VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 23.
HORA: POR LA TARDE
Las gotas de sudor caían por la frente de Reyezuelo en aquella tarde de entrenamientos intensivos de la Escuadra de Campamenteros.
Cargas con peso, correr, saltar. Guardia con escudo, apuntar, penetrar monigote con la lanza. Cargas con peso, correr, saltar. Guardia con escudo, apuntar, penetrar monigote con la lanza.
Los muñecos de entrenamiento que había creado Gobaldet eran formidables. Miró al viejo carpintero que compartía entrenamiento con la escuadra.
Estaba claramente cansado, pero no cedía y seguía el ritmo a fuerza de voluntad. Mostraba cualidades para el noble castor. Sería muy útil tener sus habilidades en la escuadra, además.
Se dirigió a hablar con Ballestero.
-Jefe Ballestero, ¿Sabe cuál será la escuadra donde designarán a Gobaldet? Sus habilidades con la madera serían de mucha ayuda para nuestra escuadra, más aún si seguimos con la idea de abrir combate a distancia, y no tenemos armas para hacerlo ni cómo fabricarlas ¿Quién mejor para crear las jabalinas que un diestro carpintero?- miró nuevamente a Gobaldet entrenar con ahínco. -Además tiene espíritu, creo que Palomita se le ha acercado en los entrenamientos también. Quizás tengamos competencia, ¿Qué piensa? Si le parece bien, podría sugerirle a Analista que nos haría falta alguien así en mi próxima lección.- Ya veo que si no movemos fichas en el asunto nos encajan a Sabueso. ¡Por mis ancestros no! De seguro habría conflictos internos seguidos y eso nos haría ver mal, pensó el noble castor.
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──Reyezuelo, sabréis lo que se ha decidido muy pronto. ──Luego le miró con algo más de intensidad, como si algo de vida se abriera paso en él, que parecía un muñeco viejo dejado por un niño olvidado. ──¿No le tienes al menos un poco de respeto? ¿Por qué pronuncias su nombre? ──Todo el mundo sabía que era solo una superstición, pero le hacía pensar en mala suerte escuchar el nombre de alguien a quien había querido como parte de la Compañía Negra desde que lo vio, dándole un apodo. ──Si Soplagaitas no te gusta, prueba otro diferente. ──De pronto se hizo una pequeña luz dentro de él. Quizá por eso Reyezuelo estaba siempre un poco inadaptado. No se daba cuenta, o no se acababa de creer, que poner nombres ridículos y diferentes de los que tenían les daba una protección básica, y que era el primer regalo que le hacía la compañía a los que iban a ser hermanos.
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Lombriz escuchó a Reyezuelo y la respuesta cortante de Ballestero antes de decir algo.
-¿Soplagaitas? ¿Está ya aprobado el mote oficialmente?- Preguntó Lombriz antes de acometer con lo más gordo, lo que seguramente le reportaría las mismas cortantes palabras que a Reyezuelo, pero debía decirlas.
-¿Para qué vendría muy bien a la escuadra exactamente, Reyezuelo? ¿Para seguir siendo las putas de todo el mundo? Creo que nos hemos ganado el ser algo más que simples chachas del resto de la compañía- Le espetó al altanero K'Hlata, ciertamente disgustado aunque sin intención de ofenderle.
Se le había olvidado, así que de repente miró a su alrededor para localizar a Keropis, pues no quería estar a su lado, no, en realidad no quería estar ni siquiera cerca de él, pero de momento había que tragar, así que se mantendría lo más alejado posible del zombu tanto como se lo permitieran. Luego encaró a Ballestero.
-Está bien saber algo, pero, ¿No puedes adelantarnos nada, jefe? Lo que sea, ¿Que puede ser peor que seguir siendo lo que somos?- Iba a añadir algo referente a rajarle el cuello a los propios miembros de la escuadra, pero se lo calló en el último momento, no sin mirar con rabia a Keropis.
-Así hacemos algo más que entrenar hasta reventar día tras día, aunque sea hablar en hermandad- Sentenció con una ligera sonrisa en los labios.
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Parece que la decisión ya está tomada, tocará esperar.
-Ya veo, Jefe Ballestero. Oh, claro que lo respeto, ¿crees que los espíritus de la mala suerte vendrán por haberlo pronunciado antes de que sea un miembro oficializado?- Tonto Reyezuelo, deberías de haber tenido más cuidado.
-Uhmm...- pensó mirando al carpintero a la distancía.-Soplagaitas no está mal... pero Aserrín le va mejor.- miró buscando la opinión de alguien de los presentes. Aserrín, como los desperdicios de la madera. Es buenisimo, pensó satisfecho, de la única forma que podía hacerlo alguien con tanto orgullo cuando daba una idea.
Lombriz se unió a la conversación y preguntó para qué sería útil el carpintero.
-Pues, hermano Lombriz, si recuerdas aquella reunión donde pensamos en entablar el inicio del combate desde segunda fila con ataques a distancia, el principal problema era conseguir las armas, pues ninguno de nosotros era bueno en su fabricación. Creo que Aserrín podrá ser útil.- Y quizás con el tiempo logremos cambiarnos nuestro nombre de escuadra por alguno más imponente. ¿Asaltadores, Lanzadores? ¿Cuáles habían sido los nombres que propusiste entonces, Lombriz? No estaba seguro, pero sabía que eran mejores que el pasivo nombre de Campamenteros-cava letrinas.
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──Aserrín no está mal, ──respondió Ballestero, ignorando a Lombriz, en un principio. ──Me gusta. ──Poner motes era una ciencia, algo bien complicado. ──Prueba a llamarle así, y si la gente lo sigue... ¿"Astillas"? Tampoco suena mal.
Miró a Lombriz con intensidad. Toda la que podía juntar, que era bien poca. Pero lo compensó con el tiempo que le dedicó.
──Dinos, Lombriz. ¿Te parece bien Aserrín, o prefieres Astillas? ¿O, en cambio, te gusta más el que tenía antes, Soplagaitas?
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Lombriz se quedó un rato pensativo, no mucho, ni un minuto al caso, aunque cuando terminó con sus pensamientos, pegó un brinco, asustado mientras miraba alrededor.
-Perdonad, ¿Me quedé dormido? Mis disculpas- Se acarició la nuca, sonrojado en su negra cara.
-Bueno, Astillas estaría bien, porque parece que vamos a tenerlo todos los días clavado en nuestro negro culo, así que supongo que es el más apropiado, Jefe Ballestero-
Y como era costumbre en su caótica cabeza, terminó por responder a Reyezuelo, quien debería de haber sido el primero en ser respondido, según el orden de habla de cada uno. Pero Lombriz era así, y no tenía solución.
-Sí, recuerdo aquella reunión- Levantó las manos en gesto de paz con Ballestero -De mierda, he de decir, pero las cosas son como son, y un soldado debe de obedecer lo arcordado, espero que luego no lamentemos las malas decisiones tomadas, eso sí, no quiero estar al lado de ese- Señaló a Keropis.
-Cuando volvamos a tener permiso, pelearemos, yo por mi honor, el por...No sé, por lo que él quiera-
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En medio del campo de entrenamiento, Keropis siguió aporreando al estafermo sin dar muestra alguna de ser consciente de la conversación de sus compañeros de pelotón. El eremita alternaba los golpes al muñeco de madera —sablazos a la cabeza de paja, seguidos de tajos al cuerpo y las extremidades— con embestidas con el escudo. Avanzaba y retrocedía con una agilidad impropia de alguien que portara una armadura completa. El suelo bajo sus botas metálicas se había convertido en un amasijo informe de hierba machacada y lodo. Aunque el cuerpo que se escondía bajo la oxidada coraza no parecía tener la abultada musculatura de Reyezuelo o de Campaña, gruesas astillas saltaban del estafermo cada vez que el ermitaño cargaba contra él. Al finalizar los ejercicios, el grueso poste que soportaba al monigote de madera se inclinaba ostensiblemente a pesar de haber sido clavado profundamente en la tierra.
Keropis dirigió sus pasos hacia el grupo de k'hlatas y saludo marcialmente a Ballestero, llevando el puño al pecho. Todavía empuñaba su exótica espada curva. Una telaraña de escarcha cubría la parte de la hoja más próxima a la empuñadura, aunque la tarde había sido fesca, no helada.
—Mi rrronda ha terrrminado, idonita... —murmuró dirigiéndose a su jefe de pelotón—. Ahorrra debo irrr a ayudarrr con losss barrrrilesss de aguada...
El Guardián de los Muertos se despidió con un ligero cabeceo mientas colgaba el kopesh del cinto. En el último instante, las verdes ascuas de sus ojos se detuvieron en Reyezuelo.
—Podemosss ssseguirrr prrracticando el shakhmati después de la cena, sssi te apetece...
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──Y yo te saludo, antepasado, ──respondió a Keropis. ──¿Todavía no te has decidido a pasar por la Puerta de los Mundos? ¿No te cansas de esta vida? Si un día lo necesitas, puedes acudir a mi. Te ayudaré a cruzar.
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Lombriz se había quedado dormido y Reyezuelo rechinó los dientes. ¿Cómo se atreve?. Pero si Jefe Ballestero no le llamó la atención, no le correspondía al noble castor hacerlo. Por si fuera poco, cuando despertó no eligió el apodo que se le había ocurrido. El increíble e inteligentisimo apodo de Aserrín.
Pero la indignación fue inmediatamente dejada de lado al oír el argumento por el cual era mejor el nombre de Astilla. Reyezuelo soltó una risotada.
-Tienes razón Lombriz, astilla sería apropiado.-
Luego habló de Keropis. Lombriz aún seguía con las mismas ganas de enfrentarlo que días atrás. Reyezuelo suspiró. ¿Cuando será el día en que la escuadra tenga una armonía aceitada y eficiente como las estructuras de ese juego nuevo que había aprendido?
-Pues comienzo a desear que ese día llegue pronto, así cierran este conflicto de una buena vez.- Cuanto antes mejor. Una lucha de honor sanja cualquier disputa Miró al ermita entrenar con el muñeco de madera, lo consideraba uno de los miembros más notables de la escuadra en cuanto a sus habilidades de combate, aunque en una lucha a puños limpios Lombriz no se quedaba atrás. Sería un combate digno de ver.
El guardián de los muertos se acercaba. ¿Habrá escuchado? Aquí vamos, joder...
No fue el caso. Keropis terminaba su entrenamiento e invitó al noble a continuar con las partidas de shakhmati luego de cenar. Reyezuelo asintió ante la oferta.
-Las primeras has tenido suerte ya que no conocía el juego, pero he pensado en una táctica que te arruinará.- dijo como no podía ser de otra manera, como buen orgulloso Reyezuelo odiaba perder y le había estado dando vueltas al asunto. Y también, como buen orgulloso, decidió que juntarse con la oveja negra de la escuadra no afectaría su imagen, pues Reyezuelo siempre se consideró altivo per se, y no por quienes lo rodeasen. Solo espero que no se me pegue ningún mal yuyu. Hizo un esfuerzo, además se lo había tomado como una tarea en beneficio de la escuadra. ¿Cómo iba a enfrentar aquél ermitaño los impulsos del señor oscuro si sus camaradas le daban la espalda?
Ballestero le preguntó si no deseaba ayuda para cruzar "la puerta de los mundos". Reyezuelo rió para sí. Keropis... mantienes un combate espiritual con un dios, Lombriz te reta a uno corporal, nosotros mismos tendremos uno táctico luego, y hasta Ballestero te hace competencia en cuanto a hacer preguntas sin filtro. Solo faltaría que Guepardo o Desastre vuelvan a lastimarse y tengan más vendas que tu también.
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DÍA: 23.
HORA: POR LA TARDE.
Las palabras de Reyezuelo hicieron que el ermitaño se detuviera un momento para contestar:
—Verrremosss que hasss aprrrendido, k'hlata... —musitó con su acostumbrada apatía.
Lo cierto es que los dos campamenteros llevaban un par de noches reuniéndose al anochecer tras el granero, dónde a la luz de una antorcha parecían discutir sobre la posición de unas piedras colocadas aparentemente al azar sobre la tierra húmeda. ¿Algún tipo de ritual? ¿Quién sabe...?
Antes de alejarse, Keropis centró sus resplandecientes ojos en Ballestero, el jefe del pelotón. Su desagradable e inquietante risa resonó en el campo de entrenamiento.
—Yo cuidarrré de tu dessscanssso eterrrno, bada'at... —le susurró—. Guarrrdarrré tu rrrepossso y comparrrtirrré cada noche tu muerrrte...
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AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 23.
HORA: POR LA TARDE
La respuesta "apropiada" conforme la tradición: ──Y guardarás en verdad a un muerto, pues quien maneja este cuerpo de barro será libre, pues guardas el Umbral, y ya los Antiguos no podrán oler mi rastro, venerable.
Aunque siempre tenía la duda de si no estaba largando una verdadera herejía, pues tanto diferían las enseñanzas y el idioma que supuestamente compartían. Hasta ahora Keropis siempre había tenido una actitud de irónica complacencia. O así le parecía.
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 23.
HORA: POR LA TARDE
-Pues claro que es apropiado, ya lo verás- Se cruzó de brazos y asintió.
-No sabe pelear, no sabe las costumbres de la compañía...Bueno, en realidad no sabe nada salvo sus cosas, por eso digo que será una astilla clavada en nuestro negro culo- Volvió a asentir -La pregunta es cuanto tiempo-
Cuando Keropis se acercó a hablar con Ballestero, Lombriz se apartó de ellos.
-Así que, amiguitos ¿no? Habrá que tener aún más cuidado- Pensó Lombriz mientras los miraba de reojo. Se le acumulaban los problemas.
Volvió con Reyezuelo, que de tanto pensar en sus cosas, había olvidado responderle.
-Oh sí, terminará, te lo aseguro, que no se confunda nadie al respecto, todavía hay muchas sorpresas por descubrir- Finalizó de manera críptica.
-Seguid pensando que Lombriz es retrasado, seguid, seguid-
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.
HORA: OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.
- "Hermanos… ¿Es que acaso no tenéis orgullo? Soltad vuestras lanzas y escudos. Desabrochad vuestros broches, doblad vuestras capas, y entregadlas al Capitán. Exigid compartir el castigo y los varazos que va a recibir Desastre sobre vuestras propias espaldas." -
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.
HORA: OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.
Junto a la imagen traslúcida, tenue y evanescente de un fantasmagórico Cochinillo, menos que un fantasma o un recuerdo, se alza una imagen incluso más tenue que os mira a todos en silencio, con infinita tristeza.
Después, ambos desaparecen, como un recuerdo que nunca hubiera existido, pero que sin embargo permanece, y pesa, sobre vuestros corazones y vuestras almas.
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.
HORA: OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.
¿Orgullo? Me lo he tragado tantas veces que ya no noto ni su regusto amargo.- ¿No se trataba de eso, precisamente, ser un mero soldado? De tragarse el orgullo y claudicar ante los superiores.
No nos vengas ahora con estas, Cochinillo. ¿Dónde estabas cuando nuestros Hermanos se levantaban de entre los muertos para atacarnos? Ah no, entonces no te nos aparecías para hablar de orgullo. Te callabas como una puta, entonces, ante las aberraciones cometidas por nuestro cuadro de magos. ¡Bah!- Chamán Rojo agitó la mano como para espantar a una pesada mosca.- Nos viene ahora con el orgullo...¡los cojones, el orgullo!- Instintivamente, como le había enseñado su padre, hizoel símbolo de la higa con la mano derecha, para alejar a los malos espíritus. Seguramente ni serían ellos, sino otra treta del Dios Del Dolor para descomponer a la Compañía Negra.
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.
HORA: OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. FINOS COPOS DE NIEVE.
La aparición de Cochinillo hizo que el cuerpo le convulsionara de los pies a la cabeza. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no romper filas y no mearse encima. Era el primer espíritu de su pasado que veía con tanta claridad desde que cayesen al Nuevo Mundo. Ni siquiera su hermano, que siempre le había perseguido cruelmente, se le había aparecido de aquella manera desde hacía semanas.
Yo no...yo no...yo tendré mi propio castigo, por apropiarme de una moras que no me correspondían...no podré soportar tantos varazos y Desastre...bueno, él era un Infante, seguro que Cabo Barril es indulgente con los varazos que le pegue a él, pero conmigo no será tan clemente. Además, Desastre, era un infante, seguro que aguanta mucho mejor que yo, que sólo soy un pobre tullido. Era un Infante...- ¿Cuántas veces los integrantes de aquella escuadra habían mirado a Sabandija por encima del hombro? ¿Cuántas veces se habían reído de él a sus espaldas sólo por cuidarse el pelo y adornarlo con bonitos abalorios?¿Cuántas veces lo habían ignorado? Se acordaba ahora Cochinillo de él, precisamente para compartir un castigo. No, Sabandija podía ser tonto, pero no iba a exponerse al dolor lacerante de la vara en su espalda por alguien que seguramente ni siquiera sabía que existía.
Todo esto es porque he dado caza a ese grande y jugoso cochinillo salvaje, por haber hecho morcillas con sus tripas. Quizá los espíritus se hayan chivado a los Mandos de que le puse el nombre "Cabo Tonel" porque se le parecía Barril. No, a mí Barril me romperá la espalda. Con Desastre será más cuidadoso, seguro.
VIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.
AÑO: 4715 RA.
MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).
DÍA: 24, DÍA DE LAS ESTRELLAS.
HORA: DESPUÉS DEL OCASO. - CLIMA: CIELO NUBLADO. HA DEJADO DE NEVAR.
Tras el castigo a Desastre y el anuncio del nuevo contrato, llegó el anuncio de la disolución de los Campamenteros. Sus miembros serían distribuidos entre otros Pelotones.
Ballestero dejaría de ostentar mando alguno y era trasladado a los Hostigadores, junto con Chamán Rojo, Frontera, Reyezuelo, Sabandija y Tarado.
Desastre y Piojillo quedaban provisionalmente asignados al Pelotón de Instrucción.
Keropis era trasladado al Pelotón de Infantería y asignado a la Infantería Pesada. También a Infantería iban destinados Lombriz y Plumilla.
// Salen de escena: Chamán Rojo, Frontera, Ballestero, Reyezuelo, Sabandija, Tarado. - Siguen en: Pelotón de Hostigadores.
// Salen de escena: Desastre, Piojillo. - Siguen en: Pelotón de Instrucción.
// Salen de escena: Keropis, Lombriz, Plumilla. - Siguen en: Pelotón de Infantería.