Partida Rol por web

Zira se levantaba de cada pequeño descanso mucho peor de como se había recostado. Si bien por el día no era la mente más preclara del grupo, por la noche era, bueno, digamos que “era”, que ya era mucho. Así pués, con su mente entre el sueño y la vigília su cuerpo vagaba solo, como por inercia, tras el grupo. En estas condiciones fué presa fácil para los cantos de sirena.
El “¡No escuchéis!” ni siquiera iba por ella que, siendo la sombra más sombra de todas, apenas era visible en la oscuridad…

Cuando el aviso de Eurythos la sacó del trance estaba metida hasta la cintura en una de aquellas piscinas de agua negra. Salió del agua arrastrándose, desesperada, juraría que había notado unas manos, o algo similar, apunto de cerrarse sobre sus piernas.

Despierta por el susto y el helor mortal de las aguas, Zita se ubicó al costado del rapsoda y siguió caminando a su lado, mojada y visiblemente nerviosa.

El maestro del Toufusu con las manos dentro de las mangas, observaba con curiosidad aquel lugar, parecía un pantano sin serlo un lugar fuera del tiempo pero mas moderno que el suyo, ahora mas que nunca se daba cuenta que apenas conocía el lugar que le arrastro en su muerte, demasiado tiempo culminando su técnica que en vida la traición no le permitió. Y suspiro satisfecho, al menos incluso en la guerra se siguen viendo parajes imperturbables.

-Seguramente, estará explorando la zona por su cuenta, después de todo menciono que haría guardia por nosotros. -Respondió al escuchar el nombre de Atalaya seguido de un tono de preocupación de alguno.

-Respecto a los carteles... empiezo a pensar que es obra de uno de nosotros, alguien que ahora si tiene dinero para dar dicha recompensa. Por lo tanto un de los que voto al primer o segundo puesto. Que es casi la totalidad de todos nosotros. -Deseo compartir su ocurrencia con el resto, mientras evitaba perder el paso.

-Pero son voces hermosas sin duda. -Comento Hyun-Ki quien se detenía un largo instante a escuchar, curioso por ver aquellas criaturas llamadas... Sirenas.

Mientras avanzan por las cavernas Remus queda impresionado al sentir como el aire que cruza por su garganta estaba tan húmedo, sintiendo que se ahogaba cada vez que inhalaba, cada paso que daba podía sentir las paredes llenas de musgo, el olor agua estancada, Mientras más avanzada simplemente se queda mirando a los alrededores como una pequeña curiosidad, mientras mas profundo se van sumergiendo en las profundidades podía ver como la oscuridad se incrementaba, cautelosamente permanecía siguiendo al resto no quería caer en alguna de las trampas después de todo era quien menos probabilidades tendría de sobrevivir a una de estas simplemente se mantuvo firme en un completo estado de alerta mirando de lado a lado esperando poder salir lo más pronto posible de aquel lugar

El asunto de los carteles parece muy sospechoso podrían estar anunciando quien es la próxima víctima de los seguidores de Chronos, considero una buena idea enfocarnos en los que aparecen en los carteles, ya sea para protegerlos o vigilarlos

Respondería Remus con cierta duda sobre el tema, manteniendo un suave tono nervioso intentando ser precavido sobre la situación que los estaba asfixiando

¿Realmente ? Las sirenas son tan peligrosas, ¿No podríamos cubrirnos los oídos para evitar escucharlas?, realmente no sé mucho acerca de esas criaturas Así que no sé qué efecto producen escuchar su voz

Ephidel había estado encerrado en sus pensamientos - Talvez si deba de agradecerle a Atenea liberar mis cadenas - digo para mí despues de mi gran reflexión. 

Mis ojos se posaron en los demás, si alguien de estos era traidor no le permitiría hacer nada contra las Diosas.

Estaba pensando en como proceder ahora, ya éramos dos menos y las cifras seguían bajando, en cualquier momento podría ser yo. 

Se agradece que te quedes de guardia, quizá debería hacerlo yo también para ayudar a más ojos mejor, está claro que está noche van a pasar cosas 

De pronto una melodía lleno mis oídos y adormeció mi mente. Al darme cuenta de lo que era por el grito de melione, sacudí la cabeza tratando de despejarme. Tape mis oídos con rapidez

¡Malditas sean!  Tened cuidado todos nos están intentando engatusar.

Eso Hic, sigamos. Seguro que hay algo rico, hic. Mas a lante, hic. Mi nariz, hic, le dice. Eche un buen trago. Aaaah, hic que ico, nor hafer, nada ejor. A medida, que iba bebiendo de aquel vino que encontró, se iba haciendo más incompresible, lo que decía.

Noto mi mente flaquear momentáneamente con la melodía del canto de las sirenas, como si estuviera peleando por mantenerme despierto tras un día de trabajar duro. Mi cabeza se gira a Laurel, manteniendo una expresión seria.

No he olvidado lo que dijiste. Sigo pendiente de tu promesa.

Vuelvo mi mirada al grupo, intentando asegurarme de que otro no caiga bajo el hechizo de las sirenas.

Los carteles y la desaparición son preocupantes desde luego... Esperemos que Atalanta esté haciendo un reconocimiento del terreno como decís.

¿Sirenas?

La joven de piel verde y cornamenta miró distraída hacia los cielos. Todos parecían sumamente preocupados, pero a ella no parecía afectarle.

-Yo creo que solamente provocan algo a quien lo busca -comentó como si tal cosa -. Y por cierto, yo tampoco le daría tanta importancia a los carteles. Cualquiera puede colgar uno y decir que uno de nosotros es tal o cual. Claro que... es una idea divertida. En cualquier momento, todos podemos ser objetivos, ¿no?

Se volvió y miró a los demás, aunque el canto de Eurythos le hizo resoplar de hastío. Aquella música no solo no le gustaba, sino que le parecía como si alguien estuviera asesinando a un ruiseñor.

-Y por favor, Eury, deja ya los cánticos. Ya tenemos bastante con las sirenas esas.

Ay que sería de nosotros sin nuestra diosísima Melinoe. Y de la pesada y tediosa canción de Eurythos que me sacó del trance como un balde de agua helada ¡Diantres! - ¡No! - tuve que extender una mano con la mano abierta en la dirección donde venía la música de las hermosas voces canturreando con tanta dulzura. ¡Y es que era casi irresistible! - ¡No debo! ¡No puedo venir con vosotras! - el dramatismo era evidente tapando mis ojos con la otra mano rechazando tan valientemente la dulce melodía. Aunque me hubiese encantado ¿Cómo no iba a dolerme dejar esas hermosas voces sin visitar? - ¡Lo siento! No lloréis por mí, lo sé. Lo sé... - y claro, ¿qué otra cosa iba a poder hacer que marcharme?. ¡Seguro que les rompía el corazón!, pero no me quedaba otra.

Yo quiero que siga la musica

El grupo seguía avanzando, sus pasos resonando entre las tuberías húmedas y los charcos traicioneros de Oceanus. A medida que se adentraban más en el laberinto acuático, un sonido empezó a ganar fuerza en el ambiente. Era una melodía cargada de una cadencia hipnótica, embriagadora, que parecía estar diseñada para infiltrarse en los pensamientos de quien la escuchara.

De repente, el vapor se disipó, y ante ellos apareció un escenario iluminado por luces danzantes que reflejaban tonos verdes y azules en el agua que los rodeaba. Allí, en el centro de toda aquella teatralidad, estaba Scylla, una figura imponente y seductora, con una sonrisa tan afilada como las rocas que solían rodearla en las historias. A su lado, Jetty arrancaba acordes con su guitarra, y Roxy marcaba el ritmo con golpes precisos en la batería. Las sirenas se movían con una sincronía hipnótica, mientras Scylla, con una elegancia teatral, se adelantó hacia el borde del escenario.

-¡Ohh, hohoho, no puede ser! ¡No puede ser!- exclamó Scylla, su voz resonando como un eco en el agua, una mezcla de seducción y burla. Sus ojos brillaban con malicia mientras los fijaba en Melinoe. -¡Miren, chicas, una dama! Las damas nunca vienen a ver nuestros espectáculos; debes ser diferente... ¡Tienes a tu propio sequito detrás!.

La atención de las sirenas se posó también en Melinoe, sus movimientos pausados pero cargados de expectación.

-Oh, ponte cómoda,- continuó Scylla, extendiendo los brazos con teatralidad, su voz burlona pero cálida, como si realmente esperara entretener a una audiencia especial. -Estamos a punto de comenzar, ¿no es así, chicas?

Jetty soltó un riff, mientras Roxy golpeaba los tambores con entusiasmo, como si todo el concierto estuviera a punto de alcanzar su clímax. Scylla lanzó una risa chillona, su figura bañada en las luces danzantes. El aire se cargó de tensión. La pregunta ahora no era solo cómo enfrentarían aquel espectáculo, sino si podían resistir la tentación de convertirse en la audiencia perfecta de las sirenas.

La semidiosa avanzó un par de pasos, sus ojos entrecerrados, escaneando el escenario con una mezcla de desdén y cautela. Había escuchado muchas historias sobre estas criaturas, pero tenerlas frente a ella era un recordatorio de lo peligrosa que podía ser su influencia. Su voz, aunque serena, llevaba un filo de reproche.

-…Sirenas. Debería haber sabido que ustedes eran la fuente de todo ese canto. ¿Se han deslizado hasta el Inframundo, acaso?

La criatura acuática se inclinó hacia adelante, extendiendo los brazos con dramatismo y dejando que su voz resonara en el espacio. Una sonrisa torcida adornaba su rostro, y había algo en su tono que hacía difícil distinguir si estaba siendo sincera o simplemente sarcástica.

-¡La presión aquí abajo es perfecta! Mucho mejor que la presión de allá arriba, donde nuestros fans no paran de acosarnos. ¡Scylla, ¿cuándo lanzas tu próxima canción?! ¡Scylla, queremos más arte!

Melinoë cruzó los brazos, inclinando ligeramente la cabeza mientras miraba a Scylla con una mezcla de desprecio e incredulidad. No era la primera vez que se encontraba con alguien que pretendía justificar sus acciones con excusas tan ridículas, pero aquella declaración la había llevado a preguntarse si realmente Scylla creía sus propias palabras.

-¿No ahogas a tus llamados fans hasta la muerte? ¿Te queda alguno con vida siquiera?.

-¡Oh, no digas cosas tan horribles sobre nuestros fans! ¡Son devotos, son fieles, y los adoramos!

Scylla echó una carcajada burlona, mirando de reojo a Jetty y Roxy, quienes respondieron con una serie de acordes y redobles que parecían ser su manera de afirmarlo. Luego, regresó su atención a Melinoë con una expresión que era una mezcla de desafío y diversión.

-Oh, chicas… ¿Qué les parece si le damos a esta dama una probadita del viejo canto y baile?

En el corazón del húmedo y claustrofóbico Oceanus, el escenario resonaba con la estridente y caótica música de Scylla y las Sirenas. El grupo avanzó entre notas discordantes y agudas risas, enfrentándose a los acordes mortales de Jetty, los redobles demoledores de Roxy, y la hipnotizante voz de Scylla, que intentaba manipularlos con su melodía infernal.

Melinoë, liderando el ataque, desató su energía oscura contra las sirenas, utilizando las sombras del entorno a su favor. Cada nota cantada por Scylla parecía intentar envolverla en un trance, pero la semidiosa permaneció firme, golpeando con precisión para interrumpir el ritmo de la banda. A pesar de su resistencia, las sirenas contraatacaban con oleadas de agua y ráfagas sónicas.

En medio del caos, Ione Porfyriadis comenzó a quedarse atrás. Sus ojos se nublaron, su expresión se volvió distante, como si la música hubiera encontrado una grieta en su voluntad.

-Ione, ¡reacciona! -exclamó Melinoë, pero sus palabras se perdieron en el tumulto. La joven no respondió, atrapada por el hechizo de las sirenas, incapaz de continuar.- ¡Ha caido presa de la canción!.

Mientras tanto, el tiempo pareció detenerse de manera literal para Hyun-Ki. Una energía extraña lo rodeó, similar a la que Melinoë había visto antes cuando Dakrima quedó paralizada. Al percatarse de esto, el corazón de Melinoë se hundió.

-No otra vez…- murmuró, con un tono de amargura. Pero su resolución no flaqueó. Con un movimiento decidido, conjuró un portal oscuro, enviándolo de regreso a The Crossroads, donde estaría a salvo. -Lo siento, Hyun-Ki. No puedo arriesgarme a perderte aquí.

Con la banda ahora debilitada, Melinoë concentró su poder en Scylla, logrando finalmente derribar a la vocalista. Con un último alarido desafinado, las sirenas cayeron, dejando el escenario en un inquietante silencio. Las luces parpadearon, y una puerta al fondo del camerino del backstage se abrió, revelando una escalera que descendía aún más hacia las profundidades del Inframundo.

Melinoë miró a su equipo. Con Ione fuera de combate y Hyun-Ki devuelto a The Crossroads, su grupo estaba más reducido, pero no había tiempo para lamentarse.

-Seguimos adelante.- Sin más, lideró al grupo hacia la puerta, adentrándose aún más en el oscuro laberinto del Inframundo. -El siguiente nivel nos espera.