La habitación estaba silenciosa. Solamente interrumpida por el sonido del viento entrando por las ventanas. Durante la ultima semana habías vivido a base de col hervida y poco más, hasta que llego el dinero que tus hermanos te mandaron y pudiste cobrar el último trabajo que habías hecho. No son muchos los trabajos que le salen a un cartógrafo, pero pudiste hacer algún que otro retrato mediocre y eso te permitió comprar pan fresco y carne seca.
Pero esta última semana algo ha ido mejor. Te ha salido un encargo que te permitirá tener un poco más de soltura económica mientras puedes dedicarte a lo que realmente te gusta, que es dibujar los mapas, como si fueras un explorador. Como si el mundo que creas saliera de tu propia imaginación.
Sobre la mesa, cubierta de papel de dibujo, está tu pluma soltando tinta sobre un paño sucio y junto a unos esbozos de un lugar en la costa oriental de las indias. Matarías por haber estado allí. Por que tus recuerdos guiasen tus trazos y no la imaginación.
La madera del piso cruje al poner el pie en él y la luz de la vela arroja un resplandor anaranjado sobre la habitación. Cuando reparas que sobre tu mesa hay un paquete envuelto en papel marrón con una cuerda rodeándole.
Eso no estaba ahí cuando te acostastes. Y tu puerta sigue aún cerrada, pero la ventana continua entreabierta. ¿Será eso lo que ha hecho que te despiertes?
Me dirijo al mueble donde estan la Jofaina y la palangana a lavarme la cara para acabar de despertar antes acércame a la mesa donde esta ese paquete que yo no había dejado. Cierro la ventana antes de tomar el paquete sopesándolo con cuidado unos instantes mientras lo miro para ver si tiene algo escrito o alguna nota.
El paquete es pequeño, tanto que cabe en el puño y parece primorosamente doblado y cerrado con la cuerda. El paño cruje al cogerlo, pues cuando lo tomas te das cuenta que poner papel alrededor sería algo extrañamente caro, pero la tela que lo recubre es de color marrón oscuro, de sarga basta.
Tras lavarte el rostro, sigues sin ver claro que encima de tu mesa haya aparecido un paquete. Entonces cuando vas a abrirlo, oyes golpes en tu puerta.
Dejo el paquete sobre la mesa para dirigirme a la puerta vestido con un calzón y una camisa de lino blanco -¿Quien va y que se le ofrece a esta hora? -Acaricio el garrote que reposa enganchado de un clavo cerca de la puerta-
- Mensaje para el señor Clerici.
No se escucha mucho más. A estas horas, un mensaje. ¿Que deben ser? Hará cosa así de una o dos horas que se ha puesto el sol
Abro la puerta con mucho cuidado lo suficiente para ver la cara de mi interlocutor -¿Que se le ofrece a esta hora?-
Cuando abres la puerta ves a un hombre corriente, moliente y del montón, con ropas vulgares como su rostro, pelo desaliñado, sucio y apuestas que hace más de un par de meses o tres que todo lo que hay en él (y él mismo) necesitan un baño.
- Mensaje de mi señor
Pero no parece importarle nada. Te tiende una carta. Tiene lacre negro y un sello. Y el tipo parece que espera una propina o algo parecido.
Me giro para coger la bolsa de monedas que tengo sobre la mesa y saco un par de monedas para dárselas al mensajero después de tomar la carta.
-Buena noche tengáis buen hombre-
Cierro la puerta y me dirijo a la mesa donde esta el paquete misterioso y la carta para disponerme a abrirlos, primero el paquete observando su contenido luego la carta para leerla con atención.
El hombre acepta la propina, mirando las monedas y luego se marcha corriendo como si esperase que le fueses a quitar lo dado.
En el silencio de la oscuridad, cierras la puerta de tu casa desenvolviendo el paquete que contiene un estuche con plumas de ganso, tinta y papel nuevo, de la mejor calidad que jamás hayas visto.
Además hay un mapa que señala una localización cerca de la zona de turquía.
Observo los objetos que hay dentro del paquete con suma delicadeza y tras observarlos durante un rato, tomo la carta con cuidado quebrando el lacre que con un estilete y leo su contenido
La carta es un manuscrito más que sencillo.
"buscar la verdad y no leerla en los mapas es el objetivo de todo cartógrafo que se precie"
Algo que averiguas espn el paquete, es que tiene un compartimento secreto donde hay bastantes monedas de oro como para emprender el camino al fin del mundo.
¿por qué estaría señalada esa zona? Según tus cálculos y cartas, ahí no hay más que bosque y quizás muerte
-¿Quien en su sano juicio me manda una cantidad obscena de dinero y un mapa marcando en medio de ningún sitio?
Miro de nuevo el paquete y el mapa unos instantes antes de corretear por la habitación preparando todo para una expedición que un generoso y misterioso mecenas me ha propuesto de una manera con atípica. Dejo la habitación para emprender el viaje.
No es que tengas muchas pertenencias, pero las que tienes las empacas con poca dificultad en un hatillo que terminas echándote al hombro, antes de cerrar la puerta y mirar hacia atrás.
Dime que haces ahora o como te tomas el viaje y que cosas te has llevado.
Me arrebujo con la capa cerrándola sobre el hombro con un broche de latón, bajo la capa compruebo la daga sujeta al cinto antes de cerrar la puerta y guardar la llave dentro de un bolsillo de la capa. Tras mirar en ambas direcciones durante unos minutos en la calle, empiezo a andar hacia la taberna que este abierta mas cercana, con la intención de hablar con el dueño de un carruaje para negociar con el.
En el hatillo lleva un par de mudas de ropa para el viaje, el estuche con los instrumentos para dibujar, papel y una daga en el cinto.
Frente a tu casa, en una taberna cercana que tiene establos, parece que te alquila un carruaje por un módico precio.
- A dónde quiere que le lleve, caballero - te pregunta el cochero de alquiler.