Partida Rol por web

Suspiro largamente.

-No funcionará. En toda leyenda hay una parte de verdad... y otra parte de mentira.

Miro alrededor, con todos muertos.

-No me importa el qué, con tal de que la traición no salga de los que se encuentran dentro... Dime, madre... ¿Qué debo de hacer? ¿Qué puedo... hacer? Te entregaría mi alma a cambio de poder terminar con el mal de una vez por todas. Sé que la traición está en nuestra sangre, pero sé que también hay luz detrás de las sombras. Sé que puedes brillar. Que podemos brillar. Podemos limpiar nuestro pecado, la Condena que arrastramos desde nuestra antecesora, Shaiya.

Cierro los ojos con pesar. ¿Qué me deparará el destino? ¿podremos cambiarlo?

-¡MALDITO XAR!

Exclamo mientras hago un par de aspavientos. Resoplo, respiro con dificultad.

-Sólo quiero terminar con la maldición... Una maldición que no deja de arrastrarnos a una batalla, a la miseria, a la muerte... ¿Tan mala soy? ¿Por qué no me das una señal, madre? ¿Por qué... no?

Suspiro con dificultad. Aprieto el puño, en mi interior una rabia que sé que debería de controlar, la rabia que me llama a aniquilarlos a todos y así terminar con la maldición y con todo cuanto se oponga a mí y a mi familia, y si estoy contaminada, terminar con mi vida para poner el punto y final a esta pesadilla que dura ya más de un siglo, desde los Tiempos de Hadas. ¿Acaso soy mala por ello? ¿Realmente soy detestable?

Mis manos arañan mi piel. Sangro. Pero no me duele, no conforme lo que yo conozco como verdadero dolor.

Sólo siento tristeza. Lástima. No sólo no he conseguido ayudar, si no que yo misma caí en el juego que intentaba evitar. Demasiado errores. Me siento a la espera de un final. Aunque aún puedo ayudarles... ¿Salvando a la ejecutora de mi madre? Qué irónico... ¿Atacando al único que me demostró simpatía?

Me siento, abatida e impotente.

Elvira... ¿En qué me he equivocado?

Susurro. Miro al Dragón.

Háblame... Te lo ruego: háblame. Cuéntame... Explícame. Te odio, me hiciste caer presa de la locura, del desorden... Me hiciste maldecir a otros. Pero me siento... Tan sóla. Háblame, te lo ruego.

Lágrimas que comienzan a brotar de mis ojos.

¡Maldito bastardo!

Cargada en rabia, en lágrimas, completamente asolada...

Cruel e irónico destino... Nunca me fié del padre de mi hermana. Nunca... En cambio sí de Mandrágora, casi ciegamente. Sí de Cole, ciegamente. ¿Qué he hecho mal...? ¿Qué? ¿Acaso es por Mustard...? Nunca debí de liberarme de mi Condena, nunca debí de ser impulsiva... sí, es eso. Pero escúchame ahora Dragón, te lo ruego... Toma mi alma si quieres, me dá igual, pero déjame... Déjame enviar a ese hombre a un agujero de donde no pueda salir nunca más... Nunca.