Partida Rol por web

Venía de Castilla y allí lo de las leyendas se estilaba muchísimo, por no decir que las brujas eran como el pan de cada día, sobretodo, para asustar a los pequeños y que no se portaran mal, pero esto me estaba sonando a historieta de cuento.

No les interrumpí y miré primero a una y después a otra tratando de comprender por qué me lo estaban contando y vamos, después de todo lo que habíamos pasado, me parecía lamentable que hubieran decidido contármelo a estas alturas, sobretodo, porque ya me había jugado el culo por ellas o por aquella gente en más de una ocasión. 

- Pues tú ya estás cumpliendo tu misión. - Dije a Rayen. - Y tú... - La miré con expresión más dura. - también estás cumpliendo ya ¿ no?

Hasta yo había cumplido ya con una misión similar a la suya sin saberlo aunque para ello me tuve que hacer amiga de un hombre-bicho inmune al fuego.

- Cuanto más hablo con la gente menos sé qué hago aquí...

- ¿ Queréis que os dé la enhorabuena o algo? - Lo que menos me importaba era que se ofendieran a esas alturas, pues la que tenía que estar más que ofendida era yo, pero ya me daba igual. - Es vuestra hermandad, vuestras órdenes y vuestra guerra. Yo soy sólo soy la gilipollas que pasaba por delante de un barco y decidió subirse a él...

Cita:

-No se por que, ya lo había imaginado.- Responde a regañadientes.

Cita:

Hanns da un fuerte golpe al hombre de Rodriguez.

-Claro. Si tengo que quedarme por aquí, al menos que sirva para algo.-

-Solo espero poder forjarme un escudo y un panzerhand.- Dice con una sonrisa.

Rayen mira con cara seria a Gabriela, pero decide no detenerse en la mordacidad de la chica y decirle:

- Es verdad, te ocultamos lo que ocurría, pero nadie te ha usado. Fiora tampoco sabía por qué venía hasta que pisó estas tierras y la revuelta la pilló tan desprevenida como a ti.

Después ella mira a Hanns que habla con Rodriguez y piensa su siguiente paso:

- Verás, nadie ha querido utilizarte... y nadie lo ha hecho. Tu llegada aquí es una mezcla de mala suerte y, como diría Fiora, las deciciones del destino. No obstante, ahora en verdad necesitamos tu ayuda y es poe ello que queríamos decirte todo esto.

Rodriguez se ríe frente a tu comentario y agrega:

- Nunca he sabido si esas palabras son en verdad de tu idioma o si las inventas. Aunque lo que a mi me interesa es pedirte opiniones parea la confección de los uniformes. He visto libros militares de Eisen y me gustan mucho.

Luego, Rodriguez agrega con cara más seria:

- Ahora me gustaría pedirte la opinión acerca de lo que tenemos que hacer ahora. El ejército libertador está cruzando por tres pasos diferentes a lo largo de la cordillera y nosotros debemos molestar la retaguardia de los castellanos para que no puedan enfrentar tranquilamente a los nuestros. Somos solo guerrillas mal armadas y no tenemos oportunidad en un enfrentamiento de igual a igual con los talaveras, pero podríamos asaltar uno de los pueblos que rodean la capital para desviar algo de atención ¿Qué crees?.

La pregunta de Manuel lo sorprendía un poco. Se suponía que vivían de eso y le estaban preguntando a el.

No es que fuera mala idea del todo, Hanns no es que conociera la guerra, había crecido en ella y desde que tiene uso de razón ha estado entre hombres armados y militares ... aunque no fuera en ningún grado importante.

-Asaltar un pueblo no va a frenar un ejercito.- Responde Hanns con seriedad y cierta indiferencia. -¿Que son unas cuantas victimas colaterales cuando estas aplastando el corazón de tu enemigo?-

El Eiseno conocía bien de daños colaterales y odiaba a los generales cuando simplemente aceptaban bajas como si fueran simples números. Pero sabia lo que jodía a un buen general.

-No ... concéntrate en ellos.-

-Los ejércitos son lentos, muy lentos .... y costosos de mantener.-

-Piensa que todo un ejercito tiene que ir al ritmo del mas lento o los generales se arriesgan a tener unidades esparcidas. Todo el mundo sabe que dividir es vencer.-

Permanece un par de segundos en silencio antes de continuar. Quizá recordando tiempos pasados por la expresión taciturna que ponía.

-Tienes que atacar sus suministros, su comida, su agua, su munición. Atacar de noche y huir, no dejarlos descansar, mantenerlos en alerta y con miedo.-

-Sin moral, un ejercito está vencido. Sin comida, está hambriento. Sin agua, está muerto.-

-En mi país esta táctica era llevada al extremo ... quemábamos las tierras antes que el enemigo llegara. Cuando lo hacia no podía saquear nada, no podía conseguir comida, no podía hacer nada mas que rendirse o arrastrarse por las cenizas.-

Hanns ya no estaba allí. Se encontraba en medio del campo de batalla, veía a sus compañeros sucios y fatigados. Hambrientos y heridos arrastrándose por el fango negro. Filas de soldados con caras abatidas avanzando en una interminable fila hasta la siguiente muerte.

Cuando a una le dicen cosas como aquella se le queda cara de idiota, porque encima, lo dicen de tal forma que parece que hasta ahora te has estado tocando las pelotas y ahora, es cuando tienes que hacer algo porque te lo piden por favor.

¿ Y lo de enfrentarnos a los brujos de antes? ¿ Eso no era ayudarles o qué? Yo no había sido precisamente la que se lo había birlado y aún así había ido como una idiota a ayudar porque por lo visto lo de irse de aquel lugar era imposible.

- No te ofendas Rayen, pero si lo que he hecho hasta ahora no ha sido ayudaros... - Daba igual lo que le dijera, sólo iban a entender lo que quisieran entender, a fin de cuentas si para ellas lo que me estaban contando era un motivo para ayudarlas yo al menos, no lo pillaba, por lo que lo que no haríamos nunca sería ponernos de acuerdo.

Eso por no decir que podían meterse ya su selecto club por donde quisieran que a mí no me gustaba ser la última de ninguna parte.

- Lo dicho, que tengáis suerte. A mí tener que ayudar a esta misma gente a la que le ha faltado escupirme me toca las pelotas... pero aún así, espero que consigáis eso que os traéis entre manos. 

No entiendo bien por que Gabriela no quiere unirse a nosotras, para mi la hermandad es como una familia, me cuidarón desde muy pequeña cuando tuve que dejar las comodidades de mi casa para ganar un poco de libertad.

Gabriela, me gustaría mucho que te unieras a nosotras... la hermandad es como una familia y para mi ya eres como una hermana... Digo con voz nerviosa. Necesitamos tu ayuda... y ya se que es mucho pedir pero lo que intenta hacer la hermandad no es por beneficio propio es por el beneficio de todos y... alguien tiene que hacerlo...

La chica india no trata de ser tan conciliadora como Fiora, cuando aclara:

- Nadie dijo que no has hecho nada. Has sido valiente y de mucha ayuda. Solo quería que entendieras que nunca que te hemos usado para llegar a nuestros fines.

Luego agrega:

- Nadie te quiere escupir o hacerte mal. Siento que piences eso.

Rodriguez escucha lo que dices y aciente a tus observaciones. Luego te dice:

- Creo que es una muy buena opción, aunque necesitaremos adiestrar un poco a los montoneros y conseguir mejores armas. Pero ya veremos, hemos legado a este punto y no vamos a dejar de luchar hasta el final.

Luego Rodriguez ve a las chicas que se están conversando a parte y te dice:

- No se ve que tengan muy buena cara... parece que Gabriela está hastiada de este lugar... me gustaría que nos diera una oportunidad y entendiera que no somos solo un país lleno de gente mal hablada y monstruos.

-Es normal.-

-Desde que hemos llegado no hemos realizado mas que cosas para los demás sin muchos elogios ... mira a los indígenas. Parece que los molestemos y les hemos salvado el culo.-

Levanta los hombros con cierta indiferencia.

-Ademas es castellana. Los castellanos tienen algo que se llama morriña ... a la que llevan demasiado tiempo lejos de casa se ponen de mal humor e irritables.-

-Y por si fuera poco es una loba solitaria interesada por el vil oro .. bueno, antes lo estaba, ahora solo quiere partir.- Sonríe mientras las observa. -Estoy seguro que la vodaccia la está intentando convencer de lo importante que es y demás habladurías del destino.-

-Lo que para Gabriela debe sonar a Ussuro.-

-Para convencer a una chica así necesitas otras cosas. Si acepta ahora a las palabras de Fiora, solo será algo temporal, hasta que encuentre otra oportunidad.-

No entendía a qué venía tanta insistencia y no sabía por qué estaban intentando que yo las entendiera a ellas sin ellas entenderme a mí. Aquello de la hermandad era cosa suya, yo no iba por ahí ayudando a brujas ni nada parecido. Pero si ni tan siquiera conseguía ayudarme a mí misma!

- Rayen creo que estabas con nosotros cuando ha aparecido esa gente... así que sí, sí que había quien quería hacernos mal... - Vamos que si por ellos hubiera sido nos hubieran dejado donde nos han encontrado y venga, a otra cosa.

Negué con la cabeza.

- Me quedo esta noche con vosotros pero mañana me voy por ahí. Supongo que me da igual morirme en una guerra que no es la mía que en un bosque que no es el mío.

Por mi parte no iba a haber más discusión. Si ellas podían seguir intentando comerme la cabeza, quizás primero podrían ponerse un poco en mi situación, aunque parecía que sólo veían que la gente tenía que ponerse en la suya.

Ya habiendo hablado lo que deseaba con Hanns y viendo que el tiempo les jugaba en contra, Rodriguez llama la atención de todos y les dice:

- Ya se enteraron de la noticia acerca de que nuestro ejército avanza por los pasos de la cordillera, así que debemos volver cuanto antes con los guerrilleros en el norte. Partiremos cuanto antes y si no tenemos problemas llegaremos al campamento mañana por la mañana ¿Tienen algo que decir al respecto?.

La conversación parecía haberse acabado ya y bueno, al fin y al cabo, cada uno era muy libre de tomar sus decisiones, aunque pareciera que sólo se podía tomar una porque dentro de la cabeza de la gente tenían una especie de " algo 2 que les decía que sólo lo que ellos creían era lo correcto.

Por mi parte, no tenía nada que discutir con quien no quería atender a mis razones y sólo a las suyas.

- Yo no voy. - Respondí a Rodríguez. - Que tengáis un buen viaje y mucha suerte con vuestras cosas.

Simplemente me alejé y cogí mis escasas pertenencias, algo de la comida que me quedaba y me puse rumbo contrario tanto al ejército de los unos, como al ejército de los otros. Ya buscaría dónde esconderme.

Ya me había sobrepasado todo lo que había sucedido desde que estaba allí y bueno, si iba a tener que ayudar a alguien, que mejor que empezar a ayudarme a mí misma a salir de allí o al menos, morir sabiendo que estaba luchando por lo que yo quería y no por lo que querían otros. 

Hanns sonrió al ver que Gabriela se marchaba.

En cierto modo estaba contento por que no parecía haber caído bajo la presión de la vodaccia, la castellana era ese tipo de animal que necesita libertad y seguir su rumbo. Aunque lamentaba que los abandonara ahora, alguien con sus habilidades hubiera sido vital y en el fondo le hubiera gustado partirse el botín del gobernador con ella.

-Que tengas suerte tu también, y si necesitas ayuda no dudes en buscar al único eiseno de estas islas.-

Luego preparó sus cosas para partir con Rodiguez.

Rodriguez se alarma ante lo que dice Gabriela. La alcanza antes de que se vaya y le dice:

- Mira, noto por la dicisión en tu mirada que no vas a cambiar de parecer. Sé que no lo has pasado bien y me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, pero lo importante es agradecerte por habernos ayudado. Eres la mujer más valiente que he conocido.

Luego busca algo en las alforjas que lleva al hombro y te entrega un pequeño saquito.

- No es mucho, pero te ayudará en tu viaje. Es solo una pequeña parte de lo que te debemos. Tambien llevate uno de los caballos que me han facilitado los indios.

Rodriguez parecía de verdad triste, lo cual no te esperabas. Pensabas que en verdad vivías rodeada de gente que te despresiaba.

Por último, antes de dejarte ir, te dice:

- Trata de evitar las ciudades. Los talaveras de seguro que han puesto precio a tu cabeza. En el norte hay un puerto pirata en el que podrás encontrar transporte a tu país. Que tengas suerte.

Cogí el saquito que me tendía, pues seguramente, me haría falta para comprar comida o quizás mi pasaje de vuelta, pero eso ya lo pensaría llegado el momento, precisamente, lo único que necesitaba ahora era alejarme de aquel lugar.

- Gracias. - Le dije, sorprendiéndome un poco de que se quedara triste, pero bueno, de todas maneras, pronto dejaría de estarlo porque tenía una guerra que ganar.

Sí, iba a necesitar mucha suerte, pero si tenía que pelear también iba a necesitarla así que a fin de cuentas, sería prácticamente lo mismo.

- Espero que consigáis echarles de vuestras tierras, aunque seáis un poco capullos no os merecéis que nadie quiera venir a mandar o a quedarse con vuestras cosas. Adiós y mucha suerte.

Tras aquellas palabras fui a buscar el caballo y me monté sobre él, poniendo rumbo al norte. Mi intención era tratar de regresar a mi mundo.

Ante la decidsión de Gabriela de dejar el grupo Rodriguez se acerca y habla algo con ella. Por un momento piensan que es para detenerla, pero por lo visto no es así, pues al rato ella sale, toma un cabello y emprende su marcha hacia el norte.

Nunca esperaron que la despedida fuera en ese momento, pero las cosas estaban precipitándose y a Gabriela todo esto nunca fue de su agrado.

Ojalá qe el camino que ha escugido la lleve a un buen fin.