La voz de Seamus resonó de nuevo cercana, produciéndote un escalofríos en la espalda, casi como si fuera el susurro de una serpiente - Es ella... Debes destruirla. Destruye la joya... -.
Con cuidado, todos atendieron las heridas que la lucha con los monstruos les había dejado. Tal vez no fuera una solución definitiva, pero desde luego el italiano se sintió mejor una vez que las heridas de su pierna estuvieron limpias y cubiertas de un vendaje, aunque ese vendaje no fuera otra cosa que su chaqueta desgarrada. Prefería perder sus posesiones que su vida, o aún peor, su alma.
-Bueno, creo que ya estamos listos para… -Comenzó a decir, pero como si la propia casa estuviera tratando de contradecirlo, todo el edificio comenzó a convulsionarse como si estuviera situado sobre la espalda de un colosal monstruo se que levantara de un sueño infinito. Reacionando con rapidez, se agarró a una de las paredes y logró mantenerse estable el tiempo que duró aquel terrible terremoto.
Y, en cuanto los temblores comenzaron a remitir, se incorporó, y tendió una mano a Sophie al verla mareada por las sacudidas.
-Pongámonos en marcha entonces. -Sugirió con un tono que parecía más de orden que de petición. El rostro del italiano se había oscurecido, como si las conclusiones a las que estuviera llegando fuesen más y más sombrías. -Coged algo que podáis usar como un arma, aunque sea un cuchillo. Es muy posible que lo necesitéis.
-Ah, y…señor Kitterman… -Llamó al periodista. -Sospecho que usted puede ser el más ágil de nosotros ahora que mi pierna está herida, así que puede que llegue el momento en el que deba pedirle un favor muy importante.
-Si no logramos plantar cara a esto… le pediré que acuda al automóvil de Raban, y que lo empotre contra la entrada de la casa para poder prender fuego al depósito de gasolina. No estoy seguro de si las llamas acabarán con esta infección… pero será mejor eso que nada.
-Y ahora, Theodore, si es tan amable, llévenos hasta los demás antes de que lo que sea que se ha movido vuelva a hacerlo.
*Aclaración* No es que Gianlucca haya ignorado a Theodore, sino simplemente ha acudido a Sophie porque ella ya le había visto las heridas antes. Pero vaya, que mi idea era que las atenciones médicas se iban a dar entre todos ayudando, no montar consultas separadas.
*Duda* ¿No recupero ningún PV con la atención médica y/o con el descanso y/o con la comida?
Acababa de vendar la mano de Gianlucca cuando la casa empezó a temblar. Ya lo había hecho anteriormente, pero ahora era mucho más intenso. Sophie se sujetó a la mesa y cerró los ojos, esperando a que aquella fuerte vibración cesara.
Cuando finalmente pareció calmarse, abrió nuevamente los ojos.
«No me encuentro bien...»
Pensó en cuanto el olor de las conservas inundó su nariz y por su garganta empezó a subir un regusto a bilis. Había empezado a sentir nauseas y un sudor frío recubrió su piel, provocándole una leve tiritera. Se incorporó, soltando la mesa pero enseguida volvió a poyarse en ella al ser consciente de lo mareada que estaba.
— ¿Qué ha sido eso...?
Preguntó con la voz rasgada y su mirada, asustada, recorrió los rostros de los demás herederos hasta detenerse en los ojos de Gianlucca, que había acudido a ayudarla. Aceptó su mano y terminó de incorporarse, sujetándose a él mientras intentaba recuperarse.
— Ese olor es horrible...
Comentó, lanzando una fugaz mirada hacia el tarro de conservas que se había abierto y arrugó la nariz.
— No lo soporto, me pone enferma...
Escuchó a Gianlucca proponer que todos buscaran algo que pudieran utilizar como arma y asintió, señalando el atizador que había cogido de la biblioteca. Quizás no le sirviera de mucho, pero era mejor que ir con las manos desnudas. Cuando escuchó lo que comentaba del coche del alemán, le miró alarmada.
— Esperemos que no sea necesario. Con el tiempo que hace fuera me temo que ese coche es nuestra única vía de escape.
Torció los labios en una pequeña mueca y se soltó del italiano para poder recuperar el atizador. Pero en cuanto se soltó sintió como todo le daba vueltas... Agarró el atizador y se apoyó en la pared, cerrando nuevamente los ojos.
— Salgamos de una maldita vez y vayamos a ver cómo están esos dos...
Me acerqué donde estaban Sophie y Gianlucca y les tendí aquellas vendas que tenía y esperé a que ella hiciera el trabajo. En mi fuero interno entorné los ojos tras el comportamiento de galán trasnochado del italiano En fin pensé.
Tras las curas y listos para bajar a buscar a Isobel y al detective, la casa comenzó a temblar. El movimiento del suelo, el desgaste de lo que había pasado y el olor de las conservas le pasaron factura a mi cuerpo.
Me llevé una mano a la frente buscando estabilizar mi cabeza, aunque aquello probablemente no haría pasar el mareo, era algo reflejo que hice sin pensar.
- Un momento - dije -. Algo... Seamus me habla... me dice que debemos destruir una joya, quizá con eso logremos detener lo que está pasando aquí - les indiqué.
Busqué algo que llevar como arma improvisada, tomé una de las sillas y la así.
- Vamos a buscarlos y salgamos de aquí - indiqué guiando al grupo a la salida tras la cortina.
Pues volvemos por donde yo he venido.
*Aclaración* No es que Gianlucca haya ignorado a Theodore, sino simplemente ha acudido a Sophie porque ella ya le había visto las heridas antes. Pero vaya, que mi idea era que las atenciones médicas se iban a dar entre todos ayudando, no montar consultas separadas.
Tal y como está redactado parece que Gianlucca haya pasado de Theodore. Porque ha ignorado a Theodore y se ha ido directamente con Sophie, pero vamos, que eso solo nos deja claro que los italianos son unos donjuanes que van a lo que van xD
-¿Qué acaba de decir, Theodore? -Dijo Gianlucca al momento siguiente, girándose para mirar al profesor con una expresión de profunda preocupación. Algo en lo que acababa de escuchar parecía haber activado las alarmas del italiano, que se había detenido en su intención de acudir en ayuda del resto de herederos.
-¿Cómo... que... Seamus le habla? -Insistió con el ceño fruncido. -¿Es la primera vez que le ocurre o han... estado en contacto?
Después se detuvo, meditabundo, antes de mirar a los demás, especialmente deteniéndose en Marvin y Sophie.
-La cuestión es.... incluso si eso es cierto... si podemos fiarnos de nuestro difunto anfitrión, o si trata de que caigamos aún más en esta trampa.
- Arrgg.- Me quejé cuando el agua me cayó en la mano.
No fue una quemadura demasiado grande, pero sí lo suficiente para que me hiciera daño y saltara de un bote del sitio en el que estaba. Además, la casa retembló. ¿Cuál era el motivo? ¿Un terremoto? Quizá los seres, aquellos tan monstruosos, estuvieran intentando entrar en nuestra dimensión, simplemente intentando desgarrar el velo o... la grieta que parecía estaba abierta.
- No me tome por alguien valiente, señor Gianlucca- Admití. - Los reporteros solo somos valientes porque creemos estar seguros tras la cámara. Solo somos observadores.- Sonreí levemente mirando al resto. - Pero lo de ágil no se lo niego. Correré como un atleta a por ese coche, si la cosa se pone fea, no lo dude.
Tampoco quería insinuar que era un cobarde, pero quizá lo fuera. ¿Habría huido yo de tener voces en mi cabeza como el profesor? Seguramente sí. Una muestra más para deducir que lo mío era el arte y no estas cosas tan extrañas. Afortunadamente, tenía una mente ágil y unos dedos habilidosos con el bolígrafo. Apuntaría todo lo que el reportaje necesitara.
Por un momento, y pensando fríamente, me sentí como un escriba. El último de unos supervivientes que darán crédito a una historia sobre demonios, demasiado difícil de creer.
- Yo bajaré con usted, profesor.- ¿Qué? ¿De pronto me habían salido un par de pelotas? Era la curiosidad lo que me llevaba a descubrir todo aquello.- Ustedes quédense detrás de mi.- Miré al italiano y a la mujer. No solo estaban peor heridos. Era cuestión de prioridades.- Yo sé por qué se lo digo, y ustedes también.
Al escuchar las palabras de Theodore, Sophie se estremeció y sintió como se le helaba la sangre en las venas.
— ¿Sea-mus? —
Preguntó con la voz rasgada y un ligero temblor empezó a percibirse en sus labios. Dirigió la mirada, alarmada, hacia Gianlucca y Kitterman, para volver de nuevo su atención al profesor. Siempre le había considerado un hombre de principios, no podía estar mintiéndoles, pero entonces... O se estaba volviendo loco o de verdad Seamus se estaba comunicando con él, pero... ¿Cómo era posible?
— ¿Está seguro de que se trata de él?
Le preguntó y asintió levemente al escuchar las palabras de Gianlucca.
— Tienes razón, no sabemos si podemos confiar en él o no. Pero, si su intención era la de abrir ese portal, ¿cómo podemos fiarnos de sus palabras?
Tragó saliva y se apartó de la pared, sujetando con una mano el atizador y con la otra el bolso. Su mirada recorrió la estancia, dirigiéndose hacia la cortina que tenían que cruzar. Por el camino se detuvo en el abrigo que se había quitado para limpiar la herida de su costado y torció los labios en una suave mueca. Se acercó de nuevo a la mesa y soltó un momento las cosas para poder cubrirse nuevamente con él, lo necesitaría si iban a salir nuevamente al exterior.
— Vayamos a por el señor Williams y la señora Bailey. Saquémosles de allí y ya veremos cómo procedemos una vez estemos todos juntos.
Se sorprendió al escuchar el ofrecimiento del señor Kitterman y una trémula sonrisa asomó a sus labios.
— Es muy loable por su parte, señor Kitterman, le seguimos.
Le dijo, dirigiendo esta vez su mirada hacia el italiano.
Había llegado a la cortina y la estaba apartando con mi mano.
- No es... - dije titubeante - ...la primera vez... creo que intenta lo mejor para mí, pero todos éramos conocidos o amigos suyos... por eso nos nombró en su testamento ¿no? ¿Porqué querría que sufriéramos de esta manera? - les pregunté.
Entonces escuchás las palabras de todos.
- ¿Portal? ¿Qué portal? - no sabía si no había prestado atención a todo lo que había dicho el resto o me había perdido parte de la historia - ¿Creéis que Seamus intenta provocar algo fatal?
Avancé un paso para salir de la cocina, mientras conversábamos podíamos seguir avanzando.
Asintió satisfecho a la aceptación de Marvin sobre actuar con el coche llegado el momento. Sería bueno que, si todo salía mal, alguien pudiera actuar y reducir aquel lugar a cenizas. Sin embargo, las preguntas de Theodore sobre Seamus, y sus obvias dudas, hicieron que el italiano se detuviera un segundo para solventarlas.
-Creo… -Comenzó a responder Gianlucca, pero se detuvo y se corrigió. -No, estoy seguro de que en este lugar están tratando de romper las fronteras que separan este mundo de los infiernos.
-Y que esa puerta… no ha llegado a abrirse, pero está entreabierta.
-Es lo mismo que sucedió en Branshaw Manor. -Añadió con voz severa. -Y la razón de que yo viniera aquí desde Roma. Creíamos que todo había quedado cerrado… pero sospecho que Seamus continuó con lo que estuvieran haciendo allí.
-Mi única duda es si al final se arrepintió y trata de enmendar sus actos… o si realmente todo esto es su trampa. -Sentenció, y luego se acercó también a la salida al lado de Sophie. -Pero ahora, salvemos esas dos almas, y luego veremos cómo enfrentar el infierno.
Mantuve silencio mientras el italiano expresaba sus pensamientos.
Yo poco nada tenía que agregar en la conversación más que mi propia opinión personal, que tampoco es que fuera a aportar demasiado.
- Los bichos que han acabado con Helena y con Raban, por algún lado, han tenido que entrar.- Dije sin más.- Así que, Seamus o quien sea, les ha abierto la puerta. Y, creo que es sensato poner ahora mismo en duda que Seamus sea quien decía ser mientras tomaba el té con nosotros.
Eché una ojeada tras de mí, por encima del hombro, en dirección a Gianluca.
- Se haya arrepentido o no, los que lo estamos pasando mal somos nosotros. Así que, si diera, la casualidad de que está vivo... bueno, como diría el señor Raban... le metería el zapato por el trasero. Disculpe, señorita.- Sonreí hacia la mujer.
La comida de Gianlucca seguía allí sobre la mesa. Era necesario guardarla o consumirla, pero ¿la repartirían entre todos o el italiano la comería por sí mismo? Al menos parecían haber tomado una decisión y esta era moverse. Con la mano del hombre vendada y las heridas de Sophie limpias, decidieron por fin escuchar el ruego del profesor y bajar a ayudar.
El solo correr las cortinas hizo que el frío de la tormenta entrara a la cocina, haciéndolos temblar por un momento. Marvin fue el que sintió el mayor escalofrío al estar de primero. Sin embargo, las palabras de Theodore seguían resonando en la habitación como un eco del fantasma que este había dicho escuchar: ¿Destruir la joya? ¿A qué joya se referían? ¿Siquiera podrían hacerlo?
*Duda* ¿No recupero ningún PV con la atención médica y/o con el descanso y/o con la comida?
El descanso no fue suficiente para eso. Recuperas un punto de vida, pero la mano sigue hinchada. Y sé que destapaste tu ración de comida, pero no recuerdo que la comieras porque en eso llegó Theodore. Si dices que la comiste, no olvides borrar la ración de la ficha.
Gianlucca recupera 1 punto de Vida.
Sophie recupera 1 punto de Vida.
Seguimos en la escena "Torre".