Habian pasado un par de horas desde que Constance abandonara la cena, nadie habia ido tras ella y nadie la habia molestado durante su encierro.
Cuando estaba a punto de quedarse dormida la puerta sonó, alguien golpeaba del otro lado
Constance se sobresaltò, estaba leyendo el libro que habìa escondido antes y no esperaba que nadie viniera pero suponìa que tarde o temprano sucederìa.
-¿Quièn es?
Preguntò con voz firme y segura.
-Soy yo Constance, tu padre. Abre la puerta por favor.- Dijo la vos de su Padre al otro lado de la puerta
Su padre en persona, se sintiò ligeramente nerviosa pero luego recordò que ella siempre conseguìa cosas buenas de su padre.
-Un minuto, padre.
Metiò el libro bajo la almohada y se recompuso por completo, luego abriò la puerta con total calma como si no pasara nada. Lo mirò a los ojos y lo invitò a pasar. Estaba molesta, no querìa casarse pero tarde o temprano tendrìan que hablar.
-¿En què puedo ayudaros?
Lord Owen ingreso a la habitación de su hija con paso lento pero firme.
-Vengo a hablar de lo sucedido en la cena.- Dijo con cierto tono de agotamiento en la voz.
-Mi idea para este viaje es pasar tiempo juntos, no tengo interés en que te pases todo el viaje amargada.- Hizo una pausa antes de seguir.
-Pero también esta el otro tema, sabes que tienes que casarte, al igual que tu hermano. Ambos son idénticos y ambos me hicieron a su manera un berrinche cuando toque el tema.- Contó el Lord refiriéndose a lo sucedido en la mesa luego de que la muchacha se fuera.
-Constance sabes que no soy joven, mi padre no alcanzo la edad que yo tengo y no pudo verme casado ni disfrutar de mis hijo como a mi me hubiera gustado.- El lord se sentó el la cama de su hija y la miro para que ella se sentara a su lado
Ella se sentó junto a su padre y lo escuchó pacientemente hasta que hubo terminado. Por fuera la muchacha parecía un bloque de hielo pero por dentro era un mar de emociones, amaba a su padre, no le gustaba hacerlo sentir esa tristeza que ahora veía en él. Sin decir nada lo envolvió en un abrazo fuerte como cuando era niña y lo apretó, ella era.menuda comparada con él pero eso no evitó que lo hiciera.
-Lo siento, padre... No pasaré un torneo amargada. Lo disfrutaré mucho a tu lado y el de mi hermano, el de madre y de Mérida.
Ella sabía que eso no era necesario pero tenía que decirlo. Besó las manos de su padre, lo amaba entrañablemente y así como él no podía negarle nada, ella a él tampoco. De todas maneras, no estaba segura que encontrarán a quien valdría la pena para ella y para Ragnar, no existían esos dos personajes.
-¿Mañana puedo ir a montar con Ragnar? ¿Cuando marcharemos?
Lord Owen abrazó a su hija también y le besó su pelo rojizo. -Sabes que anhelo verte casada y tu hermano también, para ambos tengo pensado una gran fiesta y un torneo ¿recuerdas que me preguntaste si haríamos un torneo?- El señor de la casa estaba mas tranquilo, odiaba estar peleado con sus hijos, el había perdido a su padre de joven y lamentaba no haber podido tener una relación con el.
-Si puedes ir a cabalgar, tardaremos una semana para hacer los preparativos para el viaje así que tienes tiempo
-Lo sé, padre. Te prometo que haré un esfuerzo pero...
La joven hizo un alto y se recompuso mirándolo a los ojos.
-¿Tu cuando te casaste, amabas a madre?
Era obvio que necesitaba saber eso por algún motivo que no estaba diciendo.
Constance eso fue una situación diferente, Yo cuando me case con tu madre ya era Lord, Habíamos ido a un Torneo que se celebro en Aguasdulces casi tan grande como el que se celebrara en Harrenhal.
Allí conocí a tu madre y le pedi una prenda para que diera suerte en el tornero y así fue, lo gane sin que nadie pudiera romper mas de 2 lanzas contra mi. Luego Viaje al Valle con tu madre, recuerdo como Tuomas se enojo por viajar tanto, pero aun así nos acompaño, allí pedí la mano de tu madre en matrimonio y logre cerrar todos los acuerdos matrimoniales en una semana, luego me case.- Contó el Lord a su hija.
-Como veras si amaba a tu madre pero mi situación era diferente a la suya.-
-¿Por que no puede ser mi situación como la tuya?
Constance hizo un alto pero antes que su padre pudiera decir nada, ella volvió a hablar.
-Ya se toda la vida hemos sido usadas como moneda corriente pero esperaba algo mas de vosotros dos.. Se supone que me aman pero parece que aman mas nuestras tierras. De cualquier manera, te he dado mi palabra de que voy a aceptar lo que me ordenéis pero no esperéis que sea la misma de siempre...
Se secó las lágrimas con el dorso de la mano y le sonrió a su padre tiernamente porque aquello no era una afrenta y mucho menos una amenaza de su parte.
-En eso te equivocas, no son una moneda corriente, si así lo fuera te vendería a cualquiera que pudiera pagar un precio fijado pero no es así, siempre busco gente que sea acorde a tu gusto y que puedan darte una buena vida.- Contesto Owen
-Siempre fue para las mujeres mucho mas difícil que para los hombres pero créeme que es mucho mas difícil para mi verte partir que para ti.- Agrego mirando a su hija.
Y no solo para mi, para tu madre será también difícil, cada pretendiente que te encuentro ella le ve mil errores, se que cuando te cases ella comenzara a odiarme en secreto.- Agrego mitad a modo de broma y mitad no, su madre también sufría con el casamiento de Constance.
A Constance no le importaba no ser una moneda corriente, era una moneda y punto. Respiro.profundo sabiendo que quizás se la llevarían lejos de todos ellos, de todo lo que amaba pero era una Nightwing e iba a comportarse como tal.
-Yo también los voy a extrañar, padre. Conseguid ese esposo que deseáis para mi. No pondré objeciones y me casaré cuando vos lo mandéis.
Aquello parecía ser cierto por parte de la menor de sus gemelos pero con la pelirroja no se sabía nunca a ciencia cierta. Que aceptara podía ser muy bueno o muy malo.
-Estoy lista para hacerlo si es por el bien de nuestra casa...
-Me alegra que hayas podido entender.- Comento el Lord
-Pero recuerda disfrutar del torneo, no quiero verte mal.- Dijo sonriendo
-Tu madre me matara pero si lo gano te prometo coronarte como reina de amor y belleza para que el mundo vea lo que yo se hace mucho, que eres una autentica reina de amor y belleza.- Lord Owen miro a su hija con ojos llenos de amor de padre, una mirada que Constance conocia y habia visto miles de veces
Ella se acercó de nuevo a su padre, lo amaba entrañablemente y no podría vivir sin él, bueno sin toda su familia.
-Estaré bien, padre. Me divertiré mucho. Pero no me des ese título, madre es vuestra mujer y ella se lo merece mas que yo...
Lo decía así porque lo sentía así y además, ya tendría ella sus propias oportunidades.
-Padre..., me robé un libro esta mañana y he estado leyendo por eso llegué tarde a la reunión.
Soltó las manos de su padre y sacó el libro de venenos de debajo de su almohada mostrándoselo a él.
Lord Owen miro el libro que le mostro su hija y su semblante se puso mas serio. -¿Que interes tienes en los venenos? pregunto con un tono de preocupación.
-¿No querras envenenar a tu prometido ni nada por el estilo no? Sabia que eso podria desencadenar una guerra y le preocupaba.
Sus grandes ojos se abrieron aun mas, clavándose en los de su padre.
-No, no quiero envenenar a nadie pero son los que el maestre no me deja leer y eso picó mi curiosidad.
La gemela sonrió, parecía sincera y rara vez mentía, especialmente cuando le había confesado a su padre que tenía ese libro.
-Sólo quería pedirte que le digas al maestre que me de libre acceso a ellos... ¿Si, padre?
-Curiosa como un gato.- Dijo Owen a su hija mientras tomaba el ejemplar.
-Se lo devolveré al Maestre, el no me preguntara nada si soy yo quien se lo entregó.- Agrego el señor de la casa.
-Ahora será mejor que duermas un poco, yo también quiero descansar algo antes de comenzar todos los preparativos para el viaje
Ella le dio un ùltimo abrazo a su padre y luego se parò junto a èl para dejarle salir.
-¿Pero le diràs que me deje leerlos?
Ya se veìa que tendrìa que seguir robàndose los libros si su padre no accedìa.
-Està bien, padre... Yo tambièn necesito descansar. Mañana me espera un largo dìa.
Le dio un efusivo beso y le sonriò.
Lord Owen Frunció el señor y quedo en silencio
-Hablare con el maestre para que te los deje leer, pero nada de robar, son libros de Teo y no quiero que piense que en esta casa abusamos de nuestra autoridad.- Accedió el Lord.
El hombre recibió el beso de su hija y le revolvió su pelo rojizo, descansa un poco hija, te quiero.- Dijo y dio media vuelta para salir de la habitación