Partida Rol por web

¿Sería suficiente con lo que acababa de hacerle en toda la cara con aquel cacharro para que se olvidara de su cara? La verdad era que funcionaba que daba gusto, y seguramente podría liarse a... ¿cómo se diría? ¿Taserazos? ¿Impactasers? Eso sonaba demasiado a Pokemon para su gusto. Bueno, que podría usarlo con el resto de policías, y aunque su lado más sensato le pedía a gritos que le esposara, sabía que ese disparo iba a atraer atención no deseada. No podía perder el tiempo poniéndole unas esposas como si fuera a practicarle una sesión de 50 Sombras de Grey al chico de azul.

Uno fuera de juego, quedaban tres.

El otro supuestamente había entrado por otro lado para intentar cazar a un Nathan que se estaba dedicando a cazarles. Está dentro del edificio. ¿Cómo me muevo así, rápidamente sin que me vea...?

Tuvo una idea, pero decidió dejarla para luego, por si se quedaba sin salidas. Ahora le tocaba buscar al otro tipo mientras mantenía su forma original. Tenía que poder zurrarle con el taser, y como seguramente iría hasta su posición, se preparó para emboscarlo en la oscuridad.

Nathan se sentía como un predador, taser en mano y desnudo, eso sí. Se podía mover con una ligereza inusitada, algo que no había hecho antes, y podía moverse entre salas sin mayor problema dada su agilidad. Vio la sombra de otro policía pasar por el pasillo que daba a la recepción y que también conducía al resto de las dependencias.

-No veo nada, aunque he escuchado un disparo. He intentado contactar pero no ha habido respuesta.

-Vamos para allá, ya sabes por donde entramos.

-Recibido.-Dijo el policía, con el eco de su voz vibrando por los pasillos.

Sus pasos resonaban por el pasillo y tomó dirección hasta el fondo de la clínica, donde estaba el crematorio y por donde Nathan había escapado no hace mucho. Pudo seguirle perfectamente, el hombre llevaba en sus manos el arma, lista para disparar, y con esta bajada para que no le desarmaran en cualquier cruce de esquina. Parecía algo más veterano que su compañero, y con peor forma física. Uno podía pensar “comedonuts” nada más verle.

Repentinamente se detuvo. Entorno el rostro brevemente hacia atrás, por donde venia Nathan y movido por la paranoia, o algun sonido que había escuchado, se abalanzo hacia la primera sala contigua, una consulta donde debían bañar a los animales, y cerró la puerta tras de si. Se pudo escuchar como apilaba algo pesado tras la puerta.

-Le tengo en el sector final, ¡venid echando ostias!, seguramente esté armado si ha abatido a nuestro compañero.-Se le pudo escuchar bramar hacia su radio.

No era difícil en el silencio de la noche escuchar la misma comunicación reflejada en las radios de los compañeros que estaban entrando por la recepción, ahora algo alejados de la posición de Nathan, pero eso le dejaba entre tres policías y tres vías de escape: la ventana, el lateral por donde había entrado el mismo, y cualquiera que fuera la entrada que este policía ahora encerrado había usado.

Espera, ¿me ha oído? Eso le pilló por sorpresa. Había sido tan fácil moverse por allí y emboscar al otro policía... Además se sentía ligero y poderoso ─ mientras no pensara en que iba con el miembro al aire ─ pero seguramente algo estaría haciendo mal. Me cago en la puta, sería tan fácil hacerme de metal y partirles la cara... pero me reconocerían después. Si salía de esa, se compraría una máscara, o algo así.

Le llamaba la atención que el policía se hubiera... escondido. Un poli de New York le habría apuntado y obligado a rendirse. Pero bueno, ese pueblo de mierda no eran más que un atajo de paletos sin valía. Quién me iba a decir a mí... En fin.

Pensando en su antigua vida, se le ocurrió una idea. 

Primero, necesitaba los elementos. Agua, o la tierra de una maceta. Con cualquiera de esas cosas, podría disfrazarse y pasar desapercibido en la oscuridad. Los esperaría en el pasillo y les dejaría pasar. Luego, convertiría el taser en una de esas granadas de humo de colores intensos que usaban en las películas y se la lanzaría. En un pasillo cerrado iba a ser acojonante. Luego... bueno, allí había materiales duros a mansalva como para copiarlos y darles una paliza. Sin matarlos, claro.

La granada rodó por el suelo antes de estallar, Nathan tampoco sabía mucho de programar granadas para que estallasen en el momento adecuado, pero el chasquido alerto a los dos policías. En seguida se montó una humareda verde que los confundió.

-¡Joder tío que coño…!

Los huelehumos del pasillo se activaron dando la alarma de incendios y abriéndose para descargar un chorro de agua en dispersión. La paliza de Nathan fue monumental, no tardó en copiar el metal de un extintor y también usar este para reducirlos y noquearlos.

Quedaba un solo policía, encerrado en una sala, y un solo Nathan, tosiendo tras la humareda en la que se había metido para zurrar a dos polis para nada neoyorquinos.

-¿Wyatt, Siffer? Joder, responded alguno, estoy acojonadisimo. ¿Y si es un puto muti, como cuando lo de la mina? Tendríamos que haber llamado a los Federales. ¿Hola?-La radio de uno de los policías abatidos sonó, con la voz del policía que se había escondido en la sala.

El clon que sonaba tras cada puñetazo le pareció algo casi cómico, más propio de una película cómica que de algo de la vida real.¿Acaso mi vida no se ha convertido casi como en una película? Tengo que plantearme escribir mis memorias. Los cuerpos desmadejados de los policías le recordaron el error que había cometido con la recepcionista, y sin perder su aspecto metálico y rojo, procedió a usar sus esposas con ellos y a amordazarlos con sus propias corbatas. No la vuelvo a liar tontamente. Esto le permitió comprobar que en Silver City no usaban cámaras personales como en New York*. Un poquito de suerte, para variar.

Quedaba el otro pobre desgraciado encerrado en la habitación, al que podía reducir colándose por la ventana que tuviera allí. Se le pasó por la cabeza adoptar el aspecto de agua, colarse por debajo de la puerta y surgir ante él como el T1000 en Terminator 2, pero perdería un tiempo demasiado precioso. Ese tío podía pedir refuerzos y tampoco le interesaba. Así que reventó las dos radios que habían quedado en el pasillo y salió corriendo por la puerta lateral para buscar la ventana que diera acceso a donde se escondía su última presa para reducirle igual que los demás.

Tras aquello Nathan pudo ver que la ventana, que daba a un lugar donde se almacenaban medicamentos, estaba cubierta de barrotes. No era difícil ver la sombra del hombre moverse aquí y allí, tirando lo más pesado que encontraba sobre la puerta para seguir bloqueándola, incluso a través de la pegatina blanca casi opaca que cubría la ventana hasta algo más allá de la altura de la cabeza de una persona. A veces hablaba con su radio, pero no había respuesta. La radio más potente debía estar en los vehículos, siendo esta más a nivel local para coordinar a los policías.

Durante unos escasos segundos, Nathan se apiadó del policía. Podía comprender el miedo que podía sentir después de que sus más primarios instintos le llevaran a encerrarse en una oscura habitación de un crematorio. El policía sabía que algo pasaba, que sus compañeros no respondían, y que estaba a merced de fuera lo que fuese que acechara allí. Yo.

Y bien podría dejarlo estar. Podría terminar lo que había empezado allí, deshacerse de las pruebas que le convertirían en un criminal peligroso y empezar su nueva y flamante vida en Silvercity como newyorkino─poseído─por─entidad─mágica. Pero con la suerte que tenía, seguramente alguien escucharía una radio, algún valiente transeúnte, e intentaría ayudar pidiendo refuerzos. Y tendría que volver a empezar. Nada, nada. Macho, eres tú o yo.

Así que aprovechó parte del agua que cubría su cuerpo tras el rociado del sistema anti-incendios para adoptar nuevamente esa repugnante forma de ameba y se infiltró en la habitación. A oscuras, y completamente centrado en proteger la puerta, ese tipo no tenía ninguna oportunidad. Así que aprovechó uno de los momentos en que estaba empujando una voluminosa caja para copiar la estantería de metal que tenía a su lado y proceder a deshacerse del último obstáculo.

El golpe del brazo metálico de Nathan hizo que el tipo cayese sobre el suelo redondo, con su arma golpeando el suelo y con un hilillo de sangre brotando de su frente. Por un momento, con ese tono de piel metalizado, Nathan se pudo sentir como cierto personaje de Terminator.

Todo quedó en calma, con las luces de los vehículos policía aún adornando el exterior de aquella clínica veterinaria. Un rápido vistazo garantizaría a Nathan que al “pollo” le quedaba apenas una hora en el horno; el asunto de los policías se había llevado parte de la madrugada consigo.

AhporelamordeDIOS... ¡Por fin! ─ahora sí podía permitirse algo de reposo, aunque aún no había terminado. Como le quedaba una hora antes de que el cadáver se calcinara del todo, tenía que encargarse de los policías. Se le ocurrió que esposarlos con las manos a la espalda y también a los pies, como esos teneros en las ferias de Texas, sería bastante práctico. Eso, y amordazarlos con sus propias corbatas y deshacerse de las radios, que era imprescindible.

Con el de dentro de la habitación y los del pasillo era fácil, por no hablar del que había dejado en la puerta. Quedaba el tema de la chica de recepción que estaría fuera, esperando a ver qué pasaba con los policías. En cuanto terminó con ellos y los dejó encerrados en una habitación, comprobó cuánto tiempo le quedaba y echó un vistazo al aparcamiento con cuidado.

Con las luces bicolor de los coches patrulla, pudo distinguir la figura de la muchacha agazapada tras una de las puertas entreabiertas de uno de los coches patrulla, el mas cercano al aparcamiento de la propia clínica, mirando  de vez en cuando con gesto nervioso. Nathan pudo ver como esta se metía finalmente dentro del coche gateando por los asientos delanteros, y hablaba a gritos con algo.

-¡JODER ESCUCHAME HE OIDO COSAS AHÍ DENTRO! ¿Por qué NO FUNCIONA ESTA MIERDA? ¿HOLA? ¡ME RECIBE!...

Se escucharon algunos golpes contra el salpicadero y algo metálico, mientras el trasero de la mujer se movía para adelante buscando ocupar el asiento.

Se le ocurrió vestirse de policía desnudando a uno de los desafortunados agentes, para llamar su atención dentro del edificio, pero eso implicaría que le vería la cara. Podrían haber venido como los SWATS con cascos y pasamontañas, así podía ir cubierto. Y como, en un acto de genialidad, se había cargado las radios de los cuatro oficiales, no podía hacerle entrar mediante engaños.

Tendría que ser a la antigua.

Corrió hacia el interior y se hizo con una de las pistolas que había arrebatado a los policías ─ no tenía demasiada experiencia usando armas de fuego, pero eso no tenía por qué saberlo nadie ─ y usó la primera pieza de tejido que encontrara para hacerse una especie de bandana para cubrirse el rostro. Aunque tuviera el aspecto metálico, no quería dejar nada al azar. Luego, se asomó por la puerta para asegurarse que no había nadie fuera cotilleando y caminó con el arma en alto fingiendo una cojera. Su intención era que, cuando esa mujer explicara lo sucedido, nada pudiera llevarles a él.

─Fuera del coche ─le dijo, agravando su voz ─Hazme caso y no saldrás herida.

-¿Qué?-Dijo para sí misma antes de retirarse y darse en el cogote con el volante, girando la cabeza y ajustándose las gafas con la diestra, aun echada sobre los asientos del coche. Se la pudo ver con terror en sus ojos, mirándole…tragando saliva hizo lo propio. La radio finalmente emitió un mensaje algo más claro.

-Cambie a frecuencia auxiliar e inténtelo de nuevo.

La mano de la mujer estaba peligrosamente cerca del dispositivo de radio del coche, y tuvo un breve momento de mirarlo de reojo. Seguramente no tenía ni idea de cómo cambiar de frecuencia, así que deslizó la mano a lo largo de la radio a ver si tenía suerte, fingiendo apoyarse en esta según salía.

Y luego salió con las manos en alto, parecía que la estrategia no había tenido éxito alguno.

-¿Me recibe?, cambie a frecuencia auxiliar para que podamos recibirle.

Venga, maldita sea. No hagas ninguna gilipollez y terminemos con esto. Nathan no quería matarla. Joder, no quería matar a nadie. Pero si esa puñetera pelirroja quería hacerse la heroína intentando contactar con la Central de Policía, tendría que abrir fuego. ¿Sería capaz de hacerlo? No estaba seguro. Habría disparado un arma en un par de ocasiones, y siempre había sido en entornos controlados y por pura diversión. ¿Pero contra alguien?

Cuando la chica salió del coche con las manos en alto, dejó escapar el aire con un leve gemido de alivio. Vamos, no puedo dejarte mucho tiempo en la calle. Se hizo a un lado y le hizo señales para que entrara rápidamente en el edificio, empujándola suavemente para que no remoloneara. Una vez dentro, sólo tenía que atarla, amordazarla y dejarla en una habitación cerrada, como había hecho con los policías. 

Y quizás, con un poquito de suerte, no se le complicaba la noche más.

Finalmente el horno hizo su trabajo, deshaciéndose de las pruebas, o más bien, del cadáver. Solo había que eliminar algunos restos más y todo estaba hecho. El terrible hombre de goma, cojo, y semidesnudo haría que las autoridades estuvieran lo suficientemente confusas como para tomar todo como majadería. Cualquiera que fuera a investigar lo ocurrido vería el caos en forma de granadas de humo tiradas por el suelo, algún que otro disparo mal dado y unos cuantos policías que estaban bajo amenaza de ser degradados en el cuerpo a patrullas de barrio a PIE, si es que no terminaban en Detroit o algún agujero peor que Silver City (Y no había muchos candidatos en la lista).

Nathan pudo conducir a casa con tranquilidad, su futuro estaba en sus manos, y pintaba bien con lo que había aprendido de su compañero… Nathan ya estaba guardando algunas cosas en el maletero, solo quedaban algunos flecos sueltos menores, y uno de ellos era trasladarse.

-Oye, ahora que te has encargado de nuestro pequeño problema…¿Te acuerdas de la cosa que salió de la mina? A ver cómo te lo explico. Eso es mi padre. Tendríamos que pararlo y eso, porque siempre que lo liberan se arma la de dios es cristo…Bueno tú ya me entiendes. La verdad es que no se si hubieras sobrevivido a los gases aquellos en la mina, los puso ahí una ingeniera muy hija de puta y con el tiempo se debieron concentrar y tal…Por eso te tuve que ofrecer el contrato. Sin contrato no podría haberte salvado el culo…Lo de la muchacha…Bueno, estaba ahí drogadisima y yo llevaba unos cuantos años sin meterla. Lo siento compadre. Pero nos lo pasamos bien, ¿eh?

La tipa alada, Zephyria. Es una diosa menor que se adoraba hace muchos años, ya sabes, los “coleguitas” de mi viejo, todo el día dándose cera los unos a los otros. Joder de verdad que me sorprende que hayan mandado a esa de entre todos los que pudieran haber mandado, pero seguro que están ocupados en otras mierdas, y ya te digo, no siempre hacen las cosas a derechas. Esa puta zorra…no sé qué lió, pero se le olvido que los humanos, no todos eso sí, tienen la sangre de los antiguos héroes. Joder, ahora los llamareis mutantes por los putos comics, pero esas mierdas eran las que en la antigüedad creaban héroes. Aquiles, Napoleón…Todos ellos despertaron eso que algunos llevan dentro.

En la mina pasó, pero a gran escala por que la loca de la lanza decidió que era buen momento de actuar. Acción reacción, ¿sabes?, te apareces delante de mortales y haces una mierda heroica, y entonces boom. El tiempo se congela durante unos segundos y luego todo vuelve a la normalidad, pero la gente manifiesta sus poderes.