Partida Rol por web

Después de varios días de viaje, los Guardianes Errantes (más Shem) llegó a la ciudad de Nogdem. Viajar con Shem no había sido un problema, en un mundo lleno de humanos, elfos, enanos, pero también félidos, tortúgidos y rátidos, el forjado era una rareza más, pero no algo que creara algún tipo de alarma. Un graciosillo podría generarle los mismos problemas al paladín de Sirius que a Rajmia.

Nogdem era una ciudad conocida por todos, puesto que en el viaje de ida ya habían pasado por allí, pero que tenía especiales vínculos con Aethorn y Elbrietas. El paladín era miembro de los Caballeros del Guantelete, Orden de Caballeros que guiaba a la ciudad. La gnoma por su parte, había sido instruida en la orden, pero a diferencia del aasimar había sido licenciada con mucho (¡muchísimo!) deshonor. Pero claro, sólo había que conocer un poco a Elbrietas para saber que su lugar no estaba entre unos caballeros.

El grupo se dirigió a "El caldero de Maryam", la taberna donde residieron en el viaje de ida. Fue una recomendación de Elbrieta a que no le gustaban la mayoría de los locales que frecuentaban los caballeros. Tras conseguir las habitaciones y los aventureros se dispusieron a cenar. Entonces al final de la cena, Frank, un caballero del Guantelte, vino con un mensaje de la Orden en la que requerían la presencia de Aethorn. El paladín no tardó en marcharse.

Al final de la comida, mientras recogía unas jarras de la barra, el tabernero le dio una nota a Kilian. Intrigado, el guerrero la abrió, ¡para encontrarse un mensaje de Erin! La joven le pedía que se reuniera con ella en una posada llamada "Lanza y Espada". Poco después, tras excusarse diciendo que quería salir a tomar el aire, el muchacho salió en dirección hacia el lugar del encuentro.

Al llegar allí, Kilian se encontró una taberna muy parecida a aquella en la que se hospedaban. Pero a diferencia de la suya, en esta había bastantes caballeros. Un lugar muy seguro, sin duda alguna.

Al ver entrar a Kilian, Erin se levantó de su mesa, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla. En un primer vistazo la joven parecía estar bien. No había heridas, ni nada de lo que preocuparse. Quizás estaba un poco más delgada y tenía más ojeras, pero eso era normal cuando recorrías los caminos.

—¡Te has afeitado!—dijo mientras lo abrazaba—. ¿Cómo estás? 

Kilian estaba en la barra de la taberna esperando a que le sirvieran, no estaba pasando por sus mejores momentos. Le preocupaba la situación de Mesné y de muchos de sus habitantes, sobre todo de Hakoon, que tan bien se había portado con Zura y con él en los momentos de mayor necesidad.

Pero por un momento todo se disipó cuando leyó la nota que le acababan de entregar. ¡Erin estaba en Nodgem! Claro que iría a verla, de hecho, en ese mismo momento. Tenía que asegurarse de que estaba bien, así que se despidió de los demás sugiriendo que necesitaba dar una vuelta.

Mientras se dirigía a salir, la idea de que Dunkel estuviese en la ciudad se le pasó por la cabeza, tenía que estar prevenido por si eso pudiese ocurrir, antes de salir, cogió su capa se colocó la capucha y partió hasta “Lanza y Espada”.

Durante el trayecto recordó su charla con Dunkel. - ¿Y si tenía razón y los Lutt estaban inmiscuidos en turbios asuntos? ¿Formaría Erin ahora parte de ellos? –pensó. Sea como fuere ella era su amiga, había jurado protegerla y si existía la mínima posibilidad de sacarla de esta truculenta historia, haría todo lo posible por ello.

Por fin llegó a la posada; entró, se quitó la capucha, y apenas le dio tiempo a arreglarse el pelo cuando vio a Erin correr hacia él y ambos fundirse en un abrazo. - ¿De verdad esta chica puede tener algún atisbo de maldad? –se dijo mientras apoyaba su cara contra su cabeza.

- Estoy muy bien, ¿no se nota? –respondió con su característico tono irónico y su media sonrisa, antes de proseguir diciendo. - Si, antes estaba rodeado de gente que me superaba en la edad, quería aparentar ser mayor para que no me vieran más débil por ser más joven que ellos. Ahora en cambio, la imagen que dé, es muy importante si quiero tener trabajo, aunque… tendrías que ver a mis acompañantes –dijo encogiéndose de hombros mientras pensaba en Barril o los ropajes de Klaus.

- ¿Pero tú cómo estás? Te ves estupenda. Ven vamos a sentarnos y hablemos, aunque creo que antes pediré un poco de agua, vengo seco – concluyó echando un vistazo a la mesa de donde ella se había levantado y una visual general a los presentes de la taberna.

Kilian y Erin se sentaron en la mesa en la que estaba sentado la joven. Una vez sentados el uno frente al otro, el guerrero vio a su amiga algo más apagada. La alegría con la que le había saludado, había sido una chispa por el reencuentro. Pero con todo lo que había pasado era imposible que Erin estuviese como si nada hubiera pasado.

—Estoy bien, dentro de las circunstancias claro—aclaró—. Llevo tiempo intentándome poner en contacto contigo, pero no ha habido manera de encontrarte. Ha sido una suerte verte hoy entrando en la ciudad. Porque... bueno... 

Erin miró para un lado y el otro. Lo que iba a decir, no debía de serle fácil.

—...Nos vamos de Benerluxia.

Toda la alegría que había sentido al verla se disipó al conocer la noticia de que se marchaba. Tragó saliva, lo que le acababa de decir lo hizo sentir como si alguien lo empujase con una fuerza inusitada contra el asiento.

- Lo siento, estuve en Sartor como te dije, pero no pude quedarme allí por mucho tiempo. –comenzó diciendo a modo de disculpa. – Y aunque no sabía a donde podía escribirte, siempre estuve pendiente por si veía a Galvan o a Soto en alguna ciudad...

Por unos segundos el guerrero guardó silencio, creía conocer la respuesta que le daría Erin, pero aun así se lanzó a preguntarle.

-  Erin, si crees que estamos en el entorno adecuado, ¿Podrías hablarme de esas circunstancias? ¿Qué te ha pasado desde que nos separamos? –dijo en un tono de verdadera preocupación.

Sin tiempo a conocer la respuesta, Kilian empezaba a sentir que no tendría que haberse separado de ella.

—Nada, por suerte no me ha pasado nada. Pero mi vida corre peligro mientras continúe en Benerluxia. No podemos seguir aquí.

La joven miró a Kilian con gesto apenado.

—Mis padres...—la joven titubeó— Bueno, algunos amigos de mis padres nos van a ayudar. Tenemos que empezar de nuevo y renacer. Sabes que nuestro símbolo es un ave de fuego, como el fénix. Tenemos que resurgir de nuestras cenizas. Y para ello, lo mejor es que nos marchemos a Alemia.

Oía a Erin con detenimiento y analizando cada cosa que decía, supuso que entre la conversación de Dunkel y la de ella, podría sacar algo a la luz de la verdad que se ocultaba tras aquél truculento suceso.

Sin embargo, al oír hablar a Erin sobre los amigos de sus padres, sintió como si lo golpeasen en la boca del estómago. Dunkel había mencionado algo sobre ello y Kilian al momento supo que Brent en lugar de pasar desapercibido habría acudido a ellos, por lo que fuese a donde fuese Erin, el peligro la seguiría.

 - No te marches por favor, quédate conmigo, yo te protegeré de cualquier peligro –le dijo agarrando repentinamente su mano. Hasta él mismo se asombró de lo que acababa de decir, pero si quería ayudar a Erin, estaba dispuesto a afrontar cualquier cosa.

- Ya me separé una vez de ti, y no quiero cometer el mismo error. Quizás no viviríamos una vida de lujos, pero podríamos volver a entrenar juntos e incluso unirte a mi grupo, si quisieras claro–sugirió intentando convencerla.

Las frases que dijo Dunkel “Nada decente puede crecer en Luthgil bajo las narices de la Hermandad de Nazir” y “Harold y Lucrecia se instalaron en la ciudad con el apoyo de gente importante” retumbaban en su cabeza. Parece que no mentía, sin embargo, él no pensaba colaborar con los Lutt, pensaba en alejar a Erin de aquella espiral de muertes que la perseguiría.

Erin negó con la cabeza apenada.

—Nada me gustaría más que irme contigo Kilian, pero los dos sabemos que es imposible. Estaríamos siempre escondiéndonos, sintiendo siempre un puñal en la nuca. ¿Es esa la vida que quieres? No estoy dispuesta a ser una carga para ti. Es a mí a quién buscan.

La joven hizo una pausa para recomponerse un poco.

—Además, no puedo dejar así la muerte de mis padres. Sus asesinos tienen que pagar por lo que hicieron, si no tengo justicia a la que acudir, serás la de los Lutt la que reciban—¿esa frase había sonado muy Brett?—. Sé que tu harías lo mismo en mi lugar.

La muchacha titubeó entonces antes de decir finalmente.

—¡Kilian ven con nosotros!—dijo con los ojos humedecidos— Sé que no es justo pedírtelo, lo sé. ¡Pero vente! Puede que Bret sea un poco idiota pero sabe perfectamente de tu valía. Únete a nosotros, hazlo por mis padres. Hazlo por mí.

Pensó en la propuesta de Eri, miró hacia arriba y exhaló profundamente pues sentía que, si ella se marchaba, no volvería a verla de nuevo.

- Por ti elegiría mil vidas en las que tuviese que poner la nuca para salvarte –hizo una breve pausa donde miró el vaso de agua, el cual estaba lleno hasta la mitad. - Tu nunca has sido ni podrías ser una carga para mí, e incluso recorrería el mundo contigo con tal de que no te encontraran. Ahora, sin embargo, me encuentro inmiscuido en algo que tengo que intentar solucionar. Tengo que volver a Mesné, debo salvar a mi ciudad natal de un peligro que, siendo sinceros no creo que estemos preparados para detener…

Kilian hizo una pausa donde apretó los dientes y el vaso con fuerza.

- Lo debo de hacer porque si no encuentran lo que buscan, estoy seguro de que irán a otras ciudades en su busca… y tengo miedo de que se encuentren con Zura y los suyos, o de que te hubiesen encontrado a ti.

De nuevo volvió el silencio, justo en el tiempo en el que soltó el vaso y se dirigió a su amiga con una mirada melancólica dibujada en sus ojos.

- Ahora supongo que en lo referente a ese aspecto debería estar más tranquilo, porque te marcharás de Benerluxia. Pero a la vez no quiero que te vayas, pues en mi opinión los que te persiguen aquí, lo harán allá donde estés. Y no querría que estuvieses lejos de mí en un momento así. –dijo Kilian que durante toda esta conversación había estado intentando llegar a este momento. – Porque dime ¿Esos amigos de quienes has hablado, te han dicho que los asesinos de tus padres están allí? Es que se me hace demasiado raro que tu hermano quiera hacer su justicia desde otro país.

Erin miró a Kilian apenada y con los ojos enrojecidos, pero apretó el mentón y no soltó ninguna lágrima.

—Lo entiendo—dijo intentando no parecer dolida—. Sé que no es justo.

La joven inspiró profundamente, antes de responder a la pregunta del guerrero.

—Nuestros enemigos están aquí, en Benerluxia. Pero mientras estemos aquí, sólo podremos huir y escondernos. Necesitamos poner tierra de por medio, volver a sentirnos seguros, poder rehacernos a nosotros mismos. Y cuando llegue la hora, volveremos para hacer justicia. En Almeia nos esperan amigos, no haremos esto sólos.

Kilian negó con la cabeza mirando a la mesa, apenado por la situación y por oír las palabras de Erin cargadas de decepción.

- No, no lo entiendes, no se trata de lo que es justo o no…uno debe de hacer lo que debe de hacer. –pensó el guerrero que, al escuchar su propia frase, sintió la sensación de haber vivido ese momento ya. Pero en aquel entonces no era él quien la decía sino Hem quien se la decía a él.

- ¿Viejo, por qué coño me meterías ahí? ¿El Faro no era un sitio para mí? ¿Y este embolado si lo es? –se recriminó a sí mismo, pensando en lo que había provocado que Hem le hubiese insistido a Dunkel para que este entrase a servir en la casa de los Lutt.

Notaba que la boca se le secaba, tenía muchas preguntas y ninguna respuesta. Y sentía que podía estar a punto de tomar una decisión por la que se odiaría así mismo, pero como bien decía el mismo Hem: “Macarra, el mejor maestro que nunca tendrás es el tiempo, te dará las mejores respuestas sin necesidad de que le preguntes”

- Veo que no puedo convencerte de que te quedes conmigo... –dijo en un inusual tono apagado, y levantando la mirada de la mesa, la fijó en la de Erin diciendo. - Entonces supongo que si tengo que mantener la promesa que le hice a tu madre, tengo que marchar contigo…

Erin miró a Kilian sin entenderle.

—¿Qué… qué quieres decir?

- La última orden que recibí de tu madre fue que te protegiera, que no dejase que te pasara nada malo. –respondió Kilian, el cual, se tomó unos segundos para pensar bien lo que iba a decir a continuación.

- Cuando te dejé con tu hermano, lo hice porque creía que con él estarías más a salvo que conmigo. Creí que juntos os esconderíais, que trataríais de averiguar quién le hizo eso a vuestros padres, incluso de que me llamaría para tratar de vengarse, pero que no te pondría en peligro…

Kilian se detuvo, negó con la cabeza con cierta incredulidad antes de proseguir diciendo en tono sosegado:

- Sin embargo; me equivoqué, porque en mi opinión, lo que tu hermano pretende es colocar una diana en vuestras cabezas. Dime Erin, ¿Sabéis quien lo hizo? ¿Quién mandó el ataque a vuestra casa aquella noche? ¿Sabéis si los que os esperan son vuestros amigos de verdad? Porque ni tu ni yo hemos podido olvidar que un amigo de tu padre fue quien acabo con su vida esa noche.

Kilian cogió el vaso de agua, dio un sorbo antes de concluir diciendo.

- Tu madre me dio una orden y yo le prometí que la cumpliría. Puedo renunciar a todo lo que tengo ahora por ti, tomar tu empresa como mía, podría ir a hasta Almeia y buscar tu venganza, acabaría con tantos como hiciera falta. Pero me niego a poner tu vida en peligro, porque para mí, tú eres más importante que una venganza.

Erin se mostró decepcionada.

—Kilian, no quiero que vengas conmigo porque mi madre te lo ordenase. Si todo esto lo haces por esa promesa, te libero de ella.

La joven se echó unos mechones de pelo hacia atrás.

—La idea de irnos no es sólo de Brett, es cosa de los dos. Sé que siempre seré perseguida allí a dónde vaya, y que la traición siempre será una posibilidad. Pero si quiero hacer justicia y proteger el legado de mi familia, éste es el camino que me espera. Y ahora mismo, con todos los riesgos, Almeia es nuestra mejor opción.

- ¿Qué me liberas? –pensó el guerrero que sintió un profundo dolor por las palabras de Erin, como si todas las heridas más recientes se le hubiesen abierto repentinamente. Notaba como si llevase un cinturón amarrado a su cuello del cual hubiesen estirado. Su expresión reflejaba una profunda tristeza, como no había sentido desde sus últimos días en El Tintineo.

- ¿No lo entiendes verdad? Para mi tú eres más importante que la venganza o la promesa. Yo no pertenezco a los Lutt, tu hermano dejó bien claro que no necesitaba más a esta herramienta en nuestra despedida –dijo agarrándose  el cuello de la camisa.

- Aun así, no he dejado de intentar protegerte en todo momento e incluso ahora lo que intento es que esa decisión que tomes sea la más acertada, la que te aleje del mayor peligro. Y simplemente quería saber si esas condiciones eran las más idóneas, porque si no lo eran, lo voy a dejar todo por seguirte…

- O al menos era así antes de que me hicieras sentir como un objeto. –se dijo a si mismo antes de añadir.

- En fin, ¿Dónde está Brent? Hay algo que me gustaría hablar con vosotros, y si pudiese ser, en un ámbito más privado.

—Eres tú el que no lo entiende. Si tan importante soy para ti deberías de preguntarte que es lo que quiero. ¿Te has preguntado en algún momento si lo que quiero es permanecer a salvo todo el tiempo? Por tu aspecto y tus compañías está claro que tú si puedes arriesgarte. ¿Yo no puedo? ¿Sólo sirvo para entrenar?

El tono de Erin iba en aumento, pero llegado el momento la joven hizo un esfuerzo para parar antes de llamar la atención. Tomó una vez más aire y se calmó.

—Mi hermano está arriba—dijo con frialdad—. Vamos.

Erin se levantó de la mesa y guió a Kilian hasta la planta superior de la posada. La muchacha llegó hasta una puerta y llamó.

—Brent, soy yo. Abre.

La puerta se abrió y allí estaba Brent. A diferencia de Erin, él si estaba igual que la última vez que se vieron, pero claro, el primogénito de los Lutt ya había pasado por la habitual mella física de tener una vida itinerante. Cuando vio a Kilian no se mostró sorprendido.

—Kilian—dijo con frialdad tendiéndole la mano—. Tienes buen aspecto. ¿Va todo bien?

—Ya le he dicho a Kilian que nos marchamos. Quería hablar con los dos en privado.

Brent alzó una ceja, como si algo le hubiese llamado la atención, seguramente el tono con el que hablaba su hermana.

—Claro. Pasad, pasad.

Kilian y Erin entraron en la habitación. Era superior a la media de las posadas de Benerluxia. Tenía dos camas individuales e incluso unas sillas y un escritorio. Erin se sentó sobre una de las camas. Brent por su lado tomó asiento en una silla y le ofreció otra a su visita.

—¿Y bien Kilian? ¿Qué podemos hacer los Lutt por ti?

Mientras se levantaba del asiento, sintió estupefacción y rabia a la vez, ¿De verdad es así como lo veía Erin? ¿Ni siquiera se había dado cuenta de que quería que se uniera a los Guardianes Errantes?

Subió las escaleras detrás de su amiga, totalmente desconcertado, aun dándole vueltas a la cabeza con lo que acababa de pasar. Una sensación fría le recorría por completo; se sentía herido en su orgullo, como si nada de lo que pudiera hacer por ella fuese lo suficiente. Entro en la habitación vio a Brent y ni siquiera prestó atención a lo que este decía. Solo cuando oyó a Brent decir: “¿Qué podemos hacer los Lutt por ti?” Kilian volvió en sí.

Y en ese instante, actuó como no lo había hecho nunca delante de ellos, juntó y colocó sus pies en paralelo, irguió todo lo que pudo su postura y colocó sus manos unidas tras su espalda. Por primera vez ante ellos, actuó como lo habría hecho cualquier soldado perteneciente a los Lutt y como tantas veces lo hizo en presencia de Harold y Lucrecia. En definitiva, lo que se esperaba de él. Tras eso, y en un tono frío comenzó a decir:

- He ofrecido a su hermana unirse a mi grupo de aventureros. Lo he hecho porque creo que yendo a Almeia no estaría a salvo.  Tengo los suficientes motivos para demostrar esa desconfianza ya que hace semanas, y diciéndoles esto estoy aún más condenado, Dunkel me encontró.

Kilian hizo una breve pausa para tomar aire y prosiguió.

- Pueden estar tranquilos, aunque su objetivo era sacar información sobre su paradero y que me uniera a él, puedo jurarles por mi hermana y madre que no dije nada sobre ustedes. Al contrario, intenté sacar información sobre sus motivos para atentar contra la figura de sus padres. Señaló que nada bueno puede crecer en la ciudad, a la sombra de la hermandad de Nazir. También dijo que su familia se instaló en Luthgil junto a él por un objetivo decente con la ayuda de ciertos amigos, pero que su padre tomo una serie de decisiones que puso dicho objetivo en peligro y que entonces él tuvo que tomar una decisión, sus padres o él.

Volvió a hacer una pausa, esta vez para que los hermanos escucharan todo lo que había dicho.

- Cuando su hermana me ha comentado que van a abandonar el perfil bajo llevado hasta ahora, y que en Almeia hay amigos esperándoles han hecho que sospechase. No se lo he contado directamente porque entiendo que el sobresalto puede ser tan grande que podríamos llamar la atención de los allí presentes, y desde mi encuentro con Dunkel, me guardo mucho de llamar la atención por si hay alguien siguiéndome. Dicho esto, solo quería advertirles de cualquier posible traición. Puede que esos amigos que ayudaron a Dunkel a atacar su casa, sean los mismos que los esperan al final de su viaje.

-Ya está, mi objetivo como herramienta ya está cumplido –se dijo Kilian totalmente entristecido y abatido por lo vivido con Erin