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Haunted House: Círculo Íntimo [+18]

Planta Baja - Biblioteca

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23/04/2024, 17:16
Sophie Wallace

Sophie cogió las llaves de la casa de Helena y las guardó en su bolso. ¿Curiosidad morbosa? Posiblemente, ahora la mujer ya no las necesitaría y, quizás, allí encontrara pruebas de que había sido una farsante. Mientras pensaba en eso, su mirada se dirigió nuevamente hacia el cuerpo de la pitonisa y, por un instante, se sintió ruin... Su cuerpo todavía estaba caliente y ella se estaba planteando la idea de destapar sus mentiras y mostrarle al mundo las estafas que habría estado cometiendo... 

«Está muerta... Si hubiera querido escuchar... Si hubiera...»

La voz de Gianlucca arrancó a Sophie de su ensimismamiento. Sintió un estremecimiento recorrer su cuerpo y sus pupilas se dirigieron hacia el alfiler que señalaba el italiano. Le sonaba haber visto a Helena utilizándolo, pero no tenía ni idea de cómo funcionaba. Con cuidado lo cogió y lo observó detenidamente antes de meterlo en un bolsillo de su bolso. No quería cometer el descuido de meter la mano y acabar pinchándose. Tras eso cogió el pulverizador y se lo acercó a la nariz. El fuerte olor a cannabis le revolvió el estómago y sintió un pequeño mareo. Lo metió también en el bolso, al igual que las ganzúas que Gianlucca había encontrado entre las pertenencias de Raban. 

Al levantarse se dio cuenta de que no se sentía muy bien. El olor del cannabis la había dejado ligeramente aturdida, pero no dijo nada. No quería que pensaran que era una frágil damisela que siempre tenían que proteger. Así que se incorporó y caminó detrás de los dos hombres, en dirección a las escaleras...

En el momento en el que su pie resbaló por culpa de la pringue resbaladiza y del leve aturdimiento que no le permitió reaccionar a tiempo, maldijo su estupidez. 

Sintió el dolor lacerante, como las astillas atravesaban como cuchillas su gruesa ropa y se clavaban en su piel. Apretó con fuerza los dientes para no gritar, pero no pudo reprimir un sollozo en cuanto Gianlucca y Marvin la sacaron del agujero. 

Al entrar en la biblioteca se dejó caer en la única silla que había. Era consciente de que se había hecho daño de verdad y necesitaba limpiarse las heridas, pero no disponía de material adecuado. Miró a Gianlucca y sus labios se curvaron en una sonrisa forzada.

— Estoy bien, no te preocupes...

Le mintió, intentando aparentar serenidad, aunque sus pupilas estaban ligeramente dilatadas y su piel brillaba por el sudor frío que recubría su cuerpo.

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23/04/2024, 21:49
Anfitriona

Notas de juego

Seguimos en la escena "Planta baja - Salita".