Partida Rol por web

Los vientos comienzan a cambiar en la zona del castillo. Parece que han cambiado la estrategia y el viento y la nieve se acompaña de granizo y agua. Una mezcla un poco extraña teniendo en cuenta que que los tres estados del agua casi nunca están juntos y normalmente uno excluye al otro, pero no solo eso, si no que los patrones de viento han cambiado haciendo que para los mortifagos que se acercan volando sea imposible controlar las escobas y lanzar hechizos contra los alumnos y los profesores, pero todo plan tiene una parte mala y es que también afecta a los alumnos que han montado en escobas para proteger el puente de madera, el otro acceso a la zona del castillo.

Henri y Ashton, no se esperan esos cambios en la dirección del viento y tampoco el granizo que comienza a golpear sus cuerpos. Uno de los granizos, acompañado por las fuertes ráfagas de viento, golpear a Henri en el brazo con el que se sostiene en la escoba y hace que pierda el equilibrio. Algo parecido le sucede a Ashton, aunque en ese caso el granizo golpea uno de sus hombros y casi lo tira al suelo. El dolor es tal que casi no pueden mover el brazo. Por suerte para ellos, esa zona está más que controlada y no parece que los mortifagos puedan traspasar la defensa. Parece que han dejado claro que los Hufflepuff no son magos sin talento y que solo sirven para hacer las tareas más sencillas y la prueba está en los muchos magos tenebrosos que han en el suelo: mareados, desmayados o totalmente petrificados.

Pero la puerta principal es otro tema. A pesar de tener la mayor cantidad de efectivos en esa zona, las fuerzas enemigas también atacan duramente a los defensores del castillo y también son más los magos tenebrosos que se han reunido en las puertas. Las estatuas no son capaces de hacerles frente, caen rotas en pedazos hacia el vacío. Los profesores se enfrentan con destreza a ellos, pero necesitan que los alumnos también hagan su parte quitando a los magos tenebrosos menos diestros con la magia. La idea de Alex es buena, muchos magos despistados acaban atrapados bajo los arcos, pero en una de las explosiones uno de los cascotes cae sobre él y aunque trata de apartarse se ve con la pierna bajo la roca. Spencer, demuestra una gran habilidad con las Runas aunque no consigue frenar a los magos, pero sin duda, se llevan varios cortes muy dolorosos. La sangre de los que se han cortado comienza a manchar las piedras.

Lissy que al principio se había mostrado satisfecha por la manera que se estaba desarrollando el combate aéreo, cambió de expresión cuando el viento helado que estaban generando para defender Hogwarts se estaba volviendo en contra de sus propios defensores.

- ESTO NO VA BIEN- gritó para hacerse oir al resto de compañeros que continuaban lanzando conjuros a los mortifagos- SI LA PUERTA CAE CAEREMOS TODOS... VOY A AYUDAR- declaró remangándose el vestido y corriendo como una loca hacia abajo.

La señorita Richards no fue consciente de la velocidad con que bajó el trayecto desde la torre hacia abajo, con todas las escaleras empinadas y estrechas de por medio y hasta algún que otro tímpano de hielo... el caso es que llegó... con el cabello revuelto, algún que otro desgarrón en los brazos y el vestido, y hasta un poco de nieve sobre los hombros.

Desde arriba había visto como Alex había resultado herido... tenía que ayudarlo... se lo debía.

Corre Lissy... corre niña rica... haz algo últil en tu vida... corre...

Lissy corría, corría todo lo que podía esquivando hielo, conjuros, piedras... todo aquel maremagnum que se había cernido sobre le colegio, su vestido rojo de fiesta ondeaba dando color a aquella atmósfera de caos y dolor.

La señorita Richard se había olvidado de su peinado, de sus uñas perfectas, de su maravilloso vestido, de sus preciosos y vertiginosos zapatos de tacón... que sin darse cuenta había perdido en el descenso vertiginoso que acababa de realizar desde la torre a la puerta principal.

Lissy portaba varios desgarrones en los brazos, en la cara y en el vestido, el pelo lo llevaba cubierto de escarcha y estaba revuelto, estaba descalza y con pequeñas heridas en los pies... peor nada de ello parecía importarle, pues sus ojos anhelaban ayudar y detener toda barbaridad.

Buscó rápidamente a sus compañeros... que ella supiera habían venido a defender la entrada Alex, Spencer y Scarlet... a no ser que hubieran cambiado de posición... ojalá no hubiera llegado tarde.

- BOMBARDA- exclamó nada más llegar contra el grupo de mortifagos que trataban de acceder por aquella entrada.

La torre estaba segura y el puente también, pero la entrada principal apenas se sostenía; allí era donde estaba focalizado el ataque enemigo.

_Vé Lissy, enseguida te alcanzo.

Madelain había demostrado sus capacidades en combate cada año en el Club de Duelo, y las había perfeccionado durante los entrenamientos de la Orden del Fénix. Sentía la obligación de ir abajo.

_Sigan con el viento, lo están haciendo muy bien. Los que tengan experiencia en duelos y sean buenos en ellos, vengan conmigo. Solo si consideran que pueden marcar una diferencia, que tampoco debemos descuidar la torre. ¡Vamos!

Recién en ese momento salió corriendo tras Lissy. El brazo le dolía, pero eso no le impedía luchar, afortunadamente el golpe había sido en el de su mano menos hábil. Estaba preparada para llegar lanzando desmaius a cada enemigo que se le pusiera delante.

-Profesora, confío en que podrá monitorear aqui. Con su permiso...

Alana comenzó andar escaleras abajo junto con la pequeña comitiva que se separaba.

-Ten mas cuidado, ni mis conjuros pueden protegerte si eres tan temeraria. -Dijo mientras andaba a la par de madelain, con prisa. Al bajar, curiosamente su técnica de duelo no usaba los conjuros clásicos. Aparentemente su estrategia era crear estatuas de hielo de los enemigos con aplicaciones de Glacius, y en algunos casos hasta grandes pilares que requerian aquaructo para solidificarse y crear ataudes cristalinos.

Henri no esperaba el cambio tan brusco de las condiciones climáticas y acabó pagándolo. De repente, una de aquellas bolas de hielo del tamaño de una pelota de tenis le golpeó el brazo izquierdo, ni siquiera la vio venir, solo notó el fuerte impacto que hizo que perdiera el equilibrio y comenzase sin quererlo un peligroso descenso en picado.

A escasos metros del suelo volvió a controlar su escoba, el dolor era tan grande que solo podía mover el brazo derecho, pero era suficiente como para que un jugador de quidditch pudiese volar sobre su escoba con un solo brazo. Lo malo era que si volaba usando su mano derecha no podría lanzar más hechizos. Decidió que lo mejor era descender.

Lo hizo al lado de uno de los chicos de tercero.-Cuídamela.- dijo dejando su escoba en el suelo justo antes de salir corriendo a toda prisa para luchar junto con sus compañeros del otro lado del puente.

Ashton, al igual que su compañero, no prevé lo que iba a suceder. Atento a la escoba, los mortífagos y sus otros compañeros no se da cuenta del granizo hasta que es demasiado tarde.

Cae de la escoba hacia el suelo. Por suerte iba volando bajo. Se levanta cogiéndose el hombro. Con cuidado mueve el brazo en todas direcciones, notando un gran dolor.

Coge la bufanda que le había pasado Henri antes y se hace un caballete lo más rápido que puede. No podía saber si estaba roto o no, y como no era momento de ir a la enfermería, por lo menos que le doliera el brazo lo menos posible y no le molestara.

Tras el apaño y asegurarse que no hay más heridos ni mortífagos en el puente de madera corre también a la puerta principal.

La bombarda hace que el cascote de piedra se rompa en fragmentos más pequeños y libera la pierna de Alex, el problema está en que no parece que sea una herida superficial. Tiene una herida bastante fea y sangrante, seguramente ocasionada por alguno de los bordes irregulares de la piedra, y quizá también esté rota.

Los mortifagos se acercan peligrosamente mientras alumnos y profesores trabajan codo con codo para frenar su avance, pero parece que no cejarán en su intento hasta que el castillo esté sometido y les da igual llevarse a los alumnos por delante. Por suerte, algunos alumnos llegan para apoyar en la puerta principal.

Henri, a pesar de haber recibido el impacto fortuito del granito, quizá porque el efecto del felix felicis está perdiendo su efecto ya que tomaron poca cantidad los que lo hicieron, siente que podría tener una idea que podría funcionar. Esa zona está controlada, con unos cuantos alumnos hábiles se puede mantener a raya a los que osen acercarse al puente y siempre pueden hacerlo saltar por los aires.

Pero, ¿y la puerta principal? Atacar de frente puede ser una idea, pero otra aun mejor es atacar por la espalda a los mortifagos que están distraídos con la defensa personal. Quizá así logren reducirlos.

Henri se cruza con Asthon, mientras él va a proteger el puente su amigo corre hacia la puerta principal.  Cuando llegá al otro lado se da cuenta que la batalla allí está prácticamente ganada. Solo unos poco magos tenebrosos quedan en pie y están siendo barridos por sus compañeros hufflepuf.

Tenemos que ir a la entrada principal.- Susurra Henri sin saber si esa idea es suya o la ha puesto en su cabeza la suerte líquida con uno de sus últimos consejos. La verdad es que poco más pueden hacer allí y por lo que ha visto desde la escoba sus compañeros están perdiendo la batalla en la puerta principal.

-¡Martin!- Llama a su compañero de sexto para que se quede al cargo de la zona- Hay que mantener el puente. La lucha en la puerta principal no marcha igual que aquí, y puede que perdamos la batalla. Si eso pasa, el puente será la única oportunidad para escapar del castillo que tengamos. Quédate con los de tercero y con cuatro o cinco más.

-Accio escoba- la escoba que acaba de dejar al otro lado del puente sale volando hasta sus manos.Luego vuelve a levantar la voz.- ¡Todo aquel que tenga una escoba y pueda volar con esta ventisca que me siga! ¡Nuestros compañeros nos necesitan!

Con un fuerte pisotón en el suelo el chico vuelve a salir volando.- ¡Formación cerrada!- Ordena. No ha avanzado mucho cuando ve a Ashton corriendo hacia el castillo, con un picado baja hasta donde está su amigo. - Necesitarás tu escoba.- le dice con la misma alegría que tiene en mitad de los partidos. - Vamos a darles una sorpresa a los mortifagos.

Como un rayo vuelve a su posición en la formación. -¡Amigos! - vuelve a chillar entre el viento y granizo.- ¡Ya hemos demostrado de lo que somos capaces los Hufflepuf ! ¡Los que intentaron pasar por el puente no olvidarán jamás quienes somos! ¡La defensa del puente de madera será recordada durante muchos años entre palabras de respeto en todo el colegio! - vuelve a arengar a los suyos como hiciera en la sala común.- Pero todo lo que hemos hecho hasta ahora no servirá de nada si los siervos del señor tenebroso ganan esta noche. La defensa de la puerta principal está a punto de ceder. Los mortifagos se las prometen muy felices, pero ellos no saben que los refuerzos están de camino. ¡Unos refuerzos vestidos de amarillo y negro que caerán sobre su retaguardía y los destrozarán!

Ya llegaban, habían dado un buen rodeo para atacarles directamente por la espalda. La verdad es que había muchos más mortifagos de los que Henri pensaba encontrarse, pero ya no tenía sentido echarse para atrás y aún contaban con el efecto sorpresa. Cuando ya estaba llegando salto de la escoba para avanzar los últimos metros corriendo y tener la mano libre para coger fuertemente su varita, mientras se acercaba el chico no dejaba de lanzar embrujos a todo mortifago que se movía.- Desmaius.

Ellas tres comenzaban a abandonar la torre. Si seguían así se quedarían sin buenas varitas allá arriba. No podía permitirse bajar para ayudarles, debía permanecer allí arriba. Las ve marchar, pero no por demasiado tiempo. Con la ayuda de la profesora, se sentiría más fuerte. - ¡SUERTE! ¡VOLVED PARA CONTARLO! - les grita, conteniendo las lágrimas al verse de aquel modo. Y devuelve la mirada hacia el horizonte, donde debía de estar su atención. Se mueve para buscar una posición ventajosa, y en en cierta medida a cubierto. Alza su varita, para intentar impactar a un enemigo. - ¡DESMAIUS!

Alana adopoto una pose de duelo clásico y refinado, quedando de perfil al atacante, que no rompió en ningun momento tras comenzar a lanzar conjuros. Venía practicamente irreconocible entre el cabello lacio y negro y el antifaz de mariposa, solo quienes le oían hablar podían reconocerla por su voz.

Sus movimientos de varita eran rapidos, lanzando a tiempo perfecto combinaciones de agua y hielo, ya fuese convirtiendo directamente a los mortifagos en estatuas heladas o atrapandolos en ataudes de hielo, lo cual traía algo de frío a la estancia.

No le quitaba ojos de encima a quien se le pusiera delante, sin romper contacto visual en ningun momento.

Las huestes enemigas traspasan el puente. Y traspasan las armaduras que intentan detener su paso. La tormenta creada para la defensa, bloquea la luz de la luna y de las estrellas, sumergiendo el campo de batalla en la total oscuridad y favoreciendo a los mortifagos pues ellos van de negro. Gordon, Jones y McGarden tratan de frenar su avance y, aunque es cierto que están haciendo gala de una gran habilidad mágica, no son capaces de frenar el avance.

-¡Replegaos! - grita Jones mientras da unos pasos atrás para mantener las distancias.

Los alumnos de sexto y séptimo luchan como fieros guerreros, muchos con una habilidad sorprendente o que no habían mostrado antes en las clases. Los rayos rojos, verdes, azules, morados, de todos los colores, vuelan al rededor de sus cabezas buscando objetivos a los quedar, sin discriminar alumnos de profesores.

El profesor Deans trata de mantener una defensa en la puerta principal, un escudo que no permita entrar magia peligrosa o a los mortifagos, pero es el primero en caer... el primero de muchos otros. Un rayo rojo impacta sobre el buen profesor y esté sale disparado hacia su propia barrera, que se rompe en mil pedazos mágicos.

Los alumnos, viendo el destino de su profesor, tratan de poner más resistencia a los mortifagos. 

Clare se acerca a Alex corriendo al ver que tiene la pierna herida y le ayuda a ponerse en pie pues desde el suelo poco podrá hacer para atacar, a pesar de las negativas de la chica de Slytherin para que continúe luchando ya que no puede tenerse en pie.

A pesar de la lluvia de desmaius, expelliarmus y maldiciones que lanzan desde las torres los mortifagos se acercan cada vez más, obligando a alumnos y profesores a replegarse hacia las puertas. De pronto, todos ven volar a Chris por los aires hasta golpear uno de los muros del castillo. Clare y Gordon gritan a la vez, pero no pueden dejar la batalla ahora, no ahora que están en una situación tan difícil. Clare se aguanta las lágrimas y aprieta la varita mientras continúa luchando contra las sombras negras.

Scarlet consigue evitar una maldición, pero otra le da en el hombro haciéndole una fea herida. Spencer no tiene tanta suerte y una roca le golpea el antebrazo, escuchándose el sonido de los huesos rotos. Los profesores no tienen mejor aspecto y es que McGarden ha perdido su capa, su largo cabello rizado ahora parece cortado a trasquilones y la sangre de los cortes mancha su vestido de gala. Jones cojea de una pierna y Gordon, ahora mismo no parece demasiado centrado y falla demasiado.

Pero no todo está perdido, ¿o sí?

Desde atrás aparecen los Hufflepuff montados en sus escobas, encabezados por Henri y Ashton con una formación que parece ensayada. Los magos tenebrosos no se esperaban ese ataque, así que de pronto, todo en sus filas se vuelve un caos. Los mortifagos son incapaces de defenderse de dos ataques y acaban o congelados o desmayados o mucho peor si es un profesor quien les acierta.

A pesar de todo, los mortifagos son mayores en grupo y no son capaces de hacerles retroceder y huir. Se comienza a oler el olor de escobas chamuscadas, se comienzan a oír los lamentos de los heridos, la moral mengua y de pronto, todo parece acabado.

El cielo se ilumina por una marca. Quizá han invocado la marca tenebrosa. Los alumnos temen alzar la mirada para confirmar sus sospechas, pero aquellos que lo hacen miran perplejos al cielo. Dibujado en las nubes se puede ver la marca de un fénix rojo, procedente de Hogsmeade.

-Han... ¡Han tomado Hogsmeade! - grita McGaden, aliviada, tratando de recuperar el aliento.

Risas y gritos de júbilo se entremezclan y los alumnos retoman la lucha con más energía.

-¡Vendrán refuerzos! - grita un alumno de cuarto, que tiene la cara manchada de suciedad y sangre.

Solo tienen que esperar 5 minutos más antes de ver aparecerse entre las filas de mortifagos figuras vestidas con túnicas normales, perfectamente visibles entre las sombras negras de los hombres del Señor Tenebroso. Y no tardan mucho en verse los resultados. Los mortifagos, van retrocediendo todo lo que pueden y cuando el primero se desaparece, el resto le siguen.

El último que aun queda en pie, levanta la varita y apunta al símbolo del fénix, destrozándolo por una serpiente y desaparece con un enorme corte sangrante en el pecho. Le pronto, la noche se queda en silencio y el sol comienza a salir por el horizonte.

Ha comenzado un nuevo día. El día de navidad llega con una promesa de libertad.

Pero no todos están tan felices. Muchos alumnos están heridos y algunos están inconscientes, o algo mucho peor. Clare, con una disculpa, deja a Alex apoyado en la pared para correr hacia Chris y Gordon se le une luego.

Se acerca corriendo a donde está Chris. Para ella, aunque la batalla se ha acabado, no es un motivo de alivio. Si prima está herida, la ha visto volar por los aires y golpearse contra la dura piedra, y ahora está tendida ahí, el suelo, sin responder.

-¡Chris!

Pero Chris no responde. Aunque su pecho se eleva ligeramente, es obvio que el golpe ha sido demasiado fuerte.

-¡Que alguien llave a la señora Pomfrey! - dice Gordon cuando llega a donde están las dos.

McGraden hace un gesto con la varita y envía un mensaje a la enfermera mientras entra al castillo para comprobar como está el profesor Deans.

La batalla había terminado, el último mortífago ya había huído, y sin embargo pasaron unos cuantos segundos hasta que Madelain cayera en la cuenta de que habían vencido. Pasaron incluso más segundos hasta que se percibiera las lágrimas que le corrían por las mejillas.

Los mortífagos habían sido derrotados pero posiblemente volverían, y con Lord Voldemort en sus filas la sangre volvería a correr, pero eso sería más adelante. Esa noche todos los presentes habían hecho historia y Madelain se sentía orgullosa de todos ellos. Si alguna vez se había sentido exasperada por la falta de habilidad y ambición de algunos, esa noche no tenía nada para decir de ellos, todos habían dado todo de sí y se habían superado. Posiblemente incluso Alana estuviera sorprendida.

Azkaban

La chica pensó en la prisión donde posiblemente estuviera la gente que quería. ¿Qué habría pasado allí? Debía esperar, no era tiempo de hacer esas preguntas, habían cosas más urgentes. Miró a su alrededor. Primero vio a Scarlet y a Alana.

_¿Están bien?

Luego abrió la puerta del aula más cercana que tenía y con un movimiento de varita movió los asientos hasta el fondo, dejando el aula en su mayoría libre.

_AQUELLOS QUE ESTÉN HERIDOS PERO PUEDAN MOVERSE, ENTREN AQUÍ MIENTRAS ESPERAN A LA SEÑORA POMFREY.

De esa manera, por un lado estarían más ordenados para cuando ella llegara, y por otro lado no habría tanta gente dando vueltas y se podría tratar mejor a los heridos más graves, que eran los que más le preocupaban. El profesor Dean, Christine habían sufrido el rigor de la batallla, había que hacer algo por ellos.

Las maldiciones golpeaban las protecciones del castillo, haciéndolas cada vez más y más débiles. Scarlet podía contemplar, horrorizada, como todo se iba desmoronando. Las bombardas hacían explotar las rocas, cuyos cortes hacían heridas a los mortífagos, pero también alcanzaban a alguno de los alumnos o profesores, que cada vez estaban más y más cansados. 

Conforme avanzaba la batalla, los ánimos de los rebeldes iban decayendo, rápidamente sus oídos se llenaron de quejidos, lamentos, llantos... Esos ruidos desconcentraban a Scarlet, que cada vez recibía más y más impactos, cada uno más grave y fuerte que el anterior. Sentía el impulso de dejar el campo de batalla para llegar a los que estaban heridos y socorrerlos como mejor pudiese. Pero se mantuvo firme, se obligó a quedarse quieta, en las puertas. 

Entonces hubo un estallido que hizo que la pierna de Alex acabase bajo una pila de escombros. La angustia rápidamente invadió a Scarlet, que, en ese momento de distracción, recibió una maldición que dejó una herida muy fea en su hombro, prefiere no mirarla y seguir lanzando ella sus hechizos, con la intención de acercarse a Alex. Pero entonces, escucha el sonido de unos huesos rotos... los de Spencer, a su lado. La Ravenclaw vuelve a palidecer, sin saber a quién ir a atender primero, en esos momentos de confusión ve aparecer a Clare que corre para ayudar al Gryffindor, por lo que la muchacha va hacia Spencer, tomándolo del brazo sano y tirando de él para que se ponga a cubierto mientras ella lanza protegos para protegerlos a ambos. 

Los profesores habían ordenado retirada, pero una señal de esperanza no tardó en aparecer sobre el cielo. Un fénix indicaba que sólo tenían que aguantar unos minutos más, entonces vendrían refuerzos que pudiesen ayudarlos. No todo estaba perdido. 

Los mortífagos se replegaban, la batalla cesaba durante unos minutos preciosos que debían aprovechar. Escuchó una voz a su lado, se trataba de Madelain preguntando si se encontraba bien. La morena asintió, para que Madelain pudiera seguir con sus labores de líder. Se le daba bien. 

-¿Estás bien, Spencer? Deberíamos buscar a la enfermera para que te mire...-le dijo atropelladamente, hasta que escuchó lo que Gordon pedía, parecía que Pomfrey estaría muy ocupada. La muchacha se acercó hacia donde estaban Chris, Clare y Gordon... Chris se había dado un golpe muy feo, pero parecía que seguía viviendo, por fortuna. 

-Voy... voy a buscarla.-dijo Scarlet, intentando calmarlos. Acto seguido, fue a cumplir su promesa. 

Los mortifagos huían, desde que saltara de su escoba para atacarles por la retaguardia no sabía el tiempo que había pasado. El tiempo se había difuminado entre lanzar embrujos y contra hechizos. A veces el combate le había separado de los otros hufflepuf y se había encontrado solo esquivando y lanzando rayos rojos sin descanso. Otras veces se encontraba luchando junto a sus compañeros, había estado espalda con espalda con Jasón y con Thomas, corriendo al lado de Ashton y Jimmy conjurando un petrificus totalus, con Nora que hizo un picado con su escoba para defenderlo de un mortifago que le atacaba por la espalda..... ¿Cuánto hacía que no veía a la pelirroja?....Había sido antes del olor a escobas chamuscadas, mucho antes de ver el fenix rojo.- ¡NORA! ¡NORA!

Henri se puso a buscarla entre los restos de la batalla. El dolor del brazo izquierdo era cada vez más insoportable. En el fragor del combate no le había importado, pero ahora se extendía por todo su cuerpo diciéndole que parara a descansar, pero no podía. - ¡NORA!

Veía caras conocidas entre la gente, se alegraba de que estuvieran en pie o que solo estuviesen heridos. Aunque a veces, encontraba un cuerpo inerte, un compañero que no se movía, entonces con lágrimas en los ojos lanzaba unas chispas rojas al aire, esperaba que si alguien se estaba ocupando por los heridos las viese y se acercará, pero él no podía pararse, no aún.- ¡NORA!

Henri busca y busca entre los alumnos, tanto heridos como no, y los mortifagos alguna pista de Nora. ¿Y si ha sido una de las que ha tenido problemas con la escoba y el fuego? Y efectivamente, encuentra la escoba de Nora rota y medio quemada... parece que tuvo fallos para continuar volando y se estrelló. Pero ¿y Nora? Un poco más allá Henri encuentra la capa de Nora, rota por todos sitios y ensangrentada.

Cuando la incertidumbre y el temor de no encontrar a la pelirroja, quizá unos 10 minutos de insoportable angustia y dolor, pues el brazo ya comienza a parecer un peso muerto, encuentra una de las sandalias que le hizo antes de la batalla... y un poco más allí, una gran cantidad de nieve y algunos cuerpos debajo.

De lo más bajo, sale una mano fina con una varita que trata de moverse, pero el peso es demasiado grande para hacer nada.