La caída, el encierro, la visión del cuerpo y de aquella muñeca habían llevado al límite la capacidad de autocontrol de muchas personas y, tal vez Theodore no estaba en su límite, pero sí que comenzaba a verse afectado por aquello: fuera por excitación o por temor, no se sentía igual.
Sin embargo, hubo algo que llevó al joven a apartarse. Una extraña sensación en su rostro le llevó a buscar dónde reflejarse, pero no había nada que pudiera cumplir con esa tarea. Te llevaste la mano a la cara y al ver tu palma, notaste que pedazos de piel habían caído allí. Miraste aquello con pánico mientras llevabas tu otra mano a tu rostro y gritabas de angustia.
Trataste de advertir a los demás, pero nadie parecía escuchar tus súplicas. Tu piel caía al suelo en gruesos tajos que marcaban el lugar donde caían y mientras tanto, sentías tu rostro descomponerse. Tus ojos cayeron, tu nariz quedó hecha un recuerdo y tu boca se deshizo en pedacitos.
Habías perdido tu rostro, ¿quién eras ahora? Parecía que ya no existías para los demás, pero entonces el cadáver te dio una idea. Si no podías recuperar tu rostro, tomarías el de alguien más: los muertos no necesitaban su identidad. Por ello, comenzaste a esperar pacientemente. Frente a ti, se presentaba una máscara que estabas dispuesto a utilizar en tu larga espera.
Eres el Ladrón de Tumbas. Te explicaré el funcionamiento de tu rol
- Tendrás la posibilidad de robar el rol a un muerto intercambiándolo por el tuyo. Así, ese muerto sería el nuevo Ladrón de Tumbas y tú tomarías el rol de ese muerto.
- Tendrás que decirme a qué muerto le quitarás el rol y tienes hasta el jueves para hacerlo.
- Debes hacer una tirada oculta de 1D20. Si sacas 10 o más, el intercambio es exitoso.
- No podrás ver el rol del muerto antes del intercambio.