-Helena sabía muchas cosas, pero estaba equivocada en muchas más, señor Kitterman. -Contestó Gianlucca al periodista con expresión seria cuando éste dijo que la vidente no confiaba en él. -Creo que no mentía cuando decía que luchaba contra este mal… pero hay dos formas muy diferentes de enfocar esa lucha. Ella lo hizo intentando combatir el fuego con fuego, manchando su alma con hechicería. Yo en cambio, he dedicado mis esfuerzos en eliminar a los brujos.
-Si vine a este país fue para poner fin a esta herejía que anida aquí.
Escuchó después lo que Marvin dijo sobre dónde habían dejado la extraña reliquia que estaba escondida dentro de la caja, y que parecía haberlos guiado hacia su destrucción.
-Quiero verificar que se encuentra donde dice. Pierda cuidado, no tengo ningún deseo de utilizarlo. -Anunció, mientras su mano izquierda acudía de forma refleja al crucifijo de plata de su pecho. -Y aunque su idea es razonable, es posible que no sea suficiente.
-Todo lo que vemos en esta casa es la continuación de lo que ya empezó en Branshaw Manor. Aquel lugar fue reducido a cenizas, pero el mal que engendró se ha mantenido. Es posible… que el fuego no sea suficiente para arrasar a los engendros criados en el infierno.
-Y en cualquier caso, a partir de ahora, debería dejar de cuestionar mis decisiones… al menos si quiere seguir con vida.
-Y ahora, vámonos de aquí antes de que lo que sea que ha hecho ese ruido decida subir aquí. -Terminó, y miró a Sophie. -No tengo ni idea de lo que puede ser, pero estos demonios han salido de alguna parte. O bien hay un portal a los infiernos… o bien ahí abajo está el demonio que los ha dado a luz. Y ya he visto claramente que el suelo no va a ser suficiente para contener lo que sea que crece bajo esta mansión.
Mientras los dos hombres hablaban, Sophie continuó registrando aquel lóbrego sótano, procurando evitar cruzar su mirada con los cuerpos de Raban y Helena.
Escuchaba la conversación que mantenían sin intervenir, hasta que el señor Kitterman desveló la ubicación del objeto que tantas preguntas había suscitado. Se detuvo y se volvió a mirar a Gianlucca con expresión grave. No hacía mucho habían estado en la biblioteca y no habían visto nada... Recordaba que habían descubierto que faltaba un libro, pero nada más...
«Las cerillas...»
Es verdad, habían encontrado unas cerillas que ella había guardado en su bolso.
El señor Kitterman aseguraba haber dejado lo que habían encontrado tras un libro. Ojalá se les hubiera pasado por alto y, fuera lo que fuera, continuara allí... Pero Sophie tenía un mal presentimiento.
Su mirada se entrelazó con la de Gianlucca y asintió con un leve gesto de cabeza.
— Sí, volvamos a la biblioteca y destruyamos esa maldita cosa. — Si es que todavía continuaba donde lo había dejado el señor Kitterman.
Las palabras de Gianlucca la habían asustado. Se estremeció al pensar de nuevo en los martillazos y apartó la mirada del italiano para dirigirla un instante al suelo, casi esperando que éste se abriera de golpe, creándose un enorme pozo que se lo tragara todo y por el que surgieran infinidad de engendros del infierno...
Respiró profundamente y con un pestañeo apartó la mirada del suelo y volvió a dirigirla hacia el italiano. Su rostro estaba pálido como el papel y sus labios temblaban. Los apretó con fuerza. Ahora no podía desfallecer. No quería ser una carga, así que, armándose nuevamente de valor, apretó el atizador que llevaba sujeto con una mano y dirigiendo la linterna hacia la escalera, se dirigió hacia ella para empezar a subir sus escalones.
Sophie se había esforzado en buscar algo que sirviera para tratar heridas, pero lo máximo que encontró fueron retazos de telas podridos que incluso llegaría a ser perjudicial utilizarlos. Por su parte, Gianlucca había dejado los objetos de Raban y Helena en el suelo, junto a los cuerpos para organizarlos, pues no podía tomarlos todos entre sus manos. Marvin, apenas reaccionó y se hizo consciente de sus alrededores, tomó la pistola de Raban y lo demás podrían repartírselo entre los tres, pues aún no tenía dueño.
El suelo bajo ustedes no parecía volver a sonar, ni tampoco parecía que fueran a aparecer más engendros como los que ya habían abatido, pero la pérdida de dos compañeros daba lugar a pensar en lo peligroso del entorno en el cual se encontraban. Tras la repartición, se dirigieron hacia arriba, mas aquella savia maloliente seguía impregnada en los escalones, además del peldaño roto. Salir de allí no sería tarea sencilla. Cada uno tendría que subir con precaución. Sorprendentemente, Gianlucca pudo pasar el peldaño roto sin problema esta vez, a pesar de sus limitaciones y Marvin, con su cuerpo magullado, logró subir sin problemas. El problema vino cuando Sophie cruzó, pues no solo se resbaló con la savia, sino que además cayó en el hueco donde el italiano se había lesionado el pie y las astillas de madera se le clavaron en la piel. Esto rasgó su vestuario y le generó cortadas en sus piernas. Se necesitó del esfuerzo conjunto de los dos hombres para sacarla de allí, mas necesitarían por lo menos alcohol si querían desinfectar las heridas. Una vez pasaron aquel obstáculo, se dirigieron a la biblioteca, en busca del objeto que Raban había resguardado celosamente.
Tirada oculta
Motivo: Precaución Gianlucca
Tirada: 2d6
Dificultad: 12+
Resultado: 9(+3)=12 (Exito) [6, 3]
Tirada oculta
Motivo: Precaución Marvin
Tirada: 2d6
Dificultad: 12+
Resultado: 10(+4)=14 (Exito) [6, 4]
Tirada oculta
Motivo: Precaución Sophie
Tirada: 2d6
Dificultad: 12+
Resultado: 5(+4)=9 (Fracaso) [1, 4]
Tirada oculta
Motivo: Daño Sophie
Tirada: 1d6
Resultado: 6 [6]
Sophie pierde 6 puntos de Vida.
Seguimos en la escena "Planta baja - Biblioteca".
Esto es lo que Gianlucca sacó de los cuerpos de Raban y Helena. Digamos que todo está puesto en el suelo para que se lo repartan a su gusto:
Entre las pertenencias de Raban encontraron las llaves de un coche, una navaja, su pistola con 6 balas, ganzúas, un tabaco de alta calidad, unos guantes, una linterna y un mechero. Al revisar a Helena encontraron las llaves de una casa, un alfiler ritualístico, un pulverizado que parecía ser cannabis, un símbolo arcano (aunque no saben qué hace exactamente), un lápiz y un bolígrafo, analgésicos, un mechero y un cuaderno en blanco.