Los Fields of Mourning susurraban con una tristeza profunda mientras Hedone caminaba entre las sombras de las almas que languidecían en el olvido. De pronto, un eco familiar y repetitivo comenzó a surgir, como una voz perdida resonando en el vacío. Hedone se detuvo, agudizando sus sentidos.
-¿Quién anda ahí? -preguntó, su tono firme, pero sin hostilidad.
-Ahí... ahí... ahí... -respondió una voz, casi como un canto.
De entre las sombras, emergió una figura grácil y etérea. Echo, la ninfa maldita, apareció ante Hedone. Su figura era translúcida, como si su existencia misma estuviera desvaneciéndose en la soledad de estos campos. A pesar de ello, sus ojos brillaban con una profunda comprensión.
-Echo -susurró Hedone, reconociéndola de inmediato.
-Echo... -repitió la ninfa con una leve inclinación de cabeza, como si devolviera el saludo.
Hedone se acercó con cautela. Sabía que Echo no podía hablar por voluntad propia, solo repetir las palabras que escuchaba. Aun así, algo en su comportamiento sugería que deseaba ayudar. Con un gesto solemne, Echo extendió las manos, revelando un pequeño objeto envuelto en un fulgor tenue:
-¿Esto es para mí? -preguntó Hedone, mirando el objeto con sorpresa.
-Para mí... -repitió Echo, con una sonrisa melancólica que daba a entender que sí, efectivamente, era un regalo.
Boon Boon Boon: Consigue un "Boon" del último Dios que hayas conseguido.
Pom Pom Pom: Duplica el nivel de tu "Boon" con mayor nivel.
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Escoge 1.
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Hedone tomó el regalo con cuidado, sintiendo una calidez inesperada en su superficie. Al abrirlo, una luz suave iluminó los campos, como si el regalo contuviera un eco de esperanza, algo que había permanecido atrapado en este lugar por mucho tiempo.
-Gracias, Echo. Esto... es importante, ¿verdad?
-Importante... -susurró la ninfa, antes de comenzar a desvanecerse lentamente entre las sombras, su figura convirtiéndose en un último reflejo en el aire.
Hedone cerró el relicario y lo guardó con delicadeza. Con un último vistazo hacia donde Echo había estado, murmuró para sí misma:
-Que tus ecos no caigan en el olvido.
Y con eso, continuó su camino, llevando consigo el extraño regalo de la ninfa, preguntándose qué rol jugaría en los desafíos que aún le esperaban.