Partida Rol por web

Atrás quedó aquella noche infernal como el simple recuerdo de un sueño que se extendió por todas las horas de oscuridad y que puso tu cerebro al borde de un colapso mental.

La luz de la mañana hizo olvidar los miedos y los temores, y hoy, ya pasada más de una luna, te encuentras de nuevo con tranquilidad en tu trabajo cerca del camposanto.

Una reyerta de taberna te ha dejado con más faena de la que podrías pensar. Tres cadáveres, entre ellos el de una bella dama de moral disipada, joven como un amanecer y mustia como una flor al final del estío.

A tu cabeza vienen las imágenes de aquel libro y los momentos vividos en el sueño, por primera vez en muchos tiempos. ¿Como sería si pudieras revivir a una preciosidad como esta, modelándola a tu antojo?

¡Por Dios Alexandros... ¿como se te ocurre semejante cosa?!

Se me ocurre, sí, claro que se me ocurre. Pero lo cierto es que sería algo fabuloso, ¿no? Sí, tal y como esos monstruosos seres que me atormentaron anoche, poder operar en ella prodigio semejante, levantarla de la tumba transformada en lo que yo quisiera... moldear su carne y su hueso, contemplar extasiado la victoria sobre la Muerte... 

Concéntrate, Alexandros. Tienes mucho trabajo.

Deslizo entonces un algodón empapado en alcohol por el cuerpo desnudo de la joven, limpiando la sangre y la suciedad de su piel, dispuesto a proceder al embalsamamiento. Ella era pobre. Será lo básico, nada ostentoso, que aguante lo justo sin apestar para que la entierren en la fosa común y ya está. En un cuarto de hora, habré terminado.

Los otros son distintos. El uno era un conocido pendenciero de la ciudad, el tercer hijo de uno de los terratenientes del lugar, un imbécil que, como sabe que no ha de heredar nada porque todo se lo llevarán sus hermanos mayores, se dedica a gastar la hacienda familiar en juergas y prostíbulos. Con ése sí habrá que esmerarse, porque la familia querrá un sepelio por todo lo alto, y querrán transformar la historia de su muerte en algo noble. ¿Qué contarán? Mentiras, supongo. Dirán que la dama fue asaltada por el otro y que éste salió en su defensa, quizá. Sí, porque el otro... El otro no me es desconocido del todo tampoco, creo haberlo visto de cuando en cuando por alguna parte. Hum, esto ha de traer cola, sí, el pueblo no se va a quedar de brazos cruzados después de semejante carnicería.

La furcia está limpia, ahora solo hay que introducir en sus orificios más algodón empapado en alcohol para evitar que salgan fluidos y olores de dentro. Eso y una mortaja simple, serán todo lo que pueda pagarse. Es una lástima, pero tampoco la Muerte es tan justa y equitativa como dicen. Algunos mueren y son perfumados y ataviados con prendas caras, otros mueren y poco menos que son arrojados a un agujero. Ni siquiera Ella nos trata a todos por igual.

Mientras estás en las cavilaciones, sobre qué deberías hacer, sobre cómo la muerte trata a todos (y esperas que no quiera concoerte en mucho tiempo) el tiempo pasa con rapidez a tu alrededor. El sol que entraba por la ventana va bajando poco a poco y a eso de después de Nonas, escuchas un pequeño revuelo en el exterior, cerca de la zona de enterramientos.

Es posible que los familiares de los cuerpos que has estado cuidando para su entierro ya comiencen a llegar. Resulta fastidiosa esa parte, pero para eso te pagan y para eso deseabas trabajar.

Ahora que te das cuenta, es un trabajo gratificante este, el de trabajar con los no vivos. Ellos no se quejan si lo haces mal.

Un poco después tocan a la puerta.

He tenido tiempo de asearme un poco, gracias a ese ruido que han formado. Vestido con una camisa blanca, limpia y recién sacada del baúl, y adecentado para ocultar las manchas de sangre y perfumado para ocultar el olor a descomposición, abro la puerta.