Partida Rol por web

Poco a poco vais recuperando la consciencia, y para vuestra sorpresa, seguís con vida. Hace mucho frío, uno muy distinto al que había la última vez que estuvisteis conscientes. Pero aparte de eso, y que parece ser de noche, estáis en el mismo lugar. Estáis prácticamente todos, salvo que hay 3 enormes obeliscos de hielo oscuro. En cada uno de ellos, está Ashe, Sejuani y Lissandra. ¿Están vivas? ¿Muertas?

Entonces os percatáis de otro cambio, ligado con estos obeliscos. Podéis ver el cielo, pero lo veis a través de un cristal. A través de hielo. Una cúpula se ha creado, rodeando todo el trozo del Abismo de los Lamentos donde os encontráis, como si no hubiera salida. Seguís con vida, al menos eso parece, pero parece que el hielo no desea que haya más vida de la que se encuentra entre sus heladas paredes...

Sivir se levanta del suelo claramente aturdida. Se quita los cachitos de hielo que tiene sobre la ropa y hace un ademán de levantarse para caer al suelo de nuevo. Lo intenta de nuevo, se apoya en el suelo y consigue levantarse torpemente, le duele la cabeza y aún con su abrigo tiene frío. Se echa el aliento en las manos que aún con guantes están frías y mira hacia los demás, expectante. Esperando que los demás den señales de vida.

La piel de Katarina se erizaba por el frío mientras la pelirroja iba recuperando la consciencia. Pestañeó tan sólo una vez, tendida en el suelo, antes de levantarse de un salto, desenfundando sus dagas largas en el mismo movimiento. Todos sus músculos estaban en tensión, las rodillas flexionadas, su cuerpo en guardia. Sopló por el borde de la boca para apartar el flequillo de su rostro y miró a su alrededor, intentando identificar rápidamente a la amenaza que había sumido al mundo en la oscuridad. Sus labios carnosos se fruncían en una mueca de desagrado. No le gustaba que la pillasen desprevenida como había sucedido en el último momento que recordaba.

Pestañeó de nuevo, varias veces, al contemplar los obeliscos de hielo. Muy poco a poco empezó a enderezar su postura, todavía con las dagas en las manos, pero observando con curiosidad a las tres mujeres encerradas en ese hielo oscuro. Se estremeció. El frío era más intenso que antes. Se metía en los huesos de una forma diferente.

Sus ojos ascendieron, contemplando esa cúpula que los encerraba y buscando alguna rendija en ella por la que pudieran escapar. Entrecerró los ojos, aguzando la vista, pero finalmente volvió a bajarlos, repasando con hosquedad a los presentes, también encerrados por el hielo y deteniéndose tan sólo un instante de más en el grandullón. Terminó buscando a su hermana con la mirada. 

- ¿Estás bien, Cassiopeia? -preguntó, antes de buscar también a Talon con el ceño fruncido-. ¿Y tú, Talon?

Se levanta rápidamente del suelo cuando recupera la consciencia. Mira a su al rededor para ver si los demacianos que le acompañaban estaban todos bien. Saca su lanza, la cual la había tenido todo el rato sujeta hasta ahora en la espalda y la apoya en el suelo, manteniéndola firme.

-¿Qué ha pasado? -dice en un tono alto y seguro. Señala los obeliscos donde están las tres mujeres encerradas.- ¿Alguien ha visto como han llegado hasta ahí?

Mira la cúpula que les rodea. Esto es una trampa, sabía que no teníamos que haber venido.

Tras descongelarse totalmente, con ambas manos en las empuñaduras de sus hachas, sacudió la cabeza,para quitarse los restos del mareo que le impedían pensar y moverse normalmente, haciendo que el hielo restante en su pelo volase alrededor suya, mientras su mueca de confusión volvía a su habitual sonrisa -¿Esta es la bienvenida habitual de Freljold? - Relajó su posición de alerta, y se posicionó en frente de ambas Freljoldanas, y mirando a los dos imponentes bloques hielo, soltó - Nunca he tenido unas anfitrionas mejores - finalizando con una ligera risa causada por su propio comentario. Una vez hubo inspecionado los cristalinos obeliscos, miro hacia arriba y en todas direcciones, buscando el más mínimo recobeco que pudiese convertirse en una salida. Lanzando una de las afiladas armas hacia el techo, hizo que esta girara amenazantemente hasta rozar el techo,creando una superficial brecha antes de precipitarse al vacío, cayendo elegantemente en la mano de Draven, la cuál la colocó en su espalda nuevamente. Bajando la mirada hacia todos los presentes enunció - Es oficial, amigos estamos encerrados - en un tono en el que no se percibía el más mínimo ápice de angustia o preocupación.

Ezreal despertó bastante aturdido, notando en su cara pequeños trozos de nieve y escarcha que le enfriaban y casi dolían. Se levantó deprisa casi cayéndose en el proceso, viendo a su alrededor como muchos como él estaban volviendo de un sueño helado, sueño que había llegado sin previo aviso por parte de...¿Quien exactamente?,¿Lissandra hizo todo esto?...¿Tan fuerte era su poder para hacer semejante prisión de escarcha.-¿Que?...¿Que demonios ha pasado?...- Dijo en alto, viendo como otros como Draven ya estaban intentando ver si la prisión se podía romper.- ¿Quizás con magia?.

El rubiales levantó los brazos, cargando en su guante poder mágico de un aura blanca, aura que se volvión un rayo de energía volará a toda velocidad golpeando con fuerza las paredes escarchadas, sin hacerles absolutamente nada.- La magia tampoco sirve...-Dijo rabioso mientras apretaba los dientes.- Eso da igual ahora...Debo buscar a los míos...- Se dijo mientras comenzaba a buscar y correr por los aldedores, viendo a muchso todavía dormidos en el suelo.-!Chicos!, ¿!chicos donde estáis?!,!Lux!.- Gritaba recorriendo el lugar, fue entonces cuando vio a las líderes de Frejorld congeladas en un gran pilar, junto a Lissandra en el mismo estado que ellas.

Ola abre los ojos, y ve algo que no esperaba ver, el abismo de los lamentos, o eso me parecía, la verdad es que no tenía mucha idea.

Alguien sabe que hacemos aquí? O por que están Ashe, Sejuani o lissandra ahí?

Digo, mientas puedo observar que el resto de la gente se están empezando a despertar.

Cojo el hacha y me hago un pequeño corte.

Bueno, con esto sé que no estoy muerto, y que tampoco es un sueño. Entonces, que hacemos aqui?

De apoco Xin abre los ojos, todo era confuso y nada nítido hasta que poco a poco se iba aclarando el espectro... Todos los que estaban en la reunión yacían allí tirados en el suelo al igual que él.

- No todos...! Dice levantando su mirada y viendo los obeliscos de hielo con Ashe, Sejuani y Lissandra.

Rápidamente se levanta para ver como está Jarvan. - Te encuentras bien, Jarvan? Xin Zhao debe proteger a cualquiera de la dinastía Escudo de Luz... Su pasado se lo ordena.

CRAAAAAAAAAAAAAW - por un instante el graznido de un gran cuervo cruzó toda la cúpula helada, Swain acababa de liberarse de su letargo, e incosncientemente ante tal poder había desatado el suyo por un segundo.

Volviendo a la normalidad tan rápidamente como comenzó a convertirse, el general noxiano reparó en las tres figuras heladas de sus anfitrionas.

Que gran poder...- dijo, como deseándolo para sí mismo.

Se volvió buscando a sus lugartenientes y mejores guerreros, Draven ya había despertado y Katarina se afanaba en localizar al resto.

Parece que Jarvan IV aún no  "puede que esta reunión nos sea más provechosa de lo que esperaba" "¿y LeBlanc?¿Dónde está LeBlanc?"

Quinn observó la aparición de Lissandra con algo de sorpresa y cuando se dio el caos, se reunió con Valor. No podían permitir que los separaran de nuevo. Sea cual fuere el mal que los atacaría, se protegerían el uno al otro.

El caos pasó y la calma regreso, aunque el frío se apoderaba de sus músculos. Valor estiró sus alas con algo de difilculta y sacudiendo la escarcha que se mezclaba entre sus plumas. Quinn, por su parte, salía de la nieve siguiendo el camino que su compañero le había dejado. Simplemente, no podía creer lo que veían sus ojos, se trataba de las tres hermanas de Freljord, conocidas por hazañas muy diferentes, allí, congeladas, como si de un trofeo se tratase. ¿Cuál era el propósito? ¿Alguien más estaba enviando un mensaje? Solo les restaba esperar.

Sus compañeros de Demacia parecían estar bien, así que esperaría que todos surgieran. Los observó a cada uno y dijo - ¿Están todos bien? -. 

 Entre los Demacianos despertó Shyvana, que abrió los ojos de par en par, alerta. Rápidamente se puso de rodillas para luego levantarse, mientras un anillo de fuego comenzaba a rodar a su alrededor y miraba a todas partes en posición defensiva, con los brazos hacia delante.

 Primero buscó con la mirada a sus amigos Demacianos, especialmente a su amigo y rey Jarvan. - ¡¿Qué es esto?! - Preguntó amenazante a los Noxianos justo antes de darse cuenta de que ellos estaban en su misma situación. Por último echó un ojo a las anfitrionas y sus seguidores, todos igual... Excepto por las gobernantes de Freljord.

 Miró confusa a las estatuas de hielo. Lissandra había hecho eso? ¿A sí misma? Miró en todas direcciones una vez más, confusa, tratando de ordenar sus pensamientos, y su postura se relajó, disipando así el fuego que giraba a su alrededor.

 - ¿Qué ha pasado? - Preguntó más tranquila esta vez, pero aun seria, mientras se frotaba la humedad de los antebrazos, y por último miraba hacia arriba, a la cúpula, con el ceño fruncido, pensativa. - Lissandra no puede ser tan estúpida de hacerse eso a si misma, no sin saber que contará con ayuda. - Opina, centrando su atención cuando dice esto último en los noxianos.

El cansancio dio paso al sueño, y ni los más resistentes pudieron eludir quedar rendidos. El silencio se apoderó del lugar, cómo la calma tensa antes de la tormenta.