busqué sus labios.

Bueno, la ver...

Fuese lo que fuese a decir, a responder, queda acallado por el gesto de ella y la vorágine de emociones de arden espontáneamente. Sorpresa. Miedo. Calor. Ansia. Pasión. Deseo.

Qué diablos.

Piensa, antes de poner una mano en su nuca y responder a su beso con pasión. No sabía qué sería luego, pero ahora... ahora era de ellos.