Partida Rol por web

Poco a poco la luz de la mañana va entrando en vuestros cuartos y os despierta.Vuestros movimientos son lentos y el dolor es mayor que anoche,os duelen todos los músculos como si algún enorme carro os hubiera pasado por encima una y otra vez

Unos golpes en la puerta os obligan a levantaros de la cama y al abrir un esclavo os entrega una nota en la que se os solicita acudir al patio de entrenamiento siempre y cuando vuestras heridas os lo permitan 

Me encontraba en el Gran Salón de nuevo. Alrededor mío todo el mundo bailaba como si no hubiera pasado nada, pero alrededor mío todo era destrucción. Caminé entre las parejas que se movían al compás de la música ajenos totalmente al entorno. Les miraba las caras y no vi nada en ellas. Cuencas vacías adornaban caras inexpresivas que no miraban hacia ningún lugar en concreto.

En las caras identifiqué a los compañeros muertos, a sus familias y a los desaparecidos. Intentaba encontrar a alguien vivo entre aquel baile macabro de cadáveres per no había nadie allí. A lo lejos escuché unas voces. Me giré y vi a un grupo de personas de pie sobre el escenario, junto a los músicos que solo se dedicaban a tocar sin prestar atención a quién tenían como público.

Las personas se reían, me señalaban y seguían riendo. Los identifiqué como el grupo de atacantes que se jactaban de lo que habían provocado allí. De golpe, se echaron a un lado, y del fondo del escenario, pasando por en medio de violines, llegó Eda caminando. Blanca, inexpresiva, como los bailarines que ocupaban la pista. Sus ojos vacíos ya no emitían aquel brillo que tenía ayer noche y su boca no se abría. Su vestido estaba destrozado y mostraba buena parte de su cuerpo, y una gran mancha roja cubría la parte inferior de su cuerpo.

De repente echó manos a su vientre y hundió sus manos en él emitiendo un grito desgarrador que se incrustó en mi cerebro. Clavaba sus manos más y más adentro hasta que las sacó empapadas en sangre y con una masa sanguinolenta en ellas. Lo alzó con una mano y me lo lanzó a los pies en la pista. Me eché hacia atrás para esuivarla, y entonces me di cuenta de que todo el mundo había dejado de bailar y estaban detrás mío observándome.

Miré al suelo e identifiqué lo que Eda había tirado. Era el bebé, el feto que llevaba en su interior. El feto de golpe abrió los ojos y me miró.

Desperté de golpe, incorporándome en la cama al escuchar unos golpes en la puerta. Agradecí internamente a quien fuera que había interrumpido esa horrible pesadilla. Me levanté sin ponerme nada encima y abrí la puerta. Un esclavo me entregó una nota.

Gracias.  - dije escuetamente.

La nota nos emplazaba a bajar al patio de entrenamiento. Me estrañaba que quisieran continuar los entrenamientos justo el día después de la masacre, pero iría antes de acudir a la enfermería a comprobar el estado de Eda. Aquella pesadilla me había dejado bastante preocupado por su salud y deseaba volver a verla otra vez.

Me aseé un poco y miré la herida de bala de mi hombro. Tenía buen aspecto, pero aún me dolía cuando intentaba moverlo más de la cuenta. Me vestí poco a poco y salí de la habitación hacia el patio. Aún me dolía todo el cuerpo y mis pasos eran lentos y pesados. Sólo esperaba que no nos obligaran a hacer demasiado ejercicio.

La noche había sido intensa, pequeñas imágenes del combate venían a su mente mientras miraba por la ventana, nadie podía impedir que se hiciera de día o de noche, por suerte la naturaleza siempre ganaba en cualquier situación. Golpes en la puerta hizo que se dirigiera a ella, no llevaba ropa para variar, así que volvió a abrir la puerta desnudo, sin pensar en el pudor que en la ciudad había sobra la desnudez y en el caso de que fuera una mujer quien estuviera detrás del trozo de madera que separaba su habitación del pasillo.

Miró al hombre o mujer como si nada pasase y cogió la carta que le tendía este. - Gracias, muy amable. Esperó unos segundos por si le comunicaba algo y luego cerró la puerta. A su mente vino la imagen de un hombre que aunque fuera su mentor no acudía a el casi nunca al contrario de sus compañeros que vivían como crías detrás de su mentor, habló para sí mientras abría la carta, miró texto  y quien la firmaba. - Luego buscaré a Douglas para ver si no esta muerto. 

Le habían citado en el patio de entrenamiento, se vistió cómodamente y salió al pasillo.

Observó unos segundos el pasillo tanto para un lado como para el otro y luego cerró la puerta de su habitación para dirigirse dirección al patio de entrenamiento, si por el camino veía a Douglas le saludaría con la mano y le sonreiría para mostrarle que se alegraba de que estuviera con vida. Aunque podía darse el caso de que fuera otro de esos infiltrados que atacaron anoche, posiblemente fuera un compañero más pero no descartaba la posibilidad.

De hecho tu mentor aparece en tu puerta justo cuando tú sales.El chico lleva un brazo en cabestrillo y cojea pero una sonrisa le cruza la cara al verte

-"Me pareció verte anoche ayudando a los heridos,Elric.Me alegra verte bien,tío y quiero darte la enhorabuena,vi cómo salvavas a esa chica de ser atravesada por una lanza.Esas garras que te hiciste fueron una idea fantástica.Vamos,supongo que te han citado en el patio como a mi"-dice mientras os dirigís hacia allí

Volvi a abrir los ojos nuevamente, habian pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo. La adrenalina desapareció en cuanto mi cuerpo toco la cama. Dormi tranquilo aunque tuve algunos mareos matutinos, posiblemente por el uso de la luxina el dia anterior. No era suficiente como para incapacitarme, era mucho mas parecido a una pequeña resaca por haber bebido demasiado la noche anterior.

Todo lo que podia hacer hoy era recuperarme, al menos hasta que se requiriese mi presencia. Todo estaba demasiado reciente y mi mente buscaba posibles diferentes resultados a las acciones de la noche anterior.

Me levante de la cama y me toque la frente, bueno era una pequeña cicatriz, podia haber sido mucho peor las balas suelen tener un efecto bastante nefasto en las personas esta solo me habia rozado aparentemente. Tome mis ropajes limpios y me los puse con serenidad hasta que perfectamente uniformado empece a revisar la nota que habia llegado esta mañana.

Enserio no estaran pensado en mas entrenamiento hoy? Bueno tendria sentido a nivel tactico pero dudo mucho que las heridas se hayan curado tan rapido.

Bueno es hora de ver que demonios quieren ahora. Tal vez haya mas noticias de lo de ayer.

Sali con renovadas fuerzas de la habitación, la pespectiva de volver a entrenar y usar mas luxina verde actuaba como una especie de zanahoria que hacia avanzar el carro de mi fuerza de voluntado escaleras abajo hasta los ascensores. Luego el patio.

Camine como si no me hubiese pasado nada la noche anterior, como si todo esto fuese lo mas normal del mundo para mi.

En cierta manera asi lo era....

Dolor.

Ya lo había sentido antes, algunas veces había sido mucho peor de lo que sentía su carne en ese momento, pero el dolor verdadero siempre se lleva por dentro. La falta de Liandra, la muerte de la familia de Naya, la muerte de toda aquella gente que había compartido un trozo de pan y una palabra amable en el comedor, eso dolía tanto que casi no podía respirar. El olor de Liandra le reconfortaba en parte pero también hacía más patente su ausencia, más insoportable y dolorosa, pero por mucho que hubiera querido le hubiera sido imposible levantarse de la cama. Estaba vacío, sin fuerzas y sin ilusión. Solo se había sentido así una vez, cuando le vendieron como esclavo y le dieron su primera paliza con 4 años, pero esta vez tenía motivos para levantarse, la venganza.

Alguien llamó a la puerta de su habitación y la encontró vacía y escuchó que alguien gritaba su nombre. Con gran esfuerzo y piernas temblorosas se levantó de la cama y llegó a la puerta para decir

"Aquí..."

El esclavo le mira perplejo, como si no esperara encontrarle allí, y le tiende una nota que le apremia a reunirse en el patio de entrenamiento. Antes de que le pueda preguntar nada más sale a la carrera a entregar otra nota.

El patio de entrenamiento. Solo puede ser por tres motivos, castigarnos por no habernos dejado coger por sorpresa, una ejecución de uno de los atacantes o una expedición de rescate...... Espero que sea la tercera, sino tendré que ir detrás de ellos yo solo.

Flit volvió por una última vez la vista a la habitación de Liandra y lo vio. No lo había visto ayer por su estado pero, junto a la cama, seguía la figurita que Flit le había trazado nada más entrar a la cromería. No se había deshecho, y ella la guardaba, no había que decir mucho más.

Con un esfuerzo supremo llegó a su habitación y se pasó por encima una vestimenta amplia y modesta. Todo le dolía, y una parte de su ser quería quedarse en aquella habitación, su parte azul, pero la roja dominaba, la roja clamaba venganza, palpitaba por el amor de Liandra. Un amor que podía ser, o al menos Flit lo soñaba, correspondido por aquella mujer. Un rápido portazo y estaba en camino, con una lentitud exasperante debido al balazo en las nalgas, pero en camino.

Miró a Douglas cuando apareció, no le había visto en el salón pero claro no iba a fijarse en todo el mundo, al menos por sus heridas puede moverse por si solo. 

- Veo que no has muerto, me alegro. No se usar otra cosa, nunca he cogido una espada, ni creo que la coja, las veo muy superficiales y lo que llamáis armas de fuego de cobardes, me gusta como combate un animal, por instinto, intenté hacerme los colmillos pero no supe moldear la luxina en mis dientes, tendré que practicar eso. Sí tengo la carta para ir al patio.- Asintió al chico con lo último y le siguió.