Hanns se pilla la rodela y la pistola de gran calidad.
Yo cogere la pistola de seis cañones y las ballestas
La gente celebra mientras los prisioneros son sacados del fuerte. Justo en ese momento desde el este viene alguien a caballo, lo que pone a los soldados en alerta. Cuando llega cerca de la empalizada, grita desde afuera:
- ¡Soy un mensajero! ¡Viva la Patria!.
Los soldados dejan pasar al mensajero y le dan de beber a el a su caballo. El hombre, una vez que recupera el aliento les informa que el ejército castellano y rebelde avanzan hacia un sector enmarcadao entre las montañas que se encuentran a unos kilometros al sur de donde ustedes están. Era imperativo que los soldados volvieran a unirse al cuerpo principal del ejército.
Los hombres comienza a aprontarse para partir, pero quedan en el aire ustedes. Forman parte de la guerrilla, no del ejército regular, así que no están llamados a acatar las ordenes. Neira, que está en la misma situación que ustedes, les dice:
- No sé que creen ustede, pero yo creo que lo montonero tienen que quedar a la espera. Si ganamo la batalla, vamo a hostigar la retirada de ello; si perdemo, protegemo nuestra propia retirada ¿Ustede que opinan?.
A Hanns le costaba seguir las palabras de Neira y su acento cerrado.
-No he sido nunca mucho de esperar en retaguardia.- Miró de reojo a Fiora.
No tenia muy claro por que la vodaccia aún seguía con nosotros. Hanns era militar, había dedicado su vida a la guerra y poco le importaba, ¿pero Fiora?
Miró a lo lejos, reconocía que últimamente se dejaba llevar muy por la situación. Alguien apuntaba y el simplemente se limitaba a seguir la dirección. En el fondo de su ser necesitaba desmarcarse de algún modo.
Saco la baraja y destapo un par de cartas tratando de predecir el resultado de la batalla o por lo menos tener un pequeño vislumbre de lo que podría ser el futuro.
El Destino y no nosotros guiará nuestro camino... eso siempre hasido así y seguirá siendolo
Motivo: Sorte
Tirada: 1d20
Resultado: 2
Hanns tuerce una mueca, no le gusta lo que hace la vodaccia, pero permanece callado.
El destino en las cartas de Fiora no se ve para nada claro. Es como si todo pendiera de un hilo y ese momento y solo un detalle nimio determinara para donde se inclinaría la balanza. No se podía decir nada, solo que el lugar de ustedes no estaba en esa batalla. Independiente de si se ganaba o se perdía, la misión de los guerrilleros era moverse tras las líneas.
Mientras Fiora revisa sus cartas y Hanns pone mala cara, Neira comienza a alistar a su gente. Sea cual sea la decisión, ellos no se quedarán en ese lugar.
Tuerzo un poco el gesto.
El Destino esta difuso, pero nuestro futuro no parece estar en el frente. Digo lentamente mientras saco otra carta que no parece aclarar nada. Aun no puedo ver que nos aguarda el Destino, deberemos esperar...
Neira ya ha confiado antes en el conocimiento que Fiora tiene acerca del destino y lo hará nuevamente. Les hace señas a sus hombres y les dice:
- Volvemo al campamento. Vamo a esperar que es lo que pasa con la batalla y vemo que hacemo.
Luego los mira a ustedes y les dice:
- Espero que nos toque matar a los godos que arranquen y no tener que proteger a los nuestros cuando se retiren.