Fueron más de dos duchas en el plazo de varios días, eso desde luego, y el teléfono sonaba de vez en cuando. Seguramente su jefe se preguntaba dónde estaba y porque no estaba meneando el culo en la barra como de costumbre.
Las noticias en televisión y otros medios se sucedían, cosas sobre aquella mina, y el cordón policial siguió durante al menos una semana más.
Finalmente, al atardecer, llamaron a la puerta del gimnasio. Un paquete de kitkat se deslizó por debajo de esta.
Cinco días mas tarde Kiwa se sentía mejor. Durante aquellos días en los que se había recuperado físicamente, también había procurado aceptar lo ocurrido para que no le carcomiera por dentro. Cuando la ira la consumía se desfogaba en el saco de entrenamiento, y cuando las lagrimas acudían a sus ojos meditaba e intentaba poner su espíritu en paz con el universo que la rodeaba.
Había llamado a su jefe diciéndole que faltaría al trabajo un tiempo, ya que había estado en el incidente de la mina, y todavía no lograba respirar bien a causa de todos los gases.
En esos momentos se sentía mucho mas equilibrada, y aunque no lograba olvidar ni perdonar lo que le habían hecho, si que había aprendido a procesarlo adecuadamente. Había terminado de entrenar, y tras la ducha, aun envuelta en su corto batín negro, escucho la puerta y vio la chocolatina. Con cuidado se asomo al exterior por la ventana intentando averiguar quien había allí fuera.
Goodman estaba ahí, frotándose las manos cubiertas por unos mitones y meneando la boca, seguramente masticando algo que se acababa de llevar a esta. El tipo pegó la oreja a la puerta, algo confuso por no obtener respuesta, sin darse cuenta de que Kiwa estaba asomada por la ventana.
Kiwa suspiró de alivio al comprobar que se trataba de Goodman, por lo que abrió la puerta con una sonrisa algo cansada por el duro entrenamiento.
- Hola Goodman, pasa, hace frío ahí fuera.
La luchadora le hizo pasar señalandole un asiento mientras ella misma se acomodaba en un sillón, con los pies cruzados bajo su trasero, de modo que parte de sus muslos quedaban visibles asomando del negro batín.
- ¿Que tal? ¿Como van las cosas después del asunto de la mina?
Goodman rescató el paquete de kitkat del suelo nada más entrar, y lo echó a un bolsillo, su mirada preocupada se clavó entonces en Kiwa tras cerrar la puerta tras de si.
-Kiwa chan…Las cosas…van mal tras lo de la mina.-Dijo dedicando una mirada a esos muslos, aunque breve, era de las de no dejar pasar por alto los detalles que más le llamaban la atención.-Algo va mal, estoy investigando que es exactamente pero la policía, el FBI…Todo eso, se está moviendo por aquí más que nunca. Y el Dragón Negro, el archienemigo de tu maestro…Está moviendo a sus chicos también. Está reclutando en las calles… ¿El maestro ha aparecido por aquí?-Dijo dedicando una mirada a los alrededores.
Kiwa suspiro mientras asentía. Aunque lo del Dragón Negro no lo sabia y desde luego no le hizo ninguna gracia.
- No le he visto en un tiempo, ya sabes como es, aparece cuando menos te lo esperas. Aquel día pasaron cosas muy raras y es normal que las autoridades estén moviendo cielo y tierra. Ademas, tengo la impresión de que saben mas de lo que parece, al menos los del FBI. Pero no sabia que los del Dragón negro se habían metido en este asunto. ¿Alguna idea de lo que estaban haciendo? ¿a que se están dedicando?
La ultima vez no había sido demasiado agradable con los chicos que enviaron a encargarse de ella, pero no tenia ni idea de lo que podrían querer de explosiones inexplicables y mutantes viciosos.
-¿Qué crees que iban a querer?, seguro que quieren reclutar de esa gente…especial. Ofrecerle a la gente que ha cambiado el ocultarles del FBI.
El hombre alargó la mano para coger un taburete y ponerlo delante de Kiwa, sentándose acto seguido, rascándose la barba y mirándose las uñas.
-Llevo tiempo observando las calles, he esperado impaciente a que volvieses…-Dijo, aunque no podía apartar la vista de los muslos de la mujer, pero tampoco le costaba cambiarla para mirar a sus ojos directamente.-Quizá tu sepas algo más… ¿Te… soltaron tras que el FBI te hiciera preguntas? ¿Te han dicho que te llamarían o que estuvieras en contacto?...o… ¿Qué no salieras del estado?
Kiwa torció el gesto al escuchar lo que decía. Si los dragones se hacían con esos mutantes salidos... las cosas podían ponerse realmente feas. Cuando Goodman se puso delante suya, se inclinó a un lado para tomar la taza de te y darle un sorbo antes de devolverla a la mesita. Ante aquel movimiento el cinto que ceñía el batin se aflojó y las solapas ganaron holgura. En ningún momento le mostró nada, como si ocurría con buena parte de sus muslos, pero si que facilito un movimiento libre y evidente de sus pechos desnudos bajo la efímera tela.
Kiwa supuso que durante un tiempo no tendría ninguna gana de ser observada por un hombre, peor lo cierto es que no sentía ningún desagrado con las miradas de ese medico, así que no hizo ningún intento por adecentar su situación, que tampoco es que fuera nada demasiado escandaloso por otra parte.
- Me hicieron montones de preguntas, pero me hice la tonta y no les conté lo que vi. No podía explicarles que logre derrotar con uno de esos seres. no me siento muy orgullosa, pero tengo la sospecha de que acabase con la vida de uno de esos infelices. No me dejó otra alternativa, si le dejaba suelto podría haber hecho muchísimo daño a los inocentes que andaban por allí. Me han dejado una tarjeta, pero dudo mucho que llegue a usarla nunca.
Goodman tenía el dedo índice haciendo rulitos con su bigote, mirando lo revelador de las ropas de Kiwa, luego alzó la vista de nuevo:
-Bueno, obraste bien Kiwa, y no te han dicho nada por ello, ¿no?, no te estarán chantajeando con revelar que…acabaste con un tipo problemático…
El tipo suspiró y se levantó como un resorte acto seguido, llevándose un kitkat que había partido en su bolsillo a la boca.
-Estoy preocupado por tu maestro, Kiwa. Los dragones negros andan buscándole, el jefe, El Dragon Negro…Creo que quiere que tu maestro trabaje con el.-Se acercó a aquel corcho donde el maestro tenía una foto con el Chuache. Después se giró, desenrollando una vieja hoja de periódico y tendiéndosela a Kiwa. El periódico debía ser taiwanés o algo así, no se entendía nada. Pero un joven Maestro y un tipo delgado pero fibroso, con vendas en los pies y manos, que luchaba muy al estilo Muay Thai estaban el uno frente al otro en un ring atestado de gente.
-Esa noche tu maestro ganó aquel torneo y desde entonces sus caminos se separaron. El Dragón Negro se dedicó a lo que tu maestro se había dedicado a combatir y al final…Bueno. Es por eso que tu maestro lleva esa pierna y ese brazo. Le rompieron y le echaron de allí.- Goodman narraba la escena con los dientes aun ennegrecidos del kitkat- No sé si lo sabias.-Dijo, sentándose de nuevo delante de ella.
- Lo se, lo se... no me siento mal por haberles mentido a esa manada de corruptos y sinvergüenzas. Es solo que no dejo de darle vueltas a si no existiría un modo de devolver a esa gente a su estado natural, porque si es así, quizá maté a un inocente cuando no era necesario, después de todo.
Kiwa se sorprendió ante la preocupación de Goodman. Su maestro sabia cuidarse muy bien solo, mucho mas de lo que aparentaba, así que no tenia muy claro por que tanto interés. La visión de aquella hoja castigada por el paso del tiempo le produjo un gran impacto, ya que nunca había visto a quien la instruía tan joven. Debió de ser todo un elemento en el ring, y ademas, no estaba nada mal físicamente, algo que ya había intuido viendo a su versión mayor.
Dejo la hoja a un lado mientras clavaba su mirada en el medico, entrecerrando los ojos y observándole con mucha atención.
- Deja de dar rodeos y ve al grano de una vez. Tu no estas aquí por casualidad, quieres decirme o pedirme algo, así que venga. Ademas, me tienes que explicar como sabes tanto de mi Maestro y el Dragón Negro ¿acaso estabas allí - dice sacudiendo la hoja de periódico -? ¿Viste este combate?
Goodman tomó algo de aire.
-Mi viejo era un borracho cabrón, pero le gustaba ver combates en la televisión por cable. Debia tener diez años si acaso cuando tu maestro se midió contra el Dragón Negro. Obviamente…Solo en Tailandia esto tuvo repercusión.-Goodman tomó algo de aire, de nuevo.
-Lo que quiero Kiwa es que investiguemos juntos porque el Dragón Negro también esta buscando a esa gente que ha cambiado. El Dragón negro es un tipo peligroso, sus luchadores son peligrosos y algunos los ha enseñado en persona…Imagínate si consigue entrenar a uno de esos…mutantes.-Dijo aquella palabra con vergüenza, como si fuera algo que tomarse a broma a la primera, pero lo cierto para Kiwa es que mutante podía definir a alguien como aquel tipo extraño del atasco.- Por el bien de Silver City, espero que quiera curarlos, y no usarlos como arma…Pero el Dragón Negro es lo que es. Tu maestro le arrebató la gloria en ese torneo y desde entonces tomó…otros caminos.
Kiwa era consciente de que Goodman había obviado buena parte de lo que le había preguntado. Desconocía lo que movía a ese tipo a hacer lo que hacia o los vínculos que tenia con su maestro y el Dragón negro, pero suponía que todo el mundo tenia sus secretos.
La imagen de lo que estaba describiendo, unos monstruos con conocimientos de artes marciales se le hacia terrorífica.
- Espero que no sea capaz. Al menos al que yo vi no se le veían unas buenas aptitudes de aprendizaje precisamente, pero quizá estaba aturdido por el cambio. Esta bien, echaremos un vistazo a lo que esta ocurriendo mientras aparece mi maestro ¿alguna idea de por donde empezar? ¿sabes si ya han hecho algún movimiento?
¿En esos cinco días he recuperado mi moto?
Goodman no solía darse prisa para muchas cosas, salvo urgencia médica, pero aquellas palabras le pusieron en pie como un resorte:- Conozco un sitio donde podemos empezar a preguntar, si no te importa dar algunas patadas si se tercia.
Goodman se alisó la chaqueta y se recolocó el botiquín, no sin antes dedicar una mirada a las piernas de Kiwa.-No está muy lejos, si vamos andado llegaremos a la noche y los cogeremos desprevenidos.-Parecía que Goodman ya estaba trazando un plan mientras se dirigía a la salida del gimnasio.
Nope, ojea la escena de Silver City Media News, estas a día 20 y aún hay un cordón en la zona y equipos de investigación en la mina, es algo que ha salido en las noticias.
- Esta bien, esta bien - dice levantando la mano con resignación -, te acompañare hasta allí y veremos si obtenemos alguna respuesta, pero...
Kiwa se puso en pie y dejo la traza en la mesita con un gesto cansado y una leve sonrisa en el rostro.
- ¿Te importa si antes me cambio? Creo que no es la mejor indumentaria para jugar a los justicieros.
La joven se fue al espacio donde estaban sus cosas, y como ya había hecho en otra ocasión, dándole la espalda a Goodman se quitó el corto kimono quedando completamente desnuda. Fue tomando las prendas una tras otra para ponérselas, sin esforzarse demasiado porque no observara su desnudez con cada gesto o giro que hacia mientras se vestía. Ya cuando tuvo ropa interior se sentó en la cama de modo que le ofrecía una visión mas completa de su cuerpo mientras terminaba de prepararse.
- Cuando quieras - dice tras calzarse una deportivas. Llevaba ropa cómoda y ceñida de color oscuro y una sudadera con capucha para cubrir sus cabellos casi blancos.