Partida Rol por web

La situación se había vuelto un poco loca después de que Aethorn y Kilian se hubiesen marchado de "El Caldero de Maryan". Klaus estaba fuera tomando el aire, ofuscado y enfadado con Barril. Mientras tanto el enano y Jace estaban en la barra sin entender muy bien a qué venía tanto revuelo. Y por último Rajmia, Elbrietas y Shem, estaban ajenas a atodo charlando del nuevo tema de conversación favorito de la gnoma. El Puño Meteoro. Pero nada de eso iba a estar a la altura de la noticia que iban a recibir a continuación.

Klaus vio llegar a Aethorn poco después de salir al exterior, pero justo en ese momento desde el otro lado apareció Kilian acompañado de una jovencita de cabello castaño. Un elocuente gesto del joven guerrero fue más que suficiente para saber que tenían que entrar.

Los cuatro entraron en la taberna, justo cuando Jace y Barril se dirigían de vuelta a la mesa. Finalmente todos se reunieron con la nueva acompañante de Kilian. Una pregunta flotó en la cabeza de la mayoría de los aventureros. ¿Quién era ella y qué hacía allí? Es cierto que técnicamente se trataba de dos preguntas, pero también Elbrietas se preguntaba como la chica podía tener el cabello castaño tan bonito y brillante, así que... bueno, digamos que podría resumir las preguntas en una sola. ¿Qué estaba pasando?

Allí sentado y en silencio, Kilian los miró. Llevaba el suficiente tiempo con la mayoría de ellos como para no considerarlos  únicamente compañeros, por lo que aquello junto a que debía medir muy bien sus palabras, le iba a resultar tremendamente difícil. Con un tono de voz tranquilo y serio, comenzó a decirles:

- Guardianes, llevamos mucho tiempo juntos. Y en todo este tiempo, nunca os he hablado de por qué me hice aventurero. Tampoco entraré ahora en detalles, pero creo que os debo una despedida y no desaparecer sin más.

Aprovecho ese instante para inspirar profundamente, quería transmitir su mensaje de manera rápida y concisa. Miró a su acompañante y continuó diciéndoles.

- Ella es e… -se detuvo una milésima de segundo y prosiguió –es una persona muy importante para mí, estuvimos juntos en el pasado, un pasado del que os he querido mantener alejados para protegeros. Pero hay cosas que, aunque tratemos de evitarlas, sería imposible. Por eso debo marchar, tras hablarlo, he decidido seguir mi camino junto a ella.

Hizo una breve pausa,  donde aprovechó para mirarles de nuevo y dijo:

- Sabéis que, si no fuera importante nada me impediría seguir acompañándoos, pero esto lo es realmente.  Confío plenamente en vosotros y sé positivamente que salvareis Mesné. –afirmó. – Pero ahora os pediría algo más; olvidad este encuentro de esta noche, si alguien os pregunta por mí, decidle que simplemente desaparecí. Que no os puedan vincular conmigo en la manera de lo posible. –hizo un además como para levantarse, pero acabó añadiendo: - Y confiad los unos en los otros, no dejéis morir a los Guardianes Errantes. Me gustaría que allá donde esté, este orgullo de las noticias que me lleguen sobre vosotros… y quien sabe, quizás algún día os pida que me readmitáis –concluyó con su media sonrisa.

Elbrietas se quedó mirando a Kilian parpadeando, no terminaba de creerse lo que estaba pasando, esa misma mañana eran compañeros y ahora por unas horas en una taberna... Cogerían caminos distintos. Los ojos se le empezaron a enrojecer y no tardó en brotar el llanto. Como una niña a la que roban un bollo dulce.

-Ki Ki Krishna sniff sob lían... kisniffff nooo... 

Ella lo intentaba pero nada de lo que decía sonaba muy coherente. Se abrazó a Rajmia y siguió llorando. Esto era mejor dejarlo salir todo. Luego estaría mejor. O eso esperaba...

Rajmia, a la que le costaba expresar sus sentimientos abiertamente y que siempre trataba de hacerse la dura para no mostrar debilidad, quedó muy impactada por la noticia. Desde la traición de su cuñada tras la muerte de Liam, se había cerrado a la gente para evitar que le hiciesen daño de nuevo y eso hacía que a veces pareciese insensible e inaccesible, alejando a aquellos a quienes apreciaba de verdad. Ese era el caso de Killian y del resto de Guardianes Errantes, aunque con unos había tenido más trato que con otros.

El hecho de que Killian tuviese que irse así, de repente, sin ni siquiera tener tiempo para asimilarlo, hizo entristecer profundamente a la félida, quien teniendo en brazos a Elbrietas con un llanto desolador y balbuceando palabras sin sentido, no pudo evitar que una lágrima cayera por su mejilla. Rápidamente, la secó con una mano, tratando de evitar que la viese alguno de sus compañeros, mientras sujetaba a la gnoma con la otra, tratando de tranquilizarla.

-Ainss, Elbrietas, tranquila.-la miró con ternura. -Todos estamos muy tristes por la noticia, pero como dice Killian no podemos echarnos atrás ahora, tenemos que ser fuertes y continuar para salvar Mesné. Tenemos que hacerlo por él.-De nuevo intentaba hacerse la dura, pero por dentro también estaba destrozada.

Después, miró hacia Killian y su acompañante, y dedicándoles una mirada cariñosa, añadió.-Killian, amigo, os deseo todo lo mejor, de corazón. Por mi parte, puedes estar tranquilo, nadie sabrá de nuestro encuentro. Mis labios están sellados.

Entro al interior de la taberna siguiendo a su amigo con el ceño fruncido, y espero pacientemente a que hablase. Si su labio tembló por las palabras de Killian al apretarlos tantos, él no se dio cuenta. Había creído fervientemente que su amigo estaría a su lado durante mucho más tiempo, y es que al fin y al cabo aquellos que había encontrado en el camino eran como una nueva pequeña familia para él. Killian había sido como alguno de sus tantos hermanos mayores, alguien a quien admirar y en quien fijarse para intentar seguir creciendo y mejoran, y es que a pesar de haber dejado su cuerpo infantil detrás seguía teniendo dieciséis años y se sentía a veces inseguro y a veces solo.

Pero el camino era así, antes con su familia nunca se había planteado la cantidad de encuentros y despedidas que había sufrido a lo largo de toda su vida, no porque siempre tenía a su familia cerca y no se hacía tan duro y pesado. Pero ahora, su familia eran ellos y las despedidas, cada una de ellas eran devastadoras. Bajo la cabeza echándose la capucha por encima en el caso de que fuera incapaz de contener sus lágrimas.

Espero que tu camino sea ameno y tranquilo y que encuentres todo aquello que tu corazón anhela.... – Dijo con la voz entrecortada.

El aasimar permaneció en silencio durante la escena sin terminar de creérselo.

-¿Cómo era posible que las cosas cambiaran tanto en un instante?

-Kilian... lamento mucho tu marcha...¿De verdad que no hay otra solución? Somos un equipo y siempre nos hemos ayudado. Sabes que cualquier problema tuyo es problema de todos y no puedo dejarte ir sin al menos intentar convencerte de que nos lo cuentes y lo solucionemos entre todos. Me deja muy preocupado tu extraña petición, y por lo que veo, no soy el unico.

Aethorn no terminaba de verle sentido a esta situación. ¿Quién era la mujer que se llevaba a su amigo?¿Cómo de importante era el motivo para que nuestra misión pasara a un segundo plano? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta no encajaban en la mente del paladín.

Echó un vistazo al resto del grupo, intentando que Kilian se diera cuenta de que todos se merecían saber una razón para el dolor que estaban pasando.

Algo tambaleante, Zhukov se había levantado para saludar a Kilian y su compañera. Sonrió feliz al ver a su amigo y le ofreció la mano a la mujer. — Hola, encantado, soy Zhukov el mejor... Entonces le interrumpió Kilian. Zhukov se quedo parado escuchándole, parecía serio. La noticia fue impactante, pero el sabia que Kilian y el estaban unidos por el destino, por eso no se dejo llevar por la tristeza. Ademas, para Kilian habría sido una decisión extremadamente difícil, como su mejor amigo no podía complicarle mas esa decisión duchandole en lagrimas. Se acercó a el y le dio un fuerte abrazo, tras unos segundos le revolvió el pelo y se separó. —¿No estaras metido en lios, pequeño picha brava? Después se acercó mas, le volvió a agarrar, pues aun necesitaba tenerle al lado un poco mas y estaba algo borracho. Le obligo a agacharse, y le agarró del cuello juntando sus frentes y mirandole fijamente a los ojos con una mirada feria, aunque un poco vidriosa. —Ahora en serio, esperaremos tu vuelta siempre. Y si quieres saber de nosotros pregunta a cualquiera de mi orden, dejare nota de donde estoy por cada templo que pase — Le soltó definitivamente y tosió a medio camino entre un sollozo y una carcajada— ¡Chuaa! Jejeje bueno, sera como si Moradin te guiase ¿no? Se volvió a la mesa junto a Jace, al que le golpeó la espalda en un gesto cariñoso. Después se quedo mirando su jarra, feliz y triste a la vez. Conocía lo suficiente a Kilian para saber que algo le faltaba desde hace tiempo, en esta caso alguien, y por la expresion de Kilian y como la miraba, debía ser aquella mujer. Pero a la vez se iba su mejor amigo y, seguramente, cubriria su puesto un bardo, o algo peor, un elfo. Con esa agridulce sensación Zhukov se quedo mirando como los Guardianes se despedían de su mejor hombre, que a la vez era su hermano, no de sangre, pero si de espiritu

—Te entiendo Kilian—dijo Jace en último lugar—. Es una chica bastante guapa, yo también nos cambiaría por...

El mago hizo un elocuente y a la vez despectivo gesto sobre ellos.

—... nosotros.

Sin embargo su sonrisa era visiblemente forzada y su tono burlesco era una forma de encubrir su molestia. Aunque él había sido el último en unirse a los Guardianes Errantes, él estaba tan profundamente ligado al grupo como los demás. A fin de cuentas él se unió a ellos justo cuando su vida pendía de un hilo. Y nada une más que luchar juntos en un combate a vida o muerte.

—Eso sí, vas a tener que volver con ella y alguna amiga suya más si quieres mi voto positivo en tu readmisión—Jace se quedó en silencio unos segundos y entonces añadió—. Pero vuelve, ¿vale?

La joven miró a los Guardianes Errantes con una pena profunda. Sabía que no sólo miraban a Kilian, sino también ella. Era normal, era la persona que se estaba llevando a su compañero, a su amigo.

—Yo...—quiso decir dubitativa como queriendo buscar alguna excusa—... lo siento. Lo siento de veras.

Con un sollozo, la muchacha se dio media vuelta y se marchó a paso ligero de la taberna.

Aunque veáis el nombre del PNJ, Kilian no lo ha dicho, así que vuestros personajes no lo conocen :)

Shem no tenía mucho que decir, a diferencia de los Guardianes, sólo llevaba unos días viajando con el guerrero y no habían tenido la más estrecha de las relaciones. Sin embargo el forjado también se unió a la despedida.

—Siento el peso de tu decisión y el dolor que esta marcha te acarrea. Y si no solicitas ayuda, es porque hay cosas que un grupo de aventureros no puede resolver. Sólo me queda desearte mucha suerte. Estarás en mis oraciones y espero que el Consorte te asista allá a dónde vayas.

Miró como se marchaba, sabía que en ese momento no podía retenerla. Tampoco tenía la intención de gritar su nombre en medio de la  taberna o peor aún, en la ciudad. Tenía que aligerarse, no quería que se arrepintiese y se marchase sola.

- Muchas gracias a todos por vuestras palabras –fue lo primero que dijo Kilian que, por su tono de voz, se podía notar que se encontraba afectado por las reacciones de los demás guardianes y por Erin.

Tomó un jarro con agua, pues notaba su garganta seca y necesitaba aclarar la voz. Tras dar un trago, el guerrero volvió a decirles.

- Aethorn, esto no es algo que se pueda solucionar ahora. Si en su momento no os he inmiscuido, no lo haré ahora que me debo marchar. –les comenzó a decir en referencia a las palabras dichas anteriormente por el paladín. - Tampoco es algo que pueda posponer, en caso de ser así, podéis estar seguro que habríamos ido juntos a Mesné.

Se detuvo, fijando su mirada en Shem, Rajmia y Klaus, les dijo:

-  De verdad que os agradezco que lo hayáis comprendido, creedme que esto es lo suficientemente importante para mí como para que estemos aquí despidiéndome de vosotros –reiteró nuevamente a modo de disculpa.

Tras aquellas palabras, miró a Barril y a Jace.

- Claro Jace haré lo que pueda. –le dijo al mago un tanto sonriente mientras asentía. - En cuanto a ti Barril, seguiré al pie de la letra lo que me has dicho, preguntaré a todo el que vea de tu orden por vosotros. Así que cuidaos mucho, y aseguraos de armad mucho ruido ¿eh?

Por último, miró a Elbrietas. En todo este tiempo, Kilian le había cogido un gran afecto a la gnoma. Aunque sus estilos de combate eran muy diferentes, admiraba muchas de las cualidades de ella, sobre todo la pasión y la entrega que ponía en todo.

- Ey, Elbrietas –dijo poniendo una mano sobre su hombro, con un tono de voz más animado. –No te pongas así, esto no es un adiós es un… hasta pronto. Además, estoy seguro de que esto nos va a venir muy bien, porque cuando nos volvamos a encontrar podrás enseñarme el puño meteoro y todas las demás técnicas que hayas aprendido. Y te prometo que yo te enseñaré las que haya ido aprendiendo, seremos guerreros tan conocidos como la Triada del Aegis.

Hizo una pausa donde sonrió a su compañera y concluyó diciéndole:

- Pero hasta entonces te tengo que pedir el favor más importante, porque sé que solo tú como guerrera puedes conseguirlo. Cuento contigo para que, con tus puños, no notéis mi ausencia a la hora de combatir ¿De acuerdo?

Entonces Kilian miró para la puerta, con ceño preocupado se preguntó a donde habría ido Erin.

- Bueno amigos, creo que mi acompañante me espera... y ya sabéis que a una señorita no hay que hacerla esperar. –dijo en tono de broma para quitar más amargura a la despedida mientras se ponía en pie.

El clérigo ni siquiera pudo forzar una sonrisa mientras veía a Killiam marcharse, solo una cara seria, aunque si que levantó su jarra hacia él.

Cuando se fue se paso un buen rato alicaído, a sabiendas de que la inminente llegada de la oscuridad, o lo que era peor, un bardo, y ademas elfo, se cernia sobre ellos. No trato de disimular, no era su estilo, pero al final el alcohol le hizo mas llevaderas las siguientes horas hasta que perdió la consciencia, las cuales se las paso cantando y mirando suspicaz a cualquier persona que se acercara al grupo, ya fuese de aspecto elfico o si portaba algun instrumento. Afectado de la paranoia y absurda terquedad tipicas de un borracho dolido.

Kilian se marchó dejando a todos sus ahora ex-compañeros desolados. Habían pasado sólo unas semanas juntos, pero los vínculos que habían establecidos eran profundos e iban mucho más lejos que las mayorías de las relaciones. Esto era algo normal en la mayoría de los grupos de aventureros, pero era cierto decir que los Guardianes Errantes lo habían llevado mucho un paso más allá. Y aunque era normal que estas compañías tuvieran cambios en sus alineaciones, ésta, por inesperada, había sido más dolorosa.

Con la medianoche ya cercana y con los aventureros apenados sin querer levantarse de la mesa para no afrontar la realidad, un grupo de bardos entró. Su acento era revelador, sin duda provenían de la frontera sur entre Lisania y Turcisia. Los músicos no tardaron en subirse al escenario y allí comenzaron a cantar una canción que por increíble que pareciese, representaba completamente el sentir de los Guardianes Errantes.

Kilian se marcha a realizar la aventura Las Cabezas de la Hidra: El Barón Proscrito. ¡Desearle suerte!

El grupo continúa aquí.