Partida Rol por web

La Compañía Negra 3: Tierra de Sombras.

El Lago Verde.

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01/12/2019, 14:15
Infantería: Soldado Novato Cielo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Cielo recoge su indumentaria mojada y la lleva en su mano izquierda, - sabía que no era muy propio de la formación pero el Cabo Barril le había dado el tiempo y la oportunidad de llevarlas en la formación aunque fuese en la otra mano. En la mano que sujetaba la manta pero ésta aprisionada por la mochila se quedaba sujeta a la espalda y se le semi-cerraba, aunque ahora estaba más pendiente de llevar sus objetos mojados en la mano izquierda y en la derecha su lanza.

A preocupado parecía que se le había ido la olla, - otro más que había sufrido mentalmente ante el dios del dolor, -¿cuantos más estarían sufriendo después de ese viaje al abismo?, ¿cuántos rostros callados llevaban las cicatrices interiores de la travesía y ahora del abismo? Cielo escrutó a su alrededor para ver el rostro de sus compañeros... pero no quiso ser impertinente en su forma de mirar, y otra vez miró hacia el objetivo, hacia la iglesia.

La actitud de Rastrojo hacia el cuervo era algo que no había visto antes, y de refilón se quedó viendo como el discípulo de Chamán quería llegar a querer establecer algún vínculo con aquel pajarraco. No sabía porqué pero le hacía algo de gracia, o era nerviosismo por lo pasado y tuvo que contener una sonora carcajada mirando hacia el suelo, pues cuando lo hacía era para contener sus impulsos, sus sentimientos, para concentrarse y pensar en algo que lo tranquilizara, que lo serenara.

Las órdenes del Cabo Barril le ayudaron a despejar su mente, al tener que procesar las órdenes dadas, no era una orden simple, eran varias, parecía que el Cabo tenía plena confianza en la infantería para que pudieran hacerlo, a pesar de la complejidad que conllevaba. Cielo repetía las órdenes en su interior para poder actuar con eficacia, ya que no quería empezar con mal pie en su primera intervención en la nueva tierra.

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01/12/2019, 14:17
Infantería: Soldado Novato Romo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

La confusión reinaba en la cabeza del joven infante. Los últimos momentos ocurridos a toda la Compañía habían sido... no, no existía ninguna palabra para poder definir todo lo acontecido hasta aparecer en aquel lugar tan extraño. 

La realidad despierta al infante con toda su crueldad. Tras salir del agua como pueda y recoger sus pertenencias, mira a su alrededor para comprender que buena parte de sus compañeros se encuentran en la misma situación que él. Al menos seguían vivos, aunque uno no podía saber si por mucho tiempo. Claro que eso era el pan de cada día en la Compañía. 

Aún sin poder hacer nada más que mirar a su alrededor, oye la voz inconfundible del Cabo Barril exigiendo la formación de la Infantería. Aún confuso y algo mareado, Romo se dirige donde se van colocando uno a uno sus compañeros de armas, esperando órdenes. 

Por lo pronto tenían que ir a la Iglesia y mientras unos exploraban, el resto recogería algo de leña mientras los demás protegían la zona de lo que pudiera venir. Romo coge bien su escudo y lanza, y mira a su alrededor, atento a lo que pueda venir, 

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01/12/2019, 14:54
Hostigadores: Soldado Nuevo Guepardo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Y en vez de ser consumidos por el abrasador fuego... los hostigadores, campamenteros e infantes reunidos para afrontar su destino sintieron la fría sensación de unas aguas que les proporcionaban un momentáneo alivio a la vez que se preguntaban a donde habían ido a parar. La hordas de seres, antiguos compañeros corrompidos, habían desaparecido junto a la explosión devastadora pero ahora se encontraban en un frío lago oscuro, de aguas negras y estancadas. Mejor allí que no en el infierno desatado, claro. O quizás no.

El Hostigador, entonces, lo sintió y agachó la cabeza para mirar sus pies. El agua les llegaba hasta la cintura, pero estaba cubierta de una absoluta negrura. Y tuvo de nuevo esa sensación. Esa visión. Esa capacidad para ver las sombras en el alma de los pertenecientes a la compañía. Guepardo llevaba tiempo viendo la oscuridad y las sombras que se habían ido cerniendo sobre la Compañía. Oscuridades crepitantes que envolvían a los miembros del grupo. Y en esta ocasión se alzó la mayor sombra que jamás hubiera visto. La sombra de las sombras. Durante un instante sobrecogió su corazón, aturdiéndolo, pero el escozor del dolor en su mejilla, fruto de la herida que le hiciera el corrupto Korvald, lo espabiló. Además el jaguar estaba más que acostumbrado a ver aquellas formas corruptas y deleznables. Con rabia, desafiante, se encaró al Enemigo Oscuro, a Zon-Khuton. Nada de lo que pudiera ofrecerle o tentarle haría mella en él. No después de saber y conocer cómo era.

Ante la oferta que les hiciera el jaguar enseñó sus dientes y aferró con fuerza su lanza, gritando un NO que no se oyó de ninguna manera. Exclamó a sus compañeros que no le escucharan, que no se dejaran seducir, más fue incapaz de oírse a sí mismo. Cada uno de los presentes debía afrontar aquella prueba por sí mismo. Y repentinamente el lago perdió fondo y lo tragó. Sumergido bajo las frías y negras aguas sintió que no se hundía... si no que caía.

Un nuevo chapoteo sonoro le indicó que volvía a caer en una masa de agua. En este caso verdosa. Se incorporó y se sacudió la humedad. Sí, aquello sí que era agua. Miró a sus lados y observó a más gente junto a él. Compañeros que habían sido arrojados de nuevo al nuevo lago. No percibió la presencia del Corruptor ni de sombras entre los presentes. Por el momento. Con rapidez volvió a mirar a los lados buscando a dos figuras, con apuro. Cuando divisó ambas respiró más tranquilo. Entonces llegaron las órdenes e indicaciones del Capitán y el resto de oficiales. Había que salir de allí y echar un vistazo a una ruina en la orilla de aquel lago.

Cada cual tenía sus indicaciones: avanzar en formaciones, auxiliar a las casi ahogadas, mover carros, explorar, forrajear, recolectar madera y hasta hablar con pajarracos. Por su parte, el jaguar, avanzaría en formación con otros hostigadores, dirigidos por Ponzoña, para recoger leña. Las aguas estaban realmente heladas para los k'halata... aunque preferible al cataclismo de fuego dejado atrás. Unas buenas hogueras no estarían de más.

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01/12/2019, 14:57
[RIP] Instrucción: Soldado Novato Desastre.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


La caída al agua no sirvió para aclarar las ideas de Desastre, quien tras toda aquella batalla épica y especie de desafío a los mismos dioses se sentía dolorido, confuso y aturdido. Incluso su memoria le jugaba malas pasadas y mezclaba algunas hazañas conseguidas con un vacío absoluto y terrorífico. Sus movimientos para salir del lago eran torpes.

A su alrededor decenas de caras que carecían de nombre e historia en los primeros momentos. Se sentía pesado y confuso pero poco a poco sus recuerdos comenzaron a conectarse, a indicarle quién era quien. No entendía bien dónde se encontraba ni cuál era su propósito, pero sí entendía que había que hacer algo.

Su cuerpo, con mejor memoria, respondía casi por instinto. Lo primero que hizo al escuchar la voz del Cabo Barril fue colocarse junto a aquellos que recordaba como compañeros de escuadra, en concreto a la vera de su amigo Preocupado. No fue hasta que no vio avanzar a Derviche que nuevos recuerdos le golpearon como si fuesen sendos puños de realidad. Aquella ya no era su escuadra ni tenía la amistad que solía con Preocupado. Ahora Piojillo era a quien debía servir. Escupió algún tipo de maldición por su error tan bajo que dudaba que nadie hubiese podido escucharlo antes de encaminarse a por la misión de recoger leña. No le preocupaba demasiado cerca de quién estar, sólo necesitaba mantenerse activo.

¡Piojillo!

Fue cuanto dijo al asociar el nombre del responsable de la escuadra al ser rastrero que lo acompañaba. Debería bastar para saber que entendía y obedecía. Era el momento de recoger leña. Se aseguró de ir con su escudo y lanza. Por si acaso, no se fiaba.

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01/12/2019, 15:03
[RIP] Compañía: Infantería: Matador.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Matador sintió como que caía sobre estacas de hielo que le atravesaban, pero en vez de su sangre manaba un liquido azul que se convertía a su vez en cristales de hielo. El aire de frio provocaba que le resultase doloroso respirar, como tragar cuchillas. De su boca surgía vapor cada vez más tenue, denotando que el calor corporal menguaba a pasos agigantados.

De repente la sensación cambio, paso a encontrarse inmerso en agua hasta la cintura, el agua tan helada como la visión anterior, si es que había sido una visión. Matador sabe que tiene que alejarse de ese frio que de continuar así le causara una muerte inevitable y entonces siente como unos brazos le sujetan con firmeza.

Se sobresalta al ver que son manos de mujer las que firmemente sujetan su figura evitando que se mueva de las aguas, no recuerda cuando, pero sabe que es el culpable de su muerte. Quizás en uno de sus arrebatos de furia berserker. Se siente turbado por la visión, aterrado y pensando en dejarse llevar por esos brazos.

Desde que hirió a varios de sus compañeros de la Compañía busca penitencia, y aunque posiblemente esas muertes sean de su pasado en la arena y por tanto luchase por su vida, no deja de parecerle un final apropiado.

Sin embargo, justo cuando cree que todo va a terminar para él, recuerda lo orgulloso que se sintió cuando le permitieron volver a combatir con sus compañeros infantes, como ese orgullo le hizo forzar el limite de sus fuerzas para portar la escala entre solo unos pocos mientras que el resto limpiaban de enemigos el camino.

Entonces algo tira de Matador, son unas manos fuertes, podría ser el Cabo Barril, aunque no lo puede asegurar. Girándose observa las mujeres que van hundiéndose en el agua hasta desaparecer sin dejar de mirar a Matador ni un instante.

Tarda unos instantes en ver lo que ahora tiene a su alrededor y son las voces del Capitán primero y de Barril después las que le hacen incorporarse como un resorte.

Sin mediar palabras, Matador coge rápidamente su hacha de la espalda y su machete del cinturón, mientras busca a Derviche con quien va a formar el binomio de exploración hacia lo que parece una iglesia, busca un campamentero cercano y le tiende el machete para que lo use alguien que no disponga de útiles para conseguir leña.

Una vez al lado de Derviche asiente al Cabo Barril dando a entender que está dispuesto.

Esboza una ligera sonrisa al mirar a Derviche. Se siente bien al volver a formar parte de la rutina habitual de una compañía y no estar apartado. Se da cuenta que sonreír en una situación tan caótica puede resultar muy perturbador asi que trata de disimularlo.

-Me alegro de ver que estas bien-

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01/12/2019, 16:56
Hostigadores: Soldado Nueva Dedos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Aún no me había recuperado del mareo provocado por la caída, la ansiedad por creer que me ahogaba hasta que el cabo Ponzoña me ayudó a sacar la cabeza del agua, y de la confusión por el conjunto de todo lo acontecido, cuando ya sentía cierta frustración que sumar a mis emociones.

Había recibido órdenes; bien, eso lo entendía. Normalidad en el caos, pero...

¿En serio? ¿Mi primera misión aquí y tengo que estar acompañada del miserable de Rastrojo y el... el....

Ni siquiera a mi monólogo interior se le ocurría un adjetivo para Serpiente. Pero obedecí. Localicé a Chamán Rojo y le tendí mi portalanzas y la mochila, cogiendo de ésta la ropa de viaje con intención de ponérmela a pesar de estar mojada, pues hacía demasiado frío para estar en taparrabos, colocándome de nuevo la armadura sobre la ropa. También cogí la yesca y el pedernal, las antorchas, el pellejo de agua, la tela impermeable y la cuerda, dejando el resto a su recaudo, y dándole permiso para usarlo si lo necesitara, y me acerqué a los que parecían que serían mis compañeros en aquel seguro agradable paseo.

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01/12/2019, 17:16
Capitán.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

El capitán respondió con un simple asentimiento a la petición de Analista, aún algo aturullado, y sobre todo aterido de frío. Pero aquello no bastaría, así que se forzó a hablar de nuevo.

-Ve, Analista. Busca asiento a los hombres y empieza a organizar todo, si es que está tan desierto como parece a primera vista.

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01/12/2019, 17:22
Hostigadores: Soldado Novato Ballestero, Segundo de Hostigadores.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Era el momento de renacer, y a punto estuvo de morir en el intento. Su cota de malla, unida a la capa, casi hizo que no pudiera salir del agua.

Detrás quedaba el horror.

Era como una cáscara vacía, y fuera había un mundo nuevo. Lo primero que le impresionó fue la luz, y luego el frío. Hacía un frío como no había sentido en la sabana, excepto en las noches, quizá, y cerca del desierto. Pero aquí era medio día.

Era un ser nuevo. Reaccionó, no por instinto, sino siguiendo un adiestramiento que no recordaba haber sufrido: un rostro gritando. Un lema: ──No sigas tu instinto. Lo tendrás en cuenta, le harás caso si puedes, pero no confiarás en él de buenas a primeras.

El instinto le decía que saliera del agua, que se calentara, que buscara alimento, refugio. No. Una frase, otra, le vino a la mente. El rostro que la pronunciaba todavía no tenía nombre: "tu arma es tu vida" Algo le pesaba en la espalda. Miró: el peso le parecía familiar. Una ballesta ¿por qué sabía que era una ballesta, y por qué la trataba con tanta confianza.

De entre todos los cuerpos que le rodeaban, siguió a uno que le pareció de los suyos. Otra frase le vino a la mente: "la oscuridad siempre llega". De pronto todo vino a borbotones, casi a la vez.

Ballestero corrió junto a su escuadra, pero retrasó el cumplimiento de la orden, sobre todo porque había gente mejor equipada que él, y su rol dentro de la Compañía Negra había sido siempre la vigilancia y el sigilo (¡Sí! ¡Qué sentimiento de familiaridad! ¡De vuelta en casa!). Y sobre todo porque el adiestramiento se imponía. ¡Limpia tu arma! ¡Asegura el terreno! ¡Vigila por tus compañeros!

Trotó con la mirada fija en cualquier lugar por donde pudiera esconderse cualquier posible enemigo.

Se puso al lado de Piojillo, que se suponía que era su jefe ahora. Le dio un leve codazo para llamar su atención discretamente. Solamente pronunció una palabra, aunque se aseguró de que la escuchara alto y claro.

──Emboscada.

Mientras, encordaba su ballesta, y ponía un virote en su lugar. Y buscaba posibles blancos en el perímetro.

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01/12/2019, 18:33
Infantería: Soldado Nueva Plumilla.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

La primera caída había sido inesperada, pero lo que fuera que había hecho el Capitán les había salvado de sus antiguos compañeros, ahora malditos por algo innombrable. El momento antes de la Ruptura había sido algo caótico, pero habían conseguido sobrevivir y escapar a esa maldición. El agua estaba fría, pero eso la ayudó a calmar su galopeante corazón, a inspirar profundamente y tranquilizarse después de todo lo ocurrido.

Pero esa calma no era la señal de que todo había terminado, no… era la calma antes de la Tempestad, y apenas habían podido reagruparse cuando algo o… alguien les atrapó y les sumergió en una oscuridad eterna, buscando, escarbando el más mínimo resquicio para adentrarse en cada uno de ellos. Plumilla trató de resistir, buscó cada resquicio de voluntad que podía aglutinar para prevalecer contra esa influencia que quería maldecirlos… como la maldición que había influenciado a sus compañeros allá en el Reino de Pastel. Zon-Kuthon, ese nombre queda inscrito en su mente tras los segundos/horas/días/meses/infinito que pasan en sus manos. Ella sabe que no es fuerte de cuerpo, pero lo es de mente y se recluye allí para protegerse de esa influencia, de esa maldad que los tortura para someterlos a su Poder.

La segunda caída es más profunda, pero esta vez no hay calma. Plumilla sale a la superficie del lago verde, respirando profundamente, mirando a su alrededor sin conocer, sin saber, ¿eso era la realidad? ¿o solo otra tortura de Zon-Kuthon para someterlos? Hacerles respirar la libertad para volverlos a atrapar, una y otra y otra vez, infinitas veces.

Plumilla se da cuenta que está temblando, un recuerdo borroso intenta cruzarse entre su mente embotada, sabe que hace unas horas… ¿solo habían pasado horas? Sabría que significaba ese pensamiento, pero ahora le costaba descifrarlo… ¡ah! Hipotermia, el frio calándose en la carne hasta llegar a los huesos, impidiendo que la sangre fluyera correctamente, en la Gran Sabana no solía pasar a menos que… para, Plumilla, estás delirando, ¡actúa!

Sus manos empezaron a restregar sus brazos desnudos, haciendo que la sangre circulara mientras observaba a su alrededor. Allí estaba su hermano, Sabandija, le sonrió levemente en asentimiento a su comentario, aunque su sonrisa no fue más que un titubeo tembloroso. Una vez que había localizado a su hermano, había otra persona que tenía que asegurarse que estaba bien, ¿donde estaba? Allí estaba, mirando a su alrededor confuso.

- Preocupado, ¿que ocurre? - le preguntó tratando de que sus temblores no llegaran a su voz, necesitaba que estuviera bien, que hubieran llegado todos sanos y salvos, ¡pero parecía no recordar a nadie! - ¿Nos recuerdas? Soy Plumilla, somos compañeros de la Compañía Negra. Caratotem… no está ahora mismo con nosotros – replicó a su pregunta, ¿no se acordaba de qué le había pasado al chamán? - Los cabos nos requieren, Preocupado, vayamos a la orilla, allí podremos secarnos y conseguir leña para unos fuegos que nos quiten el frío de encima, eso hará que recordemos mejor – Aunque esperaba que no recordaran esos instantes en manos de ese… dios.

Plumilla inspiró profundamente y le cogió de la mano para tranquilizarlo, esperaba que la recordara. Y con un mohín lo medio arrastró medio metro hasta que se dio cuenta que no tenía fuerza siquiera para conseguirlo mover. Pero sonrió cuando el muchacho empezó a moverse también hacia la orilla.

Una vez en la orilla, trató de secarse, de entrar algo en calor, pero los temblores no terminaban. Se aseguró de tener su lanza en la mano mientras se acercaba a Piojillo para saber sus ordenes. - Si hay heridos puedo… creo… que puedo ayudar. - le comentó al jefe de los Campamenteros tratando de mantener su voz firme, pero el frío del agua y de la noche le seguía calando y no pudo reprimir que un ligero tiemble calara también en su voz.

Observó todo a su alrededor, queriendo asegurarse que no había más heridos que Palomita, inconsciente, y Preocupado, sin memoria. En ninguno de los dos casos creía que podía ayudar, lo que ambos necesitaban era una buena hoguera… O eso esperaba, su memoria tampoco estaba mucho mejor que Preocupado, le costaba pensar en como ayudar al frío o como conseguir recuperar sentido de las extremidades que habían sido entumecidas por la helada o… Cabeceó fuertemente para poderse centrar, eso seguro que era causa del frío también, no podía permitir que ese… ese… eso les hubiera robado siquiera una milésima de lo que eran durante la oscuridad. - Iré con los demás a buscar leña – asintió hacia Piojillo, aunque antes se acercó a Preocupado para asegurarse que empezaba a recordar quien era.

Plumilla cogió la mano a Preocupado, - ¿Estas mejor? Tienes que moverte para conseguir entrar en calor, seguro que después vuelves a recordar todo y como llegaste a la Compañía. - le dijo en un susurro, - ¡Ese es tu jefe, sigue sus ordenes y seguro que lo recordaras pronto! - añadió señalando con la cabeza al Cabo Barril, tratando de darle un punto de humor a la situación, algo que fue imposible, pues realmente no había forma de que ninguno de ellos recuperara el humor fácil después de lo acontecido.

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01/12/2019, 19:13
Hostigadores: Soldado Nuevo Dolor.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

La roca se rompió, o la lanza, qué mierda voy a saber yo. Solo sentí como aquellas fuerzas me llevaron junto con todo el resto de los que escapamos de la batalla. ¿El destino? No lo sé. Yo solo vi un lago oscuro, luego una tortura infernal a la que conseguimos resistirnos. Esos demonios con cadenas, intentando causarme dolor y tormento eran unos estúpidos novatos pues en lo que parecieron años de castigo no fue tan duro como una sola jornada entre los Sacerdotes. Es por eso que apareció aquel tal Zon-Kuthon, señor de los demonios y del sufrimiento, que deseaba volvernos sus esbirros más la voluntad de los presentes es fuerte, por lo que no tuvo resultado. ¿Como pretendía doblegar la voluntad de los únicos que pudieron resistir la depravación del final de la guerra? Nos subestimó y por eso terminamos en otro lado, libres.

Ahora despierto junto con el resto de la Compañía, de quienes conseguimos huir. Un lago de agua fría nos moja pero la confusión es intensa en todos los presentes. Incluso Preocupado actúa como si no recordara los últimos años de su vida. Yo creo recordar todo y no me siento mucho peor de lo que estaba antes de la ruptura.

Me pongo de pie mientras escucho las órdenes de los mandos. Busco con la mirada al Cabo Barril y me dirijo hacia su dirección, para ponerme a su lado y cumplir con mi función.

 - "Señor, yo bien y listo, Señor."

Empuño mi lanza y me quedo a su lado, preparado para comenzar a avanzar hacia la única construcción que somos capaces de visualizar desde nuestra posición. Parece una iglesia, pero el lugar no me parece del nada conocido, por lo que no sabría decir si es Cho'n Delor o del triplete.

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01/12/2019, 19:30
Infantería (P): Soldado Nuevo Campaña.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Confusión. Confusión, dolor, oscuridad. Frío. En un abrir y cerrar de ojos había pasado una eternidad, el gigante guerrero había tenido que luchar por su alma, una lucha que pensó que nunca terminaría, hasta que las frías aguas lo devolvieron a la realidad. El oscuro estaba totalmente desconcertado. ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo era posible? ¿Dónde estaba? Un sinnúmero de preguntas comenzó a aglutinarse en su, poca perspicaz, mente.

No hubo tiempo para responder ninguna, pues una sensación horrible las reemplazó. Campaña sintió como su corazón se aceleraba. ¿Qué había pasado con sus hermanos, con su familia? Sus ojos se movían rápidamente en busca de los rostros de sus seres queridos. Caminaba torpemente por el agua debido al peso que cargaba, pero eso no lo detenía. Necesitaba tener la certeza de que estuvieran bien.

Pelagatos, Serpiente. Se alegró de verlos bien. Khadesa, empezó a sentir más calma. Su querida prima estaba a salvo. Ponzoña, su mejor amigo, su hermano. Barril, su tío y mentor. El ritmo cardíaco del hostigador volvió a la normalidad. Todo parecía indicar que todos estaban bien, bueno todo menos… La voz de Matagatos le sacó una sonrisa, su primo también estaba bien y dando órdenes como un buen capitán. Su familia era fuerte.

Finalmente, el oscuro llegó a la orilla, empapado pero vivo y listo para ayudar. Dentro de todo lo sucedido estaba feliz. Se acercó a su prima para abrazarla y comentarle lo contento que estaba de verla a salvo. Pero pudo hacerlo. La voz de su cabo indicaba que lo necesitaba. Luego tendría tiempo para otras cosas, ahora el deber lo llamaba. -Prima. Dijo el guerrero para llamar la atención de la pitonisa. -Campaña te deja su mochila. Campaña confía en Khadesa. El joven tenía objetos valiosos dentro de su mochila, pero ahora no debía cargar más peso. Así que la dejó con una de las personas a las que incluso le confiaría su preciada armadura de ser necesario.

Listo para cumplir con las órdenes de Ponzoña Campaña se puso a su lado. Su lugar era ese, junto a su hermano, preparado para enfrentar lo que tuviera que enfrentar. -Campaña te sigue hermano. Señaló con absoluta convicción. Y así se puso a cumplir con la tarea que se le había asignado. 

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01/12/2019, 20:05
Infantería: Soldado Novato Preocupado.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Le preocupaba todo el jaleo que se estaba montando a su alrededor, la mayoría parecían tan confusos como él y no tenían pinta de querer atacarle, quizás porque temían a los guerreros de los Caimanes Negros, eso era lógico. Una mujer se le acercó y le llamó Preocupado, eso revolvió algo en su interior. ¿Porqué le llamaba así? ¿Y porqué se sentía identificado con ello? Le preocupaba no estar del todo seguro. 

-¿Una horrible pesadilla?

Él no recordaba nada, eso era preocupante. Una voz atronadora volvió a llamarle la atención, provenía de aquel hombre de metal y había algo familiar, un recuerdo que no conseguía enfocar del todo. Y también lo llamaba Preocupado y parecía saber de donde venía. Un nombre se le vino a la cabeza.

¡Cubilete! No, no... Cubilete no. ¡Barril! ¿Barril? Eso es un nombre estúpido.

Se llevó la mano a la herida de la cabeza, el golpe debía de haber sido fuerte para inventarse unos nombres así. ¿Y Lagrimita? Comenzaba a dudar de si la mujer tenía razón, solo que la pesadilla continuaba. Pero Lagrimita le gustaba, sí era un buen nombre, le hacía sentirse bien.

La gente se seguía moviendo de un sitio para otro, siguiendo las instrucciones de algunos hombres como si fueran los jefes. Preocupado se dio cuenta que vestía una coraza de cuero y se sorprendió.

¿Desde cuando llevo algo así? ¿Es que los espíritus ya no me protegen que necesito esto?

También llevaba un amuleto pero no recordaba de donde lo había sacado, seguro que algún chamán lo había fabricado para él, pero no lo recordaba. También llevaba una capa negra, como muchos de aquellos hombres y mujeres, le preocupaba que fueran todos vestidos igual si ni siquiera eran de la misma tribu, ni de la misma raza. Otra mujer se acercó, esta parecía alguien enviada por los espíritus benignos, con solo escuchar su voz le quedó claro y no pudo evitar escucharla mientras la miraba embobado.

-Plumilla... -La verdad es que le sonaba la voz, pero no le evocaba plumas si no la sabana verde, las gacelas corriendo por ella al atardecer, y felicidad.- ¿Compañeros? -¿Qué significaba eso? No podía ser lo primero que se le había pasado por la cabeza, eso era ridículo, nunca había visto una mujer tan hermosa y si fuera su compañera le preocuparía que el resto se la quisieran quitar.- ¿Compañía Negra? -Bueno, allí había muchos negros, eso era verdad, pero ¿Qué pintaban los demonios blancos y los hombres de metal? En cualquier caso aquella mujer conocía a Caratotem y no podía ser casualidad que se presentara allí frente a él en aquellos momentos de duda, tenían que haberla mandado los espíritus para guiarlo hasta Caratotem. Aunque no entendió algunas cosas que le dijo aceptó cogerle la mano.- Me preocupa no recordarte. ¿Estás segura que nos conocemos? No creo que pudiera olvidarme de una mujer así.

Eso le preocupaba, pero le hizo caso y avanzó hacia la orilla. Nunca había sentido tanto frío, desde luego aquel clima no se parecía al de la sabana. Intentó entrar en calor y miró al hombre que le señalaba Plumilla.

-¿El hombre de metal? ¿Estás segura? -Bueno, tenía claro que esa mujer no le podía mentir así que debía ser verdad.- ¿Mi jefe? ¿En serio? -De vez en cuando le venían imágenes rápidas de algunos de los allí presentes. ¿Había estado con ellos estos últimos años? Tenía que averiguarlo y quizás Plumilla tuviera razón.- Eso haré. ¿Estaras bien? Me preocupa que te pase algo.

Por alguna extraña razón le preocupaba que le pasara algo a esa mujer por encima del resto, quizás porque la habían enviado los espíritus. En cualquier caso tras la conversación se acercó a la posición donde se encontraba el hombre de metal.

-¿Cabo Barril? -Dijo con muchas dudas. Si lo conocía quizás lo más correcto era darle un abrazo, pero este pensamiento hizo que su mejilla comenzara a arder. Quizás era mejor no hacerlo hasta que recordara bien lo que estaba pasando.- Ayudaré a Lagrimita, sí... -Si estaba con una herida tenía que ser aquel hombre medio metálico que había sacado a la otra mujer, los dos eran muy blancos de piel, quizás por eso debían vestir ropas metálicas, parecía una piel muy frágil.- ¿Lagrimita? Creo que... Creo que puedo ayudarla, sí.

No sabía como pero tenía la sensación de que podía hacer algo con ella, al menos si el problema no era muy grave. 

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01/12/2019, 20:28
Infantería (P): Cabo Barril, Jefe de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.



 

Parecía que entre las voces de Barril y las sensatas palabras de Plumilla habían hecho reflexionar a Preocupado, que aunque aún parecía no estar ubicado del todo, parecía recuperar algo del poco juicio que tenía. Le señaló a Lagrimita que sostenía a Palomita y parecía que el K'Hlata iba a echarle una mano finalmente.

— Guarda esa lanza Preocupado, no podrás cargar a la mujer con ella en la mano. — Si al menos guardaba el arma sería un indicativo de que dejaba de ser un peligro inmediato para los demás.

— Plumilla nos va a acompañar a la iglesia para echar un ojo a Palomita y tenerla bajo sus cuidados. — Barril lanza un gesto de agradecimiento hacia Piojillo por permitir que la campamentera atendiera a la herida y les acompañara. — Irá con Lagrimita y Procupado, ocuparos de su seguridad además de la de Palomita. — El personal con conocimientos de medicina era escaso y convenía tenerlo a buen recaudo. Había diferencia entre que te cosieran las hábiles manos de Plumilla a que Rastrojo te remendara con sus zarpas.

— Bien Dolor, tú cerca mío. — Barril se había acostumbrado a tener al solícito ex dolorita cerca, el cual cumplía las órdenes de manera rápida y eficiente. Había demostrado su valor en la campaña de las Tres Ciudades, si bien el Cabo temía que este último descenso a los avernos de la mente y el dolor que habían sufrido le hubieran recordado su antigua vida.

El enorme y acorazado Oscuro se gira en dirección a los Hostigadores nombrados para acompañarles hasta el edificio en ruinas. Ninguno de los tres parecía demasiado animado, y Rastrojo seguía lanzando gritos a aquel pajarraco.

— Supongo que una vez allí exploraréis el edificio, Dolor y yo estaremos en la puerta por si tenéis algún problema. Los infantes dejaremos el equipo en la entrada para no ir tan cargados, así que espero contar con alguna cuerda si es el caso. Puede que necesitéis luz también. ¿Creéis que los tres seréis suficiente o necesitáis apoyo? —

Barril calculó que podría destinar un binomio a la exploración si parecía aconsejable, posiblemente Lagrimita y Preocupado.

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01/12/2019, 20:59
Infantería: Soldado Novato Grito, Segundo de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

 

Primero fue en su mente, donde la sucesión de aquellas imágenes inconexas parecieron asfixiar cualquier pensamiento de Grito, hasta perder la noción de quien era en realidad.  Las visiones, a cada cual más aterradora, tiraban de su subconsciente sacándolo de su propia consciencia.  Las dudas se tornaron en incertidumbre y esta a su vez en miedo, un miedo tan profundo que sólo podía ser conocido por terror, un terror tan real que provocaba dolor.

 

Sólo los dioses podían saber cuánto tiempo pasó, cuánto tiempo su mente fue secuestrada por un ser que sin saber si era o no real, se quedaría grabado por siempre en la mente de Grito y aunque un día sus ojos no fueran capaces de reconocerlo, sería su subconsciente, su alma de León la que nunca olvidaría aquella imagen tan real.

 

Pero fue en aquel preciso momento, cuando la cordura parecía palidecer ante lo que su mente proyectaba, cuando un frío intenso se abalanzo sobre él abrazando su cuerpo, el cual en un suspiro, tomo el control de aquel subconsciente devolviéndolo a una realidad no menos angustiosa.

 

Sus ojos al fin se abrieron, viendo el frío azul que le rodeaba, sintiendo la misma angustia que su mente había sufrido hacía unos instantes en su cuerpo carente de oxígeno.  Su equipo, su armadura, su lanza se aferraban a su cuerpo tirando hacía el profundo frío, Grito intentó reaccionar moviendo sus articulaciones en busca de un sustento que parecía haberle abandonado.

 

Quizá en verdad había llegado su hora, quizá su momento era aquel y su muerte fría, oscura y sobretodo en soledad apagaría sus sentidos mientras su mente se ahogaba.  Pero NO, no había sobrevivido a tantas batallas, a tantas muertes seguras para acabar abatido sin lucha, el rugido del león no se había escuchado en aquella tierra por última vez y fue así, como Grito abrió su boca en un suspiro de vida o muerte y cuando noto que sus pesados pies tocaban el fondo para rebotar con tanta fuerza como pudo para salir de nuevo a la luz.

 

Y fue así como Grito emergió de las frías y oscuras aguas y se agarró a la vida una vez más, la visión de toda la compañía le dio el coraje y la fuerza suficiente para mantenerse a flote.  La voz del cabo Barril , hizo las veces de faro centrando la mirada de un desorientado Grito, la playa quedaba cerca y era tiempo de dejar los fantasmas atrás y unirse de nuevo a la luz de la compañía.

 

Grito respondió a la orden alzando su poderosa lanza con ambas manos sobre su cabeza, recordando a los dioses que no se iría de aquel mundo sin luchar.  Los primeros e inestables pasos, pronto se convirtieron en un firme avance conforme sus pies se aferraban al fin al lecho marino mientras salía al exterior.
 

La situación era algo caótica, pues toda la compañía pareció haber compartido el mismo destino pero el caos pronto se torno en orden, conforme los oficiales ordenaban las primeras tareas.  Grito avanzó por el flanco derecho, algo más retrasado pues había emergido en aguas algo más profundas, pero pronto dirigió su lanza hacía la iglesia que el cabo Barril había asignado como el punto de reunión.  Al pasar a su lado, le saludó con un gesto de fuerza y respeto, preparado y dispuesto.

                                                                                                                         

 

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01/12/2019, 22:00
Infantería: Soldado Nueva Plumilla.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Asintió al Cabo Barril, y luego fue a acercarse a la inconsciente mujer, arrodillándose para tomar su pulso y notar lo fuerte que era la respiración de la joven. Finalmente se levantó y siguió a Lagrimita y a Preocupado cuando éstos levantaron a la soldado y empezaron a moverse hacia la iglesia. Plumilla los siguió alerta y con la lanza preparada, pues no sabían con qué podrían encontrarse en esos lares... Y aún seguía con la duda de que esto no fuera otra más de las torturas de Zon-Kuthon.

Pero el seguir a la Infantería tenía significaba que también podría tener un ojo en Preocupado mientras el estado de Palomita no mejorara. Sonrió levemente hacia el muchacho, parecía que poco a poco iba recordando, recordaba su nombre, el del Cabo y a Lagrimita y eso era buena señal. 

- Cuando lleguemos a la iglesia - comenzó con un titubeo, - deberíamos quitarle la armadura a Palomita para que se seque toda su ropa, cualquier gota de humedad puede… - frunció el ceño, cuando un temblor le atravesó de cabeza a pies, - … el frío y la humedad son muy buenos aliados en contra los mortales. - Terminó la frase con un suspiro mientras se frotaba los brazos para entrar algo en calor.

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02/12/2019, 11:14
Hostigadores: Soldado Novato Indómito.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


 

Algo se quebró dentro de Indómito.
En los afueros internos de su subsconsciente anidaba una verdad anhelada que siempre se resistió a salir a la luz, era una realidad latente de la que no había sido consciente hasta estos mismos momentos presentes de su vida. Pero los acontecimientos tan maximizados del ambiente que le rodearon a él y a sus contemporáneos la propiciaron a filtrarse encapsulada más en el contexto de su forma que en la completa muestra revelada de su contenido en sí mismo.
Y es que ese contexto cristalizado fue cuando al estar ante Zon-Kuthon se sintió como si fuera... como si estuviera... ¡reconvertido en su propio padre!
¡Si, así fue! Indómito vivió este viaje de capas alternativas en diferentes realidades como si ya no fuera "el hijo" sino en madurez "su propio padre del pasado" ante las garras de la mujer del Caudillo Tribal, aquella que también era la madre de su amigo de infancia Cielo y ahora reconvertido Hermano Juramentado de la misma compañía a la que buenamente servían ambos con sus vidas.

Algo no encajaba ahora bien como novedad en su mente, una nubosidad borrosa a esclarecer que se hizo evidente en su cáscara sin eclosionar todavía y que no era capaz de vislumbrar debido a que navegaba entre mares de violencia y locura desmesurada que inundaban la realidad de todos en rededor.
Indómito emergió de entre las últimas aguas verdes sucedidas no con miedo sino con tristeza evidenciada por medio de lágrimas brotando por sus mejillas que caían al agua perdiéndose como lágrimas en la lluvia. Y es que mientras otros trataron de hallarse o recomponerse a sí mismos en una composición del lugar en el que se encontraban, Indómito muy al contrario se descompusó permaneciendo en un ensimismamiento que lo anulaba de moverse físicamente. Estaba su cuerpo allí presente en el líquido con la mirada perdida sin mirar a ninguna parte que no fuera su interior, pero no su mente que divagaba absorta entre mares de pensamientos que se cruzaban los unos con los otros como ramas que se bifurcaban indefinidamente sin llevarle a ninguna conclusión clara, quizás por no haber podido optar a un mayor desarrollo cerebral habiendo aprendido mejor a leer y escribir para luego dar paso a mayores conocimientos. Tampoco ayudó a que nadie le percibiera ensimismado llorando por aparecer incialmente en la mayor retaguardia profunda hacia las entrañas del lago, dando todos la espalda a su posición algo más alejada y es que si el Cabo Barril le había divisado fue para hacerse una idea de su forma reconocible lejana para una comprobación de unidades más que una cercanía moral individualizada a cada uno.

Fue precisamente el frío, el culpable de hacerle volver a la realidad aparcando lo que no encajaba cuando progresó calando gradualmente y corriendo como el fuego extendiéndose por su sangre y los huesos lo que le hizo poco a poco volver a su ser. Y es que lo que tan rápido vinó, tan rápido que se fue... porque sin lugar a dudas bien sabían todos que Indómito hacia honor a su nombre. Un guerrero infante que a pesar de que la escuadra de Infantería solía cubrir la zona media del terreno en avance, él solía desarrollar en independencia personal actitudes de vanguardia cuando se presentaba la menor oportunidad.

El frío y justo después las palabras de Capitán junto con Barril le encendieron "ipso facto" como contraposición a lo apagado del todo que les rodeaba en lo que parecía un nuevo mundo.
Indómito con sentimientos de un principio de hipotermia acopló su lanza corta en la mano diestra mientras aguantaba su escudo en la izquierda, a posición de avance en ataque a las órdenes verbalizadas de su cabo mientras cargaba su peso restante sin abandonarlo para abrise paso como podía entre las aguas y así llegó hasta Cielo al que divisó a lo lejos desde las aguas mientras avanzaba ya en la orilla conversando con Barril. No pensaba dejar sólo ni un momento a Cielo y en honor a las palabras de su cabo se dirigió directo dispuesto a formar su binomio con su compañero de tribu.

—¡Cielo sobrevivimos! —animó mientras su receptor se estaba acomodando las cosas dejadas imprudentemente en la orilla debido a las palabras de Barril.

Pasaron los momentos oportunos a los que todos se recomponían según las órdenes de cada cabo de escuadra diferente y finalmente escuchó las palabras densas de Barril por lo que se decidió con ímpetu a responder.

—¡Mi Cabo Barril! Me presento fiel voluntario de apoyo y doblemente en aportar luz, tengo en mi mochila listas 3 antorchas con pedernal y soy hábil con esta lanza corta para ser un lugar más cerrado entre paredes, así como en combate con manos descubiertas si se presenta la ocasión —informó mostrando la lanza corta que llevaba en su mano derecha.

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02/12/2019, 11:52
Cuadro de Magos: Serpiente, Primer Mago.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Me puse en pie y avancé con esfuerzo rompiendo con mi entumecido cuerpo las gélidas aguas del lago que como una barrera me impedían el avance a cada paso. Abrí y cerré mis manos buscando la respuesta que esperaba de unos músculos ateridos y cansados, pero aquella debilidad que sentía, aquella impotencia en la que me encontraba sumergido, tenía raíces mucho más profundas que las físicas.

Como una mariposa a la que le han sido arrancadas sus alas y vuelve estar condenada a pisar el suelo como un gusano, me arrastré por la embarrada orilla de aquel lago en busca de algo que pudiera ser llamado tierra firme. Desde allí escuché, ceñudo y sin sonrisa, las órdenes que unos y otros daban, las maldiciones y los gritos, la confusión en las palabras.

Yo mismo no entendía mucho de lo que pasaba, pero no era momento de llorar como una plañidera ni de encogerme como una cucaracha. Nada se conseguía haciéndolo más que ahondar en el oscuro abismo en el que nos encontrábamos. No pocas veces había escuchado que "ante la victoria, humildad, y ante la derrota, altivez", y aunque no compartía en absoluto la primera mitad, la segunda, alzar la cabeza, era imprescindible si se pretendía encontrar asideros en las paredes de aquel pozo con los que auparse de nuevo a la superficie.

Por ello, aún ceñudo y sin sonrisa, empapado hasta los huesos, alcé la vista y miré al cielo que hasta hacía nada había surcado. Hice un gesto con mis manos y pronuncié unas palabras esperando que no todo el fuego se hubiera marchado, porque incluso si solo quedaban rescoldos, con tiempo, esfuerzo y estudio, y los materiales necesarios, las llamas podían alzarse de nuevo más altas que en el pasado.

Me acerqué a Ponzoña y junto a él deje buena parte de mis cosas, allí donde había pedido a Khadesa que se aproximara con su carro.

- ¡Lo que me estorba!- exclamé, y con una sonrisa que no esperaba que fuera a aparecer en mucho tiempo añadí mirando al hiena:- O al menos parte de ello.

Estaba listo ya para acudir a aquella ruinosa iglesia junto a Barril y al resto.

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02/12/2019, 12:14
[RIP] Compañía: Hostigadores: Uro.

La explosión de luz había arrasado con todo. El dolor y el cansancio. Las angustias y las penas. El fuego y el humo. Incluso parecía haberse llevado hasta la Muerte. No quedaban rastros de las bestias y demonios que habían acechado a los castigados miembros de la Compañía. Y hasta la tenebrosa oscuridad que pugnaba por pudrír sus almas parecía haberse disuelto en la nada.

Por un brevísimo instante, glorioso y fugaz, una serena paz había invadido el ardiente corazón del k´hlata conocido como URO. Una paz como el hosco guerrero no había conocido jamás... pero que pronto se resquebrajó como ascuas frías en el instante previo a convertirse en cenizas.

Aquel remanso de paz había tomado la forma de un reconfortante chapuzón en medio de un estanque de aguas frescas y claras, rodeado de densas brumas y oscuros bosques. Una visión que coincidía con la imagen que muchos en la Gran Sabana tenían de la Tierra de los Espíritus. El Paraíso Eterno, donde no había desiertos ni soles inclementes, y donde las áridas y resecas tierras daban paso a interminables praderas cubiertas por la hierba.

Sin embargo, antes de que nadie pudiera siquiera sentir la caricia de los suaves pastos sobre sus pies, todo se había vuelto a convertir en una nueva pesadilla. Más dolorosa y angustiante aún que la anterior. Y donde los mayores terrores del mundo volvían a cobrar forma para cebarse sobre los espíritus atormentados de los guerreros.

Por fortuna para URO, aquel nuevo infierno tenía muy poco de nuevo. Al menos para el antiguo Cazador de Cabezas, que había venido padeciendo durante las últimas semanas su propio calvario particular, bastante similar a aquel adonde habían ido a parar los miembros de la Duodécima. Y en cierta medida, todos sus sufrimientos previos le habían servido de preparación y entrenamiento para enfrentar aquella nueva amenaza.

Quizás aquel nuevo enemigo era diferente. Aunque no tanto. Pero sus armas eran las mismas que habían lacerado el espíritu del k´hlata y sus camaradas desde la caída de la Puerta de Galdán. Corrupción. Depravación. Traiciones y engaños. Tentaciones y amenazas. URO había sentido aquellas oscuras artes en su propia carne. Y había visto a muchos de sus viejos compañeros rendirse ante ellas, y perderse en un torbellino de crueldad y destrucción sin sentido.

Aquel no era el camino de la Compañía. Ni mucho menos el de la Diosa. URO había demorado demasiado en comprenderlo. Pero cuando aquella certeza había penetrado por fin en su obtusa mente de bárbaro, se había convertido en su más poderoso escudo contra las fuerzas corruptoras del Señor del Dolor. Y lo había preservado de caer en los abismos de depravación y horror donde habían terminado muchos de los suyos.

Por supuesto, el poder del Señor del Dolor no podía ni compararse con el de un Dios. Pero URO había enfrentado aquella nueva amenaza con un espíritu inmaculado, limpio de toda duda, y con una renovada Fe en los designios de su propia Diosa. Su voluntad era más fuerte que nunca. Pues al fin había comprendido el sentido de su existencia... y le encantaba.

Cuando un nuevo chapuzón puso punto final a su agonía, URO supo de inmediato que no se hallaba en las serenas Praderas de los Espíritus donde había caído antes. Pues las aguas no eran frescas y claras. Sino verdosas y congeladas. Había sufrimiento y dolor en aquel lugar. Y eso solo quería decir una cosa: estaba vivo.

Sin terminar de comprender todavía donde se hallaba, los instintos del bárbaro pronto se encendieron, tomando el dominio de su poderosa figura. Quizás no sabía bien que diablos era aquel lugar. Pero tenía bastante en claro que allí parado, inmóvil en medio de la nada, y con el agua hasta las rodillas, era una presa fácil para cualquier enemigo.

De modo que, antes siquiera de escuchar las órdenes de sus superiores el fornido guerrero ya se había lanzado a por la línea de protección que le brindaba un grupo de árboles ubicados cerca de la orilla del lago. En su camino, creyó ver la presencia familiar de aquel que llamaban REYEZUELO avanzando en su misma dirección, pero casi completamente desarmado.

- TÚ !!! REYEZUELO !!! - bramó con su rugido particular el guerrero, haciendo un esfuerzo sobrehumano por rescatar el nombre de su camarada de las difusas nieblas de su memoria.

Y tras ello, sin pensárselo dos veces, y sin siquiera detener su carrera para ello, el antiguo Cazador de Cabezas liberó su descomunal machete de la correa que lo mantenía sujeto a su cinto y lo arrojó a los pies de REYEZUELO. El afilado trozo de metal fue a clavarse profundamente en la arena, tan solo unos pasos por delante del sorprendido Campamentero, que no terminaba de comprender la conducta del siniestro Hostigador.

Inmediatamente después, el Elegido de la Diosa liberó también su hacha...

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02/12/2019, 12:34
Hostigadores: Soldado Novato Frontera.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Tras lo que habían parecido horas cayendo, Frontera emergió del agua helada trastabillando y dando bocanadas. Avanzó unos pocos pasos, tambaleándose como pudo, hasta la cercana orilla. Las piernas le fallaron y cayó de bruces al suelo. Con los ojos enrojecidos y la vista clavada en las pequeñas piedrecitas de la orilla del lago, se mantuvo quieto unos minutos, recuperando el aliento. Mientras, a su alrededor, el resto de miembros de la Compañía se recuperaban de sus propios castigos y pesadillas, salían del agua y se empezaban a ladrar órdenes.

Las visiones que le había mostrado aquel "dios" habían sido mil veces peores que los sueños recurrentes que solían atenazar su mente. Recordar a sus compañeros caídos en esas pesadillas normalmente le llenaba de una angustia y desasosiego tales que tenía que recurrir a adormecer su intelecto con las curiosas hierbas que iba consiguiendo aquí y allá. Pero esta vez había sido mucho peor. Cada cara y cada acusación, se sentían como cuchillas recorriendo lentamente los pliegues de su piel, desollándolo. Y tras esa tortura, aquel demonio le había ofrecido traerlos de vuelta.

No, gracias -había contestado-. Arráncame la piel y acaba de una vez...

Ya había visto de qué forma y en qué estado regresaban los muertos. Ver así a sus amigos sería mayor penitencia que verlos a diario en sueños, acusándolo de cosas que no había hecho o escapaban a su control. Así que aquel despiadado ser continuó desollándolo, hasta que aparentemente se cansó, o quizá vio otro objetivo más jugoso.

Y ahora estaba allí, en aquel lago, de nuevo rodeado de sus compañeros, pero helado de frío, con la mente hirviendo, y más sobrio que nunca. Desesperado, metió la mano en la bolsita de hierbas que siempre llevaba al cinto. No quedaban demasiadas, y además estaban empapadas.

No importa, lo necesito -se dijo metiéndose un puñado anormalmente grande de hojas y raíces en la boca, y mascando con fruición. Sus pupilas contraídas empezaron a dilatarse un poco, pero aún tenía la mirada perdida de una forma inquietante.

Cerca suyo oyó a Piojillo dando órdenes específicas a los Campamenteros para recoger leña. Asintió, sin mirar a nadie ni en ninguna dirección en particular. Con esfuerzo, se incorporó, aún jadeando levemente. No tenía hachas ni machetes, así que se acercó a la linde del bosquecillo cercano para buscar ramas caídas. Con una jabalina en la mano, más como medida disuasoria para posibles enemigos dado su estado actual, buscó sin adentrarse en el bosque y manteniendo a sus compañeros a la vista.

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02/12/2019, 12:43
Infantería: Soldado Novato Preocupado.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Preocupado hizo caso al Cabo Barril, por momentos lo recordaba como una figura de autoridad en su pasado así que Plumilla no le había mentido, solo tenía que dejar que los espíritus le hicieran recordar. Guardó su lanza en el portalanzas y desembrazó el escudo que colgó también a su espalda para tener las manos libres.

-A sus órdenes Cabo Barril. -La noticia de que Plumilla los acompañaría lo hizo sonreír, si estaba ella cerca se preocuparía menos.

Mientras esperaba al avance de todos los que parecían que acompañarían a su grupo hacia aquella construcción, Plumilla se acercó hasta donde se encontraba junto a Lagrimita y Palomita.

-Así lo haremos Plumilla. -En realidad a él le preocupaba por alguna razón tener que hacer eso, aunque pensó que llegado el momento bien podrían ocuparse Plumilla y Lagrimita.- Lagrimita. ¿Te parece si yo la cojo por los pies y tu por los brazos? Cuando estés listo comenzamos a acercarla a donde nos han dicho.

Le preocupaba que fuera una mala forma de mover a aquella mujer, pero tampoco parecía que tuvieran muchas más opciones. En cualquier caso se quedó expectante por si Plumilla o Lagrimita decían algo al respecto.