Los dos chicos emprendieron el camino a casa por su cuenta, rechazando que nadie los llevase en uno de los coches. La noche había refrescado anunciando que como decían en la conocida serie "El invierno se acercaba."
Tal vez fuera fruto de la experiencia sobrenatural vivida, o el saber que Kelly se había ido de sus vidas para siempre o realmente algo había cambiado con el eclipse. Pero era evidente que el universo anterior al eclipse y el posterior no se sentían como el mismo.
Una suave brisa mecía los arboles, cuyas copas se veían iluminadas por la blanquecina luz de la luna. El aroma a salitre y mal les inundaba con cada una de esas brisas.
El español se refregó los brazos. Había refrescado. Todavía podía sentir en su pecho la sensación de cuando ese cuadrúpedo se había metido en él. Todavía creía poder ver aquella escencia proveniente de Dorian. Y de repente, la cara de la muchacha a medio tapar por su cabello alborotado por el agua. El cadáver yaciendo sin vida en la arena. El ápice de esperanza que había tenido, que sólo fuera un susto.
El hecho de no conocer a la muchacha no lo hacía sentirse menos mal. El español no sabía qué decir. Nunca había vivido una situación como esa, ni como la que se dio con la luna llena. Todavía se encontraba confundido y afligido. Tenía miedo de molestar a su compañero si elegía las palabras equivocadas.
Le miró, tratando de advertir si no tenía problemas para caminar. Después de todo había tomado bastante y hasta hacía poco se le estaba agarrando del brazo.
-Lo siento... acerca de esa chica, digo... Tú la conocías ¿Verdad?- se atrevió a romper el silencio luego de unos minutos de haberse alejado de la playa y el revuelo que la policía había armado. -¿Estás bien?- agregó, tanto preguntándole por lo anteriormente vivido, como para asegurarse que no necesitara ayuda. Se aseguró de quedársele cerca por si necesitaba hacerle de apoyo, asimismo intentando no invadir su espacio personal.
Dorian se mantuvo pensativo y ausente durante el primer tramo del viaje, a pesar de ser alguien muy hablador no pronunció palabra alguna en todo el viaje, aún así parecía que los efectos del alcohol se habían neutralizado casi por completo, era evidente que algo raro le pasaba, pero después de haber visto el cadáver de una compañera de clase tal vez fuera normal...
Cuando por fin Matias rompío el silencio Dorian le miró a los ojos, como intentando entender algun idioma extraño - Si, la conocia, era una de las raras y empollonas - mantuvo un instante de silencio - Realmente no sé nada más de ella - dejo caer mientras de la nada una sonrisa apareció en su rostro - Realmente... no me importa... - susurró levemente a su compañero de travesia - No es que me alegre, no quiero que se malentienda, pero hay personas que me importan y ella nunca ha sido una de ellas... - parece que hasta el mismo Deveraux se dió cuenta de la dureza y frialdad de lo que había dicho por ello justo antes de seguir se contuvo y se quedó en un silencio absoluto, al poco volvió a agarrar el brazo del español y continuó caminando.
Tras unos minutos de travesia campestre Dorian se detuvo y sujetó a Mat, le mantuvo la mirada fija, la mirada del chico resultaba penetrante y provocaba un miedo díficil de explicar, lo único que el ibero sabía con claridad es que no le había mirado así en toda la noche.
- ¿Que ha sucedido antes? - le dijo en un tono frío y serio - Ambos sabemos que lo que ha pasado ahí no ha sido en absoluto normal...
Matías no lograba comprender del todo los gestos de Deveraux. Su ceño se frunció ligeramente al ver esa sonsira en los labios de su compañero. ¿Por qué sonreía? ¿Acaso le daba gracia todo lo que había sucedido?. Sus cejas pasaron de estar fruncidas a arquearse ligeramente cuando le comunicó que no le importaba lo que le había sucedido a la muchacha. No supo qué responder ante lo último. El español sabía que pecaba de ser demasiado sensible a veces pero la manera que Deveraux tenía de hablar del asunto no era para nada habitual.
Podía entender que él no tuviera ninguna relación con la fallecida, pero ¿Sonreír así? Al español le daba mala espina la manera de reaccionar de su compañero, y sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando volvió a tomarlo del brazo. -Te seré honesto, no entiendo cómo puedes sonreír con una situación así. Te ví riéndote ni bien encontramos el cadáver. ¿Qué es lo que te causa gracia de todo esto?- inquirió. Más allá de lo que dijo, el tono de su voz no sonaba para nada acusador. Es más, el español quería entender por qué su compañero hablaba y actuaba de esa manera, por lo cual su voz sonaba más bien curiosa.
Se sorprendió al ver cómo el otro se frenaba el seco y lo sujetaba. Pudo sentir cómo la mirada de su compañero penetraba en sus ojos. Matías se paralizó mientras Deveraux rompía el silencio con sus preguntas. Tragó saliva, sin estar seguro cómo responder.
Quizás en otro momento hubiera evadido la situación. Quizás hasta hubiera inventado una excusa para salir corriendo. Pero su pulso se aceleró, y el sentir los latidos de su corazón le hizo recordar que ahora algo salvaje vivía dentro de sí. Y con esa realización, sus sentidos volvieron a agudizarse. Pudo sentir el viendo colándose entre ambos, oler la arena y escuchar a las hojas de las árboleces mecerse con la brisa. Podía sentir la sangre corriendo por sus venas. Su mirada comenzó a cambiar gradualmente, de una asustada, a una igual de amenazante.
-Tú lo sentiste también ¿Verdad?- su voz comenzaba a tornarse algo más seria, como si una persona interior se estuviera apoderando de él -No tengo idea qué sucedió, pero nos sucedió a ambos. Y sólo a nosotros dos. Todavía puedo sentir la vibración proveniendo de tí. De tu pecho- Levantó una mano y la posó en su pecho, intentando evocar el momento de la luna llena en donde sus energías se cruzaron. -Y no, no ha sido nada normal. Yo me siento... extraño- explicó -Es como si pudiera sentir todo más intensamente. Creo que tiene que ver con algo salvaje. Como si algo... se hubiera despertado dentro de mí...- Quitó la mano del pecho del muchacho con suavidad.
En ningún momento quitó la mirada de los ojos de su compañero. Seguía sintiendo miedo, pero mezclado con un sentido de alerta. Su mirada se había vuelto algo más oscura. Se sentía amenzado, pero se obligaba a mantenerse calmo -¿Qué hay de tí, Deveraux? ¿Cuál es tu secreto?- inquirió con la voz algo más altanera.
Deveraux mantenia su sonrisa mientras Matias le hacia las preguntas, en ese momento se giró señalando hacia uno de los arboles del camino - Mira, ya no son iguales que antes, son... comprensibles ¿no te parece? - Dorian acarició la corteza del árbol y siguió - Es raro, pero la nueva comprensión que tengo del mundo me hace... reir.
Al poco, mientras Matias le colocaba su mano en el pecho Dorian se quedó inmutable, dudando sobre lo que hacía su compañero, al poco agarró su mano mientras estaba posada en el pecho, una vez su compañero separó su brazo respondió- No tengo ni idea de lo que me ha pasado - dijo - No se cual es mi secreto, pero se que voy a descubrir lo que es ¿Quieres ayudarme?.
Matías miró hacia el árbol que Deveraux señalaba, y asintió levemente cuando él indicó que ahora parecía comprensible. El español comprendió que no era el único que tenía una nueva concepción del mundo que lo rodeaba, y por un momento se sintió aliviado que así fuera.
Cuando el otro agarró su mano Matías descolocó un poco la expresión dura que había adoptado como modo de defensa mientras comprendía que al fin y al cabo a ambos les estaba pasando algo extraordinario, y ninguno estaba seguro de cómo actuar de ese momento en adelante.
Tomó la mano de su compañero entre sus dos manos y le miró a los ojos mientras asentía con firmeza -Lo descubriremos. Nos ayudaremos el uno al otro- le respondió mientras una pregunta se formaba en su cabeza -¿Por dónde crees que debamos comenzar?- verbalizó mientras soltaba la mano de Deveraux con suavidad.
Dorian mantuvo la mirada de Salazar, estaba claro que queria empezar, pero no tenía la menor idea de como hacerlo, se quedó confuso durante unos instantes - La verdad, no sé ni por donde empezar, creo que lo mejor sería empezar mañana, hoy... han pasado muchas cosas... - dijo en una voz suave y tranquilizadora - Quiero intentar unas cosas, no sé como hacerlo, tal vez podamos hacerlo en algun lugar donde no haya gente, te apetece quedar mañana?
-Tienes razón- dijo el español antes de dejar salir un suspiro. No tenía idea de cómo empezar. Tampoco tenía idea de qué se suponía que tenía que suceder. ¿Acaso era demasiado tarde para pensar la cerveza tenía algo y los estaba haciendo alucinar a ambos? Sí, era demasiado tarde para ello.
Asintió ante lo que dijo Dorian, preguntándose qué era exactamente lo que su compañero quería intentar -Suena bien. Aún no conozco bien la ciudad... ¿Por qué no me dices tú en dónde? Mañana me parece bien- le sonrió.
Dorian sonrío al español mientras pensaba donde podían quedar, necesitaba un sitio discreto y tranquilo, en pocos instantes se le ocurrió la solución - En la mansión Lynch, a eso de las 15:00 - dijo en voz bajita como si alguien les fuera a escuchar en mitad del bosque.
El resto del viaje Dorian lo pasó agarrado del brazo de Matias hasta que llegaron a la ciudad y se tuvieron que separar.
Yo en esta escena poco más tengo que decir
Matías asintió, aún con una pequeña sonrisa en sus labios. Se estaría mintiendo a sí mismo si se dijera que no disfrutó cuando Dorian se agarró de su brazo nuevamente. No entendía bien qué tipo de conexión habían logrado entre ellos, pero sabía que era de alguna manera profunda.
La cercanía y el tacto le hacían sentir la calidez del cuerpo del otro, por lo cual sintió un pequeño escalofrío luego que se hubieran separado en la ciudad, al enfrentar nuevamente la brisa fría.
Igual yo, creo que podemos cerrar esta escena. Háblame luego y arreglamos para la próxima :)