Hey... hey... - oyes a tu padre "llamándote" con su peculiar manera - Kazuki, hijo... han llamado del Templo - vuelve a estar pegado a una botella de licor - han dicho que necesitan que vayas antes para organizar un plan de ataque o no sé qué...
El padre le mira, avieso, mientras se coge de la barbilla - ¿Atacar a qué? ¿a los libros? dime hijo... ¿en qué te has metido?
Escucho hablar a mi padre y maldigo en mi interior la dichosa llamada del templo.
¿Era necesario airear nuestros planes a todo el mundo?
¿Atacar?, lo habrás entendido mal. Seguramente ha dicho que hay que atajar si queremos tener éxito en los examenes.
Paso por el lado de mi padre y no hago amago de esconder los libros.
Ya sabe lo que hay, no es necesario esconderme más.
Abro la puerta de salida de casa, pero todavía no salgo sino que me giro hacia mi padre.
Volveré pronto, cuida de mamá mientras tanto.
Sin esperar respuesta alguna de mi padre cierro la puerta lentamente.
Bien, va siendo hora de volver al templo.
Tu padre se queda un poco descompuesto, pensando en si ha escuchado bien o no y al final se despide - Bien, diviértete! y estudia mucho.