Partida Rol por web

TRIGÉSIMO QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ANTES DE MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

-Ya veo.- Reyezuelo chasqueó la lengua, desilusionado. -Solo ha sido una quimera, aunque juraría que ese anciano parecía haber sanado, era como si la herida que antes tenía ya no estuviese, como si no sintiera el dolor.- El Aprendiz de Analista se llevó una mano al mentón cuando una idea asomó en su mente. Como si no sintiera el dolor...

Reyezuelo tenía mucho aguante y un umbral del dolor alto, pero una cosa era poder resistir el dolor y disimularlo como hacía en esos momentos, y otra cosa era no sentirlo. Era un paso más allá de sus capacidades.

-¿Será que lo interpreté mal, y más que sanar, la técnica ocultaba el dolor? ¿Puede la mente tener tal poder?- Preguntó a la curandera, pero luego agregó. -Oh, lo siento Plumilla, no me hagas caso, tienes cosas más importantes que hacer ahora, siento molestarte.- Miró a Capitán y Ponzoña en el otro sector de la tienda de heridos haciendo preparativos. Al fin de cuentas, solo soy un recluta. -Descansaré como has indicado.-

TRIGÉSIMO QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ANTES DE MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Los hombres estaban impacientes por moverse, por tener algo que hacer. Eso era bueno y era malo. Todos sabían lo que era la guerra: mucho, mucho, mucho tiempo de espera seguido de carreras y muerte. Quizá fuera necesario permanecer ahí muchos días. Incluso muchos meses.

Era durante esas largas esperas cuando las guerras se ganaban o se perdían. Tenía que pensar cómo aliviar tanto y tanto tiempo. Miró las murallas de caña.

Eran demasiado perímetro. Quizá hubiera que volver a cavar la trinchera y reducir un poco su longitud. Y había que pensar en esa obra de ladrillo. Las torres. Oh, si. Para comenzar necesitaban una buena cimentación. Y había que entrenar un pequeño grupo de ballesteros.

Había que llenar el tiempo y disipar esa impaciencia con duro trabajo. Si hubiera sido otra persona, Ballestero hubiera sonreído, pero él no dejó entrever más que una inmovilidad un poco diferente. Sabía que ese tipo de organización era su fuerte. Le iban a odiar, pero iban a sudar cada pulgada de muralla.

TRIGÉSIMO QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ANTES DE MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

- Lo de que no es modo de vivir es una afirmación tremendamente subjetiva, Capitán Matagatos – intervine sonriendo. -  Lo que me sorprende, no obstante, es esa peculiar restricción en la dieta sobre no consumir carne de “inocentes”, algo que agravaría su situación igual que forzar una abstinencia.

Me aproximé a Cielo y lo observé largo rato. Mientras lo hacía comencé a girar en torno a él, como la serpiente que comienza a estrangular a su presa.

- ¿Qué es inocente, Cielo? O mejor dicho, ¿quién o qué es lo que determina que alguien es inocente? Porque el concepto de inocente de las autoridades de Nidal probablemente sea muy diferentes al concepto de inocente que tiene la viuda del alcalde de Verdín. Me parece una cuestión más pertinente que preguntar si hay cura o, de existir, cuál es, porque para responder a estas dos cuestiones será necesario tiempo, un tiempo en el que Cielo deberá seguir alimentándose. A no ser que queramos “agravar” su situación. Algo por lo que confieso, siento una enorme curiosidad…

Una curiosidad que podía verse fácilmente saciada si se le mantenía encadenado sin proporcionarle el alimento que supuestamente necesitaba, o alimentándole con un inocente tan pronto concretáramos el vaguísimo concepto de “inocente”.

TRIGÉSIMO QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ANTES DE MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Reflexionó sobre las palabras del Mago Serpiente. Cuanto menos, enigmáticas, turbadoras, pues introducía un concepto moral en el que Cielo no había reparado. Mientras el Primer Mago daba vueltas alrededor de él, como esperando una transformación ante sus ojos, asimilaba las palabras de sus superiores.

Bien era cierto en que coincidía en que no era modo de vivir, eso de ir devorando a otras personas por la vida, pero… si le había tocado, el instinto de supervivencia, y el miedo a que surgiese algo peor, harían el resto y seguiría la dieta prescrita. Ahora bien, volviendo a la definición de seres inocentes o no…

-Entiendo lo que dices; todo depende del punto de vista; quizá sea relativo a eso, a mi propio punto de vista. Que sienta que me alimento de alguien que yo crea que es un ser maligno, o que yo pueda pensar que, por el contrario, no lo sea, puede que sea la diferencia. Al final, de un modo u otro, se trata de frenar algo, comiendo carne humana, y, de algún modo, que el pensar que la presa es… "justa", sería el término, en tanto en cuanto es enemigo derrotado y por el que no sienta remordimientos, puede que sea la diferencia.

No estaba acostumbrado a divagaciones sobre ética, moral, y abstracciones similares, eso era obvio.

-Si fuese un ser ungido por el mal… podría ser lo contrario; que me fuese convirtiendo en un ser angelical, salvo que me alimentase de seres inocentes, como recién nacidos, gente que no ha hecho mal a nadie, o algo por el estilo. Supongo.

Suspiró…

-Debe ser eso, alimentarme de seres que considere opuestos a aquello que yo considere bueno, como todos aquellos con los que nos hemos batido en las últimas batallas que hemos librado.

TRIGÉSIMO QUINTO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 8, DÍA DEL SOL.

HORA: ANTES DE MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

No podía evitarlo. La conversación le asqueaba, tanto como un cadáver podrido que llevara un mes a la intemperie, extendiendo su hedor putrefacto en derredor. 

-Primer Mago, lo de subjetiva lo será para ti. Ningún hombre debería alimentarse de otro hombre. Es un tabú extendido y por algo será -dijo secamente-. ¿O acaso te estás planteando compartir la carroña de Cielo en vez de comer el rancho de la Compañía? -el carácter melifluo de Serpiente y su constante necesidad de afirmar su personalidad diversa le conducía a una extravagancia sin sentido a ojos del Hiena-. La cuestión no es si alguien merece ser sacrificado o no para luego ser devorado. No es el punto de partida ni justificaría su muerte solo porque tú sientas hambre -dijo mirando a Cielo-. ¿Y qué es un ser angelical? -preguntó con extrañeza ante algo de lo que no había oído hablar jamás-. Lo que sí es importante es saber por qué ha ocurrido esto, tal y como señala Capitán. Ya hemos conocido y vivido la corrupción. Por desgracia. ¿Por qué te ha ocurrido esto, Cielo? No creo que sea algo que ha pasado de la noche a la mañana y en medio de una batalla. Ha podido ser el detonante, pero antes debías de haber comprobado que algo no iba a bien. ¿Es así, soldado? ¿Esto se remonta a antes de haber llegado aquí o despertó en estas tierras?