Partida Rol por web

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Escucho todo lo que dicen unos y otros y finalmente tomo la palabra. Me parece evidente por lo que estoy oyendo, pero parece ser que hay oídos invisibles que escuchan todo lo que decimos. Quizá incluso se lo estén transmitiendo a Zon Kuthon. Nuestra única defensa sería utilizar un idioma que ni él conozca. Nuestro idioma natal no proviene de este plano, así que podemos asumir que es menos probable que lo conozca.

Lanzo una mirada a los guardias de la tienda de los inquisidores y luego a mis hermanos. Y creo saber cuáles son los oídos que nos oyen.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Era evidente que Serpiente no podía desaprovechar la golosa oportunidad de sacar su lengua bífida y actuar ante la ignorancia de los hombres, como un pangolín ante un panal de miel. 

-El contrato original ha sido rescindido -dijo y pudo apreciar la extrañeza en algunos rostros. La Compañía siempre cumplía. Alzó ambas manos para acallar posibles voces-. Ante la mala fe, el engaño y el quererse aprovechar de nuestra ignorancia como recién llegados a esta tierra, existía tal posibilidad -dijo parcamente-. Y se ha llevado a cabo un nuevo contrato, con nuevos patrones. La nueva letra exigía lo que ha ocurrido. Y sí, ha muerto y sido sustituido por algo que no acierto a saber qué es y que quizá el primer mago si comprenda. De igual forma que el inquisidor gordito, que es lo que puede explicaros que se volviera en contra de sus propias filas y se alineara junto a las nuestras. Por ello os pido que os mantengáis alejados de ellos. Una hermana nuestra se hallaba donde no debía y ahora está en la Tienda de Heridos -dijo y la rabia sombreó su afirmación-. En cuanto a tu pregunta, Ballestero, llegar a responderla será labor de nuestros magos. Y aprovechó para deciros que el Primer Mago ya no forma parte de nuestro pelotón. Estar asociado a nosotros en algunas misiones, pero ahora, junto a Rastrojo, forman el cuerpo de magos, independiente de cualquier pelotón o escuadra. 

Miró a Indómito. 

-Habla, pero sé cauto. 

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Asintió cuando Poznoña les comentó que debían hablar en K'hlata. Quizá así, usando el lenguaje de la sabana, los mandos recordasen de dónde venían y les ayudase a tomar las decisiones correctas. Para Chammán Rojo usar aquella amada lengua era acordarse pura tradición, acordarse de la sabana, de su padre, reputado chamán de los Pies Rojos, y de todo lo que le reconfortaba con un candor que alejaba el frío que calaba en los huesos en aquellas inhóspitas tierras.

Chamán Rojo observaba y escuchaba a unos y otros. No le gustaba el tema de los caminantes sin vida, pero prefería a estos que a los que habían conocido en Galdán, desde luego. Pero había un tema que nadie parecía querer abordar y que no quería dejar pasar pro alto, pues no tendrían muchas oportunidades de que los mandos les dieran explicaciones.

- ¿Y qué pasa con Cielo?- Preguntó dado un paso adelante.- Ha comido carne humana. - Chamán Roo lo había visto con sus propios ojos. Repugnante. Intolerable. El canibalismo era algo que debían castigas con la muerte, ¿o no? Ya no sabía que toleraba o dejaba de tolerar esta "nueva" Compañía. Desde luego él no estaba de acuerdo. Ahora tendrían que ver la opinión de los mandos. Por una falta mucho menos grave casi le habían roto la espalda a varazos a Desastre, ahora fallecido.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Escucho a Chamán Rojo con aire pensativo. Desconozco qué es lo que pretenderán hacer con Cielo. Solo quiero añadir a las palabras de Chamán Rojo que, en Galdán, los que se corrompieron atacaron al resto de miembros de la compañía. Si el proceso es el mismo... digo pero dejando en el aire el final aunque es evidente para todos.

Luego suspiro y miro a Ponzoña. Yo no sé sobre magia, y mucho menos sobre la utilizada aquí. Pero me parece evidente una cosa: en este mundo los muertos vivientes que hemos visto hasta ahora parecen provenir del plano de Zon-Kuthon. Sospecho que es posible que los inquisidores puedan controlar a esos muertos pero que estos sirvan de nexo con Zon-Kuthon. De ese modo tendría oído en nuestro campamento bastante fuerte, ya que la tienda de los inquisidores está en todo el medio.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Si algún necio hubiera podido considerar en algún momento de su vida que los que realmente medraban y sobrevivían eran los más capaces, se hubiera llevado la mayor de las decepciones al comprobar, tras la última intervención, que la estulticia y la incompetencia eran especialmente comunes en el campamento y que las ordalías que la Duodécima había sufrido no habían garantizado, en absoluto, la supervivencia de los mejores.

Intenté ignorar a la prueba viviente de la mediocridad que se había adueñado del Campamento, pero la oportunidad era demasiado jugosa como para desaprovecharla. Además, no podía permitir que más idiotas de los necesarios consideraran lo dicho por él como algo cierto. Me lo debía a mí mismo, después de todo escuchar la misma tontería durante demasiado tiempo terminaba cansando.

- Que encuentres una castaña en un nido no significa que la castaña sea un huevo, menos aún cuando el nido se halla en la copa de un castaño. Y de ahí a pretender que la castaña está emparentada de algún modo con el pájaro va un gran paso.

Tras espetarle a Indómito aquello me giré, sonriendo, hacia Ballestero. Él sí había optado por reconocer su ignorancia y había buscado ponerle solución formulando una pregunta en lugar de abalanzarse como un descerebrado hacia presunciones estúpidas.

- Estas criaturas y las de nuestro pasado – dije señalando vagamente a los zombis que hacían guardia junto a la tienda del Inquisidor –, tienen en común lo que una montaña y un canto. O viceversa. Piensa en estos en concreto como un cacho de carne animado, porque son poco más que eso. Una vez asimilado piensa en cuál es la mejor forma de hacerlo pedazos: ¿con lanzas y virotes, a mazazos, o más bien cortándolo…? – añadí sonriendo. – En cuanto a nuestros nuevos patronos, mejor ni plantearse tocarlos. Por cierto, si alguien pretende decir algo que considera que es mejor que no sea escuchado, que no lo diga. Al fin y al cabo la magia es una llave y el K’Hlata, aunque de otro mundo, no demasiado buen candado. Y esto es mejor no olvidarlo...

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Asintió. —Gracias, señor. Cortar músculo y tendón. Hachas o espadas. —Dio un par de palmadas a su espada corta. Tenía que ir pensando en conseguir equipamiento variado: un hacha, aunque fuera de mano y, quizá, una maza. Las mazas iban bien para hacer heridos de larga duración entre la plebe. Cada herramienta tenía su aquel. Tenía que meditar todo eso.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Guepardo agradeció con asentimiento al cabo que se sincerara con los suyos, dándoles algo de información que al menos disiparía dudas e incertidumbres sin llegar a saber los entresijos y planes ocultos de los mandos y las gentes con que se relacionaban. Lo justo y necesario para que los soldados no se hicieran muchas preguntas. Aunque fuera a ellos mismos.

Las palabras de Chamán Rojo y de Indómito no fueron pasadas por alto por el jaguar. Él había intuido, había previsto y había presenciado la corrupción que finalmente aconteció en Galdan. ¿Casualidad, imaginaciones o desvaríos? Quizás, pero cuando aconteció no le pilló demasiado por sorpresa, pues algo así esperaba aunque no de aquellas formas. Y ahora estaba la duda sobre Cielo. El tiempo diría en qué se iba a convertir, nada bueno, pero por el momento adolecía de la crueldad, irritación e infamia de la que cayeron presos buena parte de la Compañía antes de convertirse en monstruos. No parecía ese el caso del infante. El tiempo lo mostraría.

Es su maldición, pensó el joven, asintiendo con la cabeza al descubrir en qué consistía la maldición de Cielo. Todos en la Compañía tenían una, eso lo tenía muy claro, y poco a poco, uno a uno, iban mostrando la suya.

Entonces volvió a escuchar aquella palabra extraña en boca de Indómito que no tenía sentido para el explorador.

¿Plano? ¿A qué se refieren con plano? ¿Algún tipo de llanura?, se preguntó no comprendiendo su significado, pero intuyendo que en una ocasión se referían al Mundo Sombrío donde gobernaba el dios oscuro. No sabía que era plano. Pero en el resto de alusiones no encontraba sentido alguno.

- ¿Qué quieres decir con que nuestro idioma no es de este plano, Indómito? No consideraría Nidal como plana, la verdad, y en efecto que el k'hlata no es de aquí, sino que proviene de las llanuras de la Gran Sabana, la tierra de nuestros ancestros, posiblemente en otro continente. Un tal Garund, según tengo entendido - comentó recordando una conversación con alguien ducho en saberes. Entonces recordó algo más y miró detenidamente al mago presente que explicaba que a los reanimados mejor filetearlos y que ante la magia un idioma extraño no siempre sería barrera indescifrable.

¿Dónde demonios estamos, Serpiente?, preguntó mudamente al hechicero, comenzando a sentirse incómodo ante el temor de una respuesta que quizás no iba a gustarle.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

-Aventurar sin conocimiento es tan peligroso o más que callar cuando se posee la sabiduría y el conocimiento -dijo a los presentes-. Hablemos de lo que sabemos a ciencia cierta. El resto de cosas no servirán más que para enturbiar el buen juicio de todos. Respecto a Cielo, solo puedo decir que la suya no es una buena situación. Muchos fuisteis testigos de su transformación y comportamiento. No es algo bueno. Ni que deba perjudicar a la Compañía. De momento será estudiado por los magos, vigilado constantemente y cualquier cosa que haga en perjuicio de la Compañía denunciada -miró a Serpiente y negó con la cabeza. Con sus palabras había confirmado lo dicho por Indómito, quizá de forma ingenua y sin base, y ya había despertado las suspicacias de al menos uno de sus hombres. Y pronto aquello sería un corrillo y las palabras se extenderían como el fuego en la sabana-. Guepardo, cuando caímos al lago, fue como un parto. Abandonamos el vientre de nuestro mundo para ser paridos en otro. No me preguntes cómo ni por qué. No tengo respuestas y dudo que nadie las tenga. Hay similitudes, pero ahí acaba todo. Estamos lejos y debemos regresar. Es nuestro objetivo y haremos lo que sea necesario para ello -esperaba que supieran leer entre líneas y que entendieran que todo cuanto se estaba haciendo iba en aquella línea-. No es fácil de asumir, como no lo sería para un puerco espín perder sus púas. Pero seguimos siendo nosotros, la duodécima, y mientras nos mantengamos unidos y fuertes nada nos vencerá. No quiero miedo, no quiero que temáis no regresar, no quiero que dejéis caer ni vuestra arma ni vuestro espíritu por esto que ahora sabéis. Nuestro hogar va con nosotros. ¿Entendido?

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

El Cabo Ponzoña nos reúne para así entregarnos ciertas informaciones e indicaciones. Lo primero es acerca del uso del idioma K'Hlata, lo que me parece perfecto pues el Oscuro no es un idioma que haya terminado de dominar todavía mientras que en el idioma de la Gran Sabana ya consigo entender y expresarme como cualquier otro. Por tanto acepto muy agradado la indicación con un asentimiento y manteniendo silencio pues es obvio que el Cabo requiere seguir hablando.

Lo segundo es la prohibición de interactuar con cualquiera que no sea de la Compañía Negra, lo que me parece muy sabio, especialmente si habla de los "inquisidores" y sus "fieles soldados". Sea como sea, no me apetece en lo más mínimo cruzar palabra alguna con esas criaturas y sus siervos no-muertos, por lo que acepto la orden con mucho agrado, nuevamente.

El tercer tema es Reyezuelo y su situación. No entiendo qué fue lo que le sucedió al k'hlata pero me queda claro de que en otro tiempo y lugar, le habrían desollado como castigo. En cambio, en la situación actual y con los reducidos números que tenemos, los mandos parece que desean ser clementes. No me molesta, la verdad es que no me importa. No tengo especial aprecio por él y poco me importa si vive o muere, pero que los mandos decidan.

"¿Hacer leña del árbol caído? No, no es mi estilo tampoco."

A continuación menciona como buena noticia que a Desastre le devolverán su rango postumamente. No sé me ocurre como eso podría gustarme, ni siquiera interesarme. Desastre está muerto y se pudrirá como cualquier cadáver a menos que se le queme, soldado o no soldado, seguirá muerto.

Bajo la vista, para no demostrar mi desinterés acerca del tema pues imagino que a otros sí puede serles relevante. No haré leña del árbol caído.

Algunos de mis compañeros Hostigadores hacen preguntas y el Cabo Ponzoña responde que nuestro contrato antiguo ya no es vigente, ahora trabajamos para el nuevo inquisidor, que en realidad trabaja para unas brujas o algo así. No me importa en realidad, tal como dice el Mago Serpiente, pues obedezco las órdenes de mis superiores y, si ellos me indican que obedezca a tal o cual tipo de fuera, lo haré porque mi oficial me lo indicó. Solo eso.

Otras conversaciones comienzan a darse pero ignoro lo que dice la mayoría, pero me quedo principalmente con lo que dice al final el Cabo. No sabemos tampoco qué ha sucedido con Cielo pero le mantendrán en observación hasta saber mejor lo que ha ocurrido y en como va a influir.

Luego habla del mundo y creo entender de que nuestro fin será volver a nuestro mundo, por lo que decido preguntarle al Cabo:

 - "¿Señor, y para qué queremos volver, Señor? Nidal y sus gentes parecen bien mierda pero el mundo del que provenimos no era mejor, la verdad y no sé qué nos encontraríamos allá después de lo que sucedió en Galdan. Creo que, si buscamos bien, podemos encontrar un buen lugar para medrar en cualquier mundo, Señor."

Nuestro mundo no era precisamente el mejor lugar. Imperios de malditos asesinos crueles, hechiceros poderosos megalómanos que se hacen adorar como dioses y asesinando a cualquiera que se atreva a contrariarlos. Ciudades decadentes y montones de mierda al que llamar hogar. No hay nada allá para mí si en este lugar puedo encontrar donde comer y vivir.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Las palabras de Ponzoña impactaron al joven jaguar que poco a poco fue comprendiendo su situación: ya no estaban en su mundo. Habían viajado a otro. Como el Mundo de las Sombras o el Mundo de los Espíritus o Nidal y las naciones que lo rodeaban junto a otros continentes, que también eran otro mundo. La pequeña y limitada cosmología del k'hlata se agrietaba y rompía como un saco de fina arpillera al que se le introducían rocas y más rocas, desbordándose por todas partes, demostrando que su visión del mundo era ínfima en relación con la realidad. Él siempre pensó que, de alguna manera, habían saltado a otra parte de su mundo, como hiciera la magia de Seldocha, pero la verdad parecía ser bien distinta.

Guepardo agachó la cabeza, sintiendo una mezcla de vértigo y pesadumbre. En su fuero interno siempre había abrigado la esperanza de poder volver a ver a los suyos, a su madre y especialmente a sus hermanos menores. A retar a los líderes jaguares, corrompidos por la Reina de la Oscuridad, demostrar su valía adquirida en la Compañía y recuperar su estatus, su honor negado y robado, o morir en el intento. A volver a ver las extensas llanuras de la Gran Sabana, con sus planicies de hierbas altas, ondulándose ante el soplo del viento y perdiéndose en el horizonte. A observar el vuelo de las garzas y los serpentarios, el correr del antílope o el ñu, o la velocidad de sus estimados guepardos. El poderío de los leones con su corte de hembras o la majestuosidad de los jaguares. Ahora no volvería a ver nada de aquello. Llegaron por arte de brujería gracias a la Lanza de Matagatos, pero esta se había perdido. ¿Cómo iban a recrear la misma magia para volver sin ella?

Abrumado, el hostigador se limitó a asentir con la cabeza a las palabras del Cabo, más cargadas de deseo que de certeza o seguridad en ellas. Las palabras de diversos compañeros le hicieron sentir un necio por un lado, hablando estos con tanta soltura de temas arcanos que él ignoraba, pareciendo aprendices de Serpiente. Solo que sin sarcasmo ni retórica vana. Las últimas palabras de Dolor hicieron que Guepardo alzara la vista y frunciera el ceño. No le gustó lo que oyó de su boca, aunque comprendió su postura.

- Vienes de una vida miserable en una ciudad miserable que quizás ya no exista tras la debacle de los reinos Pastel y la destrucción que sobrevino después. Para ti aquello fue una liberación - comentó el jaguar con voz grave al chondeloriano, recordando la penosa situación de los doloritas a la vez que esperaba que el cataclismo no hubiera alcanzado a la lejana Gran Sabana  -. Y quizás haya otros k'hlatas que sientan que sus tribus natales no merezcan la pena, cuando las abandonaron o huyeron de las mismas. O sencillamente ya no existan para pensar en ellas - añadió pensando el Reyezuelo y la extinción de la tribu de los Castores -. No es mi caso... aunque quizás no poder volver sea nuestro inevitable sino - admitió con tono apagado, tratando de asimilar la dura realidad.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Realmente esta gente no había comprendido. A estas alturas.

Miró a los muchachos. —Estoy con la Compañía Negra. Estoy en el hogar. Mi pasado no importa, ha quedado atrás. Solamente importan mis hermanos.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Asintió y sonrió a Ballestero.

-Esa es la gran verdad. No importa las tierras que hollemos, sean propias o ajenas. Nuestro hogar viaja con nosotros, sobre nuestros pies, caballos y carros, en nuestros corazones. Somos como esos varisios de los que hemos oído hablar y que viajan de aquí para allá, sin un terruño propio porque el mundo entero es suyo, pues su hogar viaja y está formado por todos ellos. Personalmente, preferiría que mis huesos descansaran allí donde el sol me vio nacer, pero vivir... Vivir quiero hacerlo en la Compañía, se encuentre donde se encuentre -les dijo a los presentes-. Ahora, es hora de volver a nuestros quehaceres. Romped filas y regresad a vuestras obligaciones. 

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Miro a Guepardo cuando me habla pues tiene completa razón. No hay nada para mí allá, solo la misma miseria y muerte que puedo encontrar en cualquier lugar. Lo único importante para mí es el futuro que tengo y ese, desde el momento en que juré hasta el día de mi muerte, está con la Compañía Negra.

Pero tanto por su palabra como por su semblante entiendo que para él no es así y de alguna manera añora volver a las tierras que dejó. No veo que haya una lógica en jurar servir para siempre en un grupo que no para de moverse con el quedarse en sus tierras, pero no soy quien para juzgar a mis hermanos.

Asiento a sus palabras para luego escuchar a Ballestero y luego al Cabo mismo, quienes pronuncian las palabras que pienso y siento. No queda nada más que agregar.

Rompo filas ante la orden de mi superior y me preparo para la ceremonia que se acerca.

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Un Frontera algo taciturno asintió a las últimas palabras que se pronunciaron, recordando su infancia entre los Nubes Dispersas y sabiendo que aquellos tiempos quedaban atrás y no estaban destinados a volver. Su futuro era, y había sido desde hace mucho, luchar codo con codo junto a todos estos hombres y eventualmente morir al servicio de la Compañía. No es que hubiera sido nunca especialmente belicoso, pero desde luego era mejor morir así, que esperando en una tribu en una región en guerra a que llegase alguien más poderoso a acabar con toda tu familia.

Saludó al Cabo y al Segundo antes de retirarse de vuelta hacia las cocinas. Pronto habría que preparar la cena... 

TRIGÉSIMO CUARTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 7, DÍA DE LAS ESTRELLAS.

HORA: POR LA TARDE. - CLIMA: CIELO GRIS. TEMPERATURA TEMPLADA.

Todo este asunto estaba desembocando en un ambiente sospechosamente tierno. Pronto acabarían con lágrimas en los ojos, y dándose abrazos y palmadas, o cosas peores. No podía soportar tales cosas. O las anhelaba peligrosamente. Eran pozos sin fondo que sabía que estaban ahí, pero no quería mirar.

—Bueno. Si. Hermanos, ¿eh? ¡Despejad! Cada uno a lo suyo. En marcha.

Él mismo se largó bastante tenso, como si se hubiera tragado un tenedor.