Partida Rol por web

Las palabras de su hija estaba cargadas de esa sinceridad que irradiaba Mustard cuando le conocio...se acerco a la chica de cabellos cobrizos y con sus propias manos limpio sus lagrimas, no lloreis mi pequeña, solo has seguido a tu corazón y proteger a tu hermano, un acto de tal nobleza solo es de corazones puros, jamas estuve molesta por que me votaras, pero si pido perdon es por no haber luchado lo suficiente por ustedes, el destino no nos permitio crecer como familia, pero espero que en este nuevo mundo puedas albergarme en tu corazon...Le tendi la mano a Mustard para que se acercara...Los he amado siempre y jamas dejare de hacerlo, son mis niños...el rostro de Drakonia se mostrabaja sincero, con una mirada maternal y una sonrisa tranquilizadora, incluso su voz tranquila proyectaba paz...unio las manos de Prue, Mustard y ella...No os separeis jamas, como mellizos tenes un poder especial que nadie tiene y juntos seran fuertes en cualquier lugar...La Invocadora beso en la frente a cada uno...Ahora han dado paz a mi alma...simplemente les doy las gracias...

Drakonia sonriente dio unos pasos atras, los dos espiritus de lobo que la acompañaban comenzaron a descanecerse y a elevarse en un brillo hacia las estrelas...la bruja miro las estrellas y cerro los ojos, sonreia...su alma por fin encontraba el descanso que necesitaba...la risa de sus hijos, aquel recuerdo que la alegraba comenzo a escucharse, mientras su espiritu brillaba de una forma diferente, las estrellas de su constelación brillaron de igual forma...por unos segundos aquel fulgor ilumino los rostros de los caidos...cuando aquel cambio termino Drakonia mostraba en sus cabellos el pasar de los años, su belleza era la misma pero mas madura, y sus cabellos color ceniza la embellecian aun mas...se desliso sobre el suelo de aquel lugar hasta llegar a Aeidos...Tu también necesitas paz...le tendio la mano...

Mustard sonría a Drakonia, quien ahora se aleja, pero es hacia Prue a quien se dirige.

- Hay algo de lo que no te has dado cuenta... - Da dos pasos hasta colocarse a su espalda, poniendo sus manos sobre los ojos de su hermana y obligándola a girar sobre sí misma. - Ahora... solo observa. Estás aquí... siempre has estado aquí. - aparta las manos, y frente a sus ojos, en completo silencio, está Elvira

- Obsérvala, atiende... ¿te das cuenta ahora? Elvira eres tu en el futuro. En algún momento viajarás al pasado para acompañar al imperio de Naivé. Si ella existe eso significa que tú sobrevivirás, hermana - La abraza por la espalda - Siempre serás una de las personas más fuertes que conozco, y ahora sé que llegarás hasta aquí de nuevo - Ahora miraba a Elvira mientras hablaba - Saldrás adelante, aún no sé cómo, pero lo harás. Las constelaciones no mienten.

-En realidad, ya ha salido adelante.

Me permito corregir al bardo con una ténue sonrisa.

-Está escrito... ¿No es cierto?

Erial mira a todos uno por uno. Antes de comenzar a hablar, asiente.

- Salga de aquí como espera Ailish o no, hay algo que debéis saber. - comienza - Si os encontráis todos muertos es justamente por no haber hecho caso a Mustard.

- Él llegó como siervo de la vida a este aquelarre, y nunca ha dejado de serlo. Nunca el Imperio ha tenido un servidor más fiel. Cuando la maldición lo alcanzó tuvo las agallas de pedir su propia muerte, pero preferimos ignorarlo y seguir dejándole acabar con nosotros uno a uno. Después, cuando vio que la batalla estaba ganada, incluso propuso la rendición, esperando no tener que presenciar más muerte.

- Durante todos estos días lo habéis repudiado, golpeado, insultado y humillado. Pues sabed que él es quien más se esforzó por evitar el sufrimiento. Incluso fue capaz de acusar a su Emperador, con la importancia que él siempre le ha dado a eso.

Es entonces cuando se dirige directamente hacia el bardo. Cuando lo hace lo hace tranquilo, con el rostro relajado y la mirada clara.

- Mustard, siento que las cosas hayan tenido que ser así, y espero que algún día comprendas las cosas que he hecho y las estrellas han revelado. Me conoces: sabes que de haber sido posible habría escogido otra manera, con menos muerte y menos destrucción. - dice con pesar.

- Este nunca ha sido tu sitio. Al igual que a mi hija, te devoraron las víboras. Pero me alegro de que hayas encontrado a la madre que siempre has anhelado. Más de una vez pediste que buscásemos en vuestras almas lo que las estrellas han revelado.

Después se toma unos segundos antes de continuar, acercándose más a él con unos ojos sinceros.

- Sé que incluso tus acusaciones hacia mí fueron no sólo por ira, sino temiendo que algo así pudiera repetirse. Para salvar más inocentes. Incluso en el momento más crítico, hace unas horas, tu gesto señalando a Vaechio demuestra una generosidad inconmensurable. Parece que estabas equivocado y su alma sigue igual de envenenada, pero te lo agradezco. Además, que sigas creyendo en la bondad de todos te hace aún más puro.

- En su día te hablé de las lealtades. Has hecho finalmente tu elección, eligiendo permanecer leal a ti mismo. Por ello tienes mi completo respeto. - dice con una leve inclinación de cabeza.

- Ahora, de hombre a hombre, y si me lo permites, de padre a hijo, hay algo que debo pedirte. Si yo me marchara por esas puertas mañana, cuida de Eriel. Volveré a por ella. - pide, tendiéndole la mano para formar un pacto. - A cambio, prometo, en la medida de lo posible, tratar de llevar de vuelta a tu hermana. Sé que es lo que más deseas.

-¡Ja! Estás muerto. Dices ser el padre de mi hermana, dices ser el consorte de mi madre, pero nunca fuiste lo que ellas necesitaban. Ailish me lo enseñó, mi ira te alcanzará allí donde vayas.

Sonrío con tranquilidad y miro a Mustard y a mi hermana, como buscando su apoyo.

- No debe priorizarse el bien de dos personas por encima del de todos los demás. No fui lo que ellas necesitaban, siempre lo he reconocido, pero lo fui para muchos otros.

- Deberías dejar el rencor de lado. Sólo conduce a la destrucción. No negaré que merezco la muerte. Pero si vas a hacerlo, que no sea por venganza.

Le doy la mano a Drakonia y la abrazo, luego la miro a los ojos mientras le digo:

-Tranquila preciosa, descansaremos los dos juntos el resto de la eternidad.

-¿Venganza?

Río inocente.

-Tú provocaste todo. Mi madre desapareció y las muertes y el odio siguió... Te formaste una imagen errónea de ella, hiciste que todos formasen esa misma imagen... pero en tu interior sabes que no es así. Pero no te preocupes... Si hubieses aprendido algo de ella, sabrías que el agua siempre vuelve. Siempre. Así como el Destino.

- Yo no provoqué todo, niña. Si alguien lo provocó fue ella misma, yo sólo lo propicié.

- Has visto las estrellas. Mis muertes ni fueron las únicas, ni las más importantes. Y el imperio ya se descomponía antes de tomar cartas en el asunto.

- ¿Quién se ha formado una imagen equivocada? ¿Yo, o una niña de once años? Además, no tienes derecho a hablarme de esa manera. ¿Odio? ¿Muerte? Tú eres la que más destrucción ha provocado en este aquelarre.

- Y no te preocupes porque vuelva. Espero que lo haga. Después de todo lo sucedido, espero que esta vez los oídos estén más abiertos.

- No hay mayor ciego que el que no quiere ver... - Mustard habla despacio mirando a aquel que un día deseó que fuese su padre, engañado por una imagen de sabiduría, reducto de las medias verdades que también habían engañado al resto del imperio. - Ni mayor engaño que aquel que elegimos para nosotros mismos. 

Si las palabras que Erial le regalara "como padre" habían hecho mella en él, el bardo no lo demuestra. 

Y el agua... siempre regresa. 

Sólo tengo una profecía para ti, Erial... solo una. Por mucho que creas que es posible, no podrás reinar junto con Ailish. La Condena les alcanzará... a ambos. Acaricia ahora esta victoria envenenada, que crees poder hacerlo.

No durará.

-La respuesta está clara, Erial... Tú tienes la imagen equivocada. Las muertes del pueblo fueron obra tuya y de los tuyos. De modo directo o indirecto. Creeme que volverá, Mustard acaba de decirlo.

Sonríe aún con dulzura e inocencia tomando la mano de su hermana.

-Sólo he intentado llevarme a culpables, y así fué con Ankara, y con Vaechio, y así ha intentado ser con Ailish. 

Erial escucha con cierta sorpresa las palabras del bardo.

- No espero reinar con ella, Mustard. Su idea es realmente buena, y no habla de imperios.

- Y no, no considero esto una victoria. Logre salir de aquí o no, hemos perdido demasiado.

Después mira a Kuvia antes de responder. La pequeña seguía jugando con las palabras, atrayendo a su causa incluso a gente que antes la detestaba. Había logrado crear un enemigo común, pero poco importaba eso ya.

- Tú no estabas, Kuvia. Tú no veías a la gente sufrir por el reinado de una emperadora que no se molestaba en saber cómo estaba su pueblo. Tú no tuviste que buscar una solución desesperada. No trates de juzgarme.

Ladeo la cabeza incrédulo ante la hipocresía de Erial... Dice haber cambiado, dice ser otro y ni siquiera se sacrifica por su hija. De nuevo el engaño ha imperado entre nosotros... 

-No te juzgo yo, te juzga el pueblo. Te juzgan aquellos cuyas vidas condenaste... En todas las estrellas no he visto ni una sola muerte provocada por aquella que tan malvadas crees... Ni siquiera tuvo el valor de acabar con Aeidos por que dudaba de su culpabilidad... Tú eres quien se atreve a judgar sin querer ser juzgado.

- No te equivoques, Kuvia. Si no acabó con la vida de Aeidos fue porque sabía que, de hacerlo, estallaría la semilla de la revolución.

- Te deshaces en palabras. Y he de reconocer que sabes afilarlas, pero aún te falta experiencia. 

- Podrás negarlo el tiempo que quieras, pero no somos tan distintos tú y yo. Has conseguido que incluso la persona a la que condenaste se ponga de tu parte. Parece mentira que seas su hija. - dice, señalando a Cole.

El alma de Kalin iba descendiendo poco a poco en su penar.

Aún habitaba entre ambos mundos, un alma sin destino aparente, por ahora ...

Bienvenido seas Kalin

Lo lamento Kalin... intenté persuadir a Ailish de que dejara de matar y abandonase ese camino. Ella podría haberlo hecho, pero se conoce que el rencor pudo con ella.

Pero entonces se abren las puertas, y al otro lado aparece Naivé. Los otros dos brujos con vida luchan entre sí, pero el bardo solo tiene ojos para la madre que lo acogió, aquella que luchó contra el fuego por ellos, aquella que ahora se mostraba con vida ante ellos. 

Naivé... - El agua SIEMPRE regresa... aunque en ocasiones tarde años en completar un ciclo, regresa. - sonríe.

-¡Ha regresado!

Una sonrisa amplia y una mirada decidida. Miro a Mustard.

-Lo siento. De veras que lo siento. Pero... Es la hora de ayudarle. ¿Estáis conmigo, todos?

Miro al resto de caídos.

Las palabras de Drakonia eran cálidas pero su corazón no albergaba sentimiento alguno hacia ella, unicamente respeto, pues su hermano la amaba y respetaba. Confusa por sus ultimas palabras y gesto, dejo el llanto como le pidió y quedo con la mano en su frente, donde ese beso de madre había sido dado. Era extraño. Naive la había besado otras veces, al igual que Ankara, pero el suyo era distinto. Muy extraño.

Con su hermano a su lado se levanto totalmente y miro al frente a Elvira, ¿En verdad esa mujer era ella? Que clase de vida había tenido para convertirse en una persona aun mas fría y cerrada, ¿Que destino le esperaba si regresaba a la vida? No era una elección de su gusto, estaría lejos de su hermano, su mundo, estaría realmente sola, no como hasta ahora, donde la luz brillaba ligeramente al mirar a su hermano, si regresara estaría sola y ese futuro seria el único que le esperara, regresar en el tiempo para volver a ver una vez mas a su hermano y volver a morir a su lado, pero entonces habría una intrusa entre su reencuentro, ella misma. Que clase de vida era esa.

-¡NO! no quiero volver, no quiero convertirme en ella.-Señalo a Elvira.-Si ese es el futuro que el destino me depara, no quiero vivirlo, quiero quedarme a tu lado, con ella si es preciso, se refería a Drakonia, O con quien desees, pero no quiero volver a la vida para convertirme en ella, en eso. Ella misma me ha demostrado que no podre olvidarte ni a ti ,ni a nuestra ma... ni ha Naive. No quiero mas destino que el de permanecer así por la eternidad. La vida no es vida en soledad, ella lo sabe muy bien.-Su mirada se clavo en ella, en Elvira.