Partida Rol por web

El haberse pasado la vida metiéndose en problemas, le habían dotado de unos rápidos reflejos. Claro que de no haberlos desarrollado, seguramente se habría llevado mucho más golpes. Después de todo, cuando alguien tiene una bocaza como la suya y tiende a actuar por instinto, siempre acaba topándose con aquellos que tratan de hacerle daño. Por lo que si no adelantaba a los ataques de sus adversarios, su escasa fuerza física le convertirían siempre en un objetivo fácil de tumbar.

-Predecible rubita, está claro que esto no es para vosotros. Ambos sois muy predecibles, tal vez deberíais de dedicaros a no sé, el punto de cruz o algo así. Está claro que no podéis con el gran Moussa, soy el amo y lo sabéis.    -Indicó con arrogancia y dotando a sus palabras con cierto aire de desdén, esperando así que eso lograse enojarlos y así, actuasen de forma mucho más precipitada y evitasen en pensar en formas de vencerlos.

El adueñarse de aquella forma del balón tal y como había hecho Aitor, les podía poner en grandes dificultades. Estaba claro que el otro equipo se atrevía con estrategias más osadas, mientras que el suyo estaba cortado por un patrón más heroico y eso, los limitaba mucho. Por suerte, Vent, el jugador más peligroso del otro equipo aún no había actuado, si el chico hada empezaba a tomarse en serio todo aquel asunto, podía inclinar la balanza hacia su equipo rápidamente. Así que lo mejor sería despacharlo cuanto antes.

Apenas tomó el balón con sus manos, Moussa se teletransportó a unos pocos metros de distancia. El senegalés sonreía ampliamente y lanzaba una mirada de superioridad a Zenitram, quién no tardó en darse cuenta de cual era le motivo. El senegalés se había teleportado con el balón, pero había dejado atrás la red metálica que el genio del grupo cuatro, había extendido por todo el balón.

-¡Rudy, desintegra esa red de metal! ¡César, llamarada contra los que están atrás!¡Diana, apresa a Sirena con tus superbrazos de goma!

Tras ladrar aquellas órdenes, las cuales seguramente no obedecerían como era ya algo habitual, lanzó el balón contra Iván.

-¡A la orden! -dije con efusividad.

Apreté los puños, adopté una posé más "Ruda" y disparé mi Visión Atómica. Intenté lanzarla con la energía suficiente para poder derretir la malla de Zenitram.

- ¡Voy! - gritó César, siguiendo la indicación de Moussa. 

Con un rápido movimiento encendió el mechero. La llama voló por el campo de juego y se interpuso entre los jugadores de delante y los de atrás, separando a Zenitram y Estigia de Sirena y Vent.

Antes de que Diana pudiese reaccionar, Moussa liberó el balón de la red metálica y lo lanzó contra Iván. Al mismo tiempo, Rudy lanzó su Visión Atómica contra la red metálica de Aitor, con el fin de destruirla. César, para separar al equipo contrario, creó un nuevo muro de llamas, pero esta vez aislando a Zenitram y Estigia en la parte trasera.

El balón trazó un arco en el aire, cayendo sin mucha fuerza en el campo contrario. Iván tan solo tuvo que apartarse un poco para dejar que tocase el suelo antes de atraparlo tras el rebote. 

La Visión Atómica de Rudy dio de lleno en la red metálica, que salió despedida hacia el fondo del gimnasio. Cuando cerró al fin los ojos todos pudieron ver un manchurrón negro en la pared. La red metálica estaba al rojo vivo, pero no había sido destruida.

-Se acabó -sentenció Aitor en voz alta. Las llamas le incomodaban sobremanera, eran una provocación y un elemento no seguro en medio de una situación en los límites de lo admisible respecto a lo que podía considerarse una situación de riesgo no significativo. Las llamas queman. Había que poner freno a los desmanes del joven incendiario.

Olvidando por un instante la malla metálica que Cráter se había encargado de calentar al rojo vivo, Zenitram se centró en otro elemento metálico: el zippo de César. En un instante las diferentes piezas del mismo comenzaron a disgregarse en el aire entre chasquidos.

Si César necesitaba un mechero para iniciar sus poderes ígneos, tendría que servirse de otra fuente, porque aquel que tenía entre las manos ya no iba a funcionar...

Salamandra abrió mucho los ojos mientras el mechero que tenía en sus manos se caía a trozos. El muro de llamas que estaba manteniendo se desvaneció, al perder su amo la concentración.

- ¡Serás...! - gritó el piroquinético, sin llegar a decir el insulto que tenía en mente.

Frunció el ceño y miró fijamente a Aitor mientras dejaba caer de su mano lo poco que quedaba del mechero.

Sara no dijo nada a Moussa ante sus bravuconadas. Tan sólo sonrió con suficiencia, mostrando que no le afectaba.

- Muy buena jugada la de la red, pero no podréis contra nosotros. Es mejor que os unáis. Pasad a este lado del tablero y así ¡ganaremos todos! ¡conseguir una alianza es una forma de ganar! ¡venid con nosotros, César, corre, ven! ¡Venid todos!

Exclamó buscando una alternativa para terminar el enfrentamiento con una victoria, o como mínimo para ganar una ventaja aplastante. Ya parecía que lo de las reglas del partido era un poco relativo, así que cualquier cosa valía.

Moussa tiró hacia Iván, quizá por tener la osadía de retarle, quizá porque por alguna extraña razón le temía más que al resto del grupo como atacante. El caso es que por suerte o falta de pericia Iván pudo esquivar el balón y recoger el rebote con cierta facilidad, antes de que César volviese a dividir el campo en dos con un muro de intensas llamas.

Por suerte Aitor estaba preparado para la situación, y con un mero pensamiento se deshizo del mechero de César, terminando con el muro de llamas en el proceso. Sonriendo de alegría por eso, a Iván se le ocurrió por fin qué hacer con la bola.

Mientras Sara les distraía con una estrategia sin sentido – después de todo aquello era una competición… - Iván empezó a concentrar su caótica energía en el balón. No había hecho nunca nada semejante pero creía que sería capaz de hacerlo. Miles de pequeñas luces de colorines brotaron de él y empezaron a fluir como un tornado hacia el balón. A los pocos segundos la fuerza de rotación era tan grande que las luces formaron un disco, como si de una galaxia con su agujero negro central se tratase. El espectáculo duró poco, un par de parpadeos después y todo su poder se había escondido en el interior del balón, dejándolo de alguna forma oscuro a la vez que reluciente.

Iván lo sostuvo entre sus dos manos durante un tiempo, asegurándose de que podía seguir controlándolo el tiempo suficiente, y sonrió a sus compañeros cuando determinó que esto podía funcionar, aunque le robaba gran parte de su concentración.

- ¡Marina! ¡O Gina! ¡Una de las dos, dadle!

Lanzó la bola por encima de la cabeza de Marina, con intención de que le diese como si fuese un remate de Voleibol, pero de forma que si así lo quería Aitor, Gina podía saltar hacia adelante y hacer lo propio.

Aitor escuchó claramente a Víctor cómo ofrecía a Gina o a Marina la opción de "darle" a la bola. Gina, pese a que sus sensores funcionaban perfectamente, no era capaz de tomar la iniciativa, pero una orden simple de su creador hizo que la ginoide se abalanzase con determinación hacia la bola. Un simple paso más tarde, se impulsaba con gracilidad con una pierna y el salto resultante era a todas luces superior al que un simple humano podría realizar.

Al ir a coincidir en tiempo y espacio la robot y la bola, Gina realizó un movimiento característico del volleyball, "matando" el balón, apuntando la trayectoria resultante del golpe hacia Cráter. O no, porque algo bastante extraño sucedía con aquella pelota, cargada previamente por Vent...

Cuando Gina le dio al balón, un súbito estallido de luz llenó el campo de juego. Con el sonido del metal golpeando la goma, el balón se precipitó hacia el campo contrario, sin embargo, no estaba solo. Del mismo punto donde Gina lo había golpeado, surgieron decenas de balones idénticos.

¿El balón se había multiplicado? 

Los balones invadieron el campo contrario desde arriba, convirtiéndose en un ataque en área casi inevitable.

Tan solo Moussa se dio cuenta de que eran todos balones falsos. Todos menos uno. Mientras Rudy, Diana y César trataban de esquivar sin éxito la lluvia de balones que les había lanzado Gina, Moussa vio como el balón verdadero rebotaba en la pierna de Rudy y salía volando hacia arriba. 

Sólo él podía salvar a Rudy.

Sin embargo, Marina y Iván también estaban en posición de tomar el balón. Y los dos sabían cual era el verdadero. 

Sirena fue la primera en reaccionar y, sirviéndose de su gran fuerza, dio un gran salto para atrapar el balón en el aire. Sin embargo, el balón se le escapó de las manos.

¡La jugada salió a las mil maravillas!

En cuanto Gina tocó el balón este se dividió en decenas de relucientes réplicas que llovieron por todo el campo contrario. Los rivales se pusieron a intentar esquivar tal avalancha frenéticamente, pero el balón verdadero, el único que contaba, acabó golpeando a Rudy en la rodilla. ¡Había salido todo a pedir de boca!

El balón rebotó por los aires, y Marina intentó recogerlo para "confirmar" la muerte de Rudy, y estuvo a punto pero fracasó por muy poquito. Iván se había puesto en movimiento nada mas ver el balón así que estaba dispuesto para intentar capturarlo él mismo.

Casi no llega, tuvo que estirar los brazos un montón para tocar el balón con la yema de los dedos, pero fue suficiente para desviarlo hacia arriba y cogerlo cuando volvía a caer haciendo una cesta con los brazos. Sorprendido de su propia captura, cogió el balón con ambas manos y lo elevó al cielo, triunfante.

- ¡Toma ya!

Cuando Iván atrapó el balón en el aire Rudy quedó eliminado. El juego se pausó durante unos segundos mientras Rudy andaba hacia la zona de los eliminados, detrás del equipo contrario. 

- Esto no pinta bien - comentó César en voz alta mientras veía como su compañero salía del campo de juego.

Ahora no solo estaban en desventaja, sino que Iván volvía a tener el balón.

Iván descendió al nivel del suelo y pidió a sus compañeros que se acercasen para trazar un plan, aprovechando la breve pausa del cambio de campo de Rudy, y durante ese tiempo le pasó el balón a Aitor.

- Hey, a ver que os parece esto - cuchicheó Iván para que no le oyeran los demás - Uno de vosotros vuelve a lanzar, esta vez contra Diana, supongo que Gina de nuevo. Yo intentaré sincronizarme con quien sea que lanza, y llenaré el aire de mi magia, no para atacar sino para hacer un poco mas confuso hacia donde sale el balón. Sara - miró a su compañera - ¿Crees que puedes separar a Diana del resto con media cúpula de hielo o algo así, como una portería? O al menos un muro. Marina, si pudieras usar tu poder justo cuando el balón está en el aire, no importaría mucho que todos nos quedemos embobados... Mientras se queden mirando a la Luna también los del equipo contrario... Y quizá Aitor podría darle alguna orden preventiva a Gina para evitar la catastrofe si nos quedamos atontados nosotros pero ellos no... ¿Es posible Aitor? ¿Os parece buena idea?

-Qué cojo... -bramé cuando vi la tormenta de balones.

Me había quedado embobado como un tonto, intentando pensar cual de ellos parar. Levante la mano derecha a ver si por suerte paraba el real, pero fue inútil. 

Empezaba a notar el cabreo haciéndose grande en mi interior. Sabía que era un juego, pero estaba resultando muy inútil. ¡No había hecho nada bien en todo el partido! Mis ojos empezaron a humear un poco.

-Rudy, relájate. Es solo un juego. -pensé.

Al parecer después de matarme, Iván se quedó el balón y luego se lo pasó a Aitor.

-¡Eh! ¿No sé queda el balón el que ha sido eliminado? -dije claramente molesto mientras iba a la zona.- En Colombia, cuando jugaba, se lo quedaba el muerto.

-¡oh, mierda! Vaya asco de tiro.    -Se quejó el senegalés al ver como el balón que acababa de lanzar, salía de sus manos sin apenas fuerza.     -Chissstttt...   -Arrugando la frente, se enfadó consigo mismo al ver que prácticamente, le había regalado el balón al equipo contrario.

Lo peor de todo vino poco después cuando tal y como se había temido, Iván usó su extraña magia para dotar al balón de un extraño poder. Instantes después, el balón arrojado por Gina se multiplicó hasta convertirse en una avalancha prácticamente imposible de esquivar.

-¡La sombra! ¡Fuck!

Moussa se giró dando la espalda al equipo contrario mientras maldecía en voz alta al ver que Rudy era eliminado del partido. Los balones no habían sido más que meras ilusiones, por lo que tan solo uno de ellos proyectaba una sombra el suelo. Trató de advertir a Rudy, pero todo sucedió demasiado rápido como para poder hacer algo. De haber tenido el escudo Asgard activado tal vez podría haber hecho algo, pero ya era inútil lamentarse.

-Muy bien, reunión de equipo, ya es hora de ponerlos en su sitio...

Aprovechando la reunión del equipo contrario, Moussa hizo lo propio con el suyo. Era hora de empezar a trabajar en equipo o retirarse.

De espaldas al equipo contrario, el rostro de Moussa se relajó y se permitió una pequeña sonrisa en los labios. Tenía algo que contarles a Diana y a César, en especial a este último. Algo que si usaban bien, podrías otorgarles cierta ventaja y equilibrar las cosas.

-Muy bien, ahora creen que nos tienen donde quieren. Vent posee una magia muy rara y poderosa, pero usarla le agota rápidamente, así que solo tenemos que aguantar.  Supongo que los siguientes objetivos seremos Diana o yo, seguramente te subestimen César, pero ese será un gran error.  -Mirando por encima del hombro durante un instante, volvió la mirada hacia el equipo contrario.  -Voy a intentar sacarlos del campo de juego, no estoy seguro de lograr sacarlos a todos, pero espero que uno o dos queden fuera y por tanto eliminados.

Con cierto aire pensativo, Moussa lanzó una mirada a Diana, la verdad es que no sabía muy bien cómo tratar con ella. Hasta ahora había estado muy callada y no parecía muy metida en el juego. Casi sentía que la muchacha tenía la cabeza en otro sitio, pero no se atrevió a decirla nada. La muchacha de los puño-Yunque le acojonaba un poco. Así que prefirió dejar que fuese ella quién tomase la palabra o aportase algo a la reunión.

-Bueno, César. Ahora eres nuestro as en la manga. Los muy idiotas creen que sin tu mechero no eres rival para ellos, pero yo sé la verdad. El mechero solo es una mierda que usas para enfocar tu poder. ¿Recuerdas mi primer salto al vacío? De alguna forma usaste tu poder sobre mi, no estoy seguro de lo que ibas hacer, pero sentí un gran calor en mi interior. No sé si ibas a intentar hacerme volar, protegerme de la caída o abrasarme por darte un susto de muerte, pero eso me ha hecho pensar, que si pudiste hacer eso sin tu mechero, es porque en realidad, no lo necesitas. Tal vez no controles realmente el fuego, sino el calor...Además si lo piensas bien, el muro de fuego no estaba mantenido por el mechero. Una mierda de llama tan pequeña, era imposible que mantuviese algo tan grande como ese pedazo de muero de fuego que habías creado. Así que eso me dice que has sido tú en todo momento quién ha creado el fuego y lo ha utilizado. Solo necesitas confiar en ti, bro. Concéntrate y trata de sentir, no sé, el calor de propio cuerpo y úsalo para alimentar tu poder. Hazme caso tío, yo casi nunca me equivoco, tu no controlas el fuego...¡Tú eres el fuego!

Moussa estaba totalmente seguro de su teoría, por lo que sin duda esperaba ver dentro de poco un gran despliegue de poder por parte de César. Claro que aquella no habría sido la primera vez que se había equivocado. Aún así, esperaba no estar equivocado y para dar ánimos a César, alzó su pulgar indicando que confiaba en él. 

-El balón ya se ha pasado antes y no se había alegado nada, Cráter -puntualizó Aitor en tono neutro.

Gina tomó el balón de manos de Vent sin demasiados miramientos, la agarró con una sola mano, esperó a que sus compañeros de equipo acabaran de compenetrarse y finalmente lanzó el balón, que salió propulsado a gran velocidad. El objetivo ahora era Diana. Si todo iba bien, el equipo contrario iba a quedarse sin "hombres fuertes" y de ser así su capacidad de ataque podía ser fácilmente controlada. No obstante el equipo contrario tenía superpoderes, así que cualquier cosa era posible...

Mientras tanto las diferentes piezas metálicas del zippo volaron hacia Zenitram raudas y veloces, deteniéndose junto a él y comenzaron a mutar en una nueva forma: hilos de metal que se trenzaban en el aire con gran habilidad, formando una cuerda fina y flexible.

Después de reunirse Moussa, Diana y César los adolescentes volvieron a sus sitios. César parecía más serio que antes. Apretaba los puños y murmuraba algo en voz baja, para sí mismo.

Tras tomar el balón, Aitor se lo pasó a su ginoide y se dispuso a afrontar el próximo asalto del partido.

Gina lanzó el balón con un rápido movimiento de brazo, acompañado por un chasquido metálico. Su lanzamiento fue certero, y acertó de lleno en el pecho a Diana.

El balón salió disparado hacia arriba, trazando un arco en el aire hasta que, durante un instante, se detuvo en el aire antes de iniciar su caída hacia el suelo.

Era el momento de saltar a por él, pero esta vez no había trucos.

César, que estaba especialmente concentrado, fue el primero en saltar. Pero se tropezó con su propio pie y cayó al suelo de cara. 

¡Au! ¡Eso duele!