Abres los ojos, notas que te encuentras en tu camarote, junto a los demás tripulantes, dormir era una de las principales molestias de contar con un cuerpo mortal, pero todo sacrificio es mínimo en comparación al destino de los vohnia errantes.
Era aún muy de madrugada, tal vez las dos o las tres cuanto mucho, pero ya era suficiente, ya no podías dormir más, ya era hora de recorrer la cubierta.
Te olfateas, hueles mal, otro factor desagradable de pertenecer a este plano y otra consecuencia de vivir casi siempre en alta mar, pero con el tiempo, ya te habías acostumbrado hasta casi no percibirlo.
Notas que la mayoría de la tripulación aun descansaba, al menos los que podían dormir, que eran algunos humanos, pocos syroluthas y alguno que otro enano, todos marcados con la piel pálida y los ojos rojizos que implicaban ser esclavo de Davy Jones.
Los seres nocturnos, como los vampiros, hacían sus tareas marítimas durante esos horarios, Davy Jones no tenía tiempo para conseguir a cada uno una armadura diurna, por lo que cada quien debía cumplir su parte como marinero y esclavo del capitán.
Saber cómo cada uno llego a formar parte de la tripulación es un tabú, un tema prohibido de comentar por ahí, de compartir entre camaradas. Cada quien tuvo su trato, o cada quien fue el desdichado de caer en las garras del capitán, cuyo origen se rumorea, es el de un ser que fue capaz de derrotar al mismísimo Azrael en un duelo, concediéndole este último, el poder de la corrupción de la vida y la no vida. Otros, aseguran que es un dios pero de menor poder que los demás, mientras que algunos pocos, creen que el capitán Davy Jones es un esclavo de Azrael, un encargado de llevar las almas de los marinos al Inframundo.
Muchas son las teorías, poca es la información, una sola es la realidad, con Davy Jones no se jode y es mejor mantener la cabeza gacha cuando él pasa y él ordena.
La noche estaba calma, el Holandés surcaba con su marcha fantasmagórica, con su paso lento y letárgico, con la luna como su apoyo lumínico y unas pocas velas en la cubierta.
De piloto estaba Sherzú, un orco de piel grisácea y de ojos rojos y brillantes, quien te observa y te saluda con un simple ademán hecho con la cabeza.
El capitán se encontraba en su camarote como era costumbre.
Muchos años pasaban y por poco que me gustase, mi cuerpo debía descansar, y el levantarse era horroroso luego, sinceramente aun no entendía por que...
Al levantarme y ver a todos aquellos durmiendo sin pudor me sacó un sonrísa, la cual desapareció fugazmente el notar mi olor.
-Buah... me pregunto cuando llegaremos a tierra...
Salí a cubierta observando la luna espectante, observándonos. Seguí con pasos gráciles andando por el navío, aun con la fresca brisa de la noche hasta llegar donde el navegante Sherzú se encontraba, esté me saludó y me acerqué a él.
Con rostro aburrido me apoyé a un lado del timón apoyando mis codos en alguna superficie y mi cara en mis manos.
-Buah....no podía dormir más...¿Por donde paramos exactamente?-Un largo bostezo dio paso a la siguiente pregunta-¿Y hacia donde vamos? Agua, agua, y más agua....paz, paz y más paz...necesito algo de fiesta y acción...
Tengo que situarme un poco aun xD
Sherzu era un orco tosco, de pocas palabras, de carácter áspero y de pocos lazos afectivos, pero de alguna manera, siempre soltaba más de dos o tres palabras contigo, lo que era un verdadero record en comparación a sus típicas conversaciones.
- Nos dirigimos a las costas de Verelen mi teniente, durante los próximos días, el capitán debe vigilar esas aguas para ver que se cuece en el trayecto…usted sabrá que el capitán es de poco informar acerca de sus planes - su mirada no se desvía del frente, sus ojos escarlatas y brillantes siempre se centraban en el horizonte, cuidando que no golpeen algún arrecife, no por los daños, simplemente por las molestias que causaba el estruendo consecuente de tal acto - por cierto teniente…el capitán desea verla en cuanto pueda - dijo tajante el orco, sin casi observarte más que por el rabillo del ojo -
Escuché al orco, mirándolo fijamente con desgana por estar recién levantada.
-Así que Verelen...mmm...-Solté otro bostezo mientras me volvía a incorporar, dejando caer mis brazos a mis lados-Si...tenía pensado ir a verlo ahora, tan solo quería despejarme un poco aquí afuera...bueno...nos vemos grandullón...
Y así, continué andando medió en zig-zag, mirando a un lado y a otro hasta llegar al camarote del capitán.
Al llegar, di un par de toques a la puerta y entré.*
-Buenos días...o noches...-"madrugadas tal vez..."-Me han dicho que querías verme.
Mientras saludaba, intenté mantenerme despierta ocultando que aun no estaba donde debía de estar.
Una cosa faltan escenas como la de trasfondo que no puedo ver D:
Es que quería mirar si salía Verelen XD Pa saber donde estaba.
*No se si entrar o esperar a que me de permiso, si eso me espero. XD
Ingresas, notas que el capitán estaba sentado tras su amplio escritorio, repleto de informes, mapas y otras documentaciones con distintas clases de menesteres.
Iba encapuchado como de costumbre, con solo un leve brillo purpura surgiéndole de la oscuridad que lo recorría.
“Si por el Casillero de Davy Jones quieres vagar, solo su rostro debes mirar”
Rezaba el viejo dicho de los marineros más ancianos, refrán que no deseabas refutar o afirmar, ni tú, ni nadie, por lo que lo mejor era simplemente dejarlo así, que el capitán mantenga el rostro oculto y que nadie se atreva siquiera a pensar en preguntarle el porqué.
- ¿Has sabido algo de los dragones? - pregunto tajante, sin mucho protocolo, firmando documentos con sus manos cubiertas por guantes oscuros -
Sinceramente, que digo? Osea, estoy respecto a mi conocimiento, un poco perdido
Con respeto, abro la puerta y con paso firme entro en el camarote del capitán. Cabeza bien alta, pecho fuera, imponente como la tripulación en la que me encuentro debe ser.
Al entrar, el capitán se encontraba sentado tras su mesa, con toda repleta de hojas, posiblemnete mapas y otros documentos.
Ese aura púrpura, ese brillo, rodeaba su encapuchada figura, otrogándole un toque miesterioso, aunque yo más bien diría, divino.
Entonces, se escuchó su voz, preguntándome sobre aquellos seres, los dragones.
-No capitán, nada sobre ellos, seguimos rumbo a las costas de Verelen y sin noticia alguna sobre alguno de sus destrozos. ¿Cree que están descansando? ¿O tal vez hay algún lugar donde se reúnen?
Sabía que el capitán era un hombre que sabia mucho pues, al igual que yo, llevaba muchos años en este mundo, y pues más sabe el diablo, por viejo, que por diablo, y en el caso del capitán era igual.
-Con su permiso, ¿Qué nos espera en Verelen?
Me quedé ahí de pie, apoyando mis manos sobre los dos lanzagranadas que colgaban en los laterales de mis muslos.
- Eres buena para algunas cosas Kyara, pero para las noticias… - dijo cortante el capitán -
Su camarote era descuidado, con muebles muy gastados, húmedos y hasta podridos en algunos casos, pero Davy Jones era así y pobre de aquel que le haga algún tipo de observación al respecto.
- Alharan ha resucitado también, hace poco ataco a un hijo maldito y se llevó a la tumba a un gato que se creía la gran cosa, vaya imbécil, desafiar a Caronte de esa manera* - hace una pausa, con su mano cubierta con la cual estaba firmando documentos - bueno chiquilla, es hora de ponerte al día, siéntate - dijo colocando su pluma en el tintero, mientras te sentabas, entrelaza las manos y levanta la cabeza, aun no se podía ver más allá de la oscuridad tenue que formaba su capucha de aura purpura - este mundo ha llegado a su ciclo caótico mi buena vohnia, cada mundo tiene su ciclo, cada uno puede llegar de muchas maneras, demonios, fuego del cielo, criaturas del mar, dragones y miles de otras maneras…Eris tiene permiso de reinar en un mundo distinto por un tiempo variado cada 1.111 años, hay varios mundos con vida muchacha, eso ya lo debes de saber, esta Karjian, Averno, Caos, Inframundo y otros más…del mundo del Caos es donde viene tu raza, y dicen que hay un planeta muy parecido a este, donde los humanos reinan, el asco que me da la simple idea es insoportable…pero eso es punto y aparte… - te señala su vinero, era su forma de pedir vino, que debías servir con sumo cuidado, mientras extiende su brazo agarrando una copa cercana y con rastros del líquido alcohólico evaporado - …este mundo ha llegado a su ciclo mi muchacha y curiosamente, Eris se ha tomado muy en serio el caos en este planeta, puesto que tenemos la amenaza conocida: Los dragones - levanta un dedo de su mano izquierda, mientras que con la mano derecha sostenía la copa vacía, esperando aun que le sirvieras - tenemos la amenaza desconocida: Taú y sus siete mierdas - levanta otro dedo - …la amenaza dormida: el Rey Atormentado, cuyas filas extrañamente han comenzado a movilizarse y pues por ultimo… - sus cuatro dedos estaban en el aire - la amenaza en potencia: los Tres Demonios Maritimos, quienes serían el capitán Orr o el padre de los Dragones, el Capitán Alharan o el rey de los Lupinos y yo, Capitán Davy Jones o la Parca de los Mares -
Calla, no podías ver sus ojos, pero notas que te observa.
- Si es abrumador mi buena vohnia, hasta yo me siento pequeño ante tantas amenazas, así que adelante, cuáles son tus preguntas antes de seguir -
* Un pequeño guiño ;)
El capitán tajante observó que respecto a lo que información se refería no estaba al día y tras unas palabras de introducción a lo que me esperaba me hizo tomar asiento en una envejecida silla al igual que el resto del mobiliario que en su camarote de encontraba, pero le daba un ambiente acorde a el.
Una larga charla sobre los distintos mundos hizo despertar mi curiosidad, algunas cosas ya las sabía, pues yo era de otro mundo pero todo aquello parecía que iba a ir más.
Cuando este señaló su vinero, tardé un poco en reaccionar sumida en que era a lo que quería llegar el capitán, pero lo cogí y mientras este sostenía su copa le serví abundantemente aun sin que llegase al borde para no derramarlo.
Luego, continuó esta vez hablando de lo que realmente quería hacerme ver, los grandes peligros a los que KArjian estaba aferrado, los más grandes poderes y como era de esperar, el mismo era uno de ellos.
Notaba a cada segundo como me miraba con sus ojos, pero el no poder verlos me hacía estremecer.
Finalmente terminó y algunas dudas que asaltaron mi mente tenían la oportunidad de ser resueltas, a pesar de que no me había contestado a cerca de cual era el objetivo en el destino que tenía el barco.
-Vaya... la verdad es que todo es mucho más complicado de lo que parece y nadie parece ser consciente de ello, solo unos pocos puedes saber tanto a cerca de este mundo, pues algunas de esas cosas deben guardar una gran historia tras de si.-Tras pensarlo un poco continué-Tal vez, como bien has dicho, hasta nosotros somos muy pequeños para todo esto, deberíamos dejar a un lado nuestro solitario rumbo y conseguir unir fuerzas con alguna de esas potencias, pues lo que esta claro es que si no una u otra, vendrá a por nosotros para quitarnos del medio y poder aumentar así su influencia en el mundo, y para cuando eso pase deberemos estar preparados.
Esperé un poco su reacción y continué.
-Tal vez, el rey atormentado...¿Qué opina? Si aun no ha salido su fuera, podríamos aprovechar eso a nuestro favor, con nuestra actual, sobreponernos a el o tal vez derrotarlo cuando aun no esta en su explendor. Claramente ese Tau queda descartado...-Dijo esto en base a como había hecho referencia a sus "Siete mierdas"- ese debe ser un objetivo para cuando tengamos la seguridad de poder enfrentarlo. Y respecto a Alharan...no se que decir.
Tenía un poco de miedo por si había hablado de más pero intentaba mostrarse a la altura de las circunstancias, intentando hacerle ver al capitán que era tan confiable e inteligente como de costumbre, alguien imprescindible a su lado.
Calla y silenciosamente levanta la mano para que te retires, tenía fija la mirada en el eterno horizonte que había tras el cristal empañado y sucio de la ventana.
Al salir Sherzú te mira y solo te dice:
- El capitán me ordeno que te baje en el próximo muelle, que tu sabrás que hacer una vez ahí - te señala la puerta que daba acceso a la bodega - es mejor que lleves algo de oro y provisiones para tu camino Kyara, no queremos ver ese rico culo enflaquecido - sonríe acentuando sus colmillos sobresalientes de su hocico grisáceo -
***
Tras unas tres horas de viaje, el clima gélido, los vientos glaciales y los trozos de hielo en el agua te delataron tu destino, Akerohype, el maldito continente helado, notas que no te habías avituallado con ropajes pesados, cuando te disponías a correr a la bodega, el orco piloto te lanza una gran carga con este tipo de ropajes.
- Cuídate Kyara, ten cuidado con la misión que te haya encomendado el capitán - tras él, varios tripulantes se despedían de ti con señales militares en algunos casos o con ademanes simples -
Bajas y el frío recorre rápidamente tu cuerpo, el muelle no era nada más que una serie de bloques de hielo sólidos. Te volteas para ver una vez más al Holandés, pero este desapareció de tu vista, ya lo decía el viejo dicho:
“Solo un tripulante del Holandés Errante, puede ver al Holandés Errante”
Y tú, ya no eras parte de esa tripulación.
Fijas la mirada en el continente, no había nada, el viento silbaba y el desierto blancuzco se extendía hasta una serie de montañas de hielo, no sabías que hacer ni a donde ir, el capitán solo te había asignado la tarea de comandar una fuerza militar secreta, pero ni siquiera te había dicho dónde estaba ni que debías decir al verlos.
La desesperación aumenta tu ritmo cardiaco, respiras con más rapidez, el aire helado lastimaban tus pulmones, el cielo se tornó gris y copos de nieve comenzaron a caer, titiritabas de frío a pesar de los ropajes pesados que llevabas encima, tratabas de acomodarlo para que así no ingrese casi el viento que castigaba tu cuerpo, pero aun así, habían huecos donde se filtraba ese dañino aire, caes al suelo y se te nubla la vista, sientes que pierdes la conciencia y de pronto notas una serie de piernas que iban acercándose a ti, las cuales te arrastran hacia un destino desconocido.
Despiertas, estabas en una cueva, había fuego, comida y varias pieles encima de ti, protegiéndote del frío mortal que habías experimentado no hace mucho.
Te levantas y notas tres figuras con la misma indumentaria no muy lejos de ti, siendo uno de ellos los que habla:
- Así que es usted la general que Davy Jones nos prometió - sacan sus espadas y las colocan en sus brazos de modo de ofrenda - somos los comandantes de su tropa mi general y estamos listos para acatar las órdenes que usted nos dicte -
Más allá de la cueva, se oía un gran bullicio, sales y notas una enorme cantidad de seres resguardados por trincheras, ocupados en la forja de armas, practicando la lucha, comiendo y bebiendo, eran de razas varias, humanos, elfos, orcos, syroluthas y ogros, el estandarte de dos Cráneos sobre un tapiz de color escarlata adornaban tabardos y varios recovecos del asentamiento.
No obtuve respuesta alguna respecto mi propuesta y eso me hizo sentir un tanto confundida, pero era el capitán y sus cosas, obtendría respuesta de una forma u otra. Con un gesto de la mano me mandó abandonar la estancia y así fue colo lo hice, sin decir nada más.
Al salir, me encontré con el orco navegante, quien me dijo mi destino, desembarcar en el próximo puerto. "Bien ¿Y cuál será ese puerto?" Pero no dije nada, ya lo averiguaría cuando llegasemos.
Y así fue, bajé a la bodega donde cogí oro y provisiones cuanto pude y lo dejé todo preparado para cuando llegasemos, no creo que ellos se quedasen mucho en puerto así que era mejor prepararlo con tiempo. Casi sin darme cuenta pasaron unas tres horas y me llamaron para salir y desembarcar. Al llegar a cubierta no pude creerme lo que veía, Akerohype, "Genial frío..."Entonces me di cuenta que no había pensado en ropajes para ellos pero cuando iba a ir corriendo por ellos, el orco me lanzó una carga de estos.
-Muchas gracias, te debería una, pero queda pagada esa deuda por no avisarme de que me bajaría aquí.-Y terminé guiñándole un ojo juguetonamente.
Bajé a "tierra" firme si es que se le podía llamar así pues todo eran grandes bloques de hielo.
Todos empezaron a despedirse de mi, me giré hacia ellos y les grité.
-¡No os preocupéis!¡Se cuidarme sola o hacer que otros lo hagan por mi! ¡Y espero una gran fiesta cuando vuelva!
Y con una sonrisa me di la vuelta para avanzar y cuando quise darme cuenta al voltear la cabeza, el Holandés ya no estaba allí, pero eso ya me lo esperaba.
Entonces, rodeada de hielo y nieve, avancé desesperandome cada vez más. Confiaba en el capitán, pero esto se me estaba yendo de las manos, no sabía hacia donde ir, mis huesos empezaban a congelarse, el frío aire me calaba aun más colándose por los huecos de entre mi abrigo. No lo soportaba más y en un momento dado caí al suelo totalmente congelada. Pero antes de que mis ojos se cerrasen pude ver como alguien se acercaba a mi y me recogía.
Al despertar, el reflejo del fuego en lo que parecían las paredes de una cueva y unas pieles sobre mi me hicieron sentirme en el mismísimo paraíso.
Miré a mi alrededor y también había comida, me levanté con la intención de comer algo y vi tres figuras con la misma indumentaria. Uno de ellos empezó a hablar y con sus palabras y gestos comprendí la situación.
-Si, esa soy yo. Kyara, y nadie es merecedor de saber mi apellido.-Me acerqué a este y le cogí el mentón con mis dedos indice y pulgar, manteniendo su cara mirándome fijamente.--Bien, hay unas cuantas cosas que tenemos que aclarar antes que nada. El capitán es un hombre muy encerrado en si mismo y no me dio mucha información respecto a vosotros, así que quiero una descripción detallada de quienes sois-poco a poco fui dando pasos hacia la salida de la cueva donde escuchaba un barullo y mi sorpresa fue ver un gran asentamiento militar de todo tipo de seres metidos en sus cosas.-En efecto...no me dio mucha información-Noté el frío y me di la vuelta entrando de nuevo en la cueva sentándome para comer a placer de lo que allí había.-Bien, empieza, quienes sois...cuantos, que hacéis aquí, vuestra historia, necesito todos los datos posibles para nuestra misión, cualquier cosa que se pase por alto podemos pagarla a un gran precio. Y otra cosa más importante...la ubicación del Rey Atormentado, es por aquí ¿no?
No estaba segura de que esa fuese mi misión, pero si algo tenía que ver con lo que le había sugerido, esa era la opción más lógica.