El viaje desde la playa hasta la ciudad se le hizo más largo de lo esperado debido a la confusión de emociones y sentimientos que le invadían tras la sobrenatural experiencia. En el camino se cruzó en dirección contraria a la ambulancia y el coche de la policía que rompían la tranquilidad de la noche con sus sirenas.
En su interior bullía una energía que se ofrecía a él. Podía sentirla en las venas, en el corazón, en su pensamiento. Sentía la euforia de poder plegar la realidad a sus designios, y a la vez el temor de no ser lo mismo que era antes, ya no era humano y el temor de que alguien lo descubriese le carcomía.
Finalmente Edward cruzó la puerta, haciendo sonar el maldito móvil que servía para traer buenas vibraciones o para avisar a su madre de a que hora llegaba. el disco de madera golpeó los tubos huecos emitiendo un tintineo, por lo general, agradable.
En aquella ocasión la vibración le sonó diferente. No desagradable, sino imbuida de poder. ¡Aquel maldito trasto tenia algo de magia real dentro!
-¿Cariño?- Su madre se sentaba en el sofá mirando un telefilm. Se sentaba de maneras que el resto de los mortales considerarían incomodas, pero la bailarina tenia los tendones del increíble hombre elástico. -¿Ya se acabó la fiesta? Pensé que llegarías mas tarde hoy.
Eddy entró con paso atropellado por la puerta, moviendo la cabeza de lado a lado visiblemente nervioso tratando de encontrar a su madre sana y salva.
A pesar de sus esfuerzos, no consiguió verla hasta que ella la habló. Como un rayo, dirigió su mirada hacia el origen de la voz, sintiendo un instante de paz cuando sus miradas se cruzaron. Está bien. Está bien.
Sin pensárselo dos veces, Eddy corrió hasta su madre, abrazándola con fuerza mientras cerraba los ojos y trataba de calmar un poco su acelerado corazón. - Estás bien, mamá - susurró sin despegarse un segundo de ella.
- Ha vuelto a mi cabeza, mamá. Le he visto en mi cabeza, he recordado cosas de él, y... - hizo una pequeña pausa mientras se separaba unos centímetros, manteniendo las manos en sus antebrazos y mirando a su madre directamente a los ojos. - Creo... creo que por un momento me he sentido distinto... superior. Más fuerte y capaz de cualquier cosa. Me he sentido ajeno al mundo, al dolor y al sufrimiento de los demás, como hacía él. - hizo una nueva pausa, no pudiendo contener algunas lágrimas que iban cayendo por su mejilla. - Me he sentido como él, como él parecía sentirse cuando estaba con nosotros. No sé si ha sido real o no, pero... me ha gustado sentirme así durante unos instantes. - aquella última frase cae como una losa sobre el corazón de Eddy, que empieza a llorar sin que nada pueda detenerle. Era cierto que por unos instantes se había sentido bien con todo aquello, aunque al momento había vuelto en sí y se había horrorizado. Aunque en su mente, aquel leve disfrute, marcaba la diferencia entre quien era y quien había evitado ser toda su vida. La sombra de su padre era amplia, y Eddy se sentía de nuevo atrapado en ella. - ¿Qué me está pasando, mamá? - terminó añadiendo, para justo después y sin esperar la respuesta de su madre, volver a abrazarla con fuerza, tratando de encontrar la paz que siempre halló en sus abrazos cuando era pequeño.
Las palabras habían salido de la boca de Edward sin reflexionar mucho. El chico había pasado por aquella noche de locos y aun estaba todo muy fresco, había mucho que asentarse. Por ello pudo cometer aquel desliz en la frontera que separaba lo sobrenatural de lo mundano. Aquella infracción aceleró el trabajo de la niebla, la misteriosa fuerza que evitaba que el mundo "sobrenatural" y el "normal" se mezclaran.
En los segundos que pasaron entre que terminó de hablar y que su madre respondiese, el chico sintió de inmediato un atronador pavor. La idea de que su madre pudiese rechazarle por su nueva naturaleza, o los demás, incluso la posibilidad de ser perseguido y linchado se pasaron por su mente. No era un miedo racional, ni siquiera nacía de él. Si lo sobrenatural se mantuviese oculto porque aquellos tocados por la magia tuviesen prohibido hablar de ello, la voz ya habría corrido. Aquello sin embargo era otra cosa que no tenia nada que ver con la decisión de nadie, era un tabú inherente a su nueva naturaleza.
Sophia se quedó en shock unos segundos. El estrés y los temores del pasado la golpearon con fuerza, mientras recuerdos reprimidos la inundaban. La burbuja de seguridad que la niebla le había proporcionado haciéndole olvidar o relativizar algunos recuerdos se desvaneció.
La respuesta de la mujer fue levantarse y correr a abrazar a su hijo. -No lo sé. No sé que está pasando. Él siempre dijo que tu serias como él, que heredarías su fuerza y sus poderes. Que eras suyo. Pero no eres como el tú eres una buena persona y jamas harás daño a nadie.- Le dio un beso en la mejilla y se apartó para mirarlo a los ojos. -Tu padre es un brujo, sé que es una locura pero tú lo viste también, ¿no? Sabes que es verdad. Yo estaba sometida a él, no podía rebelarme, estaba como muerta, viendo mi vida sin tomar decisiones. Pero cuando hubo el incendio en la casa su... ¿Qué palabra debería usar?... su altar debió arder y recuperamos el control. Fue el día que nos fugamos. Sabía que tarde o temprano nos encontraría... Pero allí donde pasábamos buscaba en tiendas de ocultismo y reuniones de brujas. Solo conocí gente flipada y "sacapastas". Hasta que me topé con Hada. Ella sabía de que le hablaba, ella es una bruja de verdad. Ella me invitó a venir a la isla y nos puso bajo la protección de "la Llave" No sé que significa eso, pero sé que en Daring, en la isla somos inalcanzables para él. Así que no tengas miedo, aquí estamos seguros.
Por unos instantes, Eddy permaneció en silencio y completamente inmóvil. Sólo tenía a su madre en el mundo. Nunca había conseguido tener una confianza con nadie como para dejar de considerarlo un amigo y empezar a considerarlo como familia. Él siempre tuvo claro que siempre sería así. Su madre y él contra el mundo desde que dejaron atrás el yugo del padre. Pero lo que acababa de revelar, podía poner fin a todo aquello. La madre se apartó del padre por todo aquello. La pregunta que se repetía una y otra vez en la cabeza de Eddy, era si su madre haría lo mismo con él. Si también lo abandonaría al recordarle a su padre.
El miedo ante aquello lo hacía estar paralizado, incapaz de llevar a cabo cualquier acción, por sencilla que fuera. Ni siquiera era capaz de llorar, solo podía esperar la respuesta de su madre, mientras sentía como el corazón le latía con fuerza, preparándose para escuchar palabras que podían destruir todo el mundo del muchacho.
Pero no fue así. Al escuchar las palabras de la madre, Eddy no pudo contenerse. Una sutil sonrisa se pintó en su rostro mientras empezaba a llorar como un niño pequeño y se lanzaba hacia su madre con los brazos extendidos, buscando un abrazo que le reconfortara como cuando era mucho más joven.
- ¿Y si no puedo controlarlo, mamá? - preguntó, retomando un poco la compostura, y volviéndose a centrar en el gran problema que tenía enfrente. Sin duda, su madre había hecho lo imposible por protegerle. Tal como hablaba, habría ido al mismísimo fin del mundo para conseguir tal fin. El abrazo se hizo más fuerte. - ¿Y si me convierto en él? - en su mente, todo empezaba a empañarse. Realmente no sabía si podía confiar en alguien de aquel lugar... en alguien con los que estuvo en la playa. Tal vez Hada no fuera realmente de fiar y les metió en aquel lugar para mantenerlos controlados.
Tras unos segundos de silencio, calmó sus pensamientos. Tal como la madre hablaba de Hada, le debía muchísimo, y las palabras sobre una posible traición por su parte, podían hacer daño a su madre... algo que no deseaba. Además de que cuanto más lo pensaba, menos sentido tenía todo aquello. Era consciente de que en momentos de tensión e incertidumbre, la mente volaba más de lo recomendable, y deba la sensación de que todas aquellas paranoias eran consecuencia de ello.
Debía centrarse en lo real. En la situación que se presentaba frente a él y tratar de afrontarla como se pudiera. Aunque en lo más profundo de su ser, sabía que todo acababa de cambiar, que nada volvería a ser como antes. Lo que acababa de ocurrir les dejaba como dianas. La sensación de tener a su padre en la espalda, o esperando tras cada esquina, acechando en la oscuridad... el miedo a sólo poder confiar en Hada... el miedo a no poder controlar aquello que crecía en su interior... el pavor que nacía en él cuando pensaba en que por su culpa, su madre pudiera sufrir algún mal... era demasiado.
- Debemos hablar con esos... los de "La Llave". Tal vez ellos nos puedan ayudar. ¿O tal vez vayan contra mí por... lo que soy? - preguntó. Tratando de encontrar algún sitio por el que comenzar a entender lo que estaba ocurriendo dentro de él.
La mujer le miro a los ojos con firmeza. -Eres una buena persona, Edward. No vas a usar el poder que hayas heredado para hacer el mal. Por lo que ha podido llegar a saber de ...ese mundo... hay gente sobrenatural que es buena y sobrenaturales malvados, de la misma manera que hay gente norm... -se arrepintió de aquella palabra tan pronto como salio de sus labios. - ...gente sin poderes que es buena y malvados. Eres la misma persona que ayer, da igual lo que haya pasado en el maldito eclipse.
La mujer se volvió a sentar en el sofá, hizo que su hijo se sentara a su lado y le paso el brazo sobre los hombros en aquella actitud de "tú y yo contra el mundo" que los había mantenido en marcha en sus mese a la fuga. -Mañana podemos ir a Avalon, la tienda de magia de Hada. Ella podrá explicarte más que yo. O puedes dejar que Vanora te lea las cartas. Es la madre de un chico de tu instituto y creo que es también una bruja. Así que no van hacerte nada por ser como ellas o parecido.
Se mantuvo unos momentos en silencio antes de añadir: -No me arrepiento de nada. Puede que tu padre sea un monstruo, pero gracias a él te tengo a tí. Y si alguien más va a tener sus... capacidades, me alegro de que sea una buena persona como tú...
La mujer dudo unos segundos, pero al final se animó a decir: -Antes de ayer le confisque un poco de hierba a uno de los estudiantes de la academia, no te la he regalado porque me daba miedo lo del mar a oscuras por la noche,... pero igual nos ayuda a dormir. Mañana seguro que Hada nos ayuda a ver en que cambia nuestra vida con todo esto.