Partida Rol por web

La Compañía Negra 3: Tierra de Sombras.

El Lago Verde.

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04/12/2019, 13:31
Instrucción: Recluta Piojillo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Vaya, parece que el cabo Ponzoña ha pensado lo mismo que yo, pero no parecen estar teniendo mucho éxito. Es así que cojo una rama de la hoguera que ya tenemos encendida y me acerco a los Hostigadores. Cuando veo a Tarado allí, frunzo el ceño y tomo nota mental.

Cabo, nosotros ya prendimos nuestra hoguera. Si quiere, tenga esta rama para prender la suya.

Luego miro a Tarado. Cuando puedas andar, ven con nosotros. Me acerco al lago para ver como el resto también viene. Veo a Lombriz parado mirando a la nada. Lanzo un bufido, estas cosas hacen que seamos los menos valorados de la compañía pese a haber sobrevivido incluso a la caballería.

¡Lombriz, deja de hacer el estúpido y ven a secarte en la hoguera de una jodida vez!

Me vuelvo a la hoguera. Plumilla está temporalmente en Infantería mientras cuida de Palomita. No puedo estar cada vez que la Infantería se mueva diciendo ve con ellos, así que ahora y hasta que se recupere Palomita, Plumilla estará allí. Pero sigue siendo nuestra hermana campamentera no como Derviche pienso sin llegar a pronunciarlo.

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04/12/2019, 16:49
Hostigadores: Soldado Nueva Dedos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Durante un momento de pavor, justo después de quitarme la armadura había echado mano rápidamente a mi cuello al mismo tiempo que miraba a Capitán a través de los metros que nos separaban, para comprobar que el saquito que solía llevar colgado no había desaparecido ni sufrido daños. Respiré hondo: allí seguía. Y su contenido también.

Más tranquila, tras añadir las ropas de viajero a lo que ya llevaba puesto y volver a colocarme la armadura y capa negra, comencé a correr en el sitio, pataleando fuerte, y frotando los brazos. Sentía mucho frío, y al mirar al cielo por un momento también sentí miedo.

Si hace esta temperatura con el sol alto, ¿cómo será la noche?

En ese momento decidí que había algo que odiaba más que pasar hambre: pasar frío.

Observé a Rastrojo intentar usar algún tipo de truco, para calentarse más rápido quizá, y torcí el gesto. También rechacé su ayuda, acompañada de un pergamino. El posible resultado podría no ser seguro. No me gustaba la magia allá en la sabana, y aquí, quién sabía los efectos que podía tener.

- Vamos.

Había que ponerse en marcha, y pronuncié la palabra con tono de petición. No quería perder al resto del grupo, y tenía que alcanzar a los hombres del Cabo Barril.

- Al final, ¿quién se encarga de las mochilas?

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04/12/2019, 17:25
Infantería: Soldado Nuevo Lombriz.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Ni siquiera la amnésica y fracturada mente de Lombriz pudo defenderse de lo acontecido aquel último día en las tierras del Triplete.

Un exceso de todo lo malo de aquel podrido mundo, donde las artes oscuras campaban a sus anchas, llegando al clímax demente que a Lombriz, desde el inicio del terror, le pareció infinitamente más doloroso y terrorífico que los pocos y vagos recuerdos que tenía cuando servía como esclavo del profanador.

Compañeros que se convertían en hambrientos demonios, para segundos después, devorar la carne de sus amigos, amantes e incluso familiares. Después llegó lo peor.

La roca partida con la lanza, la sensación de caer, la aparición de Zon-Khuton, el dios del dolor, intentando llevarse sus almas para convertirlos en esclavos similares a cáscaras vacías, igual que como había sido Lombriz mientras que era esclavo del profanador. Pero a él no podía quitarle nada, o eso creía, Lombriz ya tenía la marca en su alma de un señor, y eso no podía cambiarlo nadie. O si.

En un segundo recordó absolutamente todo su pasado, imágenes, niñez, juventud, pasiones, servidumbre ciega y desalmada. Todo gracias al vastísimo poder de Zon-Khuton.

Y cuando el señor del dolor ya lo tenía en sus manos, su boca se llenó de un frio y repulsivo sabor a cieno. Su mente quedó en blanco y Lombriz se entregó a los brazos del infinito, su cuenta volvía a cero, no recordaba absolutamente nada de nuevo, todo era vacío, hueco y sin imágenes, tan solo un sentimiento de profunda tristeza y dolor.

-Bueno, ya está, se acabó el cuento de...-

- Joder he olvidado hasta mi nombre-

Entonces el blanco infinito cambió al negro oscuro y profundo, un frío gélido le golpeó la médula con la fuerza de un... ¿De un qué?, de 'un' algo seguramente muy grande.

Intentó moverse pero su cuerpo no respondía de manera normal, parecía estar flotando, retenido por algún tipo de fuerza invisible que lo volvía torpe y lento, todo junto al hecho de que no era capaz de respirar. ¿Por qué no podía respirar?

Abrió la boca e inspiró con todas sus fuerzas y al instante entendió la respuesta a su falta de aire cuando el agua inundó sus pulmones. No estaba en ningún tipo de cielo o infierno, estaba en un lago, un puto y gélido lago, además poco profundo. Se estaba ahogando por imbécil.

Lombriz saltó como un resorte para ponerse en pie, vomitando primero y tosiendo después el asqueroso fango del fondo del lago.

-"BLEEEERGGG PUAAAAGGG, COFCOFCOFOCOFOCOF"-

Estaba empapado como un pequeño gato, asustado, dolorido y terriblemente helado.

Miró a su alrededor, donde un montón de personas que no conocía de nada se afanaban por salir de aquel lago. Unos eran blancos de piel y bramaban órdenes y los que las cumplían eran otros negros como él. Salió del agua tiritando, con los brazos entrecruzados, todas aquellas cosas que llevaba encima le pesaban un mundo, y sin ni siquiera saber de dónde las había sacado, avanzó un par de metros por el barro  húmedo quedándose allí en mitad de tierra de nadie, mirando el bosque que se extendía ante él a muchos metros de distancia, rodeado de aquella gente extraña.

Se sintió más solo que nunca.

-¿Y ahora qué?- Se preguntó mientras tiritaba. No sabía qué hacer, con quien hablar o a donde ir, los escuchaba a unos y otros, todos concentrados en su pequeño mundo, nada que a Lombriz le sonase familiar, tan solo la frustración y el dolor profundo de sus amargas voces.

Entonces escuchó a uno de ellos darle voces, algo sobre una lombriz, y en su mente apareció una estúpida representación de dicho animal bailando junto a un pequeño piojo hinchado de sangre.

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04/12/2019, 17:44
Hostigadores: Soldado Nuevo Guepardo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Guepardo observó cómo el cabo iba a informar a Matagatos sobre lo descubierto en el terreno. Quizás el Capitán diera órdenes al respecto de buscar enclaves. Al menos, el hecho de saber de que podía haber población cercana era en sí bueno. Tanto para acudir a ellos como para prevenirse. También pudo ver a lo lejos las ruinas de lo que parecía el templo del que hablaban. El k'hlata no supo que pensar al respecto. Para él crear grandes edificios pétreos para adorar a los espíritus o divinidades le parecía un sinsentido. Ellos estaban en todas partes y en todas partes podías comunicarte con ellos. Lo que sí advirtió fue el tipo de edificio. Nada que ver con el feo, deprimente, megalómano, corrupto y sombrío templo de Chon'Delor, erigido al Señor del Dolor y de las Sombras, Zon Khuton.

Las nuevas órdenes de Ponzoña le devolvieron a la realidad: era hora de encender los fuegos. La mayoría de los presentes tiritaba de frío y el calor de una buena fogata resultaría providencial. Con los últimos leños recogidos se acercó a la pira que había apilado junto a Caracabra. Este ya comenzaba a intentar prender la llama ayudado por una yesca y un pedernal prestados por el cabo. Sería mucho más rápido que emplear un buril. El jaguar se hizo con un puñado de hojarasca no húmeda y la dejó sobre la madera como lugar a donde debía arrojar el caimán las chispas. El fuego llegaría mucho antes.

No pudo evitar escuchar el parloteo entre el grajo y la serpiente con sus abundantes palabras llenas de vacío. Suspiró y emitió una leve negación con la cabeza mientras se centraba en hacer cosas más productivas como encender el fuego o no pensar en nada. Entonces habló Dedos. Parece que se llevaría de paseo al cuervo.

- Estaremos por aquí, Dedos. Supongo que será cosa nuestra - le contestó para liberarla de obligaciones o preocupaciones sobre el bagaje y así poder marchar hacia el edificio ruinoso. Aun así miró a Ponzoña en busca de afirmación o negación.

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04/12/2019, 17:58
Hostigadores: Soldado Nuevo Tarado.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Tarado comenzaba a entrar en calor frente a la hoguera de los hostigadores y su mente comienza a trabajar algo más acelerada. Antes parecía un simple hipopótamo retozando al sol y ahora empezaba a bostezar queriendo activarse. Sus pies volvían a coger calor, podía mover los dedos. - Bien no se me han congelado y veo que el cerebro vuelve a funcionar, alabados sean los dioses. - hace una plegaria y tras frotarse las manos al fuego hace caso de su compañero Piojillo. No sin antes dar las gracias. - Creo que estoy mejor, gracias por ayudarme a salir Cabo Ponzoña. Voy a ver si necesitan ayuda con la recolección de madera. - se mueve hasta la hoguera de los Campamenteros. Una vez allí saca la lanza y soportando su cuerpo sobre ella se mantiene frente al fuego. El calor de las llamas acaricia su cara, la manta sobre los hombros mantiene el calor impidiendo que se escape al frío exterior y la mano sobre la lanza hace que el cuerpo recuerde que no es momento de dormir. Todo estaba tranquilo y era algo que le podría pasar a cualquier persona habiendo estado en una situación parecida. 

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04/12/2019, 19:58
Hostigadores: Soldado Nuevo Pelagatos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

El frío se apoderaba de él, lo notaba subir por sus pantorrillas, un frío endemoniado que le hacía temblar. Tuvo que morderse los carrillos para que sus dientes no delataran el temblor que estaba sufriendo. Conocía lo que era estar enfermo, lo conocía de forma sobrada. Desde niño había tenido que lidiar con la enfermedad, su salud no era la más boyante cuando era un infante. Muchos de sus compañeros de generación habían demostrado más vitalidad que él, quizás ahora que el frío les atenazaba, estuvieran menos preparados.

Tenía órdenes que cumplir, se concentró en ellas y en el frío para evitar que la locura se apoderara de él. Era Pelagatos el débil, el herido pero no el loco, eso no era lo que iba a suceder. Cerró los ojos y alejó las imágenes tan salvajes que había visto. No quiso obsesionarse con lo que aquel dios de la maldad había hecho a Palomita y sin embargo no pudo evitar recordar la promesa que le había hecho a su primo Lagrimita. La raza se acababa, las opciones eran cada vez menores y él no podía permitirlo. El primer fracaso había llegado casi al instante, sin que tuviera opción a evitarlo.

Molesto el oscuro procedió a retirar su vieja ropa por una nueva, los sagrados ropajes de senescal que había tomado del difunto Ridvan. Las ropas ceremoniales de los primeros miembros de la Compañía Negra. Se cambio protegido por sus dos caballos, cuando se las enfundó sintió una sensación especial. Tomó de las riendas a los animales y caminó con ellos para acercarlos al fuego y dejar cerca de él sus ropas húmedas. Tras eso se dispuso a tomar sus armas y ejercer la guardia que su superior le había ordenado. El frío continuaba aumentado y Pelagatos ya había tomado conciencia de que iba a pasar una temporada más bajo de forma de lo habitual, lo que ya de por sí era algo habitual.

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04/12/2019, 21:33
[RIP] Instrucción: Soldado Novato Desastre.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.


Me alegra ver que estás bien.

Dijo Desastre a Tarado, tras haberle ayudado a salir del agua. No se enteraba demasiado de lo que sucedía pero, al volver a mirar al agua, Lombriz ya había salido. No veía a nadie más que necesitara ser sacado de allí de modo que se limitó a girarse para proseguir con su trabajo. Sentía frío y ganas de tiritar, su mente no comprendía bien las cosas, pero la realización de cosas solía ayudar a recobrar la normalidad.

Fue a buscar leña, ya que era la última orden que había recibido, bostezando por el camino. No era sueño, era cansancio acumulado y dolor. Pero antes se pasó por la orilla donde dejó su mochila, arma y escudo, se equipó, y regresó a la tarea. Sin un buen machete para conseguirlo tendría que conformarse con la leña que encontrase por ahí, pero debería ser suficiente. Algunos descansaban junto al fuego y, para que eso fuese posible, otros debían trabajar. Él ya descansaría otro día.

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04/12/2019, 21:50
Capitán.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Parecía que al fin se ponían en movimiento, lo que era bueno... A diferencia de todo lo demás, claro. Puede que aún no fuera totalmente evidente, pero a estas alturas, Capitán se sabía enfermo. El frío había anidado en sus huesos y sus pulmones, y sería complicado expulsarle de allí. Sin embargo, si algo preocupaba más aún al antiguo Matagatos era Palomita. Urgente y grave eran palabras que se quedaban cortas a la hora de definir lo necesario del tratamiento y su estado de salud, y no pudo evitar que parte de aquel diagnóstico permeara en su rostro. 

-A paso ligero, cabo Barril-dijo simplemente, aunque no era una orden. O, al menos, el tono no parecía ser el de la misma, sino más bien una sugerencia o una súplica. Y hablando de paso ligero, allá corría Sabandija, huyendo de quién sabía qué. Puede que de algún recuerdo o visión, no lo sabía. Él bastante tenía ya encima con los retazos que le llegaban de lo ocurrido en su "viaje", y con sus reflexiones sobre el condenado Viejo. 

Y, por si fuera poco, ahora Piojillo caía también.

"Este sitio va a conseguir lo que no lograron los demonios" pensó con amargura. Recogió las cosas de Lagrimita, para que no quedaran tiradas, y avanzó hacia la hoguera donde había caído el Campamentero. Pues alguien debía auxiliarle. 

-¡Si alguien se encuentra lo bastante entero, que me traiga a Sabandija! ¡Pelagatos, tú a caballo serías el candidato ideal! ¡El resto, calentaos lo posible, juntaos al fuego, y haced acopio de lo que hayáis conseguido. Pronto iremos tras el grupo de Barril. 

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04/12/2019, 22:02
Instrucción: Recluta Reyezuelo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

- Desastre, Tarado y Lombriz... - Repitió para sí a la respuesta de Frontera, ya no por hacer lista, sino por tratar de identificar un rostro a cada uno de aquellos nombres. Afortunadamente, cuando los que faltaban lograron salir del agua no necesitó darle más vueltas. Eran buenas noticias.

Su mente bullía con el vívido recuerdo del Padre Castor mientras se esforzaba para entrar en calor. Aunque hacía tantísimo frío que el cuerpo le dolía y una incomodidad creciente comenzaba a alojarse en su pecho, aquellos momentos le sirvieron para recordar de sí mismo lo que necesitaba. Era hijo de una casta noble. La sangre más fuerte de la sabana corría por sus venas, y si había sobrevivido a aquella experiencia era porque sus ancestros estaban a su lado. Llegar a esa conclusión le permitió aferrarse a un pilar tan férreo como sus propios deseos de supervivencia, alejando de sí todo aquello que no necesitaba recordar. De momento. Puede que allí le hubiesen dado otro nombre, pero sabía perfectamente quién era.

Pero la auto-complacencia no dura demasiado. Levanta la mirada de golpe cuando el grito de Sabandija cruza el aire.

Y no solo él. El frágil Piojillo acababa de dar su último grito para acto seguido caer redondo. Sin duda acababa de dar sus últimas energías para lograr lo imposible, y a la vista estaba el resultado. ¿O lo habían herido en la caída y no se habían dado cuenta? Hubiera sido demasiado pedir que aquella experiencia les permitiera proseguir indemnes y él no era un sanador ni un chamán. Podría estarse muriendo en aquel mismo momento, y no tendría manera de ayudarlo.

- !Aquí... - Y un torrente de tos incontrolable ataca a Reyezuelo, obligándolo a doblarse hacia delante - Es... - Sigue tosiendo, aunque de lo que tenía ganas era de gritar de pura frustración. Aquellos hombres necesitaban a alguien que los guiase ¡Alguien con verdaderas dotes de mando! ¿Cómo era posible que en el peor momento se fuese a quedar sin voz?

Afortunadamente, el mismo Capitán se dirigía hacia ellos  para atender al caído y lanzar las órdenes que a él hubiese gustado dar, de estar en su posición. Le dedica un breve gesto de asentimiento, agradecido.

Reyezuelo baja la cabeza, concentrándose en controlar los escandalosos espasmos que brotaban de su pecho. Detestaba aquella clase de debilidad. 

Mira en dirección a la expedición y frunce el ceño. Aunque se esforzaran en ocultarlo, muchos no tardarían en caer enfermos si no cambiaba la situación cuanto antes. Cada vez era más evidente que no habían salido de peligro. Dirige entonces la mirada al renombrado como Analista, pero es un contacto breve igual que lo había sido con el capitán. Cada cosa tiene su momento y lugar, y aquella era una excepción.

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04/12/2019, 22:46
Hostigadores: Soldado Nuevo Pelagatos.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

MEDIODÍA.

Estaba ya caminando hacia el fuego llevando de las riendas a Orgullo y a Jerifalte cuando escuchó las palabras de Matagatos. Sugirió su nombre y la sugerencia del máximo oficial de la última de las doce compañías libres de Khatovar tenía una única respuesta para un soldado como él.

Voy Capitán —dijo el jinete con presteza en cuanto escuchó su nombre sonar. Había trabajo que hacer, las órdenes concretas eran buena cosa. Mientras cumplía las órdenes no tenía que preocuparse en pensar.

Miró a sus dos caballos y dudó a cuál elegir. Tras unos instantes de duda palmeó el cuello de Orgullo y con cariño le habló como si se tratara de un ser humano.

Hay trabajo que hacer, vamos a ello —dijo en tono de confidencia a su animal y luego elevó la voz para que sus compañeros le escucharan—. Agradecería si alguien acercara a Jerifalte al fuego.

No habló mucho más y dejó a Jerifalte a un lado con la esperanza de que alguien recogiera su invitación. Colgó de la silla del enorme caballo heredado sus ropas húmedas y se montó en su fiel caballo. Tras meter sus pies en los estribos y agarrar las riendas se sintió cómodo de nuevo. El frío seguía siendo atroz y ya no había ninguna duda de que le iba a pasar factura, lo tenía claro pero al menos podía seguir montando.

Clavó sus talones en los cuartos traseros de Orgullo y no hizo falta más, el caballo aceptó la orden. El objetivo era recoger a Sabandija del pelotón de los campamenteros.

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04/12/2019, 23:32
Hostigadores: Soldado Novato Frontera.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.


 

El calor del fuego hizo maravillas en el estado de Frontera, que empezó a notar una temperatura corporal más saludable y notó cómo tiritaba menos. Sin embargo, casi todos sus compañeros tenían un aspecto lamentable, algunos con temblores acusados y la tez pálida, incluso pese al color natural de los K'Hlata.

Acercaos todos al fuego -dijo en general- Primero coged calor y luego seguiremos recogiendo leña. Esa dejadla por ahí en otro montón, este fuego ya es suficientemente grande... -dijo a alguno de sus compañeros que traía algunas ramas más.

De repente, Piojillo se puso pálido y cayó como un plomo al suelo.

¡P-piojillo!

Frontera rodeó el fuego y comprobó el estado del actual jefe de los Campamenteros. Estaba helado. Empujo el cuerpo inconsciente de Piojillo para acercarlo más al fuego, y se giró para llamar al Capitán, mientras Reyezuelo tenía un ataque de tos importante.

¡C-Capitán! Piojillo se ha desmayado... -dijo primero gritando, pero luego bajando la voz a un tono normal al ver que Matagatos ya venía andando hasta la hoguera.

Observó preocupado a Piojillo, y dejó espacio al Capitán. Mientras le atendía, comprobó el estado de sus otros compañeros, empezando por Chamán Rojo y Reyezuelo, que eran los que más pálidos estaban, y además la tos de Reyezuelo sonaba fatal. Comprobó el nivel de humedad de las capas y mantas que habían puesto a secar y las que consideró adecuadamente secas las utilizó para abrigar a sus compañeros. Estaba tan concentrado en todas estas tareas, que llevaba al menos varios minutos sin mascar las hierbas del interior de su boca. 

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05/12/2019, 00:26
Hostigadores: Soldado Nuevo Guepardo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

Las órdenes repetitivas de Matagatos fue de lo último que escuchó. Decía lo evidente, que la gente se acercara a los fuegos encendidos y entrara en calor. Guepardo ya lo hacía sentado cuando, poco a poco comenzó a advertir cómo el hablar y gritar de los allá congregados se tornaba más y más confuso. El joven sacudió la cabeza, por si se trataba de algo de agua en sus oídos que repentinamente se los taponaba. Pero no. Las palabras comenzaron a ser más y más caóticas e imprecisas. Creyó entender a alguien diciendo algo sobre Piojillo y a otro sobre Sabandija. Las voces de los congregados se tornaron distorsionadas. De una manera perturbadoramente familiar.

Oh, por el jaguar. No, no, no...

Miró al fuego junto a él, de notables dimensiones, aportador de gratificante calor... pero nulo a la hora de dar luz.

¿Si el fuego crece... por qué cada vez hay más oscuridad?, se preguntó sabiendo y temiendo la respuesta. Si aquello había sido un mediodía nublado, ahora comenzaba a tornarse en una noche cerrada y oscura. Pidió al Jaguar que lo que iba a venir a continuación no aconteciera, pero aconteció. Repentinamente, de manera espontánea, todos los presentes comenzaron a arder. Era una llamas intensamente negras, sinuosas, bailantes, corruptas y crepitantes que envolvían con un sudario de sombras a todos y cada uno de los allí presentes. No. A todos no. Él había logrado que su Sombrío desapareciera tiempo atrás. Por otro lado los animales no parecían afectados. Ni tampoco la Pitonisa Khadesa... ni Dolor.

Le había llevado años comprender por qué unos estaban poseídos por lo Sombríos y otros no. Finalmente entendió la relación y a qué se debía aquello. Agachó la cabeza desalentado, cerró los ojos y se apretó las sienes con sus manos. Cuando los volvió a abrir... nada había cambiado. Cada miembro de la Compañía seguía envuelto en sus particulares sombras. Resultaba complicado para el hostigador discernir quien era quien o comprender qué demonios estaban hablando. Necesitaría emplear su voluntad para lograr ver a través de las negruras para identificarlos y poder comprender qué decían. Pretendió hacerlo, como tantas otras ocasiones, cuando súbitamente sintió un escalofrío recorrer su columna y cómo el vello de su nuca se erizaba. Se giró al notar una presencia tras de sí y allí estaba, Sacorroto. El hostigador enarcó una ceja y lo miró incrédulo.

- ¿Tú que haces aquí? - le preguntó, casi fastidiado por su presencia. Desde antes del asalto a la muralla de Galdan que el joven jaguar no había visto al espíritu del antiguo hostigador ejecutado por desertor. Aquel espíritu le había acompañado durante mucho tiempo solo para atormentarlo y burlarse de él... al intentar abrirle los ojos y mostrarle una realidad. Cosa que había hecho y por ello no esperaba verlo más, pues creía que por fin dicho espíritu había cumplido su propósito y encontrado la paz. El espíritu no dijo nada ni se movió. Tan solo observaba a Guepardo como si de una estatua se tratara. El explorador asintió con la cabeza, comprendiendo -. Tampoco es que tengas nada más que decirme - se respondió a sí mismo. Todo aquello era muy extraño. Cruzando el portal el k'hlata se convenció que los entes oscuros no lo harían, que se quedarían con Zon-Khuton. ¿Significa aquello que el resto de la compañía no había abjurado de la oscuridad de sus almas? No aquello no era posible. Todos no podían haber sucumbido. ¿Quizás sí? ¿O tal vez era ese lugar?

- Escapar de la sartén para caer en las brasas...

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05/12/2019, 01:55
[RIP] Compañía: Infantería: Matador.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

Matador había echado a correr y de repente no recordaba la razón.

A su lado una bella mujer de aspecto peligroso parecía estar bailando y otro hombre se aproximo e hizo lo mismo que ella.

¿Qué significaba todo esto?

Miro a su alrededor y se vio rodeado por un buen número de hombres armados.

Los esclavistas habían dado con él.

Observo con detenimiento los alrededores. Era extraño, los esclavistas parecían despistados, enfermos y ocupados en alguna otra cosa.

Sopeso las opciones, entregarse no era una de ellas.

Por un lado, podía tratar de internarse en el bosque y despistarles, aunque era la mas previsible. Por otro lado, podría fingir escapar por el bosque y esconderse en las ruinas cercanas.

No, ahora lo veía claro, no podían ser esclavistas. Pero entonces, ¿quiénes eran?

Había pasado mas tiempo del que pretendía pensando en todo lo que sucedía. Por suerte para él, su instinto sin embargo reacciono automáticamente y cuando se dio cuenta, había caminado un buen tramo en dirección a las ruinas sin dar la espalda a los desconocidos más cercanos.

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05/12/2019, 02:36
Hostigadores: Soldado Novato Indómito.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.


 

Indómito empezó a temblar muchísimo sintiendo todo su cuerpo estremecerse como un recién nacido asomando al mundo por la noche en la Gran Sabana. El frío le calaba todos los dedos de sus pies y manos que eran grandes además, pues estaba fortalecido de los combates reales y entrenamientos vividos.

No lograba pensar con lucidez juntando pensamientos siendo lo único posible observar por el rabillo del ojo a Cielo y a Rastrojo que estaban a su lado derecho, pero se veía incapaz de articular palabra alguna puesto que sus dientes se pegaban los unos contra los otros en un interminable titiriteo sinfónico.

Lo cierto es que el cúmulo de factores le hicieron percibirse decaído y atontado; casi adormecido; por lo que lo único que se le ocurrió como conato asomando fue sacar su manta de abrigo de la mochila y ponérsela por encima como bien otros de sus alrededores habían hecho ya.

Una vez puesta encima seguirá con el paso de sus compañeros en formación de cuña como había ordenado el Cabo Barril.

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05/12/2019, 03:18
Hostigadores: Soldado Nuevo Dolor.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

Por suerte, con secarme y mantenerme en movimiento consigo hacer que el frío se mantenga a raya. No es que haya recuperado mucha temperatura pero sí estoy seguro de que no avanzará a peor por el momento. La verdad es que el clima acá no tiene nada que ver con el clima de Cho'n Delor y de las tierras del Triplete, por lo que comienzo a creer que, de alguna extraña manera, estamos muy lejos de aquellas tierras en las que estábamos hace tan solo unas horas, aunque no sabría realmente decir cuantas.

Entonces escucho quejidos alrededor pues varios de los presentes parecen estar combatiendo con tormentos en su mente y perder su compostura por ello. De pronto, unas terribles imágenes comienzan a azotar mi mente con todo lo terrible que he vivido. ¡Toda mi puta vida ha sido una pesadilla! Mirar mi infancia, mi adolescencia y mi llegada a la adultez es mirar el interior de un espectáculo de sangre y sufrimiento. El maldito nombre que el Cabo Barril me llegó como anillo al dedo en incontables aspectos.

Pero no puedo permitir que eso me gane. Hago acopio de toda mi fortaleza mental para sacar de mi cabeza los momentos más traumatizantes y concentrarme solamente en lo actual, solamente en lo importante. Me quedo un momento perdido, congelado en mi sitio, mientras consigo calmar mis pensamientos y mantener las cosas como se debe dentro de mi cabeza. Es un trabajo difícil, jodidamente difícil, pero creo que dará resultado.

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05/12/2019, 10:08
Cuadro de Magos: Rastrojo, Segundo Mago.

DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

Rastrojo no quiso darle réplica a Serpiente para no entrar en otra discusión sin fin que acabara con los nervios del chamán e inflaran el ego del mago. Pensó en todos esos caballos que se quedaron en la orilla, y que podrían ahora estar cargando con las mochilas de la expedición del Cabo Barril, en lugar de emplear a un K'Hlata como Dolor para esa tarea.

Peores que bestias... así nos tratan...

El mestizo también se fijó durante el camino al edificio en las plantas. Era desmoralizador no conocer las especies que le rodeaban, no por dejar claro su desconocimiento, sino por lo lejos que debían estar de la sabana para que la vegetación hubiera cambiado tanto. Trató de contar una historia para subir la moral de la tropa. Se titulaba "el león que me salvó tres veces".

En una pequeña tribu, hace tiempo, había un niño llamado Topahu. Para ser considerado un adulto, las tradiciones dictaban necesario que el iniciado matara por sí solo a un león. Topahu cogió su cuchillo y emprendió un viaje para cazar el trofeo que le permitiría tener derecho a ser considerado un hombre. Caminó dos lunas, vaciando sus provisiones y cansando sus pies. Al tercer día se percató de unos ojos que le observaban desde las hierbas altas. ¡Era un león!

Topahu era consciente de que estaba en desventaja. Debía usar su inteligencia para vencer al león, pero no había cerca ningún árbol al que trepar ni ningún desfiladero que usar en su provecho. La ocultación más cercana se lograba corriendo hasta las altas hierbas en las que acechaba su enemigo, es decir, corriendo hacia la muerte. Consciente de su vulnerabilidad, a Topahu le pudo el miedo. Huyó a la carrera, a pesar de que sabía que un león era más rápido. Sin embargo, cuando miró atrás, el león no le perseguía. El león le perdonó la vida, y ese fue el primer regalo del león a Topahu.

Tras la tercera luna, subido a un árbol, Topahu localizó una zona de caza de una manada de leonas. Las observó y contó. Los oídos de Topahu también captaron un maullido agudo, el de una cría de león. Se había separado del resto de la camada. Topahu aprovechó a que las leonas se lanzaran a por un ñu antes de bajar y localizar a la cría. Una leona adulta le salió al paso, protegiendo a su hijo, y Topahu se vió obligado a retroceder. La leona le persiguió despacio, y cuando decidió que ya lo había ahuyentado lo suficiente volvió a por la cría, la agarró por el cuello con las mandíbulas y la llevó con el resto de la camada.

Topahu se sentía niño. Había tenido dos oportunidades y las había desperdiciado por tener demasiado miedo. Decidió volver a su pueblo y esperar a crecer un año más para ser más fuerte y más alto. Ya no le quedaba comida en su zurrón y estaba hambriento. Al pasar en el camino de vuelta por las hierbas altas, el león ya no acechaba: estaba al descubierto, tumbado. Topahu se acercó con intención de sorprenderle dormido, pero el león estaba despierto. Era viejo y estaba enfermo. Ambos se miraron. Fue entonces cuando Topahu entendió el motivo por el que no había sido atacado la primera vez: el viejo león sabía que iba a morir, lo había aceptado y había decidido no arrebatar ninguna otra vida hasta que la muerte se lo llevase. Topahu era esa muerte a la que el viejo león esperaba. El león le ofreció a Topahu su vida, y ese fue el segundo regalo del león a Topahu.

Al tener que arrastrar el cadáver del león durante la vuelta, Topahu viajaba más despacio. Pero aquel león era la prueba que necesitaba para convertirse en adulto y no iba a renunciar a ella. Sin más comida para alimentarse, y con las fuerzas huyendo de su cuerpo, Topahu hizo un alto. Con su cuchillo abrió el pecho del viejo león, tomó su corazón y lo comió. Topahu evitó morirse de hambre, y ese fue el tercer regalo del león a Topahu.

El león le convirtió en adulto. El león le entregó su corazón. El león le dio el valor que habitaba en su corazón.

Semanas más tarde, Topahu enfermó por haber comido la carne de un león enfermo. Su padre trató de echar a Topahu de la cabaña de la familia, pero a pesar de estar enfermo, Topahu era ya un adulto y pudo echar a su progenitor al suelo. Lo tenía a su merced, pero en lugar de matarlo le perdonó la vida. Topahu dejó la cabaña y durmió sobre las cañas que había reunido para hacerse su propia casa, que la enfermedad le había impedido empezar a construir. Para pedir perdón a su padre, Topahu se alejó de la aldea y, tambaleante por las fiebres, cavó para conseguir raíces y batatas.

A la mañana siguiente, el padre de Topahu encontró a la puerta de su choza un cuenco con toda la comida que su hijo había recolectado y el cuchillo de caza que había matado al viejo león. Topahu hizo tres regalos a su padre: perdonarle la vida, darle alimento y el orgullo de haber tenido un hijo que se había convertido en hombre. Nunca encontraron el cuerpo de Topahu, eligió el lugar apartado en el que morir como lo había hecho el viejo león. Y por la sabana aún corren dos espíritus sabios y valientes: el espíritu de Topahu y el espíritu del viejo león.

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05/12/2019, 11:26
Infantería: Soldado Nueva Derviche.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

No, no había manera. Moverse, saltar, patear... no conseguía que el frío la dejara en paz, al contrario. Parecía imposible, pero aunque había hecho todo lo que el sentido común le dictaba para conseguir entrar en calor sin desobedecer las órdenes (ya que las hogueras que estaban encendiendo en un par de puntos, alejados de donde estaban, la llamaban de un modo poderoso), sólo sentía un espantoso y gélido entumecimiento que iba en aumento. Le castañeaban los dientes, y sus manos dolían al agarrar su cimitarra o su escudo, por suerte o desgracia no así sus pies, que ya ni sentía.

Estaba torpe, rígida, y se sentía mal. Maldito el momento en el que dejó su manta atrás, ya ni recordaba dónde. Claro que ahora estaría empapada, y posiblemente de bien poco serviría también. 

Pero debían andar, tiritona o no, enferma o no. Barril, con extraños ruidos de por medio, había sido claro. Andar. Y en eso estaba focalizando todo su empeño, su esfuerzo.

No parecía que nada raro les rodease, aunque algunos estaban sin duda empezando a sufrir las consecuencias del frío en sus cuerpos e incluso en sus mentes. Unos desbarraban, otros se desmayaban. El chamán Rastrojo, no muy lejos, empezó a contar una historia, y Matador, a su lado, andaba de espaldas. Pero Derviche no les prestaba atención, demasiado concentrada en sí misma y sus problemas como para detenerse en los de los demás...

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05/12/2019, 12:07
Instrucción: Recluta Piojillo.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

Finalmente conseguimos encender la hoguera. Su calor reconfortante, sin embargo, parece no llegarme. Tiemblo completamente aterido de frío, sin que las llamas parezcan ayudar.

Me quedo mirando el fuego. Es como si las llamas tomasen un color azulado, como si no fuesen algo que diera calir. Mis ojos se quedan fijos en el fuego hasta que, de pronto, todo se va a negro.

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05/12/2019, 12:30
Infantería (P): Cabo Barril, Jefe de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.



 

Hacía mucho frío. Coño, Barril se encontró echando de menos los fuegos del Averno por donde habían pasado, allí al menos se estaría caliente. Estaba por jurar que era un helor sobrenatural, ya que atenazaba los cuerpos con una celeridad pasmosa, como si les congelara por dentro. Que no estaban en el Reino Pastel ni en la Gran Sabana era algo que podía deducir hasta un tipo lerdo como él. Y no sólo eso, parecía que el viaje a través de... de donde fuera que hubieran estado había vuelto a los hombres medio locos, trastornando sus seseras. Si hubiera algo más que mover dentro de ese casco, puede que Barril se hubiera visto afectado por ello, pero no era el caso afortunadamente.

Pensó en sacar la manta para abrigarse, pero no sabía si estaba mojada y sólo le impediría defenderse si tenían problemas, así que escurrió como pudo su Capa y se la echó por encima para tratar de conservar el calor que debía producir su oronda figura.

— Vamos pellejo, muévete. Si te viera Destello se descojonaría de ti. — Rumiaba interiormente sus pesares.

La capa curiosamente había resistido el agarre del agua, como si en su superficie resbalara más que calara el líquido al que se había visto expuesta. Notaba que le protegía, miró el broche de plata en forma de cráneo sin mandíbula inferior y sintió el orgullo que todo miembro digno de la Compañía debía sentir al vestir esa prenda.

— ¡Sí Capitán, como ordenes! Ya habéis oído, a paso ligero hasta la iglesia. — El Cabo echó un vistazo al estado de la tropa. O encendían un fuego rápido al llegar a la iglesia o no iban a explorar una mierda, no sin dejar las teas por el camino. Y menos si tenían que estar preocupados de los estados mentales alterados de varios de ellos.

Matador y Preocupado os quedáis aquí con el resto. No estáis aptos para la misión. Calentaros en la hoguera y luego recoged leña si es necesario. Quedáis a las órdenes del Cabo Ponzoña. — Barril no sabía ni si le harían caso, pero que vinieran con ellos sólo les causaría problemas a la hora de actuar como una unidad. — ¡Cabo Ponzoña! Te dejo  a este par de peces congelados aquí para que entren en calor. Grita Barril mientras señala a Matador y a Preocupado.

— Será mejor encender fuego antes de explorar si os parece, porque visto la intensidad y rapidez con que nos conquista este helor del Infierno puede que no seáis capaces de dar dos pasos antes de caer muertos. Esto desde luego no es la Gran Sabana, menudas mierdas de climas que nos tocan, o se te asan las pelotas dentro de la armadura o se te congelan hasta las uñas. Vosotros decidís en todo caso. — Barril hace un gesto de concesión a los Hostigadores, que eran los que debían valorar sus propias fuerzas.

Mientras avanzaban en la nueva formación retocada tras retirar a dos de sus miembros Barril se volvió hacia Analista, que le había pedido una charla hacía uno momentos.

— Tendremos esa charla en cuanto lo digas, señor Analista. Ojala sea al lado de un buen fuego. — Barril se preguntó por un momento si Analista habría conseguido cargar los Anales de la Compañía antes de partir. Observó las alforjas de los caballos por un instante, para luego dirigir una mirada de reojo a Pelagatos. ¿Qué tal le irá al chico con su proyecto? No pudo evitar preguntarse por un segundo.

Por último le distrajo la historia de Rastrojo, que escuchó mientras braceaba. Sin duda Barril se hubiera comido el corazón lo mismo que el K'Hlata del relato, pero como el orondo Cabo había comido cosas que harían vomitar a una cabra, pues no quedó muy conforme con el final. Esperaba que la historia les sacara el frío del cuerpo al menos.

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05/12/2019, 16:22
Infantería: Soldado Novato Grito, Segundo de Infantería.

DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: QUINCE DEL MES.

PASADO EL MEDIODÍA. - NUBLADO.

El frío resultaba mucho más intenso de lo esperado, quizá fuera el viento helador o la ausencia de sol, pero aquella humedad penetró en el cuerpo de Grito como si de un cuchillo se tratara.  Las incipientes hogueras comenzaban a tomar posiciones en la playa, mientras la infantería iniciaba su marcha hacia la iglesia.

Los ojos de los hombres buscaban enemigos y amenazas en el horizonte o entre los arbustos, pero no había que irse tan lejos para ver al enemigo, la hipotermia campaba a sus anchas entre la compañía y los primeros estragos no se hicieron esperar cuando Matador y Preocupado parecieron comenzar a delirar y tiritar.

El cabo Barril se dio cuenta al instante de la situación y procedió a sacarlos de la columna, no estaban en disposición ante un posible ataque y podían resultar más una carga que una ayuda en aquel estado.  El propio Grito amarró con fuerza su lanza intentando centrar su mente en ella y olvidarse del frío, como si de alguna manera se estuviera probando así mismo, para comprobar que no sería una carga llegado el momento.

La columna se reorganizó ante las dos bajas, Grito paso a la parte delantera junto al propio caboSeñor, quizá sería bueno que los caballos y heridos esperaran también junto al fuego, este frío no nos dejará fácilmente y puede ser que estas no sean las únicas bajas antes de llegar a la iglesia... en caso de emboscada serán un blanco fácil.

Grito no esperó respuesta pues no era su intención iniciar un debate, las decisiones solo le correspondían al cabo y sin duda aquello tan solo era algo para que lo tomara en consideración. El soldado del león siguió firme el paso en su posición y clavo la vista en el horizonte.