- Me gustaría salir cuanto antes, a poder ser. Voy a alistarme, deme un momento.
Volví a entrar en mi habitación y me alisté con las mejores ropas que tenía, me lavé la cara para quitarme las legañas y me mojé la cabellera para no ir con los pelos echos un desastre, pues me acababa de levantar.
Preparé varias cosas para el largo viaje que metí en un baúl, una bolsa que contenía el dinero que tenía ahorrado hasta el momento, varias mudas de ropa, libros para entretenerme por el camino y herramientas de escritura, papiros, pluma, tinta y tintero por si hicieran falta.
Una vez listo salí de nuevo dónde me esperaba el carruaje. - Muy bien, todo listo para partir.
El mensajero se extraña de tu rapidez, esperando al menos algunos días para poner tus asuntos al día, pero no rechista nada. Abre la puerta donde hay un sello parecido al que viene en tu carta.
En el interior, ves un lugar acolchado, tranquilo y con un par de linternas, donde puedes sentarte y casi recostarte cómodo.
Vas tu solo en el carruaje. Tus bártulos vienen detrás y en el lugar superior. Hay una pequeña cesta con viandas en un lado del vehículo que descubres que tiene amortiguadores de calidad y un par de buenos caballos de tiro.
Te sientas en ella y los cascos del caballo retumban contra el adoquinado.
El viaje ha comenzado. ¿Cuanto durara?