Partida Rol por web

Todo el mundo parecía estar excesivamente nervioso por el aparente silencio, ¿aunque qué pensaban? seguramente donde hubiera caídos no hubiera nada vivo en varias millas a la redonda, ni animales, ni pájaros ni nada medianamente inteligente.

¿La paz que precede a la tormenta? dije en unas palabras poco audibles, contraviniendo mis propios pensamientos. 

Aunque fueran una fuente de información, no pensaba que ahora mismo fuera el momento de intercambiar palabras con esas fatas. O venían en nuestra dirección, o si iban en la dirección de la aldea, quizás pudiéramos hasta perder un poco de tiempo con ese intercambio de palabras, aunque por sus gestos parecía que querían largarse cuanto antes de allí.

Estaría bien saber a dónde van  y de dónde vienen digo en común, consciente de que Pel parecía ir poco a poco y que las fatas no tenían demasiadas ganas de hablar.

Tarde del 17° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura   [Turno 9]

Las palabras de Pel fueron un consuelo para Hmjijirt, o como fuese que se llamase realmente aquel ser; del cual, aún no sabían nada, y del que quizá nada llegarían a saber. Aquel ser, que los héroes identificaban como una fata autentica, clamó a Pel por espacio para poder descender, pues no iba a arriesgarse solo con las palabras que Pel le había proporcionado.

El grupo tuvo que retroceder cerca de diez metros para que aquella fata se sintiera confiada. Pero apenas bajar, amagó con intentar correr en un primer impulso de supervivencia. Al no ver reacción inmediata por intentar capturarla, se relajó un poco más – Hmjijirt marcharse ahora. Ayuda ser antes buena, no ser ahora necesitar – dijo en alto elfico al tiempo que, llevándose sus manos a la parte posterior de su cuello, se desprendía de un collar el cual depositaba en el suelo sin explicar el porqué. – No seguir, Hmjijirt y familia no querer problemas. Extranjeros problemas. Izrador en todos lugares. Hmjijirt marcharse ya. Por favor, no seguir – Hmjijirt se echó a correr entonces en dirección a su compañero que le esperaba a lo lejos dejando atrás su collar en el suelo, esperando que los héroes no le persiguiesen y tomaran su ofrenda como pago por su ayuda. Su compañero a lo lejos, sin saber que sucedía, parecía ponerse tenso de nuevo, dando algunos pasos hacia atrás como preparándose para emprender también él la carrera de nuevo.

Al parecer, todo había terminado, Keg ya se había encargado de darle un final a aquel enano cercenando su cabeza. Este, ya no viviría atormentado matando a los suyos y a otros seres vivos bajo la maldición de la sombra. Aunque ciertamente su alma seguiría atrapada por el velo que lo cubría todo. No habría descanso para él.

- Supongo que eso es todo lo que podemos hacer - afirma Wendell - No se exactamente que dijo, pero ya  perdimos demasiado tiempo, deberíamos seguir - asegura antes de mirar al líder de la expedición - Aunque la decisión, obviamente, no me corresponde a mi - agrega tras una pausa.

- Dijo algo de ese collar que dejó allí? - le pregunta a Pel que es quien, aparentemente es capaz de entender la jerigonza que hablaba la fata - Quizás que era una recompensa, o una protección, o simplemente una ofrenda al alma del caído - Se encogió de hombros - No lo se. Podemos, o debemos, tomarlo? - pregunta sin mirar a nadie en particular - No quisiera pensar que es justamente eso es lo que estaba perseguiendo el caído -

Cuando Barich regresó se topó al grupo observando a unos seres que el montaraz no conocía, perseguidos por un enano caído. El montaraz, después de dar su breve informe, se puso en guardia de manera instintiva. Muchos de los allí presentes se preguntaban por la naturaleza de aquellos extraños seres hasta que por fin Pel puso fin al misterio. Aunque, por mucho que su compañero hubiese revelado su raza, Barich no tenía idea de lo que estaba hablando. Lo que sí comprendió, es que esos seres eran enemigos de La Sombra.

La intención de salvar a aquellas criaturas fue unánime y Gror se lanzó a la carga sin dudar un segundo. Barich sacó su arco pero Dainn enseguida lo detuvo para pedirle que lo guiase hasta la aldea para echar un mejor vistazo. El enemigo solo era un caído y ellos eran muchos por lo que asintió sin dudar a la petición del enano. Cuando Barich se movía por terreno hostil, tenía la costumbre de hablar lo mínimo imprescindible para evitar cualquier descuido si se topaban con alguna patrulla. Por lo que tan solo le señaló el camino que había tomado para acercarse hasta la aldea. 

Del mismo modo que se había acercado la vez anterior, Barich recorrió el primer trecho del camino apurando el paso. Con señales sencillas, iba indicando a Dainn en los momentos en los que debían dejar el camino para llegar hasta el lugar desde el que había podido otear la pequeña población atacada. 

A medida que se acercaban, iban reduciendo el paso y poniendo mucho cuidado con el entorno. En el tiempo en el que había ido y venido el ataque ya podía haber terminado y la situación podía ser muy diferente de la que vio en un primer momento. Quizás ya todo hubiese terminado y los atacantes estuviesen saqueando la aldea y reuniendo a los prisioneros. De cualquier modo, Barich llevó a Dainn hasta donde pudieron observar a una distancia segura. -Podemos intentar acercarnos más si lo crees necesario.- Le dijo en apenas un susurro al enano si creía que debían estudiar mejor lo que ocurría en la aldea. 

El caído es derrotado rápidamente y eso libera a las fatas para poder calmarse mas nuestra propia presencia es un factor de miedo y desconfianza. ¿Como culparlos? Ha vivido siglos de asesinato y persecusión por parte de los agentes de Izrador. No han conocido la paz desde que la Sombra se ha posado en el trono del mundo y toda criatura viviente es un potencial, sino un certero, peligro para todos ellos.

"Creer que confiarían en nosotros solo por matar a un caído es ser muy iluso."

Guardo mis armas y sin entender nada de lo que ha dicho, me queda claro al ver como deja el collar y se marcha corriendo, que no habrá más por esta vez.

 - "Adiós, fatas. Id en paz."

Digo en el idioma enano antiguo, sin saber realmente si me entenderá. Me vuelvo y miro a Pel, quien ha sido el que ha hablado con la fata. Probablemente le dijo algo de ese collar que menciona Wendell, pero no es algo que me importe demasiado. Asiento sí a las palabras del ereño pues es hora de movernos y no retrasarnos más. Ya hemos ayudado a las fatas, el resto de su destino está en sus manos.

Aunque me hubiera gustado hablar un poco con las fatas, dejando de lado la barrera idiomática, es mucho pedir que confien en un grupo de desconocidos tan facilmente

-que Aryth os guarde- digo en voz baja en enano antiguo viendo como se alejan antes de girarme hacia Gror

-no deberiamos demorarnos aquí. Parece que el caido estaba solo. Pero no podemos confiarnos.-

Al hablarle miro con interes al guerrero, curiosa por como habrá reaccionado al encuentro con una fata auténtica. Tiene que haber algo mas en el que un barbaro violento y cabezota

La ereña chasqueó la lengua al ver como los fatas se alejaban de allí a toda prisa. Le habría gustado conocer las historias que podrían contar, aún cuando no pudiera entender lo que estas decían. De nuevo se recordó que esa no era la misión por la cuál habían sido enviados. -Bien, pues ya hemos hecho nuestra buena obra de hoy.- Dijo enfundando de nuevo la espada, y esperando las órdenes de su líder para continuar.

-Oye, Pel, ¿te sabes más historias de fatas? Qué criaturas tan feas, hay que admitir.- Se encogió lo hombros.

Al no haber más ataques Adam se tranquilizó. Si hubieran querido atacarles ya lo habrían hecho, a menos que quisieran perseguir a aquellas criaturas. Pero eso ya no era problema del grupo, ellos tenían una misión que cumplir.

No le extrañó que las fatas se marcharan, ni que no confiasen en ellos. La supervivencia en esos tiempos residía en ser desconfiado de todo y de todos. Así que volvió a donde había dejado sus cosas y esperó a que se reunieran para ver qué decidía Gror a hacer a continuación.

Pel hace gestos al resto para dejar espacio a la fata para que bajara del árbol y se pudiera reunir con su amigo/familia. Una vez bajó y se despidió de ellos con unas palabras que indicaban que eran más y que se iban a reunir con ellos, Pel asintió, respondiendo en élfico.

- Buen viaje amigo Hmjijirt. Que la sombra no te alcance y salud a ti y tu familia. -

A pesar de que no había pedido nada a los curiosos seres fata, estos se habían desprendido de sus collares, en una aparente ofrenda hacia la ayuda que habían recibido. Pel tradujo las palabras de los fata mientras se acercaba a los collares que yacían en el suelo. Los observó desde un punto de vista artesanal, tras lo cual los guardó en uno de sus bolsos.

- Creo que querían ofrecernos eso como pago por nuestra ayuda, y los han dejado aquí. Luego echaré un vistazo a los collares, por si acaso. -

Aún tratándose de un gesto amable, la Sombra tenía el brazo largo, y cuando estuvieran en un lugar más a cubierto, Pel comprobaría si pesaba alguna magia perniciosa sobre los objetos.

Asiento a las palabras de Pel, mucho más acostumbrado a gestos de comerciantes, así como otro tipo de comunicación no verbal. Sería mejor guardarlo espero que tú seas capaz de saber lo que es. No duda de su valía habiendo visto los colgantes que había fabricado Pel, estaba convencido de que esas fatas antiguas serían capaces de hacer mucho más, e imbuir mucho más poder en esos talismanes.

Una vez que todo había pasado, volví mi atención a la aldea que estaba siendo atacada por orcos. No tenía claro qué sería mejor, si interceder, o no. Recordaba nuestra experiencia, hace ya tiempo, cuando nos conocimos y no sabíamos nada unos de otros, en la que sin querer, casi expusimos a la destrucción al poblado de Koln, si bien finalmente logramos ayudarlos, no sabría decir durante cuanto tiempo.

Sea como fuere, esa decisión no me correspondía a mí tomarla, por lo que esperé a ver qué decían, sobre todo Michani y Dainn, que parecían los asesores del tuercebotas de Gror.

Noche del 17° de Obares (El arco del Otoño) del año 101 de la edad oscura   [Turno 10]

El crepúsculo estaba por llegar, aquel oscuro y largo tiempo en que la sombra generaba confusión sobre todo Eredane. No era aconsejable seguir marchando llegado ese momento pues fácilmente podrían perder el rumbo o separarse entre sí. Había innumerables historias sobre los viajeros y el crepúsculo, sobre todo las que relacionaban a los espíritus atrapados, los cuales se manifestaban con mayor intensidad en aquellos momentos. Se decía que era por que los espíritus se confundían y enloquecían al igual que los vivos en aquellas horas, pero nada se sabía con seguridad. Era la era de la sombra y todo conocimiento se había perdido salvo quizá el más elemental de todos, el cómo sobrevivir.

Tras marchar dos horas más, y con la proximidad del crepúsculo, el grupo apuró su campamento en el valle cercano a las faldas de las Kaladrun. Habían perdido tiempo de marcha por el incidente con la fata e igualmente habían perdido tiempo en la exploración de la aldea atacada por los orcos, la cual había quedado atrás ya a cerca de dos horas de camino. Bajo concejo de Dunkan, esa noche no habría hoguera, los orcos estaban muy cerca y podrían tener exploradores en las inmediaciones. Era mejor no llamar en absoluto su atención.

Necesitarían aún dos jornadas más de viaje para llegar a las cataratas. De momento, aunque había habido incidentes, todo marchaba conforme a los planes y llevaban un buen ritmo. Gror ya no había estado tan testarudo como al inicio de aquella jornada, aunque aquello quizá se debiera solo a que las decisiones importantes ya estaban tomadas. De momento, el jefe de la expedición limpiaba sus armas y armadura algo apartado del resto junto a Fuhrin, uno de los gemelos guardianes, quienes habían sido criados a su lado desde la niñez.

Las guardias ya estaban pactadas, y de momento no habría cambios, y por ello, cada uno de los héroes ya tenía muy claro que hacer a aquellas horas, una vez el crepúsculo quedó atrás. Ya entrada la noche, Dunkan sirvió de nuevo la cena, esta vez era una pasta de cereales que había amasado usando algo del agua que llevaban con ellos. El grupo reunido de nuevo en un círculo tomando como asientos unas rocas naturales dispersas en la zona, se presto a tomar la cena untando la pasta de cereales sazonada con especias sobre algunos de los pocos frutos secos que llevaban consigo. Dunkan entonces inició otra de sus historias.

Wendell se mantuvo en su posición, a uno de lo lados del grupo, mientras seguían avanzando - Quizás solo necesitaba alejarse un poco de su hogar - murmuró en algún momento, más para si mismo que para el resto, aunque estaba claro que se refería a Gror - A veces la presión es demasiada para cualquiera, sea de la raza que sea -

Cuando llegaron a lo que sería el nuevo lugar de descanso, aprovechó para descansar reclinado bajo la sombra de uno de los árboles mientras quienes tenían armas y armaduras procedían a mantenerlas en buen estado, agradeciendo que sus armas preferidas, sus puños, no necesitaran ningún cuidado en particular.

Sin embargo, tras unos minutos para recuperarse del cansancio de la caminata se alejó apenas unos pasos y comenzó una extraña danza, moviendo su cuerpo lentamente mientras extendía sus miembros en una y otra dirección, buscando mantener sus músculos tonificados para cuando hiciera falta utilizarlos "Quizás, después de todo, si requieren un cuidado especial" no puedo menos que sonreir al darse cuenta que, de alguna manera, estaba haciendo lo mismo que su compañeros, manteniendo sus armas en el mejor estado posible.

La marcha continúa a medida que la luz del sol comienza a extinguirse y el crepúsculo cae sobre el mundo. Dunkan decide que debemos descansar pues la noche claramente es el momento en que mayor es la amenaza sobre nosotros y nuestra misión. Esta noche no habrá fuego ni calor para nosotros pues el peligro de ser descubiertos por los orcos es demasiado latente durante las horas de oscuridad.

"Es claramente el momento de la Sombra."

Dunkan comienza una de sus historias mientras cenamos la mezcla de cereales que preparó para comer en frío, un muy buen truco para quien está acostumbrado a sobrevivir en medio del peligro que supone la superficie y las tierras controladas por el enemigo. Pues, aunque la esperanza de que todavía hay lugares sin la mancha de Izrador que me brindó la visión de dos fatas vivas, no debemos desconocer que sus garras se extienden por casi todos lados y solo una mala decisión puede bastar para que todos nos veamos asesinados.

Consumo los alimentos y me mantengo en silencio mientras el montaraz habla pues es todo lo que necesitamos hacer antes de conciliar el sueño y descansar.

Mientras se disponían a preparar un nada acogedor campamento entre la oscuridad cada vez mayor, Pel aprovechó los últimos resquicios de luz para echar un vistazo a los collares. No sabía qué tipo de regalo les habían dejado las fatas e incluso él hubiera insistido en que no era necesario, más quizás la naturaleza de esas criaturas era de ese modo y rechazarlo hubiera sido una ofensa.

- Bueno amigos, ya queda menos para nuestro destino. -

Una vez terminó de examinar los collares, volvió al último trabajo que estaba realizando, un colgante de piedra con el símbolo del clan Durgis en el. Esperaba poder ofrecerle el Amuleto a Gror, y así ayudar a templar su ánimo.

La larga y dura jornada había llegado a su final, y con ella el merecido descanso. 

Finalmente seguimos nuestro camino dejando de lado la aldea, cosa que por un lado agradecí. No podíamos estar ayudando a todo el mundo ¿o tal vez sí?

Tras cenar alguno de los alimentos que llevábamos, busqué un hueco cerca de Pel y Michani, con los que aproveché para charlas y seguir ayudando en el tema de los idiomas. Pel tenía un habilidad especial para aprender idiomas, lo había demostrado con el élfico antiguo, cosa que me sorprendió, y así se lo hice ver, interesado en saber dónde había logrado aprender tan extraño idioma.

Michani era otra cosa, pues necesitaba más esfuerzo en aprender las palabras y expresiones. Siempre se ha dicho que el primer idioma que se aprende es más dificil y que cuando dominas uno, los siguientes son más sencillos.

Lo cierto es que la charla con aquellos dos era lo más interesante, pues teníamos ideas afines, aunque no descuidé a mis viejos amigos y compañeros, Wendell, Ulfrin y el callado Durghall.

Durante la noche, no pude dormir todo lo bien que podía, algo inquieto por lo vivido durante el día. Pensaba en las fatas antiguas, en la aldea, el fuego, los orcos. Si, fue una noche un tanto inquietante.

Finalmente no ayudaron a la aldea, aunque aquello tampoco le sorprendió a Adam. No se podía ayudar a todo el mundo, él lo sabía muy bien. Si le molestó o preocupó no lo dijo, simplemente siguió a los demás.

Cuando tocó parar para preparar el campamento ayudó en lo que le tocaba antes de comer. Después de la cena se fijó en Wendell. Era un luchado parecido a Adam, usaba sus puños en lugar de armas, aunque con un estilo muy diferente al suyo. El de Wendell era una especie de danza, algo casi místico, golpes precisos a lugares concretos del cuerpo. Adam en cambio era mucho más salvaje. Simplemente pegaba todo lo duro y rápido que podía, fuerza bruta no precisión. Puñetazos, patadas, codazos, rodillazos, todo lo que pudiera doler.

No dijo nada, por supuesto, y esperó a que le tocara su turno de guardia con Dainn. Ahí sí que aprovechó para seguir aprendiendo el idioma del enano, por lo que no tenía más remedio que hablar. Preguntaba por la fortaleza de la que habían partido, su historia y cosas por el estilo.

La noche cae, y aunque con ella llega el peligro también llega un necesario descanso. Cuando montamos nuestro campamento agradezco en silencio a lo sespiritus su ayuda

Miro como Pel examina el collar de las fatas, también bastante curiosa de su naturaleza. Cuando acaba apenas queda luz natural, y mi visión en la oscuridad natural me ayuda bastante cuando le pido el collar

-¿Dejas me verlo?. Se un mmm poco de arcano-

Realmente se poco, pero al menos admiro la obra de las fatas un momento antes de devolversela a Pel

Tras cenar me voy a hablar con Gror