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El Regente de Jade I: El Legado de Muro de Salmuera.

Regente de Jade: 4- El Castillo de Muro de Salmuera.

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29/06/2018, 07:50
Kelda Destripabueyes.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

​La mujer permanece de pie, mirándoos fijamente en silencio, en actitud orgullosa, pese a ir vestida sólo con harapos.

No responde, tal vez sea sordomuda, o no conozca el lenguaje Común Taldano. O puede que sea simplemente demasiado orgullosa como para responder hasta que no se sienta en igualdad de condiciones.

Koya intenta ver duplicidad, engaño o hechizo mágico en ella, pero no capta nada.

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29/06/2018, 08:57
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Hattori quería haber seguido explorando, pero un extraño estado de ofuscación se apoderó del tien, quizá la edad, y se trabó tanto con la verja que tras meter el brazo hasta el codo, luego no podía sacarlo. Trabado como estaba, le pareció ver algo en la oscuridad y creyó que era un animal salvaje dentro de la cripta, algún depredador que aprovecharía la vulnerabilidad del viejo para arrancarle el brazo de un mordisco. Forcejeó para sacar el brazo, pero solo conseguía hacerse daño. Le entró un ataque de ansiedad y empezó a dar tirones hasta que por fín sacó el brazo lleno de magulladuras, callendo de culo por la fuerza del último tirón. El animal de la cripta resultó ser un gato silvestre que lo miraba con extrañeza desde la oscuridad de un recoveco y que maulló asustado cuando Hattori cayó brúscamente hacia atrás.

Aún algo trastornado, vio aquello como una señal de aviso para dejar en paz a los muertos. Se dijo que solo volvería a examinar la cripta si no encontraba la caja custodia en ningún otro lado. Con esta determinación volvió sobre sus pasos a explorar las salas que todavía no había visitado.

Al pasar junto a las celdas, masageándose el brazo herido y malhumorado por lo que le acababa de pasar, soltó bruscamente y sin venir a cuento - Pero es que todavía no la habéis sacado. Dejad de mirarla embobados, abridle la puerta y dadle algo de comer. ¿O es que lo tengo que hacer yo todo?

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29/06/2018, 13:36
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.


¡JODER SÍ! Así, con mayúsculas y todo, fue el pensamiento del bárbaro cuando, primero, se las arregló para decapitar al kikonu y, luego, quemarlo. Notó como el perverso espíritu que infectaba el lugar desaparecía y se sintió... enorme. Grande. Feliz.

Luego, por supuesto, esa gloriosa sensación desapareció, y el enfado de ver como los objetos y tesoros que habían ido apareciendo desde que habían entrado en el castillo iban a manos que nunca eran las suyas empezó a cabrearlo casi como si fuera un niño pequeño al que le quitaban sus juguetes.

Y como sus compañeros le caían bien, y sabía que si empezaba a hablar iba a romper cabezas se calló, y simplemente murmuró entre dientes, rezongando maldiciones shoantis, acercándose al lugar donde se había metido el Viejo Hattori para encontrarse con... ¡una Ulfen! Por unos segundos se le queda mirando, sorprendido.

Y luego rompe a reír, mientras pone su mano sobre el hombro de Giorgino para evitar que la libere tan rápido.

- Vaya, vaya, vaya... Mira quien ha sido tan tonta como para dejarse atrapar. ¿Sabes? Acabo de matar al jodido kikonu que te tenía esclavizada. ¿Le costó mucho vencerte, bonita? Bueno, no te preocupes, hemos matado a los bichos malos.- sonrió enseñando los dientes- ¿Qué tal si agradeces a los verdaderos guerreros y héroes que te acaban de salvar de la esclavitud y la muerte? ¿o es que te ha devorado la lengua el kikonu?

No, no había buena sintonía entre shoantis y ulfens, y para colmo, estaba cabreado. ¡Y joder! le acababa de salvar la vida, y más que la vida. Ya podía agradecer bien la puñetera ulfen lo que acababa de pasar.

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29/06/2018, 18:43
Kelda Destripabueyes.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Es obvio que la mujer se enfurece ante las palabras de Propiedad Transitiva, pues mira al salvaje Shoanti con una mirada cargada de odio y rencor.

Después, simplemente suspira e ignora al bárbaro, esperando ver un rostro distinto y que le resulte menos odioso y despreciable.

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29/06/2018, 23:33
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CINCO HORAS PARA EL ALBA.

Sandru acababa de cruzar unas palabras con Koya cuando fue consciente de las palabras de Propiedad y de Hattori, además de la buena labor que su sobrino intentaba hacer.

- Bueno, bueno, no nos pongamos nerviosos chicos. Esto aún no ha acabado y seguro que esta mujer puede contarnos cosas interesantes, ¿a que sí mi señora? -

El maestro de caravana termina de abrir la puerta y ofrece a la mujer salir con un ademán. Le tiende con la otra mano algo de comida seca, mientras señala la sala de al lado.

- Bueno, seas quien seas aquí tienes algo que echar al coleto y supongo que estas son tus cosas. Puedes salir libremente, comer algo y supongo que luego podemos hablar. Pero ahora voy a echarte una mano a explorar Hattori, no sea que tengas que hacer todo tú solo, jo, jo, jo. He visto esa puerta y necesitaríamos una hora y trabajar juntos para poder abrirla, y es algo que dejo para más tarde, si te parece sigamos viendo si hay algún otro peligro cerca. -

- Espero que estéis atentos por si os llamamos. - Advirtió al resto con un ademán serio. - Vamos Hattori. -

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30/06/2018, 11:19
Kelda Destripabueyes.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CUATRO HORAS PARA EL ALBA.

La bárbara agradece su liberación con un asentimiento dirigido a Sandru. Acepta la comida y bebida, e inmediatamente se equipa con sus armas y armadura.

Después se señala a ella misma y con un Taldano con fuerte acento Ulfen dice:

- "Soy Kelda Destripabueyes. Te agradezco mi libertad, varisio." - Le dice a Sandru.

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01/07/2018, 08:25
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CUATRO HORAS PARA EL ALBA.

Koya informó a Sandru de que la prisionera era lo que parecía, una prisionera. No había trampa ni truco en su apariencia física. Finalmente, cuando Sandru ordenó liberarla y le ofreció algo de comer, la mujer se presentó.

Destripabueyes...- Parecía una mujer orgullosa, pero ahí estaba. A veces el orgullo desmedido no llevaba a más que a un desastroso final.

- Mi nombre es Koya, varisia también, madre de Sandru y la Adivina de su caravana.- Estaba cansada como para hacer amigas así que se puso a identificar, con ayuda de la varita, los objetos que aún se resistían a sus propios conocimientos. Al aplicar la varita sobre la diadema arrugó el ceño y volvió a posar su cansada mirada en la prisionera.

Pobre...forzada así...- Ahora se arrepentía de haberla prejuzgado de aquella manera tan cruel. ¡Vete a saber lo que el demonio tentaculado ese la habría hecho! No quería ni imaginárselo. Las féminas vivían permanentemente amenazadas por una sociedad donde los "machirulos", como a ella le gustaba llamarlos, iban por ahí pretendiendo ser los reyes del mundo, tratando de relegarlas a un segundo o tercer plano, incluso. Ah no, Koya lo había permitido jamás y no iba a empezar ahora. Un inmediato sentimiento de empatía para con la mujer dulcificó su rostro.

- Gio, trátala bien.- Indicó a su nieto. Si conocía a Giorgino vería que aún quedaban hombres íntegros, cariñosos y que sabían tratar a las mujeres como se merecían.

Cuando Sandru volvió de acompañar a Hattori, Koya se le acercó.

- Querido, creo que esta vieja Adivina ya hecho lo suficiente aquí. Ahora que has vuelto a tomar el mando debería volver con Ameiko.- ¿Qué pasaría si Ameiko despertaba mientras ella estaba allí? No se imaginaba nada más aburrido que despertar de un forzoso letargo y encontrarse acompañada de Shalelu y  Bevelek.- Ya no parece haber más peligros en el castillo. y, sinceramente, estoy agotada.

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01/07/2018, 11:06
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CUATRO HORAS PARA EL ALBA.

La mujer se presentó conforme era liberada y tras ello una parte del grupo encabezada por el hiperactivo Hattori, a pesar de su edad, se dirigió a explorar zonas del castillo aun inexploradas.

Ay, madre. A su edad, en cualquier momento le revienta la patata, pensó el arquero.

Kelsier era el explorador y aquello se le hubiera dado muy bien... si no fuera porque estaba agotado, gravisimamente herido y sin fuerzas para continuar si no recibía antes sanación y horas de descanso. Y no parecía que iba a recibir nada de eso a corto plazo si se quedaba por ahí.

El muchacho se preguntó cómo sus compañeros podían continuar después de horas dando tumbos, combatiendo y sangrando sin parar, recorriendo el castillo de arriba a abajo y volviendo a pelear y recibir heridas sin acusar cansancio. Parecía como si una fuerza misteriosa les guiase y les otorgara aguante infinito. El joven no sabía si admirarse o preocuparse.

Tal vez hayan consumido "Todalanoche", pensó el semielfo. Con sus conocimientos naturales sabía que se extraía de la sabia de algún árbol y concedía a su consumidor un aguante excepcional durante varias horas. Ah, pues igual será que han tomado eso y ni me he enterado, admitió el explorador. Pero es mala idea. Luego vendrá el bajón y no podrán ni moverse, recordó que le habían comentado. Además ese tipo de drogas le pudren a uno los sesos, negó con la cabeza, entristecido de la hipotética consumición de drogas por parte de sus amigos. Tan jóvenes y ya echados a perder.

Entonces escuchó el comentario de Koya y asintió con la cabeza.

- Sra. Mvasthi, si me permite le acompañaría un trecho. Luego me desviaría hacia el cementerio para descansar. Igual con reposo y la fata benévola, puedo mejorar mi lamentable estado - dijo con voz débil el muchacho.

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01/07/2018, 11:38
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CUATRO HORAS PARA EL ALBA.

A pesar de su edad y del cansancio, Hattori no había parado ni un momento desde que derrotaron a Kikonu pues sabía muy bien que los verdaderos peligros son los que se ocultan en las sombras. Hattori no podía permitir que un enemigo de Ameiko Kaijitsu-sama escapase del lugar para volver en el futuro lejano o incluso aquella misma noche a rebanar los cuellos de los extenuados varisios. Cuando terminó por fin la batida por los subterráneos, el viejo Tien se sentó a descansar junto a Vankor.

Después de unos minutos de silencio, le dijo de forma casual. - Peleas bien joven Vankor-san, pero después de haber lanzado una patada no vuelves a una posición de verdadero equilibrio sino que quedas un poco inestable. La mayoría de tus adversarios lo pasará por alto, pero un combatiente experimentado se dará cuenta y lo aprovechará para derribarte.

Por un momento se preguntó a sí mismo porqué habría cobrado interés en hablar con Vankor, pero el viejo Tien lo sabía muy bien. Él ya era viejo y ahora que la joven Ameiko Kaijitsu-sama había recuperado su castillo, reaparecerían los enemigos de la familia dispuestos a avivar las rencillas ancestrales de las que su anonimato la había salvado en Puntarena. A partir de ahora la nueva señora del Castillo de Salmuera necesitaría a alguien que la protegiera de los asesinos, los envenenadores, los espías. De nada sirven los escudos ni las espadas contra los enemigos que no se puede ver, necesitaba un ninja y a su edad, Hattori tenía los años contados.

Una parte de su mente le decía: Siempre ha habido dos, el maestro y el aprendiz. Hattori pensaba que sería el último de su línea ya que no había encontrado nadie con talento ni de origen Tien y porque Ameiko no necesitaba un ninja en Puntarena.

Otra parte le decía: Vankor no es Tien, carece de los valores y la disciplina necesarios que se inculcan a nuestros niños desde la cuna. Pero Hattori era demasiado viejo para dejarse engañar por prejuicios raciales. No se le escapaba que Vankor tenía el potencial necesario. Podía llegar a ser un ninja con el maestro adecuado. ¿Estaría Hattori a la altura?

La verdad ineludible es que Ameiko Kaijitsu-sama necesitaba un ninja. Vankor era la mejor opción que podía ofrecer a su señora, de hecho era la única opción. Por encima de todo Hattori sólo entrenaría a alguien que consagrase su vida a la protección y el servicio de su señora, la mejor, la más noble, la más valerosa de los tres Kaijitsu a los que había servido.

- Oye Vankor-san. ¿Qué harás cuando todo esto termine? ¿No te gustaría quedarte con Ameiko Kaijitsu-sama en el Castillo? Necesitará ayuda, hay mucho que hacer por aquí. Además, aunque yo soy viejo, seguro que en la biblioteca hay algún libro sobre pelea sin armas y autodefensa con el que podrías pulir tu estilo. Estará escrito en Tien, pero yo puedo ayudarte con eso.

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02/07/2018, 23:46
Koya Mvashti.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Había costado bastante tiempo y esfuerzo hacer que Koya entrara en razón y accediera a pasar la noche en el castillo maldito. A pesar de estar bastante segura de que allí ya no quedaban enemigos poderosos que pudieran hacerla daño ya estaba mayor para andar acampando sin las comodidades que, por pequeñas que fueran, tenía en la caravana. No en vano viajaba en uno de los carros más lujosos de la misma que Vankor y Giorgino habían adecentado para ella con la devoción que les caracterizaba. ¡Se lo agradecía tanto! Así que al final se había ido a la cama malhumorada, retrucando maldiciones por lo bajo contra su desagradecido hijo Sandru que la retenía allí casi contra su voluntad. ¡Ah, los varisios, cuán exagerados podían ser! El caso es que cuando llegó el alba se levantó aún con cierto resquemor.

- Al final de la vida de una, que no ha sido corta, resulta que los hijos acaban tratando a los padres como si se hubieran invertido los papeles. -Dijo al pasar junto a Sandru en lugar de los buenos días. Si se mordiera la lengua podría morir envenenada, pero en el fondo agradecía que Sandru hubiera aparecido para tomar el mando. Ahora tenia que aguantarse y obedecer y eso hacía, aunque la edad le daba el beneplácito de poder quejarse. De cara a los demás fingía que su enfado estaba únicamente provocado por la idea de dejar a Ameiko a solas, que también.- ¡Ay, pobre Ameiko! Sola con aquellos dos.- Decía a veces mesándose los cabellos canos.- Perdona, hijo.- Le decía a Kelsier  o a Vankor, a cualquiera de los dos que tuviera al lado.- No tengo nada en contra de ellos, pero no son muy habladores y bien se sabe que durante los periodos de inconsciencia es bueno que te hablen para que la voz te sirva de guía para regresar al mudo de los vivos.- Desayuno poco ya que ya no necesitaba llevarse gran cosa a la boca y se fue a hacer sus oraciones a Desna. Eso sí que logró calmarla, siempre lo hacía, así que cuando acabó ya venía con mejor cara, dispuesta a exprimirse como una naranja para sanar a todos los miembros de la caravana que tan valientemente habían luchado.- Acercaos todos. Venid a rezar a Desna conmigo pues no está claro que el camino que recorreréis hoy no esté exento de peligros. Yo recitaré la estrofa y vosotros repetiréis el estribillo,  que es este:

Señora,
muéstrame tus caminos
guíame por tus senderos

La Adivina repitió algunas veces el procedimiento para aquellos más duros de entendederas, como Kromdal o su propio nieto, de forma que al final saliera una oración medianamente decente.

Oh Gran Desna
guíame, encamíname en tu verdad,
pues tú eres mi Dios y Salvador.
¡En ti confío a todas horas!

Al acabar la primera estrofa levantó las despobladas cejas para que supiera que ahora entraban ellos.

Señora,
muéstrame tus caminos
guíame por tus senderos

Con cada respuesta el símbolo de Desna volvía a emitir un cálido brillo que reconfortaba a los presentes alrededor de la anciana. La oración no era demasiado larga, un par de estrofas más, y para cuando acabaron todos se encontraron totalmente restablecidos. Orgullosa de un trabajo bien hecho, la anciana preparó su hatillo para volver al campamento. Se despidió de todos y más efusivamente de su hijo Sandru, su nieto Giorgino y su aprendiz Vankor.

- Os echaré de menos. Cualquier cosa no dudéis en mandarme a buscar.

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03/07/2018, 04:33
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Por fin la jornada termina, pero la mujer ulfen no parece ser alguien muy comunicativa. Más allá de su nombre, no se ha decidido a decirnos nada de sí misma. No importa, recordando lo que me dijo un día Vankor, cuando caminábamos por el bosque con Giorgino, Kelsier y Bevelek, la confianza no se fuerza sino que hay que esperarla.

"Bueno, creo que fue algo así. La idea se entiende."

Así que decido dejarla en paz a que empiece a hablar cuando ella lo desee. Tomo el descanso como todos pues necesito reponerme, después de todo el daño y el cansancio de la jornada anterior.

Al despertar, Koya nos invita a rezar con ella. Me siento junto a ella en respetuoso silencio pues no soy un seguidor de Desna, pero conozco sus dones y le respeto por ello. Siento al instante como la energía me sana y el dolor que me quedaba se marcha rápidamente. Estoy nuevamente listo para luchar y quedan rincones de este castillo sin conocer.

Me pongo mi armadura y me preparo para continuar pues el lo que ahora haremos, aunque tengo la esperanza de que con la muerte de Kikuno y los otros, Ameiko ya se haya repuesto.

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03/07/2018, 07:59
Kelda Destripabueyes.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

​- "Vine a este Castillo siguiendo un viejo mapa del tesoro. Mis compañeros murieron luchando contra una bestia en el lago, pero yo proseguí la misión en solitario, infiltrándome en este subterráneo por un túnel secreto... Fui derrotada y tomada prisionera, por lo que ya no tengo interés en conseguir el tesoro de este Castillo. Renuncio a mi actual propósito. Supongo que tan sólo me queda regresar a mi hogar." -

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03/07/2018, 08:10
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

¿Tunel secreto? Hattori casi se atraganta con el desayuno al oir hablar de un túnel secreto. A menos, claro, que fuese la salida que pensaba usar Kikonu, obstruida por falta de mantenimiento. ¿Dónde?

Kelda, me gustaría que te quedases un tiempo con nosotros. Seguro que en este tiempo has oído cosas de Kikonu y Nindinzego que pueden resultarnos útiles. Además te vendrá bien para recuperar fuerzas y plantearte qué quieres hacer. Debió ser muy duro perder a todos los tuyos.

Hoy es decimosexto de Calistril de 4708. ¿Cuando llegaste al castillo?

En la mente de Hattori la prioridad era repoblar la aldea del Muro de Salmuera y reclutar gente valiente capaz de proteger a Ameiko Kaijitsu-sama en la nueva vida que iniciaría como señora del Castillo. Tal como estaba montado Golarión, todo el mundo vivía en las tierras de algún señor. A veces sometido al yugo de un noble tiránico, a veces, las menos, protegido por el paraguas de un señor magnánimo. A Hattori no se le ocurría nadie mejor a quien servir que a su joven señora y estaba seguro de que Kelda y cualquier otro no tardaría en darse cuenta y se querría quedar. Hattori tan solo necesitaba conseguir que la ulfen se quedase el tiempo suficiente para llegar por sí misma a la conclusión de que en ningún otro lugar iba a estar mejor.

Además no tienes por qué irte con las manos vacías. Las tierras en torno al castillo permanecen en estado salvaje. Sería de necios despreciar la ayuda de una guerrera ulfen para limpiar la zona. Así podrías ganarte una parte de las riquezas encontradas y volver a tu hogar con honores.

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03/07/2018, 15:05
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

QUEDAN CUATRO HORAS PARA EL ALBA.

Miró sorprendido al viejo Hattori cuyas palabras lograron descolocarlo por completo. Había visto tras el anciano escudado en una escoba al verdadero guerrero que en su juventud debió ser. Mucha de su vitalidad y experiencia permanecían en sus viejos huesos.

- Gracias por hacérmelo ver, Hattori. Siempre he entrenado solo y he carecido de la oportunidad y del dinero para poder pagar a un maestro que me enseñara correctamente. Sé que tengo defectos y que he adquirido vicios. Confío en mi fuerza y en mi juventud, pero son potencia sin control verdadero, y sé que necesito ayuda -dijo humildemente ante aquel que se había molestado en observarle-. ¿Tras todo esto? No tengo nada decidido. Regresar a casa supongo y con la parte del botín que me corresponda, tratar de dar con un lugar en el que aprender. Pero no será sencillo.

Y entonces Hattori siguió hablando y las brumas del horizonte de Vankor se despejaron levemente y un rayo de sol pareció atravesarlas con la luz de la esperanza.

-¿De verdad? ¿Me ayudarías? - No sabía qué decir exultante como estaba-. Yo... por supuesto... si me aceptas a tu lado para adiestrarme. No soy muy listo, pero mi voluntad es fuerte y tan solo puedo prometerte que me esforzaré. Cuanto sea necesario -sus ojos brillaban de excitación y con la humedad de unas lágrimas no vertidas por aquella oportunidad que se le ofrecía.

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03/07/2018, 15:13
Vankor Dalmuvian.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Se había mantenido en silencio, al margen de todo cuanto había acecido. Las palabras de Hattori aún resonaban en su cabeza y en su excitación, en vez de andar inquieto de un lado a otro, había caído en una especie de ensimismamiento del que salió cuando reunidos en torno a Koya sintió la fuerza curativa de sus oraciones que terminaron de restablecerlo.

-Gracias, Koya -dijo siguiendo a la adivina como un perrillo faldero mientras esta preparaba sus escasos enseres, guardados en un hatillo, para partir hacia el campamento en el que estaría con Ameiko. Una parte de él respiraba con alivio al saberla segura en aquel nuevo destino. Otra parte, lo lamentaba, pues había sido una guía importante, su cabeza siempre ágil había tomado buenas decisiones y había velado por la salud de todos y cada uno de ellos. Y sentiría su ausencia. Algo en su estómago le hacía sentir un vacío que no sabía bien a qué respondía-. Cuando estés lista partiremos y nada habrá de ocurrirte en el camino.

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04/07/2018, 17:28
Viejo Hattori.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Hattori asistió asombrado a la marcha de los espíritus de los soldados Kaijitsu. Aunque se había ido del castillo años antes de la aciaga noche del asalto, pudo reconocer en los rostros de algunos de ellos los de los niños que correteaban por la aldea en la época de su marcha. A pesar su corazón usualmente refractario a las emociones, la mirada del viejo tien se enturbió en esta ocasión por las lágrimas. Al fín aquellos jóvenes soldados tendrían el descanso que merecían. Y no pasaría mucho tiempo antes de que Hattori les acompañase allí donde iban.

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04/07/2018, 22:26
Kelsier Deznad.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Kelsier agradeció a Koya su labor sanitaria. Tras descansar toda la noche y con la bendición de Desna mediante la anciana adivina, el muchacho recobró por completo las fuerzas, halló sus heridas cerradas y sus ansias por continuar explorando, reavivadas.

Las palabras que la vieja varisia refirió para retirarse y para querer mostrar a Bevelek y a su madre Shalelu como pobres compañías para la Srta. Kaijutsu no le hicieron especial gracia, aunque no podía negar que eran totalmente ciertas. Al menos su madre, había que admitirlo, era una pésima oradora.

- Gracias, Sra. Mvasthi - agradeció el joven que viendo a Vankor como escolta de la mujer respiró más tranquilo -. Volveremos pronto al campamento para que todos, de una vez, podamos estar juntos en este castillo - afirmó deseoso.

Poco después partía junto a Hattori y Serveris para examinar las estancias inexploradas. Durante la revisión, el semielfo detuvo su caminar mientras que sus puntiagudas orejas se erguían, captando algo, al igual que sus aletas nasales se abrían y cerraban, advirtiendo un olor.

- Viene de abajo - aseveró -. Son lamentos fantasmagóricos... y huele a muerte - confirmó con cierta seguridad el explorador. Tan pronto lo comentó, los dos tien se encaminaron a las escaleras descendentes próximas a ellos. El muchacho sintió tensión al ver a sus compañeros bajar con tanta determinación, pero no iba a dejarlos solos y corrió tras ellos. Y así pudo ver la escena.

Aquella imagen quedaría grabada en la memoria del semielfo en lo que le restara de vida. Abrió enormemente los ojos y quedó boquiabierto ante el paso de la muerte, sufrimiento y desesperación; a la vida eterna, al descanso y al júbilo de las almas allá aprisionadas, ahora liberadas.

Sintió el gozo y gratitud de los últimos defensores de aquel lugar y recibió su despedida, emocionándolo. Cuando todo hubo pasado oyó el sorber por la nariz y el parpadear húmedo de Hattori, comprendiendo lo que para él significaba todo aquello. Puso una mano en el hombro del viejo camarero y le dedicó una sonrisa de apoyo y comprensión.

- Ahora están en paz - afirmó pensando que todo había terminado. Y sin embargo...

- Un momento... Sigo notando ese olor a putrefacción y esa presencia de la muerte. Es un olor a cadáver reseco y a armadura herrumbrosa. Incluso... me parece escuchar rechinar esa misma armadura. Muy cerca.

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05/07/2018, 05:33
Serveris.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

La historia que cuenta la mujer Ulfen es trágica, pues es lo que temimos que podría habernos sucedido. Creo que no hay miedo alguno en morir luchando, pero la idea de quedar solo y ver morir a todos mis amigos es una idea que me atormentó desde el inicio y que ahora recién puedo sacarme de encima. Ahora que Kikonu y sus terribles seguidores han muerto, sé que todos volveremos a la caravana, único lugar al que puedo llamar hogar ahora.

"Pero es valiente pues incluso la muerte de sus compañeros no la detuvo para seguir buscando y luchando. Ha de tener un temple inquebrantable."

Pero es hora de seguir moviéndonos si queremos irnos de aquí. Hattori quiere ir a explorar la torre de homenaje, de la que huimos cobardemente. Ahora que Kikonu ha muerto y siento que la paz ha llegado a este lugar, creo que por fin los fantasmas nos dejarían entrar.

Camino junto con el anciano tien y Kelsier, que ha decidido acompañarnos. Entramos y esta vez no hay visiones ni sonidos terribles como antes. Al bajar, vemos la imagen que nos brindan los fantasmas. Su paz se siente y mi corazón está en calma al verlos partir. Les hago una profunda reverencia, haciéndoles entender que su sacrificio les brindó el honor de morir en su deber y pueden presumir de ello a sus ancestros con orgullo.

Pero Kelsier indica que no parece haber terminado. Sujeto el mayal con fuerza y asiento antes de seguir a Hattori y al semielfo al sótano bajo nosotros, donde parece que otra amenaza persiste.

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05/07/2018, 09:55
Kromdal.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.


A veces es la fortuna la que evita estallidos de furia en los que, tal vez, podrían decirse cosas irreparables. Por supuesto, si Propiedad Transitiva hubiera estado presente cuando Hattori prometía cosas que no podía prometer a la liberada cautiva, lo mínimo que hubiera pasado, hubiera sido una pelea.

Pero Kromdal no estaba allí para escuchar como sus escasos botines eran entregados a quien no sólo no había hecho nada, sino les debía la vida. De hecho, hasta cierto punto, el bárbaro se había tranquilizado al ver como Sandru aparecía y ponía algo de orden en el tema de los botines. Nadie sabía hasta qué punto el bárbaro estaba conteniéndose en no agarrar a sus compañeros por la pechera y exigirles "su parte" de cada maldito objeto mágico y cada puta moneda de oro que tan alegremente se iban agenciando. Sin duda, la promesa de Hattori hubiera sido lo necesario para hacerle estallar.

No fue así. Kromdal acompañaba a Sandru en su investigación sobre la zona de cavernas, y allí siguió, concentrado en buscar, nuevamente, el cumplimiento de la misión.

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05/07/2018, 17:48
Sandru Vhiski.

MITAD DEL INVIERNO DEL AÑO 4708 RA.

DÍA DE LAS ESTRELLAS, DÉCIMO SEXTO DE CALISTRIL.

CASTILLO DE MURO DE SALMUERA.

DOS HORAS DESPUÉS DEL ALBA.

Los últimos minutos habían sido en verdad frenéticos. Aunque parecía que había pasado una eternidad desde que traspasara las puertas del Castillo, Sandru sabía que en realidad sólo habían sido minutos. Los más peligrosos de su vida para su familia y para él, excluyendo quizás el asunto de los caníbales... el maduro varisio no quería pensar en eso ahora, así que hizo un rápido repaso por lo que había acontecido hasta entonces.

Tras un rápido reencuentro con el grupo y una puesta a punto de la situación, habían acordado dividirse en dos grupos de cuatro para acometer el sótano donde se ocultaban los cobardes Kikonu y Nevakali. Si lo hacían así bloqueaban cualquier intento de huida por parte de ambos, y era perentoria la necesidad de acelerar el enfrentamiento antes de que tuvieran oportunidad de reponer sus oscuros poderes tras el primer cuerpo a cuerpo, el cual les había hecho retroceder.

Lo que parecía una caza difícil se había convertido en una denodada lucha a muerte, ya que el sótano del castillo albergaba una oscura caterva de aliados para los perseguidos además de los mayores peligros que había enfrentado el grupo hasta ahora, los cuales incluían un hercúleo ogro, un líder troglodita armado con armas mágicas y una piel tan dura como el hierro, y el enemigo más peligroso, un verdadero demonio que llamaba “padre” a una criatura que sin duda sería más horrible que él mismo.

El grupo liderado por el maestro de caravana se dio de bruces rápidamente con la sacerdotisa córvida que parecía asistida por un grupo de apestosos reptiles trogloditas. En el cuerpo a cuerpo se sucedían escaramuzas, saltos acrobáticos y cuchilladas certeras que pronto parecieron inclinar la balanza de la victoria hacia los compañeros mientras la sacerdotisa mordía el polvo, al menos hasta que un acorazado y enorme líder troglodita irrumpió en la sala poniendo otra vez la lucha al límite. El corazón de Sandru latió desaforado cuando vio al joven Kelsier caer al suelo bajo el mayal encantado de tan formidable enemigo, más en segundos Serveris y él mismo convergieron sobre él en un remolino de acero, haciendo que se tambaleara. El astuto Hattori aprovechó la ocasión para usar un bebedizo curativo sobre Kelsier, quien se incorporó a la lucha con renovadas fuerzas.

E iban a necesitar las fuerzas de todos porque en ese momento irrumpía en la sala a través de unas dobles puertas situadas al noreste la peor pesadilla de todos los enemigos que el varisio había visto: un demonio. Y no era uno cualquiera, éste blandía en su pedúnculos arcana magia y parecía que podía conjurar otra más oscura aún de su propia oscura esencia. El acto nos trajo una inesperada alegría ya que entrevimos al resto de los compañeros que batallaban su propia y cruenta lucha contra un herido Kikonu, y el ogro más enorme y musculoso que había visto nunca. Mientras Kikonu dedicaba sus esfuerzos a escapar del filo de Propiedad Transitiva y los fuertes golpes de Vankor, el descomunal ogro blandía su clava haciendo bailar a Giorgino una danza de la que dependía su vida. Veía a Koya andar con dificultad de acá para allá entre los amigos otorgando las bendiciones de Desna tan rápido como sus huesos se lo permitían.

Pero pronto tuvo que atender sus propios problemas, ya que el demonio les encaraba con la maldad de los que hacían gala los de su clase. Serveris no se amilanó y lo recibió con una carga frontal digna de una canción que lo hirió severamente a pesar de que el esforzado joven blandía un remedo de arma debido a que antes casi había hecho pedazos su espada y esta no se encontraba en sus mejores condiciones. El demonio aprendió a temer al joven medio tien, ya que usó la varita que portaba para abrasarlo con un candente rayo de fuego. Serveris cayó al suelo pero antes de que nadie reaccionara, Koya ya estaba en camino hacia él para salvar su vida. Sandru rogó para que no fuera demasiado tarde.

En aras de atraer al demonio, el intrépido varisio se abalanzó sobre él en un violento choque aéreo que sólo fue posible gracias a una poderosa acrobacia que esperaba llamara la atención del enemigo sobre él mismo. La maniobra funcionó mejor de lo esperado ya que en vez de ser regado por nuevas llamas según esperaba, el varisio ¡tenía en su mano la varita de la criatura! Parecía que Desna les sonreía y Sandru rezó una breve oración interior mientras hacía gestos a Giorgio a ya Hattori para emprender entre los tres una complicada danza que mantuvo al demonio a raya mientras el acero de los tres esforzados luchadores abría sus correosas carnes una y otra vez. El camisote de mallas del caravanero le había salvado de lo peor del asalto del demonio, pero dos sangrantes heridas eran testigos de que la criatura tenía una fuerza sobrenatural. Una nueva carga por parte de Serveris acabó con la vida de la criatura que antes de estallar en sanguinolentos pedazos de manera sobrenatural, llamó a su progenitor con un nombre que Sandru oiría en sus pesadillas “¡Pazuzu, Pazuzu!”. Que Desna les protegieran si habían acabado con la prole de un Demonio poderoso.

Tras ello los sonidos de lucha murieron a la vez que Kikonu, que era abatido por el filo de Propiedad quien debió hacerlo con gran placer. Ese pájaro no escaparía más. Koya les informó de que el cuerpo de Kiknu se curaría y dejaron que el fuego consumiera sus restos. El grito que su cabeza cortada por Kromdal emitió rezumó tal derrota y desespero que parecía que se respiraba de otra manera en el Castillo, ya liberado de las demoníacas influencias que lo atenazaban.

Sandru se sintió mejor, pero a la vez alicaído por haber eviado a Koya y a Giorgio a este terrible enfrentamiento sin él a su lado. Por otra parte recordó el episodio del murciélago gigante que atacó el campamento, asunto que les relató al resto mientras se esforzaban en descansar a la espera de un nuevo día. El asunto era sencillo, un murciélago del tamaño de un caballo había descendido sobre el campamento. La criatura no parecía haber llegado al azar ni cazando, sino que parecía que buscaba algo. Sandru hubiera apostado su caravana a que venía tras Ameiko y sabiendo ahora el mal que anidaba en el Castillo, pocas dudas le quedaban que había sido enviado por alguno de los allí derrotados con el fin de raptar a una inconsciente e indefensa Ameiko.

A esto les llevó la exploración del resto de la planta del sótano, excepto la verja de la cripta que se resistió a sus esfuerzos por el momento. En unas mugrientas celdas encontraron para sus sorpresa a una mujer ulfen encerrada, asunto que rápidamente se solucionó, liberando a la prisionera y entregándola sus cosas y algo de comer y beber. El propio Sandru le ofreció un trago de buen brandy en un pichel para que la mujer se recompusiera, y eso unido a la labia de Giorgino, hicieron que la mujer les contara la historia de cómo había llegado a parar allí. Era muy interesante y el que hubiera un túnel secreto por el que entró y que todavía no habían encontrado era algo que Sandru anotó en su mente con intención de preguntar por su localización tan pronto hubieran descansado.

Tras hacer inventario de lo encontrado hasta entonces, y ponerlo a buen recaudo, Sandru se concentró en pasar la noche, no sin antes besar a su madre en la frente y abrazar y felicitar a su sobrino. Pidió turno de guardia con Propiedad y pasó el mismo charlando en voz baja de algunos asuntos con el fornido shoanti.

El nuevo día les recibió con la alegría de una verja forzada, la despedida de Koya que volvía al campamento escoltada por Vankor y Giorgio tras usar el favor de Desna para curar las heridas de todos, y una rápida escapada de Serveris, Kelsier y Hattori hacia la torre de homenaje, lugar donde creían que ahora sí podrían entrar sin peligro. El maestro de caravana pidió a Kelda (la mujer ulfen) que esperara atrás mientras Propiedad y él mismo entraban en la cripta. Allí olía a guarida de demonio y ambos se andarían con pies de plomo…