DRAMATIS PERSONAE: HEROES PRINCIPALES.
- Escena puramente informativa.
AMEIKO KAIJITSU:
Ameiko es una mujer hermosa, pero en cierto modo irreverente, de ascendencia Tian, que regenta la taberna El Dragón Oxidado en Punta Arena y que resulta ser miembro de una de las familias fundadoras del pueblo.
Sus padres y hermanos mayores han sufrido destinos desafortunados en los últimos años, dejando a la joven como única Kaijitsu restante en el pueblo. Ameiko puede pertenecer a la nobleza del pueblo, pero nunca le ha importado la aristocracia; siempre ha sentido ansias de explorar, y le encanta escuchar historias de aventuras y hazañas audaces. Incluso pasó casi un año como aventurera, junto con su amigo Sandru Vhiski. Su breve carrera como aventurera le proporcionó dinero suficiente como para comprar inmediatamente El Dragón Oxidado, y ahora hace de propietaria del establecimiento en su ‘jubilación’.
Da la impresión, sin embargo, de que abandonar la vida de aventuras no fue una decisión completamente voluntaria; desde luego no habla mucho de lo que ocurrió en su última aventura, o de qué sucedió con los demás miembros de su grupo. Y aunque tiene muchos amigos y admiradores en el pueblo, Ameiko nunca ha aceptado a nadie como más que un amigo; evita las preguntas personales y evita diplomáticamente las proposiciones de romance, para desesperación de diversos pretendientes ansiosos de Punta Arena.
Tiene talento como cantante y tocando el samisen y, si quisiera, Ameiko podría llevar una vida de comodidades aquí en el pueblo. Sin embargo, los que la conocen bastante bien, la conocen lo suficiente como para saber que cada vez está más aburrida e impaciente por no tener nada más a lo que aspirar que una "vida segura" en un "pueblo seguro".
Si alguna vez se le presenta la oportunidad de emprender un viaje épico u otra gran aventura, seguramente Ameiko vendería El Dragón Oxidado y se lanzaría de cabeza a buscar fortuna sin pensárselo dos veces.
SANDRU VHISKI:
A sólo unos pocos años de la mediana edad, Sandru Vhiski es un hombre encantador, atractivo e irreverente en las proporciones justas que habrían podido hacer de él un timador de mucho éxito entre los sczarni, incluso sin tener en cuenta que su hermano mayor, Jubrayl, es (supuestamente) el líder local de los sczarni de Punta Arena.
Aunque la muerte de sus padres durante una violenta tormenta fue trágica, irónicamente fue lo que salvó a Sandru de una vida como sczarni, pues mientras que Jubrayl era lo bastante mayor cuando sucedió como para apañárselas por su cuenta (y por tanto cayó completamente en las redes de los sczarni), Sandru era sólo un niño.
Su cuidado recayó en Koya Mvashti, una amiga de la familia que prácticamente era la tía del joven Sandru. Bajo su guía y apoyo, Sandru logró evitar juntarse con los sczarni y, cuando tuvo edad suficiente, en su lugar buscó empleo como guardia de caravanas.
Durante varios años, Sandru evitó regresar a Punta Arena, pero tras quedarse sin trabajo en el negocio de las caravanas, se unió a un grupo de aventureros ansiosos por explorar las Ciénagas Espesas, la Floresta Agreste, y las Montañas Cicatriz de Niebla. Quiso el destino que otra antigua habitante de Punta Arena, Ameiko Kaijitsu, también formase parte de dicho grupo.
Sandru y Ameiko se llevaron bien desde el primer momento y pronto se hicieron muy buenos amigos; aunque ambos afirman no haber sido nunca nada más que eso. Al igual que Ameiko, Sandru ganó una fortuna nada desdeñable durante su breve carrera como aventurero, y es igual de reacio que ella a hablar de las razones por las que abandonó esa vida. Cuando dejó las
aventuras, en lugar de comprar una taberna, adquirió su propia caravana, tras lo cual propuso a Koya que le acompañase en sus viajes, sabiendo que ella quería ver mundo.
Sandru no vive ne Punta Arena, aunque de todos modos se considera a sí mismo un habitante más del pueblo. Sólo suele estar por allí unos pocos días al mes, puesto que su caravana es una de las más activas de la región.
En compañía de su madre adoptiva, Koya Mvashti, y de un par de hermanos varisianos llamados Bevelek y Vankor Dalmuvian, Sandru realiza el viaje desde Puerto Enigma a Magnimar y luego a Korvosa dos o tres veces año. Aunque saca un buen beneficio de vender mercancías en estos viajes, el dinero no es la motivación principal de Sandru: ama la carretera, y ama la tradición.
No cuesta mucho que Sandru empiece a hablar sobre la historia de los varisianos, sus tradiciones de danza, sus fulares, predicciones de fortuna, caballos y carros, lugares históricos y leyendas. En temporada baja, cuando el clima hace que viajar sea demasiado peligroso o incómodo, Sandru prefiere quedarse en Magnimar, donde ayuda a otros varisianos con su talento para la carpintería e inicia escarceos con el panorama político de ese pueblo. Aún no ha adoptado la convicción de convertirse por completo en un representante de su gente en Magnimar, sin embargo, pues sabe que la llamada de la carretera le alejará de cualquier responsabilidad local en cuanto terminen las lluvias cada primavera.
Ha tenido unos cuantos roces con su hermano en los últimos años, y se dice que cada vez está más convencido de aceptar un contrato mercantil que le lleve más lejos de lo normal, en parte para satisfacer el deseo de Koya de experimentar un gran viaje, y en parte para alejarse de la peligrosa influencia de su problemático hermano y sus colegas sczarni.
KOYA MVASHTI:
Hasta que falleció por causas naturales hace apenas unos meses, Madame Niska Mvashti era la persona más vieja de Punta Arena. Nadie sabe exactamente la edad que tenía la vieja pitonisa varisiana cuando murió (ya era vieja cuando se fundó Punta Arena hace cuarenta años), pero el hecho de que su única hija Koya sea una mujer vieja es bastante revelador.
Koya se ha pasado una buena parte de su vida recorriendo Varisia con diversas caravanas, haciendo de sanadora cuando era más joven, y más recientemente de adivina. Desde hace unos años, su hijo adoptivo Sandru Vhiski y ella viajan en una ruta de caravanas entre Puerto Enigma, Magnimar y Korvosa dos o tres veces al año. Su caravana pasa la mayor parte del tiempo relativamente cerca de punta Arena, sin embargo, y eso ya le iba bien a Koya, pues le dejaba más tiempo para cuidar a su anciana madre.
No obstante, desde la muerte de la vieja Niska, el luto inicial de Koya se ha convertido en una especie de melancolía taciturna. Como adoradora de Desna desde su niñez, se ha dado cuenta de que aunque ha viajado extensivamente por las tierras bajas varisianas, nunca ha estado más allá de las fronteras de la región. Los relatos de otros exploradores fieles a Desna siempre la han fascinado; incluso su propia madre se supone que tomó parte en varias grandes caravanas que viajaban hacia el Norte hasta las Tierras de los Reyes Linnorm, e incluso hasta la lejana Qadira.
Como resultado, Koya está pasando una crisis de la edad tardía: una creciente sensación de decepción por nunca haber hecho una larga travesía en caravana. Tras la muerte de su madre, Koya tiene pocos motivos para quedarse en Varisia, y ha estado presionando a Sandru para que hagan un viaje largo pronto: "¡Cuanto antes mejor, porque no me queda mucho tiempo!"
Koya está en una forma física envidiable para una mujer de más de sesenta años de edad (es obvio que viene de una familia longeva), pero a cada año que pasa, la probabilidad de que tenga la oportunidad de experimentar un viaje verdaderamente épico como los de sus historias favoritas se reduce.
SHALELU ANDOSANA:
Aunque Shalelu Andosana es en cierto modo un misterio para los habitantes de Punta Arena, también es sin duda uno de los defensores del pueblo más admirados. Al igual que Sandru Vhiski, en realidad no vive en el pueblo, pero a veces pasa la noche en El Dragón Oxidado sin pagar, gracias a su larga amistad con Ameiko Kaijitsu.
En el pueblo todos saben que Shalelu es algo solitaria y prefiere pasar su tiempo vagando por las tierras circundantes a Punta Arena. Periódicamente se desvanece de la región durante semanas o incluso meses para visitar amigos en otros lugares de Varisia, pero siempre acaba regresando a Punta Arena. Nadie acaba de entender por qué siempre vuelve, y cuando se le pregunta, simplemente dice: "Alguien tiene que echaros un ojo de vez en cuando".
Sus oportunos informes sobre actividad goblin han ayudado a salvar a los pueblerinos de emboscadas o han advertido a la milicia de posibles ataques contra el pueblo o sus tierras de labranza en numerosas ocasiones. Últimamente, sin embargo, el Alguacil Cicuta ha empezado a adoptar un papel más activo a la hora de patrullar el área circundante, y su milicia está mejor preparada que nunca, lo que significa que la ayuda de Shalelu a la hora de mantener el territorio bajo control es cada vez menos necesaria. A ella se la ve relativamente complacida con ello, como si estuviese orgullosa de que Punta Arena finalmente empiece a valerse por sí misma. Incluso ha empezado a dejar entrever que está pensando en emprender un largo viaje lejos del pueblo en algún momento del futuro, pero cuando le preguntan por ello, se limita a encogerse de hombros y cambiar de tema.