Partida Rol por web

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

ALBA.

La noche transcurre plácida y tranquila mientras Walthus y sus serpientes montan guardia.

Walthus os despierta con las parihuelas ya terminadas, una obra de artesanía bien confeccionada, y el olor a huevos fritos para el desayuno. Os dice que mejor no preguntéis de qué animal son los huevos. Ante la insistencia de Giorgino confiesa que de un animal con muchas patas.

Os da un té de hierbas caliente, amargo pero reconfortante. Los huevos tienen un cierto regusto repulsivo, pero también un sabor principal picante que resulta estimulante.

Serveris y Sandru están algo mejor del resfriado, aunque es difícil asegurar que sea gracias a la pasta-jarabe de Walthus, o más bien a un deseo de recuperación y ansia de aventura.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

ALBA.

Las serpientes sólo eran serpientes, y un mediano no iba a tocarles los huevos con todo lo que habían pasado. Además, le habían ayudado antes, con lo que el bárbaro se limitó a asentir a las palabras de Buentocón para, acto seguido, dejarse caer en el suelo, dispuesto a dormir tanto como fuera posible con su manta y su saco. Disfrutó con las historias de Sandru y no pareció importarle la presencia de las serpientes. Al escuchar las preguntas que dirigían unos y otros al mediano, negó con la cabeza, para sí, y esperó a que el mediano se fuera a preparar algo de comer, antes de mirar a Bevelek y a Giorgino.

- Cada sitio, sus reglas. Si te tocan los huevos, los mandas a la mierda, o los atacas, o te largas. Pero es su casa, si quiere tenerla llena de serpientes, es cosa suya, ¿no? Si no es enemigo, y no lo matamos, ¿para qué meterse con quien prefiere tener de compañía? Lo sé, lo sé... no os metíais con él. Pero los que tienen aficiones raras suelen tomarse a mal que se les pregunte demasiado por ellas. Bueno.... pues parece que vamos a volver vivos y sanos- sonríe de oreja a oreja- Buen trabajo, todos.

Tal como prometió, el bárbaro duerme toda la noche de un tirón, y cuando se levanta da buena cuenta del desayuno preparado por el mediano.

- Joder, picante como él sólo, ¿no?- dice mientras devora los huevos, de estupendo humor- Gracias por al hospitalidad, señor Buentocón. A ver si alguna vez te pasas por la posada del pueblo y seguro que Ameiko te lo compensa.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

ALBA.

El olor del comida recién hecha despierta a Sandru, que se despereza mientras se desenrolla de la manta en la que estaba envuelto. Parece que un par de serpientes se habían alojado en la parte baja de la misma el varisio las despide con un gesto mientras se alejan siseando con aspecto algo indignado.

Mientras da cuenta del exótico desayuno, se da cuenta de un detalle que le hace sonreír. Ha dejado de moquear y ni siquiera había estornudado una sola vez. Sorbió el amargo té, esperando que acabara de arrastrar los mocos y gargajos mientras masticaba los picantes huevos. Si Walthus los ponía en la mesa, para él era suficiente. Al terminar prepara el petate, mete en un saco el tarro con la cabeza del monstruo en salmuera, y dispone de las parihuelas para trasportar el cofre y el pedazo de madera con el nombre del barco.

- Gracias de nuevo por tu hospitalidad amigo Walthus, si necesitas algo no dudes en venir a Punta Arena o mandar un mensaje. -

El varisio estrecha el antebrazo del mediano en el gesto de camaradas aventureros, y abre la marcha hacia Punta Arena. El regreso al hogar. Veríamos qué les deparaba.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DEL JURAMENTO, DIEZ DE ABADIO.

EN LA CASA DE BUENTOCÓN.

ALBA.

Walthus se despide de todos y el grupo emprende el regreso.

Punta Arena no está lejos, pero cargados y cansados como están, posiblemente tardarán horas en recorrer una distancia que en otras circunstancias se recorrería en mucho menos.