Partida Rol por web

Llegas hasta Sasha, quien parece estar observando el fuego con absoluta atención.

Kain seacercó y se sentó al lado de Shasha, no muy dada a los formalismos suspiró mirando si estaba despierta.

- saludos Shasha en esta larga noche, debo pedirle que se reúna con la capitana Andrea de ser posible ahora, se están barajando traiciones y nosotros vamos a ser el broche, parece que nuestro transporte será la clave de dicha traición sin demora... No se que le dirá nuestra anfitriona, pero quiero prevenir que Zavala nos tienda también a nosotros una trampa, seguiré por si se necesita obtener más inforación oculta en las sombras, si necesita algo dígamelo e intentaré jugar mis cartas.

Si no tenía más por hacer, tal vez incluso tomara una cabezada.

Dirígete a mi como teniente, no somos cercanas para que me llames por mi nombre. - responde la teniente sin apartar la vista del fuego.

Buen trabajo cadete. - añade ella antes de desaparecer en medio de una nube de humo.

A Kain no le acababa de gustar eso de llamar a los demás por un título, le parecía frío de cierto modo y creado para evitar recordar nombres, algo tedioso para una amante de las palabras, por ello cuando la teniente desapareció miró aquel fuego y suspiró de nuevo.

Hecho eso, salió de aquel lugar de nuevo, para ver que decían las sombras.

La dhampiro lo quedó mirando con una expresión de autosuficiencia, levantando su ceja derecha y la comisura derecha dibujó una media sonrisa, ¿Realmente el elfo creía que podría conquistarla?, se notaba que no la conocía, por lo menos, no la conocía lo suficiente, pero le parecía adorable que realmente creyera que podría llegar a ella, Euphemia movió la cabeza de lado a lado y se recostó sobre el duro suelo, no era la primera vez que dormía así, pues a pesar de ser de familia aristócrata, fueron muchas las veces que pasó en las mazmorras de su mansión. 

— en realidad eres mi carcelero, pero pierde cuidado, no intentaré escapar, no esta noche por lo menos, así que buenas noches pequeño elfo, serás lo primero que vea con el alba... — si oportunidad de ser libre se había perdido cuando el elfo había decidido no matarla. Ahí le sonrió una vez más cuando la volvió a acariciar, su temperatura iba bajando cada vez más, y mientras dormía, ya agotada por el largo día, su magia se fue recuperando lentamente hasta que su cabello se tornó por completo blanco, Eladamri podría contemplarla como se iba poniendo más blanca que la misma muerte y como su propio cuerpo despedía un frío intenso. Su maldición volvía, pues era la fuente de su poder...

No contestó a su primera frase. Era el coleteo de su voluntad, y ambos sabían que no se la tomaría. Además, después de tomarse varias durante la batalla, el sabor de aquellas pociones le resultaba amargo y metálico. Dudaba mucho que una mas le hiciera efecto. Así, como toda respuesta, se limitó a mover la mano de lado a lado sin darle más importancia. Mas cuando se dispone a hablar de lo ocurrido, el Ronso ya percibe las clásicas señales de que Aura se encontraba muchas millas de encontrarse o estar bien animicamente hablando.

Así, cuando la ve recorstarse, el toma asiento junto al cabecero. Dada su altura, queda como si alguien bajito permaneciera de pie junto a la cama. Llevó sus mano izquierda al borde de la cama, y la derecha fue a buscar las manos de ella para darle un ligero apretón y que se sintiera acompañada. Pero bajó la mirada cuando Aura comenzó a hablar, e incluso bajó las orejas cuando escuchó los motivos por los cuales consideraba que había fallado.

Escuchó sus preguntas, y frunció el ceño sin querer interrumpirla. Tragó saliva mientras meditaba aquellas preguntas que ella había hecho y cuando escuchó aquellos susurros finales, alzó el morro y negó tajántemente con la cabeza. - No. - dijo, con aquel tono ronco y fuerte. Mantuvo el silencio durante unos segundos y volvió a negar, esta vez, con la cabeza.

- Te equivocas, Aura. No actuaste bien, pero así salvaste más vidas. Fue... lo que fuera que hizo Euphemia la gota que colmó el vaso e hizo que nuestros enemigos se batieran en retirada. Si no la hubieras protegido, la habrían matado y la lucha hubiera continuado. Las bajas habrían sido mayores. Ha sido la voluntad de Fénix ¿No lo ves? Esas almas ya habían sido reclamadas y nadie podía hacer nada por evitarlo. Esas almas renacerán en sus llamas. Si no eres capaz de verlo, te pido que confies en mi ciegamente. - soltó el borde de la cama, y llevó se llevó la mano al pecho. - Yo si lo veo. - Darius parecía muy seguro de lo que hablaba. Normalmente hablaba con seguridad y claridad, pero aquella vez parecía tenerlo excepcionalmente claro.

Había tenido mucho rato para pensar en ello.

Por ello, el Ronso le agarró de la muñeca en cuanto vió la intención de ella de provocarse aquel daño solo como autocastigo. - Por favor. - acabó por pedirle. - Has salvado a Ruby. Actuar de cualquier otra manera podría haber ofrecido un resultado mucho peor, y yo no estaría aquí. Estaría llorando su pérdida. Alégrate de cuantos has salvado, porque has actuado correctamente. - Acabó por pedirle, y esta vez, tirando de ella para darle un abrazo.

Veo pasar a Renall, que prácticamente se derrumba en una cama, así que más allá de una mirada que el chico no ve no genera más reacción, y luego centro mis ojos en Darius cuando niega, aunque se nota que al estar bastante machacada e imaginarme que sus argumentos iban a ser bastante semejantes a los de la frase anterior, no llego siquiera a imaginarme hasta qué punto va a dar con las teclas correctas.

Poco a poco, un rayo de ánimo comienza a cruzarme el rostro conforme habla. Prácticamente me bebo sus palabras, que tanta falta me venían haciendo después de mis oscuros pensamientos en este rato, y cuando me agarra la muñeca, miro un instante su mano antes de volver a mirar a sus ojos con las últimas frases, y aunque no llego a sonreír porque no hace ni medio minuto estaba machacadísima, sí que puede notar que me voy predisponiendo más a ello, que estoy recuperando una buena parte de mi humor, con lo que cuando tira de mí para abrazarme, me dejo rodear y le devuelvo también un apretón fuerte (aunque a pesar de mi tamaño, parezco un juguete en sus manos), y sin dudarlo le doy también un beso en el lateral del hocico cuando me rodea.

- Muchas gracias, corazón, eso haré. Sin duda puedo creer en ti. -le digo hundiendo mi rostro ligeramente en el pelaje de su cuello ante el abrazo- Qué iba a hacer yo en este sitio si no estuvieses. -pregunto, y la verdad es que es bastante cierto, pues la moral de bastantes de los compañeros es mucho más laxa que la mía, lo que ya me causó un buen puñado de quebraderos de cabeza antes de que llegara.

Cuando finalmente nos separamos un poco, aunque aún apoyada en él con los brazos y con los suyos también a medio rodearme, me giro hacia Ruby y ahí sí compongo una ligera sonrisa.

- Y tú ya has oído, ¿eh? Ni se te ocurra a dejarte herir así de nuevo, que harías que mi ronso lo pase muy mal. -comento- Y yo también me sentiría fatal si te pasa cualquier cosa, Ruby. -le digo, soltando una mano del hombro de Darius para coger la de ella.

En el tiempo que pasamos aquella noche junto a Aura intentando animarla, acabamos no sólo contando alguna que otra batallita antes de que Darius se fuera a cumplir con su guardia. Además, le contamos lo que habia sucedido entre Euphemia e Isabeau, cómo Isabeau nos había puesto en peligro a todos, en especial a Kain, Aura y a mi, mientras estábamos en aquella tienda negociando, al atacar sin previo aviso. Le contamos como Euphemia habia perdido los estribos y como Isabeau habia intentado hacerse la victima y que solo Euphemia pagara por lo sucedido.

También le contamos que habíamos ido a verla, y se había quedado con Renall haciendo guardia en su "celda" y nuestro pequeño rifirafe con Eladamri, que insistió en que Darius debia incumplir su deber y dejarlo a solas con Euphemia en la tienda, aunque afortunadamente, aquello se había solucionado rápidamente.

Y, cuando Aura pareció quedarse más tranquila, Darius marchó a cumplir con su deber y terminar su guardia yo me quedé a dormir allí mismo, cerca de Aura, por si me necesitaba en algún momento, o se encontraba peor. Después de todo, tampoco tenía muy claro dónde dormir aquella noche.