Partida Rol por web

Tras lo ocurrido, tu enojo se apoderó de ti. No habías tenido oportunidad de compartir con John y ya te había sido arrebatado. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podía ser el destino tan cruel? Habías perdido la posibilidad de tener un padre y ahora, todos debían pagar. Sin importar qué, todos pagarían el dolor por el cual te habían hecho pasar.

De repente, sentiste que una niebla color negro te rodeaba y se entraba por tus poros. Cada una de tus células dolía y sentías arder de calor, pero ahora eras mucho más fuerte que antes y no permitirías que nada te detuviera en la búsqueda de venganza. Todos y cada uno pagarían con sangre su afrenta.

Akire

Lo pienso mejor, Kazuo Tengan es la victima de esta noche. 

Ansiosa por cobrar venganza, te dirigiste esa noche a Kazuo, pero al llegar allí, pudiste encontrar su cuerpo inerte y bastante maltratado. Por tanto, no pudiste deshacerte de él.

Estoy decepcionada, tremendamente decepcionada.

Sentías la ira florecer en tu interior y, con aquella fuerza sobrehumana con que se te había dotado, te fuiste a por Daisy. La viste de pie, tranquila, calmada. Tus ojos se tornaron los de un depredador y todo lo que se venía a continuación hacía que se te hiciera agua la boca.

Atravesaste su pecho con tus garras y despedazaste su corazón. Sabías que eso bastaría, pero querías más, por lo que saltaste sobre su cuello y le diste una buena mordida, arrancaste la piel que allí le quedaba y pudiste ver que Daisy perdía poco a poco la vitalidad mientras caía. Lamías aquella sangre con codicia y saboreabas a tu víctima. Al ver que alguien se movía, te marchaste de inmediato.

Esperaste a que todos estuvieran dormidos para acercarte a Trevor. Le viste deambular y antes de que pudiera reaccionar, te le tiraste encima. El odio se esparcía por tu cuerpo mientras arañabas su torso una y otra vez, dejando su ropa hecha girones. Entonces, atravesaste su pecho con tus enormes garras para sacar la fuente de vida. Podías ver que el chico todavía respiraba y luchaba por su vida, pero apenas le diste el primer mordisco al corazón, Trevor colapsó.

Disfrutaste aquel corazón como el mejor de los festines y con el rostro ensangrentado, regresaste a tu lugar de origen. 

Amelia. Debe morir..

Aquella noche estabas determinada a acabar con Amelia. Esperaste a que la oscuridad cobijara el lugar y te dirigiste a donde se encontraba la rubia. La chica estaba dormida plácidamente y apenas te dispusiste a enterrar tus garras en su torso, la chica reaccionó y solo pudiste herir su costado. Fue más arisca que tus demás víctimas. Entonces, viste una sombra que parecía venir a cubrirla y antes de ser descubierta, saliste corriendo de allí. No habías acabado el trabajo, pero tampoco querías ser descubierta.

La desgracia me persigue tot

Al haber muerto antes del anochecer, no puedes matar a nadie.