-Mil disculpas, Tallisolvanar- dijo haciendo una leve inclinación de cabeza acompañando la disculpa -De todas formas, puede llamarme Rabi. No le quito más tiempo, muchas gracias por su amabilidad-
Saludó y el gnomo miró hacia el cielo. Sonrió ampliamente.
...qué curioso dedicarse a tallar madera y llamarse de esa manera...
Todavía quedaba rato para seguir visitando vecinos, pero decidió pasar a visitar a su padre antes de ir a la taberna... habría tiempo para conocer a los demás.
Creo que habías dicho que éste era el último, así que, ya que creo que lógicamente queda tiempo, iré a visitar a mi padre (para que me dé algo de comer, claro está XD) y luego iré a la taberna.
Me encantó Tal (¡se lo recortaba aún más! jajjaja)
El gnomo abandonó la carpintería del peculiar semielfo. No había sido una mala primera toma de contacto con sus nuevos vecinos. Estaba claro que en el Callejón vivían personas de lo más variadas y que no todas se iban a tomar bien la aparición de nuevas compañías en el vecindario. Eso implicaba cambios, sobre todo si había aventureros de por medio. Aunque necesarios en un mundo como éste, todo el mundo sabía que un aventurero era un sinónimo de problemas.
Rabi se marchó a visitar a su padre. Podría haber visitado a algún vecino más, pero si quería pasar antes por casa iba a ir justo de tiempo. A fin de cuentas, El Portal Bostezante estaba en el Distrito del Castillo. Le iba a llevar un rato llegar incluso sabiendo los mejores caminos para llegar. A fin de cuentas su conocimiento le ayudaba a paliar la velocidad a la que le llevaban sus cortas piernas, pero no mucho más.
Rabi continúa aquí.