Ragnar la dejó alejarse... en principio. Luego, sonriendo ante la reacción de su hermana, se acercó corriendo y de un sólo movimiento la levantó en el aire y la depositó en el suelo con una suavidad que no se hubiera esperado por la velocidad de éste.
-No creas que vamos a volver así como así...- le dijo Ragnar como cuando eran niños -Ese tono de la respuesta la conozco muy bien...-
Ragnar la miraba como cuando sabía que su hermana había hecho alguna travesura o pensaba hacerla y no le decía nada. Era una mirada de "Sé que estás pensando en algo, o sientes algo, y tienes que compartirselo a tu hermano"... Era una de esas miradas que hacían que su confianza mutua fuera ciega, que la decisión del otro fuera ley, que el amor entre ellos fuera más que la de simples hermanos, porque eran una sola persona, que se confiaran los planes como si de comandantes se tratara, por más simple que fuera la travesura...
La pelirroja se vio sorprendida por su gemelo y de pronto estaba en el suelo otra vez, lo mirò y supo que no iba a ser fàcil porque èl la conocìa mejor que nadie, porque sòlo èl era capaz de entender como se sentìa ella, entonces esbozò una media sonrisa y ladeò el rostro.
-Como buen ser es lo que deberìas hacer, llevarme a casa sana y salva.
Su voz era suave pero habìa un tono de melancolìa en ella. Al menos su padre le habìa dejado leer los libros de venenos, aunque le hubiese quitado el ùltimo como una reprimenda.
-Mi tono de respuesta sòlo significa que harè lo que ustedes quieren, que es la ùnica cosa que puedo hacer y ambos lo sabemos. Tienes que entender que no estaba pensando con claridad cuando te dije... Bueno, lo que te dije. Siempre estarè para ti, para lo que me necesites y lo sabes... Y para tu esposa tambièn si te trata como mereces y te da un montòn de hijos.
Mirò por encima de èl al cielo, era un cielo claro, muy distinto de lo que sucedìa dentro de ella.
-Perdòname, Ragnar...
Fue todo lo que dijo sin volver a mirarle a los ojos.
Ragnar, con una mano gentil, le corrió el rostro para que lo mirara.
-No tienes que pedir perdón... ¿por qué tendrías que hacerlo si le has dicho a tu gemelo lo que sientes?- preguntó sonriendo, realmente le quería infundir fuerza y tranquilidad -Y si estabas pensando con claridad, lo escuché y lo sentí... había mucha claridad-
Cuando por fin la joven lo miró, continuó hablando...
-Lo que sí puedes hacer es negociar, hermana mía, puedes intentar convencer a nuestro padre y madre para que hagan lo que deseas... y yo te puedo ayudar- dijo guiñándole un ojo -Y parece que no recuerdas que no siempre soy un buen Ser...-
Y a continuación la abrazó fuerte...
-Qué bueno que me lo hayas dicho... sabes que yo también te amo- le dijo en tono normal, pero muy sentido, y se separó -Si quieres podemos volver, pero que no sea por otra cosa que por un deseo legítimo... confío en tí- agregó parándose de un salto esperando la respuesta de la joven.
Sabía que él la amaba pero no como ella quería más no dijo nada, porque no tenia sentido hacerlo. Se obligaría a ella misma a hacer lo correcto.
-Si lo que deseo es posible, sé que cuento contigo para ayudarme respecto de nuestros padres. Siempre seré tu hermana y mas aun, tu compinche y compañera, siempre contarás conmigo, Ragnar.
La pelirroja se sentó, no quería volver realmente.
-Quizás sea la ultima vez que tengamos oportunidad de estar juntos de esta manera, luego partiremos al torneo y creo que al menos yo volveré siendo la prometida de un afortunado o no tanto, caballero.
Constantes se quitó las botas deshaciendo los nudos con gracia y se acercó hasta la orilla del ojo de agua para meter los pies en ella, sentada sobre una roca.
-Encontré los libros de venenos del maestre y robé uno pero termine confesándolo a tu padre... Prometió que le diría al maestre que me permita acceso a ellos. Aunque no servirán de mucho, no puedo ir asesinando a mis esposos como si tal cosa...
Parecía que estuviera hablando consigo misma y de alguna manera era así.
Ragnar la escuchó con atención y vio cómo se desanudaba las botas de monta. Él se sacó la camisa y las botas y se acercó al río junto a su hermana. Sin darse cuenta, el galope había levantado la temperatura corporal.
Con las manos se mojó la cabeza.
-No va a ser la última vez, eso no lo creo- dijo despreocupadamente -Puedes venir a visitarnos o yo a ti, de eso no te olvides. Y creo que va a ser un muy afortunado hombre ya que alguien como Constance Nightwing nace una cada mil años...-
Luego, cuando su hermana habló sobre los venenos, él sonrió.
-¿Sigues leyendo sobre venenos?- preguntó Ragnar sorprendido. Sabía de su afición por ese tipo de literatura, pero lo que no sabía era si todavía lo seguía haciendo. -Qué bueno que te haya permitido eso, no te será problema convencer a Teo de que te preste los libros, aún sin el permiso de padre... con unos "ojitos" ya está- bromeó soltando una corta risa al imaginarse a Constance seduciendo al joven maestre. Había algo en Ragnar que no confiaba del todo en el maestre. ¿Cómo un joven así podía ser maestre?
Había algo con los venenos que no le gustaba... tal vez por la cercanía con las costumbres dornienses. Él nunca usaría una herramienta así... o no sabía realmente, pero si ella lo deseaba utilizar no podía obligarla a no hacerlo.
A ella le gustarìa haberle dicho que no, que no serìa la ùltima pero no se querìa engañar, sencillamente no podrìa si se la llevaban lejos y algo le decìa en su corazòn que eso serìa màs pronto de lo que pensaban y aùn màs pronto de lo que querìan. Respirò profundo y puso sus dos manos bajo su cabeza mientras miraba a su hermano refrescarse.
-Siempre estaremos juntos, aunque no lo estemos ciertamente.
Constance jugaba con todo el mundo, les decìa palabras ambiguas y nadie las entendìa pero Ragnar si, asì que no quiso seguir jugando en ese sentido. Sonriò imaginàndose a su gemelo preocupado porque ella estaba interesada por los venenos, aunque sabìa que no era eso, no, no era eso. Ladeò la cabeza.
-No lo creerìas, Teo es màs duro que cualquier hombre que conozca aunque, claro, no conozco muchos... O mejor dicho no conozco a ninguno, todos los hombres que conozco son los hombres de mi familia.
Ella chapoteò con los pies en el agua, aquel lugar era parte de ella misma o mejor dicho, de ellos mismos. Entonces mirò a su gemelo y le sonriò.
-Sè que seràs un gran lord... Lo sè porque padre te ha criado y educado bien para ello. Me alegra que te sientas feliz de hacer exactamente eso. Creo que padre harà algo por Mèrida y tambièn me alegro por ella, se merece algo màs que seguir siendo llamada bastarda, mucho màs.
La pelirroja lo creìa de verdad.
Perdòn la demora pero no estoy... Bah, no puedo escribir.
Ragnar sentía la melancolía en la voz y actitud de Constance. No lo mencionaría porque ¿qué podría hacer él en este punto? Ahora era algo que ella tenía que superar. Prefirió seguir ahondando en el tema del maestre.
-¿Entonces has intentado seducirlo?- preguntó con una sonrisa burlona -Tal vez es un trabajo de hormiga... una mirada por aquí, una mirada por allá... y luego tal vez lo tienes enseñándote expresamente cómo hacer los venenos y la forma de ocultarlos- rió corto pero audiblemente. Le pareció gracioso que estuvieran hablando de venenos y seducciones como si fuera sobre la cocina del jabalí.
-Gracias hermana, creo que estaré listo cuando deba hacerlo- dijo Ragnar con orgullo -De todas formas siento que falta mucho para que sea la cabeza de la Casa y tampoco quiero adelantar eso... En cuanto a Mérida... no sé si alguna vez se podrá sacar el estigma de ser una bastarda... me gustaría creer que se puede, pero me cuesta hacerlo realmente. Tú deberías sentirte orgullosa de ser una Nightwing influyente... eso es algo que nunca podrá alcanzar Mérida y que tú tienes por el sólo hecho de haber nacido de madre junto conmigo-
No hay drama, yo también anduve complicado :D
Constance lo mirò incrèdula.
-¿Miradas? Què aburrido eres! ja, ja, ja... No, no, a Teo sòlo le interesan sus libros y casi que mejor, porque tener que insinuàrmele por venenos, no es mi màxima prioridad en la vida. Yo puedo aprender sola, no necesito de èl, sòlo necesito acceso a sus libros pero cree que soy una niña y que es peligroso. Nadie sabe realmente de lo que soy capaz...
Lo dijo màs para sì que para èl, aunque si, èl si que sabìa de lo que ella era capaz.
-Cuando lleguè el momento, ni antes, ni despuès pero me alegro por ti y por padre, estarà orgulloso.
Tomò la mano de su hermano sorpresivamente, pero sin màs intenciones que sostener su mano.
-Cuando ya no estè aquì, cuida de ellos... Sè que no tengo que pedìrtelo pero te lo pido. Mamà me echarà de menos.
Ragnar sintió que para ella era algo importante, pero también notaba que había mucho drama en su hermana, algo que no le serviría y que siempre que sucedía, no podía explotar todo su potencial...
-Hermanita, hermanita... si no fuera que sé que no lo harías, pareciera que los venenos son para quitarte la vida- dijo Ragnar agarrando la mano de ella y sonriendo -Todos te extrañaremos, pero también sabremos que estás haciendo todo lo posible para ser feliz... ¿no es cierto?-
-Yo cuidaré de ellos si hiciera falta, no te preocupes- le respondió al final para que no sintiera que no la escuchaba. Lo hacía, y mucho...
-¿Quitarme la vida?
Constance soltò la mano de la de su gemelo sin dejar de sonreìr por las cosas que se le ocurrìan a su hermano.
-Pues no, soy demasiado para terminar de esa estùpida manera... Pero siempre puede ser bueno saber. ¿Què tal que tengo una suegra odiosa? ¿O un cuñado que pretende robar el sitio de mi esposo? Hay que saber màs de un arte de diplomacìa, ¿no crees?
Ella volviò a patalear en el agua salpicando a Ragnar.
-Hoy es un dìa especial, es el primer dìa del resto de mi vida.
Èl sabìa que ella lo decìa por aquello que le habìa confesado y no sòlo a èl pero no sabìa còmo decìrselo. Quizà lo mejor era no decirlo y ya, si, eso era lo mejor.
-Vamos, abuelo. En casa pueden estar preocupados.
Constance estaba segura de que no era asì pero no soportaba màs el hecho de tener que estar a su lado habièndole dicho lo que sentìa pero lo querìa y lo harìa siempre.
-Tengo hambre, volvamos a casa.
Sacò los pies del agua, se puse en pie y los sacudiò, salpicàndole una vez màs. Mirò hacia abajo para encontrarse con su mirada, le sonriò y le tendiò la mano, aunque èl no necesitaba su ayuda.
-Me alegra mucho saber que tienes las herramientas para defenderte hasta que llegue yo con la caballería- dijo guiñándole un ojo -Si quieres volvemos... ¿quieres que te alcance el bastón?- bromeó Ragnar con una sonrisa divertida.
Tomó la mano de ella... y la lanzó al agua con un movimiento rápido pero suave. Su risa resonó en el río.
-¡Hermana! ¡Te dije que si querías bastón te lo pasaba!- le dijo mientras le extendía su mano ahora para que se pudiera levantar -Espero que ahora no vayas a intentar envenenar a tu propio hermano-
Cuando estaba con Constance se comportaba como un niño, y se divertía mucho...
La joven se mojò el ruedo del vestido, sonriò, se sacudiò un poco y se encaminò hacia donde estaban los caballos.
-Aquì el ùnico que necesita bastòn eres tù.
Comenzò a desatar las riendas de su caballo para montarse. Mientras lo hacìa mirò por encima a su hermano.
-Envenenarte a ti no serìa cosa sencilla y serìa como envenenarme a mì misma, lo cual si seria sencillo pero no, de momento ni siquiera està en consideraciòn.
Le guiñò un ojo y se subiò con agilidad y fàcilmente a lomos de Arok, estaba lista.
Reaccionó mejor de lo que pensaba... pensó Ragnar al ver la reacción de su hermana.
Al ver que no necesitaba su ayuda, recogió sus pertenencias y desató a "Rompefilas" para montarlo con un movimiento rápido.
Acercó su caballo lo suficiente como para darle un beso en la mejilla dulce y cálido a su hermana.
-Sé que no lo harías... ¿Vamos?- preguntó Ragnar mientras se colocaba la camisa y se acomodaba la ropa.
¿Querés contestar y cerramos? ¿O querés que tratemos otro asunto? XD
Podemos cerrar.