—¡Ah, bien! Si estará aguardando no será necesario arrojar las monedas porque nos verá llegar. —se despidió con la mano del dragón y se giró a los demás con los brazos en jarras —¡Pues en marcha! Tengo ganas de ver ese carnaval flotante. ¡Debe ser fantástico!
De un salto empezó a ascender. Dejó que los chicos subieran a Lía, que para eso tenían más músculo. En casa eran los encargados de acarrear muebles mientras ella daba indicaciones.
—No hablaba forma literal—respondió Zeliarn mientras la hechicera empezaba en volver—. Tomáos vuestro tiempo en volver. Días o semanas. Tengo cosas que hacer.
No parecía que el dragón quisiera volver a los aventureros en el corto plazo. La sierpe miró a la elfa
—No, no sospecho nada. Pero en ese barco he visto cosas que no había visto antes. Quiero saber qué son—entonces por último miró a Rogen o más bien a su impertinencia—. Los dragones tampoco crecen en los árboles, ¿sabes? Si tan preciadas son esas diez monedas de oro, guárdatelas y no interrumpas mi paz.
Puede que los dragones metálicos fueran buenos, como había demostrado cuando los había salvado del tiburón. Pero también podían ser criaturas orgullosas que no tenían por qué tratar como iguales a los seres mortales. Ni siquiera a los longevos elfos.
Con un grácil tirabuzón, Zelifarn volvió al fondo marino y ser perdió en el interior del Nuncabrillante.
Los aventureros iniciaron el ascenso con Lav y Rogen ayudando a la pobre Lia. Lento pero constante y por suerte sin llegar a perderse el efecto de las pociones, las cuatro cabezas rompieronla superficie del agua y el aire marino inundó sus pulmones.
—Sois unos cabrones—fue lo primero que escucharon de una malhumorada Alexandria.
Rogen no le prestó atención a las palabras del dragón. Si le había molestado que así fuese, había empezado él pidiendo que tiraran el dinero.
Con todo lo que había pasado abajo el guerrero se había olvidado de que Ax había tenido que quedarse sin poder bajar, y eso no le había gustado nada.
-Hey. Tenía que quedarse alguien competente aquí arriba. No podíamos arriesgarnos a que nos robaran la barca de Lav.
Eso sí. Te has perdido un combate contra un tiburón enorme que casi se come a Lia, y hemos encontrado al dragón.-
Ayudó a la elfa a subir a la barca y luego lo hizo él mismo. En la parte más alejada que pudo de Ax, claro está.
- Unos cabrones con suerte.
Ascendió a duras penas a la barca ayudada por sus amigos. Con una mueca de dolor se dejó caer en cubierta. Ahora a la luz del día, se podía apreciar la palidez del rostro (ya de por sí blanquecino como elfa lunar).
- Casi me come un tiburón gigante. El karma, supongo.
Lia se acurrucó en un lateral y se tapó con la capa. Aprovechó para contar a Ax lo sucedido, el incidente, la conversación y la petición de Zelifarn.
- Necesito una copa -añadió finalmente- las misiones de Aegis son una experiencia, no se lo voy a negar al tío.
El capellán parecía otro, no estaba socarrón, y el efecto o influjo de las bebidas nocturnas no parecían mantenerse en el.
Se las apaño para asegurarse de que Lia estaba bien, y miro a Ax con un gesto para que se sentara.
- Bueno, ha sido una experiencia que sinceramente espero no tener que repetir. Los dragones son… complicados, y este no escapa de esa definición. Pero lo de el tiburón parlante no me ha gustado ni un poco.
Luchar contra un ladrón, o un matón tiene su peligro. Pero ser un pez en una bañera, frente a un escualo es algo que pasara al top tres de cosas con las que tener pesadilla.-
En cuanto todo el mundo se subió al bote, incluso antes de revisar sus pertenencias, ya estaba con los remos en la mano para salir de allí.
Por último subió Chispa, a la que tuvieron que ayudar porque su disfraz empapado pesaba demasiado.
—Uf, uf... Bueno, no te has perdido tanto, ¿eh? — mintió un poco para que Ax no se sintiera mal — El dragón era como dice Lav. — hizo una mueca — ¡Muy impresionante al principio, eso sí! Pero al final es como un lagarto muy grande y prepotente que pide cosas. ¡Hasta me miró mal cuando le pregunté qué había encontrado entre los barcos! Imagínate cómo fue el resto... Como si me interesaran algo sus tesoros. Que sí me interesan, claro, pero no para quedármelos. Pero como sea, no es muy buen conversador. Te hubieras aburrido.
Las explicaciones no convencieron a Alexandria para nada sino todo lo contrario. La norteña le quitó los remos a Lav de mala gana y, aunque parecía que se iba a liar a palos con sus amigos,se puso a remar con ímpetu. Eso si, sin dejar de fruncir el ceño y dejar patente que estaba molesta todo el tiempo.
El grupo volvió a su casa y siguiendo las instrucciones de Aspros, mandó un mensaje a Gerta informándole de todas sus averiguaciones. Todo se quedó ahí hasta que dos días más tarde, se encontraron por la mañana una bolsita de cuero. Venía acompañado de una breve nota del Arcano de Hierro agradeciendo el trabajo (de forma muy escueta) y explicándoles el funcionamiento del contenido de la bolsa.
Recibís una bolsa con Polvo de Sequedad. Tenéis a vuestra disposición 10 usos de tan maravilloso objeto.