Rayen en un principio parece no escuchar lo que dice Gabriela acerca de el ciervo, pero luego dijo simplemente:
- De seguro que en sus tierras los animales también hablan, solo que ustedes, los huincas, se hacen los sordos y no les prestan atención.
Luego deja escapar un suspiro y dijo:
- Descancemos ahora, que pronto tendremos que ponernos nuevamente en movimiento.
Gabriela no sabía a qué se refería, pero Fiora estaba más al tanto. No obstante, la princesa no parecía estar dispuesta a hablar de eso en ese momento.
El anciano te mira entretenido como trasteas entre las piedras de escoria sin saber que en ese lugar no encontrarías neda se utilidad. Después de reirse un rato a tu costa, dice:
- Parece que lo suyo no son las piedras, mi amigo. Déjeme que le ayude.
Y el anciano te lleva a otro lugar, donde de verdad se ve que hay mineral de mejor calidad.
- Parece que voy a tener que enseñarle un par de cosas, mi amigo.
El anciano sonaba autosuficiente, perola verdad es que simplemente deseaba tomarte el pelo. Por lo visto, no te aburrirías mientras trabajabas con él.
No seas duro conmigo ... hace años que no me pasaba por una forja, mi oficio es rebanar pescuezos. - Responde Hanns con un aire falso de ofendido. - Aunque estaré encantado de ver como lo haces.
¿El arma que creamos es normal o de gran calidad? Un +1, es un +1 ...